Comunidad ex-Testigos de Jehová

Versión completa: El horror escondido dentro de mi
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Saludos a todos

Llevo más de 30 años sin pisar un Salón del Reino, creí que había borrado todo eso de mi mente, pero no.
Hace como un mes o poco más, estaba con mis hijas, era una de esas tardes que estás jugando con ellas y ves esas risas, ese brillo en los ojos, esa felicidad especial que tienen los niños que se esparce por todo el ambiente. Y de repente me vino todo otra vez encima, me entró una especie de ataque de rabia y angustia y tuve que irme de la habitación, mi mujer me preguntó que que me pasaba y se lo conté, me había acordado de cómo me quitaron mi infancia y primera adolescencia en una secta, esa debe ser la misma sensación que tiene alguien que ha pasado por una situación traumática, la borra de la memoria y de repente vuelve cuando menos te la esperas.

A pesar de que no puedo calificarme propiamente como ex-Testigo de Jehová porque nunca llegué a bautizarme, sí que me considero afectado por la secta, por eso y por si mi experiencia puede ser de ayuda a los demás, me he registrado en este foro.

Mi relación con los Testigos comenzó cuando tenía 5 años, en 1972, cuando justo en el momento en el que mi familia acababa de perder un familiar una pareja de precursores llamaron a la puerta. 

Mi madre y mi abuela comenzaron un estudio bíblico casi de inmediato y comenzaron a asistir a las reuniones que de aquella eran clandestinas en España, ya que la secta estaba proscrita, éstas se celebraban en casas y locales discretos sin ningún tipo de rótulo y procurando pasar desapercibidos, mi madre me llevaba a esas reuniones. Tanto ella como mi abuela se tomaron "la verdad" con muchas ganas y comenzaron su labor de predicación entre familia y amigos de un modo tan vehemente que las llevó a tener discusiones y problemas con varios de ellos. Recordemos que en esos años el Armagedón estaba a la vuelta de la esquina y que no íbamos a pasar del otoño de 1975. Poco después de su conversión se bautizaron, creo que en 1973. Mi padre estaba horrorizado con todo aquello y eso nos llevó a una muy mala situación familiar y a la ruina del matrimonio de mis padres, gracias Jehová por bendecir a mi familia.

También comenzaron mis estudios bíblicos acelerados ya que debía hacerme digno a los ojos de jehová de pasar al nuevo orden y evitar mi destrucción y ser pasto de las aves del cielo, porque en el amoroso plan de Jehová Dios sólo se libraban de una muerte horrible los que fueran Testigos. 

Mi infancia consistió en Biblia, reuniones, atalayas y despertares, libros de colores, acompañar a la predicación... 
En aquella época había 3 reuniones semanales, una que llamábamos "estudio del libro" de 1 hora los martes, otra los jueves de 2 horas y otra los domingos de otras 2, el Salón no quedaba cerca y las reuniones siempre se alargaban más de lo previsto y solían acabar bastante tarde los martes y jueves.
Entre el colegio, preparar las reuniones y asistir a las mismas, el estudio bíblico, acompañar a la predicación y demás, apenas tenía nada de tiempo libre, no bajaba a jugar a la calle con los demás "mundanos" ya que jugar no era de provecho, los libros de aventuras y los tebeos (cómics) eran tonterías, la televisión estaba llena de cosas inicuas... y estando el fin tan cerca nada debía desviar nuestra atención de crecer espiritualmente, cualquier esfuerzo era poco. Por supuesto yo leía todos los libros de aventuras o de lo que no fuera bíblico que podía, todos los cómics que caían en mis manos, veía todas las películas "inicuas" que echaban sin que mi madre se enterase y por supuesto jugaba con los mundanos a la mínima oportunidad.

