La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Stargate - 07 Sep, 2021
En varias ocasiones he escuchado de boca de más de un hermano decir en tono desdeñoso al mismo tiempo que jactancioso: "La gente dice que los Testigos de Jehová no tenemos ambiciones en la vida. Pero mientras ellos se contentan con tener un apartamento propio nosotros queremos una casa grande en un lugar paradisiaco. Mientras ellos quieren tener buena salud, nosotros queremos salud perfecta. Mientras ellos quieren vivir muchos años, nosotros queremos vivir eternamente"... y así seguía una larga comparación entre las cosas por las que las personas comunes y corrientes se esfuerzan por conseguir y las promesas de un paraíso futuro de los Testigos. Al final la conclusión era: "la gente cree que no somos ambiciosos, pero realmente somos más ambiciosos que cualquiera, porque no nos contentaremos con menos."
Y aquí viene el porqué de las frases que titulan este hilo. Son refranes que señalan el hecho de que cuando alguien se cree que puede tenerlo todo al final se queda sin nada. Los testigos pasan tantas penurias por creer que van a conseguir tantas cosas en el futuro, un futuro que siempre está tan cerca, que aplazan a veces hasta cosas básicas. Y el CG les motiva a autoengañarse imaginando el paraíso, la casa que van a tener, los animales con los que jugarán, los lugares a los que viajarán... todo sin tener que trabajar como los demás para conseguirlo, solamente con obedecerles a ellos... y al final? Tantos que mueren en la pobreza, sin estudios, alejados de sus familias, vidas vacías por querer tenerlo todo.
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Anciano Señalado - 07 Sep, 2021
(07 Sep, 2021, 07:39 PM)Stargate escribió: En varias ocasiones he escuchado de boca de más de un hermano decir en tono desdeñoso al mismo tiempo que jactancioso: "La gente dice que los Testigos de Jehová no tenemos ambiciones en la vida. Pero mientras ellos se contentan con tener un apartamento propio nosotros queremos una casa grande en un lugar paradisiaco. Mientras ellos quieren tener buena salud, nosotros queremos salud perfecta. Mientras ellos quieren vivir muchos años, nosotros queremos vivir eternamente"... y así seguía una larga comparación entre las cosas por las que las personas comunes y corrientes se esfuerzan por conseguir y las promesas de un paraíso futuro de los Testigos. Al final la conclusión era: "la gente cree que no somos ambiciosos, pero realmente somos más ambiciosos que cualquiera, porque no nos contentaremos con menos."
Y aquí viene el porqué de las frases que titulan este hilo. Son refranes que señalan el hecho de que cuando alguien se cree que puede tenerlo todo al final se queda sin nada. Los testigos pasan tantas penurias por creer que van a conseguir tantas cosas en el futuro, un futuro que siempre está tan cerca, que aplazan a veces hasta cosas básicas. Y el CG les motiva a autoengañarse imaginando el paraíso, la casa que van a tener, los animales con los que jugarán, los lugares a los que viajarán... todo sin tener que trabajar como los demás para conseguirlo, solamente con obedecerles a ellos... y al final? Tantos que mueren en la pobreza, sin estudios, alejados de sus familias, vidas vacías por querer tenerlo todo.
Acá por mi tierra los hermanos sin rodeos dicen qué casa de las zonas residenciales piensan quedarse después de Armagedón, como paracaidistas invasores.
Hace tan solo 10 años, un departamento modesto aquí en mi ciudad se podía adquirir por el equivalente a $15 mil dólares, en 10 años la plusvalía ha hecho que esos mismos departamentos ahora valgan $40,000 y el precio sigue subiendo.
¿Cuántos testigos de mi congregación han adquirido un inmueble en estos años? Ninguno, siguen esperando el fin del delfín, lo peor es que como la zona se está urbanizando cada vez más, las rentas están subiendo considerablemente, en algunos casos las rentas equivalen incluso al pago mensual de un crédito hipotecario.
Supongamos que una familia de testigos de hueso colorado, es decir fieles pro 100% hubiera comenzado su carrera teocrática en los años 50, a la fecha por lo menos habría cuatro o quizás cinco generaciones traslapadas de esa familia original, si todos hicieron caso a las profecías watchtowerianas hoy serían igual o más pobres que la familia original, y el fin no ha llegado.
La WT piensa que quienes nos dedicamos a trabajar somos materialistas, en realidad solo buscamos mejorar un poco nuestra vida porque no tenemos millones de donadores que nos mantengan mes con mes.
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
OSDAVID - 07 Sep, 2021
El cuerpo gobernante de los tj , ha reducido la vida de estos , a vivir en el monoambiente de su mente , reducido lugar del interior del hombre , para poder imaginar todo y resignar todo , por tanto tiempo .Yo recuerdo que sentía que poco a poco iba perdiendo vida ó ganas de vivir ,pero en realidad no la estaba perdiendo , yo la iba entregando , a personas que decidían por mi.
De todos modos .. todo es vanidad y un esforzarse tras el viento , mejor es no haber nacido , dijo el sabio , los texto favoritos del tj en los años 70 y 80 , desarmando ó desmembrando cualquier intensión de darle sentido ó gusto a esta vida .Y así en esos años , se forjó la "actitud " del tj hacia esta vida . Lejos de honrar la vida ........
¿Trabajar ? Para que .. sólo para el sustento , hay que ir tirándola . Para que pintar el titanic , mejor esperar el nuevo mundo a, allí tendremos trabajos absorventes .
¿Tener hijos ? Para que .. ¿ Para este mundo diabólico ? Mejor esperar al nuevo mundo
¿Casarse ? Para que ... Mejor es dedicarse a la obra y no estar dividido , en el nuevo mundo se podrá ser feliz
¿ Estudiar ? Para que .. en el nuevo mundo no servirá de nada el que alguien sea médico , filósofo etc
etc etc etc etc
El partido del tj , recién comienza en el nuevo mundo , mientras tanto ellos se ejercitan , o se preparan ..para llegar a esa gran final ...En el Nuevo Mundo , allí por fin , recién comenzarán a vivir y al fin podrán ver personas y no infieles , pero recién allí , por el momento hay que esperar .
El cristianismo que practican hoy en día los tj , es un cristianismo teórico , pero ni eso , están más próximos a la ley , salvándose "por obra" ellos mismos , lejos de la fe en el sacrificio del Cristo, predicando, informando horas , haciendo estudios , revisitas , estudio personal , comentando en las reuniones etc etc etc etc si el tj dejara de hacer estas obras, no tendrían salvación ,porque la salvación que el tj tiene " es merecida" , por lo tanto ese nuevo mundo para ellos , es real , es que lo están pagando en infinitas cuotas y realmente se lo merecen y allí al fin comenzará la vida que realmente lo es . abrazo
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
JoseFidencioR - 07 Sep, 2021
EL ENGAÑO A PINOCHO
Un día caminaba Pinocho muy apresurado, de pronto, vio a la zorra y al gato, viejos amigos suyos.
—¿Para dónde vas tan de prisa? —preguntó la zorra. —¡Unos bandidos me quieren robar cuatro monedas de oro que tengo! —dijo Pinocho.
—En lugar de esas cuatro monedas podrías tener mil o dos mil, amigo. Vamos al campo de los milagros, allí las siembras y mañana encontrarás un árbol, que a cambio de hojas tendrá monedas de oro —dijo la zorra.
—¡Vamos! —respondió Pinocho. Los tres caminaron hacia el bosque, y al llegar, la zorra le pidió a Pinocho que hiciera un hoyo con sus manos y sembrara sus monedas, luego le dijo que fuera hasta el río y trajera agua en su zapato para rociar las monedas sembradas y Pinocho obedeció.
Después de un rato la zorra y el gato se despidieron de Pinocho, él agradecido les dio un abrazo. A la mañana siguiente, muy temprano regresó al lugar y no encontró ningún árbol de monedas, así que pensó que le faltaba más agua a su planta y se disponía a ir al río cuando de pronto escuchó una carcajada.
—¿De qué te ríes? —preguntó Pinocho. —Me río de aquellas personas inocentes que piensan que el dinero se puede sembrar y recoger como el maíz —contestó un papagayo que estaba en la rama de un árbol.
Entonces Pinocho buscó y buscó sus monedas pero no las encontró. —¿Y mis monedas? —preguntó.
—Ayer cuando te fuiste la zorra y el gato las sacaron y se fueron muertos de risa —respondió el papagayo.
Pinocho pensó: “¡Qué ingenuo fui al creer que el dinero se podía sembrar!” Así, no tuvo más opción que regresar a casa con los bolsillos vacíos
"Las aventuras de Pinocho", escrito por Carlo Collodi, seudónimo de Carlo Lorenzini (Florencia 1826-1890), y publicado en un periódico italiano entre 1882 y 1883, con los títulos "Storia di un Burattino" ("Historia de un títere") y "Le avventure di Pinocchio" ("Las aventuras de Pinocho'"), libro ilustrado por Enrico Mazzanti.
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Simon Tobias - 08 Sep, 2021
Buenas tardes, para mi el gran error de pensar esto, que yo en su momento lo pensaba, tengo que decir, es que al final te das cuenta que no difiere nada de cualquier persona ambiciosa o material o simplemente egoista.
Porque? Bueno muchos de ellos nunca han pensado y si dios ahora decide no traer un paraiso?
No esta obligado a hacerlo, es verdad que es un dios veraz donde no hay engaño pero eso no quiere decir que pueda o deba cambiar de opinion, no puede ser que como testigos esten pidiendo a dios un paraiso que el prometio pero con insistencia, como reclamando algo que les pertenece?
no puede dios decir bueno voy a limpiar mi nombre, quitare a la gente malvada pero dejare la tierra como esta y no dare perfeccion a nadie?
O decir, bueno dejare que vivan en perfeccion pero moriran porque creo que es lo mejor, esten 100 años y listo?
Entonces si pudiera pasar esto y lo escuchan mañana por medio de un profeta, de un angel o de dios directamente, seguirian siendo testigos o cambiaria la cosa?
A veces pienso que se esta porque se va a recibir algo como compensacion no por devocion....
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Mr. Smiley - 08 Sep, 2021
(08 Sep, 2021, 09:11 AM)miguel2013 escribió: Buenas tardes, para mi el gran error de pensar esto, que yo en su momento lo pensaba, tengo que decir, es que al final te das cuenta que no difiere nada de cualquier persona ambiciosa o material o simplemente egoista.
Porque? Bueno muchos de ellos nunca han pensado y si dios ahora decide no traer un paraiso?
No esta obligado a hacerlo, es verdad que es un dios veraz donde no hay engaño pero eso no quiere decir que pueda o deba cambiar de opinion, no puede ser que como testigos esten pidiendo a dios un paraiso que el prometio pero con insistencia, como reclamando algo que les pertenece?
no puede dios decir bueno voy a limpiar mi nombre, quitare a la gente malvada pero dejare la tierra como esta y no dare perfeccion a nadie?
O decir, bueno dejare que vivan en perfeccion pero moriran porque creo que es lo mejor, esten 100 años y listo?
Entonces si pudiera pasar esto y lo escuchan mañana por medio de un profeta, de un angel o de dios directamente, seguirian siendo testigos o cambiaria la cosa?
A veces pienso que se esta porque se va a recibir algo como compensacion no por devocion....
Perdona miguel2013 un TJ no puede pensar así, porque está forma de pensar está en conflicto con isaias 55:11
Asi que el TJ es jod ==ido porque está jod==ido
Salu2
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Cleopatra - 08 Sep, 2021
Me hiciste recordar un discurso que dió mi esposo hace casi 2 años, el bosquejo decía que debía llegar al corazón del auditorio usando ilustraciones de la vida en el paraíso y como el discurso hablaba sobre la resurrección a mi esposo se le ocurrió decir al final que por favor todos cerrarán los ojos, una vez que lo hicieron les dijo: "ahora imaginé que ya está en el paraíso, en la casa que siempre imagino, cuando de repente escucha a alguien que se acerca y lo llama, para su sorpresa es su ser querido que había muerto, usted acelera el paso y le da un fuerte abrazo, por fin lo que tanto esperaba" en ese momento empezamos a oír como muchos por no decir que todos empezaron a llorar, ahora que pena siento por esas personas, saber que están siendo tan engañadas y que toda su vida depende de ilusiones vagas, pero al mismo tiempo entiendo que muchos en el fondo saben que es solo eso "ilusiones" pero prefieren vivir la mentira.