Yo siempre fui una persona que se cuestionó todo, desde mi niñez nunca me gustó nada de aquello, en realidad lo odiaba con toda mi alma, desarrollé el "superpoder" de desconectar totalmente mi mente del entorno como defensa para aguantar todo aquel horror y aburrimiento. Siempre fui mundano, inicuo desde el primer día, carne de Gehena... y me gustaba.
Para aguantar el tirón me inventaba situaciones a base de imaginación, por ejemplo alguna vez en las reuniones yo era un miembro de "la resistance" en misión secreta en un congreso de las SS, iba uniformado como ellos y tenía que comportarme como ellos para que no me descubriesen, dar vivas al Fuhrer que discursaba, otra vez la historia era la de la peli de "la invasión de los ultracuerpos" estaba rodeado de malvados extraterrestres que si me descubrían me meterían en una vaina y me convertirían en autómata como ellos. Así transcurría mi doble vida en la infancia, todo ello aderezado con un "sano" temor de Dios que previsiblemente me iba a destruir inmisericordemente.

Continuo más tarde, que me estoy extendiendo mucho para un solo post.

Muchas gracias a todos Shy
Bienvenido, que bueno quebte hayas decidido a participar y por su puesto que tu relato ayuda a muchos y esperamos tambien poder ser una ayuda para ti, estaremos atentos a tu participacion.
Bienvenido, gracias por compartirla.

¡Ah! Compartimos "superpoder".

Un saludo.

forista209

Bienvenido!!
Tu experiencia me recuerda muchísimo también a las sensaciones que tuve cuando perdía mi juventud entrando en este fraude de religión allá por 1971.
Sólo matizar que los "Testigos Cristianos de Jehová" fueron inscritos en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia el año 1970 (nº 024-SG/A // 000068, del 10/07/1970)
Para 1971 en mi ciudad del sur de España ya teníamos salón del reino.
Esperamos con interés el resto de tu relato que seguro será de provecho para alguien.
Un saludo cordial.

forista10

Bienvenido y.... Gracias a ti... Me has tocado el corazón...
Pues lo de ese dato de que ya eran legales en el 72 lo desconocía totalmente, yo era muy pequeño de aquella y mi madre siempre me dijo que cuando empezó no estaban autorizados a reunirse. Me cuadra que la cosa no fuera muy ilegal porque las captaron unas chicas que eran precursoras y estaban predicando de casa en casa, que es una actividad bastante evidente, una de las chicas por lo menos venía del País Vasco. 
Lo que sí pasaba los primeros años era que cuando íbamos al salón siempre procuraban entrar en grupos pequeños y que en la calle no hubiera nadie, intentaban pasar lo más desapercibidos posible, no tengo ni idea de la razón si ya era una actividad legal, pero algún problema debía haber para hacerlo así.
Luego ya la cosa era prácticamente igual que ahora, pusieron un cartel al salón y nadie disimulaba nada.
¡Bienvenido!

Qué bueno que te hayas animado a participar. Tu relato me recuerda un poco mi infancia porque yo también me desconectaba de la realidad para poder aguantar la insufrible rutina testiguil.

Gracias por tu experiencia, estaremos atentos a todo lo que desees compartir.

Saludos cordiales Smile

forista209

A pesar de haber libertad religiosa, si es cierto que en los hogares privados para el estudio de libro no se permitían más de veinte personas, y a veces había que ir con cuidado.
Los vecinos a veces denunciaban y en nuestro estudio se presentó dos veces la policía secreta del régimen. Eran los inicios y la inercia de la dictadura todavía hacía que ocurrieran estas cosas.
Recuerdo que al ir a predicar a los pueblos teníamos que ir al cuartel de la guardia civil a presentarnos, explicarles lo que íbamos a hacer en el pueblo y enseñarles una copia del registro conforme estábamos legalizados, y aún así a veces teníamos problemas.
Continuo con mi experiencia de hace ya muchos años, puede que os parezca extraño que me ponga a hablar de esto ahora, después de tanto tiempo, pero es precisamente ahora cuando ha tenido lugar un acontecimiento muy significativo y que creo que puede ser interesante compartirlo.