A ratos me abruma saber que como familia ayudamos al CG a engañar a otros, eso por un lado me entristece y es la razón de estar ayudando en lo que más pueda a qué despierten de ese sueño en que los ha mantenido la Watchtower por mucho tiempo
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
El anti - 09 Sep, 2021
Sucede que el culto cumple con su cometido, engañar y controlar para beneficio propio y de terceros.
Y quién diablos son los terceros ??!! Quizá se pregunte alguno. En primer lugar el gobierno Yankee, en segundo los demás gobiernos que permiten que esta o cualquier otra religión opere en su respectivo territorio.
Por eso me complace me da gusto, me llena de felicidad....que felicidad, me da un éxtasis!!! que en algunos países el culto de los TJ está proscrito, el más reciente es en Rusia, sí, ya se que más de alguno dirá que beneficio a una en detrimento de otra, pero el gobierno de Putin no es tonto, bien sabe que efectivamente es una secta peligrosa y destructiva , peor aún, un instrumento al servicio de un gobierno que no es amigo.
Y sí, chocante es ese desdén y aire de superioridad que se respira cuando un siervo de jioba dice: Voy a tener en el nuevo mundo esa mansión de este ricachón al que siempre busco para predicarle un domingo a las 8 a.m. y no me recibe. ¡Que muera en armagedón el infeliz!!
El Anti.
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Leviatán - 09 Sep, 2021
A mí solo separenme un par de arrecifes para el Nuevo Mundo y soy felíz...
un momento...
¡¡hoy mismo puedo tener ese par de arrecifes!! >_>
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Moebius - 10 Sep, 2021
Preguntaba
OSDAVID
¿para qué?...
¿para qué trabajar en algo que te gusta?
¿para qué casarse?
¿para qué tener hijos?
¿para qué estudiar?.
La respuesta es sencilla :
Para no ser un infeliz (porque feliz, feliz nadie lo es del todo).
Va para todos aquellos testigos que se pasan por aquí a leer:
La Organizacion quiere que seas un infeliz, te quita toda esperanza no solo en la sociedad sino en tí mismo.
O sea, el mensaje es "no eres nadie sin nosotros. Nosotros te daremos todo lo que necesitas...en el futuro".
Estudios, pareja, hijos...buen trabajo. Es como ver una buena pelicula sentado en el sofá.
No eres el protagonista de la pelicula, pero lo peor es que ni siquiera eres el protagonista de tu vida. Te dan el papel escrito y solo tienes que ir memorizando lo que tienes que decir y pensar.
Robots.
Y es muy triste tener ganas de estudiar y no hacerlo, y casarse y no hacerlo y querer tener hijos y no hacerlo...solo porque tu 'papel de protagonista' no lo dice.
Y mira, si fuera una decision pensada en plena libertad pues aun lo entendería que hay muchisimas personas que no quieren casarse ni tener hijos. Pero es una decision pensada y razonada.
Y ahora, si quieres, testigo que leer, ponte a razonar los motivos por los cuales no estudias, no te casas o no tienes hijos.
Requiere mucha fuerza, mucha voluntad y mucha sinceridad...todo ello son virtudes que los testigos tienen. Hazlos servir.
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Rey_dela_Noche - 10 Sep, 2021
El valor del sufrimiento
En los meses finales de 1944, después de casi una década de guerra, Japón sufría un revés. Su economía pataleaba, su milicia se hallaba esparcida a través de media Asia y los territorios que había ganado en el Pacífico estaban cayendo como piezas de dominó bajo las fuerzas estadounidenses. La derrota parecía inevitable.
El 26 de diciembre de 1944, el teniente segundo Hiroo Onoda, del ejército imperial japonés, fue enviado a la pequeña isla de Lubang, en las Filipinas. Sus órdenes consistían en retrasar el avance de Estados Unidos tanto como fuera posible, enfrentarlos, luchar a cualquier precio y jamás rendirse. Él y su comandante sabían que, en esencia, era una misión suicida.
En febrero de 1945, los estadounidenses alcanzaron Lubang y tomaron la isla con una fuerza abrumadora. En cuestión de días, la mayoría de los soldados japoneses se había rendido o había caído, pero Onoda y tres de sus hombres lograron esconderse en la jungla. Desde ahí, iniciaron una guerra de guerrillas en contra del ejército norteamericano y la población local; atacaron líneas de abastecimiento, dispararon contra soldados perdidos e interfirieron en las acciones de sus adversarios de cualquier manera posible.
Ese agosto, medio año después, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Japón se rindió y la guerra más letal de la historia llegó a su dramática conclusión.
Sin embargo, miles de soldados japoneses seguían dispersos en las islas del Pacífico, y muchos, como Onoda, seguían escondidos en la jungla, sin saber que la guerra había terminado. Estos últimos soldados continuaban peleando y saqueando como antes, lo cual representó un verdadero problema para la reconstrucción de Asia Oriental después del conflicto; los gobiernos coincidieron en que algo debía hacerse.
El ejército estadounidense, en conjunto con el gobierno japonés, dejó caer miles de folletos en toda la región del Pacífico, anunciando que la guerra había terminado y que era tiempo de irse a casa, para todos. Onoda y sus hombres, como muchos otros, encontraron y leyeron dichos panfletos, pero a diferencia de los demás, Onoda consideró que eran falsos, una trampa maquillada por las fuerzas enemigas para desenmascarar a los guerrilleros. El militar japonés quemó los folletos, y él y sus hombres se mantuvieron escondidos, continuando la lucha.
Así pasaron cinco años. Los panfletos dejaron de ser distribuidos y la mayoría de las fuerzas armadas de Estados Unidos hacía tiempo que había regresado a casa. La población local en Lubang intentaba retornar a sus vidas y actividades normales como la pesca y la agricultura. Sin embargo, Hiroo Onoda y sus secuaces aún permanecían ahí, disparando a los granjeros, quemando sus cosechas, robando su ganado y asesinando a los lugareños que se aventuraban en lo profundo de la selva. Entonces, el gobierno filipino imprimió nuevos folletos y los distribuyó por aquella zona selvática. «Salid. La guerra terminó. Vosotros perdisteis», decían.
Pero dichos panfletos también fueron ignorados.