Cuando era niño, como es lógico, te crees y obedeces todo lo que dice tu madre, mi niñez pasó por varias fases.
Al principio me lo creía todo y literalmente vivía aterrorizado con todo eso de la Gran Tribulación, la serie de desastres venideros y si era lo suficientemente bueno para no ser destruido en el Armagedón, en mi caso eso se agravaba ya que yo por naturaleza siempre me sentí inclinado a lo inicuo, la verdad es que salvo muy pocas cosas todo se consideraba inicuo, por lo menos todo lo que a mi me parecía útil o divertido. Recuerdo el horror que me producían las lecturas del antiguo testamento, con esa serie de castigos, matanzas, degollinas, fornicaciones varias y retorcidas y todo tipo de salvajadas, eso no se le puede hacer estudiar a un niño pequeño, de verdad que tenía pesadillas.

Luego pasé a la primera fase de doble vida, con 8-11 años estudiaba la biblia, subrayaba atalayas y libros de una manera mecánica, era siempre lo mismo una y otra vez, el mismo mensaje de mil maneras distintas: si no eres un buen testigo, Jehová te va a destruir, el que se mueve no sale en la foto. Como ninguna actividad de los Testigos me producía ningún gozo, ni espiritual, ni físico, siempre que podía me dedicaba a buscarme la vida para hacer lo que cualquier chico normal, es decir lo que para mi madre ya abuela eran iniquidades y perder el tiempo. Eso te produce también una sensación de culpa, es todo confuso a esa edad, la mezcla de miedo, remordimientos, tener que esconder lo que sientes tanto de los demás como incluso de ti mismo, es horrible.
Lo peor era que a veces pensaba que aquello era realmente "la verdad" y me estaba buscando la ruina, tanto con mi familia como con mi vida, estaba hecho un mar de dudas, pero no podía evitar mi rechazo a todo lo que tuviera que ver con la congregación, la organización y su estilo de vida.

Más tarde comienzan las presiones para que crezcas espiritualmente y comiences a pensar en bautizarte (en esa época no se bautizaban niños, lo normal para hijos de testigos era por lo menos 13-14 años o más)
Con 12 años ya eres consciente de ser el rarito de clase, de que te vistes como un retraído, de que no eres como los demás, te cuesta integrarte en el grupo (mundano) a pesar de que evites decir absolutamente nada de tu condición de Testigo, aún recuerdo el cántico "nos llamamos con honor los testigos de jehová" pues no, eso no iba conmigo, par mi no era ningún motivo de orgullo pertenecer al "pueblo de Jehová".
Y sigue el adoctrinamiento siempre igual, la misma matraca, pero ahora más orientado a cómo predicar, crear respuestas automáticas, aprenderse citas y textos y hacer el payaso en las asignaciones (se llamaba así cuando salías a dramatizar una situación, no sé si seguirá igual ahora).
Con 13 años ya tenía claro que tenía que salirme de allí, pero no veía la manera y eso me angustiaba más aún. Había un grupo de chicos y chicas de mi edad testigos el cual, a pesar de la insistencia de mi madre, siempre tendía a evitar, empecé a ser también el rarito de la congregación. Tenía riñas y broncas continuas en casa, intentaba saltarme estudios, predicaciones y reuniones, mi desarrollo como testigo no avanzaba.

Como no prosperaba espiritualmente, mi madre pidió que otra persona que no fuese ella me diera estudio bíblico, yo ya tenía 14 años y bastante claro que cuanto antes me largase, mejor.

Sigo luego
Expresar el dolor oculto es el primer paso para domarlo.

"Todos mueren algún día, pero no todos viven realmente."
Vuelvo con mi historia:

Empezó a darme el estudio bíblico un chico bastante "espiritual" de unos veintipocos años, las primeras veces me mostré colaborativo, pero mi desazón iba en aumento, si no escapaba de aquello iba a estallar. Como carecía del conocimiento para discutir dogmas concretos, decidí empezar a cuestionar aspectos esenciales de la biblia, tales como la diferencia de carácter de Jehová entre el nuevo y el viejo testamento, y lo gordo vino cuando le dije que no estaba seguro de que fuera un libro inspirado por Dios, es decir atacar la piedra angular, si no partes de la base de que la biblia sea "la verdad revelada" todos los argumentos de la secta se vienen abajo.
El tío se puso verde, se fue a ver a hablar con mi madre sobre mi actitud y le dejó caer que me había educado de una manera bastante mala, que no había aplicado lo bastante conmigo la "vara de la disciplina" y todo eso. La bronca que me cayó fue monumental, el tipo que me daba el estudio comenzó a difundir que yo tenía ideas inicuas y a partir de ahí pasé de ser un bulto sospechoso en la congregación al status de mala compañía, con "atenciones especiales" en forma de sermón personal por parte de algunos miembros destacados y castigos y discusiones continuas en casa. Pero tenía que librarme como fuera de seguir con todo eso y sobre todo de entrar en el camino del bautismo.

Yo siempre fui un estudiante brillante, siempre aprobaba todo en junio y con buenas notas, ese mes precisamente había acabado las clases.
Era uno de esos días maravillosos de finales de junio, habían acabado las clases, esos escasos días de sol radiante en el norte de España, esos días en los que anochece más tarde de las 10 de la noche, mi pandilla de amigos y amigas mundanos habían quedado para ir a la playa toda la tarde, lo normal y lógico en chicos de 15 años. Esa tarde había reunión a las 7,30 u 8, no recuerdo bien pero los jueves eran tarde, acabaría a las 9,30 o 10 o más, antes había que prepararla, en lugar de eso preparé mi bolsa de playa y me mentalicé.
Nada más acabar de comer me dijo que había que preparar la reunión, le respondí: No mamá, no voy a ir a esta reunión ni a ninguna más, me voy a la playa. Agarré la bolsa y me fui rápidamente dejándola con la palabra en la boca. Fue una tarde gloriosa de sana diversión mundana.

Sabía perfectamente que me esperaba una temporada de castigos, malas caras y sermones en estéreo por parte de ella y mi abuela, pero ya estaba hecho, ya se cansarían, me había liberado y no había vuelta atrás, tenía que resistir. Mi argumento era que sería mucho peor que siguiera y me bautizase, ya que acabaría expulsado más temprano que tarde, no sin enfado, pero mi madre lo entendió. Sabía que ahora, aunque no fuese una compañía recomendable, podía seguir hablando con todos los testigos, si me expulsaban sería un leproso.
Aquí quiero matizar un par de cosas, en aquellos tiempos había una diferencia entre el trato que se le daba a los expulsado y el de los desasociados, este último caso no era tan grave, no recuerdo la diferencia concretamente. También decir que a los expulsados tampoco los rechazaba su familia de la manera que he visto que ocurre ahora, alguno de los de mi grupo de pseudo-amigos testigos acabó expulsado y seguía en casa de sus padres y estos le hablaban con aparente normalidad.

A partir de ahí empezó el resto de mi desprogramación, mi madre me dio por perdido y el fantástico mundo de los años 80 se abrió ante mi con todo su esplendor y peligros.

Tuve muchísima suerte, perdí mi niñez pero no la mayoría de mi adolescencia y juventud. Por supuesto quedan secuelas, hay cosas que mi mujer no entiende de mí, por ejemplo ODIO las corbatas y los trajes, odio algunas palabras como "excelente" "perspicacia" y otras, no me gusta la gente demasiado educada, no me gusta dar la mano, no me gustan las carteras de mano, ni aplaudir. Sigues teniendo dudas una larga temporada sobre si hiciste lo correcto, sigues teniendo ciertos tics y amaneramientos propios de la secta, pero acaban quitándose.

Estudié, viví la vida, encontré verdaderos amigos y gente genial, me casé y tengo 2 hijas maravillosas, había enterrado muy dentro de mí el horror de mi infancia dominada por "Jehová de los ejércitos" ese Dios cruel, inmisericorde, castigador, inflexible, amante de los sacrificios, ese Dios que iba a destruir a miles de millones. El horror de ver una organización falta de amor verdadero pero llena de hipocresía, apariencias, inhumana, represora, frustrante, que consume la vida de tantas buenas personas y las vuelve esclavos y confidentes. Pero al ver la felicidad de mis hijas, esa que yo nunca tuve de niño, ese horror volvió a salir a flote, creo que por última vez.