En 1952, el gobierno japonés hizo un último esfuerzo para localizar a los últimos soldados que permanecían escondidos en el Pacífico. En esta ocasión, cartas y fotografías de las familias de los combatientes desaparecidos se lanzaron desde el aire, junto con una nota personal del propio emperador. Una vez más, Onoda se negó a creer que la información fuera veraz. De nuevo consideró que el envío era un truco de los estadounidenses. Y por enésima ocasión, él y sus hombres se mantuvieron en posición de combate y continuaron luchando.
Así pasaron más años y los pobladores filipinos, hartos de ser aterrorizados, finalmente se armaron y comenzaron a contraatacar. Ya en 1959, uno de los compañeros de Onoda se había rendido y otro más había muerto. Entonces, una década después, el último camarada de Onoda, un hombre llamado Kozuka, fue asesinado por la policía local, durante un tiroteo, tras quemar campos de arroz; él aún seguía en guerra con la población local, ¡un cuarto de siglo después del final de la Segunda Guerra Mundial!
Onoda, habiendo pasado ya más de la mitad de su vida en la selva de Lubang, se quedó solo.
En 1972, la noticia de la muerte de Kozuka llegó a Japón donde causó revuelo. Los japoneses pensaban que los últimos soldados habían regresado a casa hacía años. Los medios de comunicación nipones empezaron a preguntarse: si Kozuka había permanecido en Lubang hasta 1972, entonces quizás el mismo Onoda, el último reducto de la Segunda Guerra Mundial, también podría seguir vivo.
Ese año, los gobiernos de Japón y Filipinas enviaron equipos de búsqueda para encontrar al enigmático teniente segundo, ahora convertido en mito, en héroe y en fantasma.
No hallaron nada.
Conforme transcurrieron los meses, la historia del teniente Onoda se convirtió en algo similar a una leyenda urbana en Japón: el héroe de guerra que parecía demasiado loco como para haber existido. Muchos lo romantizaron. Otros lo criticaron. Unos cuantos pensaron que su historia solo se trataba de un cuento de hadas, inventado por quienes aún deseaban creer en un Japón que había desaparecido mucho tiempo atrás.
Fue alrededor de esa época cuando un joven llamado Norio Suzuki escuchó por primera vez hablar de Onoda. Suzuki era un aventurero, un explorador y también un poco hippie. Nacido después del término de la guerra, abandonó la escuela y pasó cuatro años haciendo autostop para viajar a través de Asia, Medio Oriente y África; dormía en bancos del parque, en coches de extraños, celdas de prisión y bajo las estrellas. Ofrecía su trabajo en los ranchos a cambio de comida y donaba sangre para pagar su estancia en los lugares donde se quedaba. Era un espíritu libre y, quizás, estaba un poco loco.
En 1972, Suzuki necesitaba otra aventura. Había regresado a Japón después de sus viajes y encontró asfixiantes las estrictas normas culturales y la jerarquía social de su país. Odiaba la escuela. No podía mantener un trabajo. Quería estar de vuelta a la aventura, a su aire.
Para Suzuki, la leyenda de Hiroo Onoda llegó como una respuesta a sus inquietudes. Significaba una aventura nueva e importante y le atraía perseguirla. Suzuki creía que él sería el que finalmente hallaría a Onoda. Sabía que, muchos equipos de búsqueda, promovidos por los gobiernos de Japón, Filipinas y Estados Unidos, habían fracasado en ese objetivo. Las autoridades policiales del lugar habían barrido la jungla durante casi 30 años sin suerte, miles de folletos no consiguieron nada, pero ¡qué diablos!, este vago, desertor y hippie sería quien lo encontraría.
Desarmado, sin entrenamiento para cualquier tipo de reconocimiento o táctica de guerra, o para la lucha armada, Suzuki viajó a Lubang y comenzó a deambular solo por la jungla. ¿Su estrategia? Gritar muy fuerte el nombre de Onoda y decirle que el emperador estaba preocupado por él.
Lo halló en cuatro días.
Suzuki permaneció en la selva con Onoda durante una temporada. Por aquel entonces, el legendario teniente llevaba solo más de un año, y después de encontrarse con Suzuki, agradeció su compañía y manifestó su desesperación por saber qué había ocurrido en el mundo exterior desde una perspectiva japonesa en la que podía confiar. Los dos hombres se convirtieron en algo así como amigos.
Suzuki le preguntó a Onoda por qué había decidido quedarse y continuar la guerra. El soldado lo explicó con sencillez: recibió la orden de «nunca rendirse», así que se mantuvo al pie del cañón. Durante casi 30 años simplemente permaneció siguiendo una orden. Entonces, Onoda le preguntó a Suzuki por qué un «muchacho hippie» como él decidió ir a buscarlo. Suzuki contestó que había dejado Japón en busca de tres cosas: «El teniente Onoda, un oso panda y el abominable hombre de las nieves, en ese orden».
Ambos hombres habían congeniado por las más curiosas circunstancias: dos aventureros bien intencionados persiguiendo falsas visiones de la gloria, como un don Quijote y un Sancho Panza de la vida real, reunidos en los húmedos resquicios de una selva filipina; ambos imaginándose como héroes en su soledad, sin hacer nada. Para ese entonces, Onoda ya había dedicado la mayor parte de su vida a una guerra fantasma. Suzuki también daría la suya. Habiendo encontrado a Hiroo Onoda y al oso panda, murió años después en el Himalaya, aun buscando al abominable hombre de las nieves.
Los humanos a veces eligen dedicar grandes porciones de su vida a lo que parecieran causas destructivas o inútiles. A simple vista, dichas causas no tienen sentido. Es difícil imaginar cómo Onoda podía ser feliz en aquella isla durante esos 30 años, viviendo de insectos y roedores, durmiendo en la suciedad y asesinando civiles, década tras década. O por qué Suzuki caminó hacia su propia muerte, sin dinero ni compañía, y sin otro propósito que el de perseguir un Yeti imaginario.
Sin embargo, en sus últimos años, Onoda dijo que no se arrepentía de nada. Él afirmaba que estaba orgulloso de sus decisiones y del tiempo que había pasado en Lubang. Señalaba que había sido un honor dedicar gran parte de su vida al servicio de un imperio inexistente. De haber sobrevivido, Suzuki probablemente habría señalado algo similar: que estaba haciendo exactamente lo que el destino le dictaba, que no se arrepentía de nada.
Estos dos hombres escogieron cómo querían sufrir. Hiroo Onoda eligió sufrir por lealtad a un imperio muerto. Suzuki decidió sufrir por la aventura, independientemente de lo desaconsejable de sus actos. Para ambos, su sufrimiento significó algo: cumplía una causa mayor. Justamente porque significaba algo, fueron capaces de soportarlo, o quizás, incluso, de disfrutarlo.
Si el sufrimiento es inevitable, si nuestros problemas en la vida son ineludibles, entonces la pregunta que nos deberíamos plantear no es «¿cómo dejo de sufrir?» sino «¿por qué estoy sufriendo, con qué propósito?».
Hiroo Onoda regresó a Japón en 1974 y ahí se convirtió en una celebridad. Lo llevaban de entrevistas de televisión a las de radio, los políticos ansiaban estrechar su mano, incluso publicó un libro y el gobierno le ofreció una gran suma de dinero.
Pero lo que encontró al regresar a su patria lo horrorizó: una cultura consumista, capitalista y superficial que había perdido todas las tradiciones de honor y sacrificio sobre las que su generación fue criada.
Onoda trató de utilizar su súbita fama para restablecer los valores del viejo Japón, pero ya no comprendía a la nueva sociedad. Era visto más como una obra maestra que como un pensador cultural serio, un hombre japonés que emergió de una cápsula del tiempo para maravilla de todos, igual que una reliquia en un museo.
Y en la ironía de las ironías, Onoda se deprimió más de lo que jamás había experimentado durante todos los años que vivió en la selva. Al menos en este sitio hostil su vida había valido algo, había significado algo; esto hacía que su sufrimiento fuera soportable, incluso ligeramente deseable. Pero de vuelta en Japón, en lo que ahora consideraba él una nación vana, llena de hippies y mujeres libertinas vestidas al estilo occidental, se enfrentó a una verdad inevitable: que su lucha no había valido para nada. El Japón por el que había vivido y combatido, ya no existía. El peso de esta revelación lo atravesó como ninguna bala jamás pudo hacerlo. Porque su sufrimiento no había significado nada; de pronto se dio cuenta de la verdad: había desperdiciado 30 años.
Tanto le afectó a Onoda lo anterior, que recogió sus cosas y se mudó a Brasil, donde permaneció hasta su muerte.
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RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Simon Tobias - 11 Sep, 2021
(08 Sep, 2021, 12:03 PM)Mr. Smiley escribió: (08 Sep, 2021, 09:11 AM)miguel2013 escribió: Buenas tardes, para mi el gran error de pensar esto, que yo en su momento lo pensaba, tengo que decir, es que al final te das cuenta que no difiere nada de cualquier persona ambiciosa o material o simplemente egoista.
Porque? Bueno muchos de ellos nunca han pensado y si dios ahora decide no traer un paraiso?
No esta obligado a hacerlo, es verdad que es un dios veraz donde no hay engaño pero eso no quiere decir que pueda o deba cambiar de opinion, no puede ser que como testigos esten pidiendo a dios un paraiso que el prometio pero con insistencia, como reclamando algo que les pertenece?
no puede dios decir bueno voy a limpiar mi nombre, quitare a la gente malvada pero dejare la tierra como esta y no dare perfeccion a nadie?
O decir, bueno dejare que vivan en perfeccion pero moriran porque creo que es lo mejor, esten 100 años y listo?
Entonces si pudiera pasar esto y lo escuchan mañana por medio de un profeta, de un angel o de dios directamente, seguirian siendo testigos o cambiaria la cosa?
A veces pienso que se esta porque se va a recibir algo como compensacion no por devocion....
Perdona miguel2013 un TJ no puede pensar así, porque está forma de pensar está en conflicto con isaias 55:11
Asi que el TJ es jod ==ido porque está jod==ido
Salu2
isa5 55:11
así será la palabra que sale de mi boca.+
No volverá a mí sin resultados;+
sin falta hará lo que yo deseo*+
y cumplirá con éxito lo que la envío a hacer.
Me estas dando la razón, no pueden pensar que dios no puede traer el paraiso, por eso mis preguntas si se las hiciese como me las hice yo...
el texto que citas dice que su palabra tendra resultados y exito pero no dice el texto que pueda cambiar su palabra, puede uno en un momento decir una cosa, que sea veraz y que en ese momento este bien pero luego decida cambiar algo porque a analizado todo despues de un tiempo y varia, no por ello quiere decir que haya mentido al principio ni tampoco quiere decir que no cumpla con ello, a veces uno haria cosas pero luego analiza los factores que no estan dentro de su margen y decida retocar todo....dios es todopoderoso,perfecto, etc y se supone que sabra todo lo que va a pasar? si lo sabe es que esta todo predefinido? esto es un juego? siendo dios sabe todas las variables que un mismo acontecimiento y entonces cuando habla es fidedigno y veraz porque su respuesta escrita en la biblia es la respuesta perfecta en las variables de dicho acontecimiento? se abriran nuevos rollos despues de.....esos nuevos rollos son de dios quien no dice que cambie todo lo conocido?
El testigo da por sentado porque ve a dios perfecto su palabra perfecta y que cumplira lo dicho...santificar su nombre es el punto principal.
Tampoco pone en la biblia expecificaciones del paraiso y de los terminos que dios pondra en los nuevos rollos, se dice 1000 años pero nadie dice que sean literales y ese tiempo es para perfeccionarnos antes que suelte a satanas, pero no puede ser un tiempo para demostrar tu comportamiento para aprender nuevas cosas o leyes de dios mas que perfeccionarse?
son muchas preguntas sin respuesta pero solo de pensar con sinceridad un tj, mi servicio a dios es por el hecho de que limpie su nombre sin recibir nada a cambio? lo Hago por eso o dentro de mi anhelo el paraiso, a ver si llega, llega tarde,etc?
Si mañana cambia de opinion dios le echaría en cara que no hace lo que dice? me desilusionaria?dejaria de ser tj?