Cuando me ocurrió eso pensé ¿qué sería de la organización de los testigos? era un tema tabú entre mi madre y yo (hasta hace muy poco) y me puse a indagar, empecé con los videos de youtube, quedé horrorizado, las cosas son todavía peores que cuando yo estaba ahí y decidí también entrar en este foro.

Muchas gracias por aguantar mi tostón, todavía queda una parte final que transcurre en la actualidad, mucho más corta pero mucho más significativa.

forista209

De tostón nada, es un placer leerte, y reflejas muy bien lo que muchos vivimos ahí dentro.
Espero con interés tu siguiente entrada.
Genial tu exposición.(Iba a decir excelente...ups) Me siento muy identificado en gran cantidad de detalles. Espero la conclusión de tu relato.
ibidem, de toston nada...sigo leyendo con interes. . .
(14 Jan, 2019, 02:24 PM)Nevermore escribió: [ -> ]Vuelvo con mi historia:

Empezó a darme el estudio bíblico un chico bastante "espiritual" de unos veintipocos años, las primeras veces me mostré colaborativo, pero mi desazón iba en aumento, si no escapaba de aquello iba a estallar. Como carecía del conocimiento para discutir dogmas concretos, decidí empezar a cuestionar aspectos esenciales de la biblia, tales como la diferencia de carácter de Jehová  entre el nuevo y el viejo testamento, y lo gordo vino cuando le dije que no estaba seguro de que fuera un libro inspirado por Dios, es decir atacar la piedra angular, si no partes de la base de que la biblia sea "la verdad revelada" todos los argumentos de la secta se vienen abajo.
El tío se puso verde, se fue a ver a hablar con mi madre sobre mi actitud y le dejó caer que me había educado de una manera bastante mala, que no había aplicado lo bastante conmigo la "vara de la disciplina" y todo eso. La bronca que me cayó fue monumental, el tipo que me daba el estudio comenzó a difundir que yo tenía ideas inicuas y a partir de ahí pasé de ser un bulto sospechoso en la congregación al status de mala compañía, con "atenciones especiales" en forma de sermón personal por parte de algunos miembros destacados y castigos y discusiones continuas en casa. Pero tenía que librarme como fuera de seguir con todo eso y sobre todo de entrar en el camino del bautismo.

Yo siempre fui un estudiante brillante, siempre aprobaba todo en junio y con buenas notas, ese mes precisamente había acabado las clases.
Era uno de esos días maravillosos de finales de junio, habían acabado las clases, esos escasos días de sol radiante en el norte de España, esos días en los que anochece más tarde de las 10 de la noche, mi pandilla de amigos y amigas mundanos habían quedado para ir a la playa toda la tarde, lo normal y lógico en chicos de 15 años. Esa tarde había reunión a las 7,30 u 8, no recuerdo bien pero los jueves eran tarde, acabaría a las 9,30 o 10 o más, antes había que prepararla, en lugar de eso preparé mi bolsa de playa y me mentalicé.
Nada más acabar de comer me dijo que había que preparar la reunión, le respondí: No mamá, no voy a ir a esta reunión ni a ninguna más, me voy a la playa. Agarré la bolsa y me fui rápidamente dejándola con la palabra en la boca. Fue una tarde gloriosa de sana diversión mundana.

Sabía perfectamente que me esperaba una temporada de castigos, malas caras y sermones en estéreo por parte de ella y mi abuela, pero ya estaba hecho, ya se cansarían, me había liberado y no había vuelta atrás, tenía que resistir. Mi argumento era que sería mucho peor que siguiera y me bautizase, ya que acabaría expulsado más temprano que tarde, no sin enfado, pero mi madre lo entendió. Sabía que ahora, aunque no fuese una compañía recomendable, podía seguir hablando con todos los testigos, si me expulsaban sería un leproso.
Aquí quiero matizar un par de cosas, en aquellos tiempos había una diferencia entre el trato que se le daba a los expulsado y el de los desasociados, este último caso no era tan grave, no recuerdo la diferencia concretamente. También decir que a los expulsados tampoco los rechazaba su familia de la manera que he visto que ocurre ahora, alguno de los de mi grupo de pseudo-amigos testigos acabó expulsado y seguía en casa de sus padres y estos le hablaban con aparente normalidad.