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Yuri Andropov - 12 Sep, 2021
(07 Sep, 2021, 07:39 PM)Stargate escribió: En varias ocasiones he escuchado de boca de más de un hermano decir en tono desdeñoso al mismo tiempo que jactancioso: "La gente dice que los Testigos de Jehová no tenemos ambiciones en la vida. Pero mientras ellos se contentan con tener un apartamento propio nosotros queremos una casa grande en un lugar paradisiaco. Mientras ellos quieren tener buena salud, nosotros queremos salud perfecta. Mientras ellos quieren vivir muchos años, nosotros queremos vivir eternamente"... y así seguía una larga comparación entre las cosas por las que las personas comunes y corrientes se esfuerzan por conseguir y las promesas de un paraíso futuro de los Testigos. Al final la conclusión era: "la gente cree que no somos ambiciosos, pero realmente somos más ambiciosos que cualquiera, porque no nos contentaremos con menos."
Y aquí viene el porqué de las frases que titulan este hilo. Son refranes que señalan el hecho de que cuando alguien se cree que puede tenerlo todo al final se queda sin nada. Los testigos pasan tantas penurias por creer que van a conseguir tantas cosas en el futuro, un futuro que siempre está tan cerca, que aplazan a veces hasta cosas básicas. Y el CG les motiva a autoengañarse imaginando el paraíso, la casa que van a tener, los animales con los que jugarán, los lugares a los que viajarán... todo sin tener que trabajar como los demás para conseguirlo, solamente con obedecerles a ellos... y al final? Tantos que mueren en la pobreza, sin estudios, alejados de sus familias, vidas vacías por querer tenerlo todo.
En las publicaciones se enfatiza mucho a la hora de dar estudio que la principal motivación de todo siervo de Dios no son las promesas futuras sino el amor a Jehová, su personalidad y sus propósitos... pero luego ocurre lo descrito en este hilo, y muchas veces es lo segundo o que realmente motiva muchos Testigos de Jehová a actuar , de modo que esperan su galardón o recompensa así que es eso lo que los motiva hacer sacrificios, horas de servicio, voluntariado, porque lógicamente es algo común de los seres humanos esperar algo a cambio de lo que damos porque es parte de la vida, es necesario para subsistir (más allá de las acciones desinteresadas de personas filántropas) y poder disfrutar de lo que este mundo nos ofrece, así que su lucha termina siendo irreal y un esforzarse tras el viento, así que es un doble discurso decir que los que nos esforzamos por mejorar nuestra calidad de vida somos materialistas o ambiciosos si lo que mueve a los TJ de a pie es lo mismo, una vida plena, feliz, en el nuevo mundo pero siguiendo el camino que traza la sociedad , siendo exactamente lo mismo que se critica, así que ya es decisión de cada persona ver como dirige el rumbo de su vida.
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
Mr. Smiley - 12 Sep, 2021
(11 Sep, 2021, 08:09 AM)miguel2013 escribió: (08 Sep, 2021, 12:03 PM)Mr. Smiley escribió: (08 Sep, 2021, 09:11 AM)miguel2013 escribió: Buenas tardes, para mi el gran error de pensar esto, que yo en su momento lo pensaba, tengo que decir, es que al final te das cuenta que no difiere nada de cualquier persona ambiciosa o material o simplemente egoista.
Porque? Bueno muchos de ellos nunca han pensado y si dios ahora decide no traer un paraiso?
No esta obligado a hacerlo, es verdad que es un dios veraz donde no hay engaño pero eso no quiere decir que pueda o deba cambiar de opinion, no puede ser que como testigos esten pidiendo a dios un paraiso que el prometio pero con insistencia, como reclamando algo que les pertenece?
no puede dios decir bueno voy a limpiar mi nombre, quitare a la gente malvada pero dejare la tierra como esta y no dare perfeccion a nadie?
O decir, bueno dejare que vivan en perfeccion pero moriran porque creo que es lo mejor, esten 100 años y listo?
Entonces si pudiera pasar esto y lo escuchan mañana por medio de un profeta, de un angel o de dios directamente, seguirian siendo testigos o cambiaria la cosa?
A veces pienso que se esta porque se va a recibir algo como compensacion no por devocion....
Perdona miguel2013 un TJ no puede pensar así, porque está forma de pensar está en conflicto con isaias 55:11
Asi que el TJ es jod ==ido porque está jod==ido
Salu2
isa5 55:11
así será la palabra que sale de mi boca.+
No volverá a mí sin resultados;+
sin falta hará lo que yo deseo*+
y cumplirá con éxito lo que la envío a hacer.
Me estas dando la razón, no pueden pensar que dios no puede traer el paraiso, por eso mis preguntas si se las hiciese como me las hice yo...
el texto que citas dice que su palabra tendra resultados y exito pero no dice el texto que pueda cambiar su palabra, puede uno en un momento decir una cosa, que sea veraz y que en ese momento este bien pero luego decida cambiar algo porque a analizado todo despues de un tiempo y varia, no por ello quiere decir que haya mentido al principio ni tampoco quiere decir que no cumpla con ello, a veces uno haria cosas pero luego analiza los factores que no estan dentro de su margen y decida retocar todo....dios es todopoderoso,perfecto, etc y se supone que sabra todo lo que va a pasar? si lo sabe es que esta todo predefinido? esto es un juego? siendo dios sabe todas las variables que un mismo acontecimiento y entonces cuando habla es fidedigno y veraz porque su respuesta escrita en la biblia es la respuesta perfecta en las variables de dicho acontecimiento? se abriran nuevos rollos despues de.....esos nuevos rollos son de dios quien no dice que cambie todo lo conocido?
El testigo da por sentado porque ve a dios perfecto su palabra perfecta y que cumplira lo dicho...santificar su nombre es el punto principal.
Tampoco pone en la biblia expecificaciones del paraiso y de los terminos que dios pondra en los nuevos rollos, se dice 1000 años pero nadie dice que sean literales y ese tiempo es para perfeccionarnos antes que suelte a satanas, pero no puede ser un tiempo para demostrar tu comportamiento para aprender nuevas cosas o leyes de dios mas que perfeccionarse?
son muchas preguntas sin respuesta pero solo de pensar con sinceridad un tj, mi servicio a dios es por el hecho de que limpie su nombre sin recibir nada a cambio? lo Hago por eso o dentro de mi anhelo el paraiso, a ver si llega, llega tarde,etc?
Si mañana cambia de opinion dios le echaría en cara que no hace lo que dice? me desilusionaria?dejaria de ser tj?
No es cuestión de darte o quitarte la razón, es simplemente decirte que TJ no puede plantear estas preguntas, que por cierto son lógicas, pero la confianza se un TJ por lo que proclama su Dios le tapa los ojos y la mente, simplemente con esta gente no hay lógica que vale, por más que sea evodenye
Perdona por no leer todo tu comentario porque el resto son detalles innecesarios para mi
Salu2
RE: La ambición rompe el saco o quien mucho abarca poco aprieta -
C.R. Rodríguez C. - 11 Nov, 2021
(10 Sep, 2021, 08:05 AM)Rey_dela_Noche escribió: El valor del sufrimiento
En los meses finales de 1944, después de casi una década de guerra, Japón sufría un revés. Su economía pataleaba, su milicia se hallaba esparcida a través de media Asia y los territorios que había ganado en el Pacífico estaban cayendo como piezas de dominó bajo las fuerzas estadounidenses. La derrota parecía inevitable.
El 26 de diciembre de 1944, el teniente segundo Hiroo Onoda, del ejército imperial japonés, fue enviado a la pequeña isla de Lubang, en las Filipinas. Sus órdenes consistían en retrasar el avance de Estados Unidos tanto como fuera posible, enfrentarlos, luchar a cualquier precio y jamás rendirse. Él y su comandante sabían que, en esencia, era una misión suicida.
En febrero de 1945, los estadounidenses alcanzaron Lubang y tomaron la isla con una fuerza abrumadora. En cuestión de días, la mayoría de los soldados japoneses se había rendido o había caído, pero Onoda y tres de sus hombres lograron esconderse en la jungla. Desde ahí, iniciaron una guerra de guerrillas en contra del ejército norteamericano y la población local; atacaron líneas de abastecimiento, dispararon contra soldados perdidos e interfirieron en las acciones de sus adversarios de cualquier manera posible.
Ese agosto, medio año después, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Japón se rindió y la guerra más letal de la historia llegó a su dramática conclusión.
Sin embargo, miles de soldados japoneses seguían dispersos en las islas del Pacífico, y muchos, como Onoda, seguían escondidos en la jungla, sin saber que la guerra había terminado. Estos últimos soldados continuaban peleando y saqueando como antes, lo cual representó un verdadero problema para la reconstrucción de Asia Oriental después del conflicto; los gobiernos coincidieron en que algo debía hacerse.
El ejército estadounidense, en conjunto con el gobierno japonés, dejó caer miles de folletos en toda la región del Pacífico, anunciando que la guerra había terminado y que era tiempo de irse a casa, para todos. Onoda y sus hombres, como muchos otros, encontraron y leyeron dichos panfletos, pero a diferencia de los demás, Onoda consideró que eran falsos, una trampa maquillada por las fuerzas enemigas para desenmascarar a los guerrilleros. El militar japonés quemó los folletos, y él y sus hombres se mantuvieron escondidos, continuando la lucha.
Así pasaron cinco años. Los panfletos dejaron de ser distribuidos y la mayoría de las fuerzas armadas de Estados Unidos hacía tiempo que había regresado a casa. La población local en Lubang intentaba retornar a sus vidas y actividades normales como la pesca y la agricultura. Sin embargo, Hiroo Onoda y sus secuaces aún permanecían ahí, disparando a los granjeros, quemando sus cosechas, robando su ganado y asesinando a los lugareños que se aventuraban en lo profundo de la selva. Entonces, el gobierno filipino imprimió nuevos folletos y los distribuyó por aquella zona selvática. «Salid. La guerra terminó. Vosotros perdisteis», decían.
Pero dichos panfletos también fueron ignorados.
En 1952, el gobierno japonés hizo un último esfuerzo para localizar a los últimos soldados que permanecían escondidos en el Pacífico. En esta ocasión, cartas y fotografías de las familias de los combatientes desaparecidos se lanzaron desde el aire, junto con una nota personal del propio emperador. Una vez más, Onoda se negó a creer que la información fuera veraz. De nuevo consideró que el envío era un truco de los estadounidenses. Y por enésima ocasión, él y sus hombres se mantuvieron en posición de combate y continuaron luchando.
Así pasaron más años y los pobladores filipinos, hartos de ser aterrorizados, finalmente se armaron y comenzaron a contraatacar. Ya en 1959, uno de los compañeros de Onoda se había rendido y otro más había muerto. Entonces, una década después, el último camarada de Onoda, un hombre llamado Kozuka, fue asesinado por la policía local, durante un tiroteo, tras quemar campos de arroz; él aún seguía en guerra con la población local, ¡un cuarto de siglo después del final de la Segunda Guerra Mundial!
Onoda, habiendo pasado ya más de la mitad de su vida en la selva de Lubang, se quedó solo.
En 1972, la noticia de la muerte de Kozuka llegó a Japón donde causó revuelo. Los japoneses pensaban que los últimos soldados habían regresado a casa hacía años. Los medios de comunicación nipones empezaron a preguntarse: si Kozuka había permanecido en Lubang hasta 1972, entonces quizás el mismo Onoda, el último reducto de la Segunda Guerra Mundial, también podría seguir vivo.
Ese año, los gobiernos de Japón y Filipinas enviaron equipos de búsqueda para encontrar al enigmático teniente segundo, ahora convertido en mito, en héroe y en fantasma.
No hallaron nada.
Conforme transcurrieron los meses, la historia del teniente Onoda se convirtió en algo similar a una leyenda urbana en Japón: el héroe de guerra que parecía demasiado loco como para haber existido. Muchos lo romantizaron. Otros lo criticaron. Unos cuantos pensaron que su historia solo se trataba de un cuento de hadas, inventado por quienes aún deseaban creer en un Japón que había desaparecido mucho tiempo atrás.
Fue alrededor de esa época cuando un joven llamado Norio Suzuki escuchó por primera vez hablar de Onoda. Suzuki era un aventurero, un explorador y también un poco hippie. Nacido después del término de la guerra, abandonó la escuela y pasó cuatro años haciendo autostop para viajar a través de Asia, Medio Oriente y África; dormía en bancos del parque, en coches de extraños, celdas de prisión y bajo las estrellas. Ofrecía su trabajo en los ranchos a cambio de comida y donaba sangre para pagar su estancia en los lugares donde se quedaba. Era un espíritu libre y, quizás, estaba un poco loco.