A partir de ahí empezó el resto de mi desprogramación, mi madre me dio por perdido y el fantástico mundo de los años 80 se abrió ante mi con todo su esplendor y peligros.

Tuve muchísima suerte, perdí mi niñez pero no la mayoría de mi adolescencia y juventud. Por supuesto quedan secuelas, hay cosas que mi mujer no entiende de mí, por ejemplo ODIO las corbatas y los trajes, odio algunas palabras como "excelente" "perspicacia" y otras, no me gusta la gente demasiado educada, no me gusta dar la mano, no me gustan las carteras de mano, ni aplaudir. Sigues teniendo dudas una larga temporada sobre si hiciste lo correcto, sigues teniendo ciertos tics y amaneramientos propios de la secta, pero acaban quitándose.

Estudié, viví la vida, encontré verdaderos amigos y gente genial, me casé y tengo 2 hijas maravillosas, había enterrado muy dentro de mí el horror de mi infancia dominada por "Jehová de los ejércitos" ese Dios cruel, inmisericorde, castigador, inflexible, amante de los sacrificios, ese Dios que iba a destruir a miles de millones. El horror de ver una organización falta de amor verdadero pero llena de hipocresía, apariencias, inhumana, represora, frustrante, que consume la vida de tantas buenas personas y las vuelve esclavos y confidentes. Pero al ver la felicidad de mis hijas, esa que yo nunca tuve de niño, ese horror volvió a salir a flote, creo que por última vez.

Cuando me ocurrió eso pensé ¿qué sería de la organización de los testigos? era un tema tabú entre mi madre y yo (hasta hace muy poco) y me puse a indagar, empecé con los videos de youtube, quedé horrorizado, las cosas son todavía peores que cuando yo estaba ahí y decidí también entrar en este foro.

Muchas gracias por aguantar mi tostón, todavía queda una parte final que transcurre en la actualidad, mucho más corta pero mucho más significativa.

Tu experiencia me ha tocado muchísimo porque yo nací dentro de esa organización y también perdí toda mi infancia, pero también adolescencia y juventud ahí dentro, con la gran diferencia que yo nunca tuve ni el menor intento de cuestionar nada, absolutamente nada de la organización y sus enseñanzas.

Me imagino lo duro que debió ser para ti siendo tan joven atreverte a enfrentar de esa manera tan frontal a todos, tu familia y a la congregación. Me quito el sombrero!

Los que a veces nos critican dicen: ya! porque simplemente no lo superan y dejan de hablar mal de la organización y siguen sus vidas! Pero como leí por ahí: esto que hemos vivido no se supera jamás porque nos ha marcado hasta lo más íntimo de nuestro ser y la influencia de esta organización malévola nos persigue aunque nos hayamos ido hace mucho (en la forma de nuestras familias que nos rechazan, de recuerdos que nos hacen tener fobia por ciertas palabras o situaciones como bien cuentas tu, etc.) y por eso seguimos y seguiremos hablando de lo que nos ha tocado vivir y creo que dos importantes cosas suceden cuando lo hacemos: primero, logramos hacer una catarsis personal que nos ayuda a seguir nuestras vidas y segundo, ayudamos a otros a saber que no están solos en su sentir y ojalá, a ayudamos a algún testigo activo a darse cuenta de la verdad acerca de "la verdad" para que finalmente puedan ser libres de sus lazos opresores.

No sabes la alegría que me da pensar que tus chiquitas ya no tendrán que perder su infancia en esta organización sino que explotarán sus mejores cualidades y capacidades en libertad!

Gracias por compartir tu historia y quedo a la espera de la siguiente parte!  Smile
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