En 1972, Suzuki necesitaba otra aventura. Había regresado a Japón después de sus viajes y encontró asfixiantes las estrictas normas culturales y la jerarquía social de su país. Odiaba la escuela. No podía mantener un trabajo. Quería estar de vuelta a la aventura, a su aire.
Para Suzuki, la leyenda de Hiroo Onoda llegó como una respuesta a sus inquietudes. Significaba una aventura nueva e importante y le atraía perseguirla. Suzuki creía que él sería el que finalmente hallaría a Onoda. Sabía que, muchos equipos de búsqueda, promovidos por los gobiernos de Japón, Filipinas y Estados Unidos, habían fracasado en ese objetivo. Las autoridades policiales del lugar habían barrido la jungla durante casi 30 años sin suerte, miles de folletos no consiguieron nada, pero ¡qué diablos!, este vago, desertor y hippie sería quien lo encontraría.
Desarmado, sin entrenamiento para cualquier tipo de reconocimiento o táctica de guerra, o para la lucha armada, Suzuki viajó a Lubang y comenzó a deambular solo por la jungla. ¿Su estrategia? Gritar muy fuerte el nombre de Onoda y decirle que el emperador estaba preocupado por él.
Lo halló en cuatro días.
Suzuki permaneció en la selva con Onoda durante una temporada. Por aquel entonces, el legendario teniente llevaba solo más de un año, y después de encontrarse con Suzuki, agradeció su compañía y manifestó su desesperación por saber qué había ocurrido en el mundo exterior desde una perspectiva japonesa en la que podía confiar. Los dos hombres se convirtieron en algo así como amigos.
Suzuki le preguntó a Onoda por qué había decidido quedarse y continuar la guerra. El soldado lo explicó con sencillez: recibió la orden de «nunca rendirse», así que se mantuvo al pie del cañón. Durante casi 30 años simplemente permaneció siguiendo una orden. Entonces, Onoda le preguntó a Suzuki por qué un «muchacho hippie» como él decidió ir a buscarlo. Suzuki contestó que había dejado Japón en busca de tres cosas: «El teniente Onoda, un oso panda y el abominable hombre de las nieves, en ese orden».
Ambos hombres habían congeniado por las más curiosas circunstancias: dos aventureros bien intencionados persiguiendo falsas visiones de la gloria, como un don Quijote y un Sancho Panza de la vida real, reunidos en los húmedos resquicios de una selva filipina; ambos imaginándose como héroes en su soledad, sin hacer nada. Para ese entonces, Onoda ya había dedicado la mayor parte de su vida a una guerra fantasma. Suzuki también daría la suya. Habiendo encontrado a Hiroo Onoda y al oso panda, murió años después en el Himalaya, aun buscando al abominable hombre de las nieves.
Los humanos a veces eligen dedicar grandes porciones de su vida a lo que parecieran causas destructivas o inútiles. A simple vista, dichas causas no tienen sentido. Es difícil imaginar cómo Onoda podía ser feliz en aquella isla durante esos 30 años, viviendo de insectos y roedores, durmiendo en la suciedad y asesinando civiles, década tras década. O por qué Suzuki caminó hacia su propia muerte, sin dinero ni compañía, y sin otro propósito que el de perseguir un Yeti imaginario.
Sin embargo, en sus últimos años, Onoda dijo que no se arrepentía de nada. Él afirmaba que estaba orgulloso de sus decisiones y del tiempo que había pasado en Lubang. Señalaba que había sido un honor dedicar gran parte de su vida al servicio de un imperio inexistente. De haber sobrevivido, Suzuki probablemente habría señalado algo similar: que estaba haciendo exactamente lo que el destino le dictaba, que no se arrepentía de nada.
Estos dos hombres escogieron cómo querían sufrir. Hiroo Onoda eligió sufrir por lealtad a un imperio muerto. Suzuki decidió sufrir por la aventura, independientemente de lo desaconsejable de sus actos. Para ambos, su sufrimiento significó algo: cumplía una causa mayor. Justamente porque significaba algo, fueron capaces de soportarlo, o quizás, incluso, de disfrutarlo.
Si el sufrimiento es inevitable, si nuestros problemas en la vida son ineludibles, entonces la pregunta que nos deberíamos plantear no es «¿cómo dejo de sufrir?» sino «¿por qué estoy sufriendo, con qué propósito?».
Hiroo Onoda regresó a Japón en 1974 y ahí se convirtió en una celebridad. Lo llevaban de entrevistas de televisión a las de radio, los políticos ansiaban estrechar su mano, incluso publicó un libro y el gobierno le ofreció una gran suma de dinero.
Pero lo que encontró al regresar a su patria lo horrorizó: una cultura consumista, capitalista y superficial que había perdido todas las tradiciones de honor y sacrificio sobre las que su generación fue criada.
Onoda trató de utilizar su súbita fama para restablecer los valores del viejo Japón, pero ya no comprendía a la nueva sociedad. Era visto más como una obra maestra que como un pensador cultural serio, un hombre japonés que emergió de una cápsula del tiempo para maravilla de todos, igual que una reliquia en un museo.
Y en la ironía de las ironías, Onoda se deprimió más de lo que jamás había experimentado durante todos los años que vivió en la selva. Al menos en este sitio hostil su vida había valido algo, había significado algo; esto hacía que su sufrimiento fuera soportable, incluso ligeramente deseable. Pero de vuelta en Japón, en lo que ahora consideraba él una nación vana, llena de hippies y mujeres libertinas vestidas al estilo occidental, se enfrentó a una verdad inevitable: que su lucha no había valido para nada. El Japón por el que había vivido y combatido, ya no existía. El peso de esta revelación lo atravesó como ninguna bala jamás pudo hacerlo. Porque su sufrimiento no había significado nada; de pronto se dio cuenta de la verdad: había desperdiciado 30 años.
Tanto le afectó a Onoda lo anterior, que recogió sus cosas y se mudó a Brasil, donde permaneció hasta su muerte.
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Wooooww, qué historia!! Gracias por compartirla "Rey_dela_Noche" De hecho, me tomé la libertad de compartirla con un hermano mío Anciano de congregación, PIMI, para tender una vía de comunicación libre de prejuicios religiosos con él y espero ayude por lo menos a una plática seria para restablecer nuestra relación fraterna. Luego les informo cuales fueron los resultados!!