[Tomas Moro]

Por algún corto tiempo después de darme cuenta de tanta falsedad religiosa en esta pseudoreligión, llegué a creer que al igual que el Israel apóstata podría ser el pueblo de Dios pero se había corrompido. Incluso llegué a identificarme con la acción de la viuda pobre que daba sus últimas monedas al Templo, aún cuando como dijo Jesús "se había convertido en cueva de salteadores". Es decir, era leal.
Pero... el último clavo cayó de golpe al analizar el engaño de 1914. Luego entónces 1919 nada que ver con ningún nombramiento divino. Y al fín, todo se pulverizó con la confesión de Geofrey Jackson en Australia.... no son el único conducto de Dios. No supo responder a una simple pregunta de por qué una mujer que fuera forzada en un campo no necesitaba de dos testigos....y cuando le pidió el juez que explicara si hubo en la Biblia alguna mujer que sirviera de juez, no pudo recordar a la profetiza Débora.... no... ese pobre tipo no podia ser ungido ni tener ninguna dirección divina... y luego... el Sr. Gerrit Lösh negándose a admitir que no pertenecia a la Watchtower....
Fue como si se derrumbara estrepitosamente una catedral.... polvo... solo polvo....nada quedó.
Ahora solo creo en un Creador. El único Dios Verdadero al que muy respetuosamente llamo Padre.
Y solo le doy gracias. Solo existo sin religión, sin creencias, sin miedos, sin culpas. Si ese Poder más allá de mi humana comprensión quiere fijarse en mi muy breve existencia... espero sea para bien. Me he centrado en estudiar el cuerpo humano, el cerebro y su maravilloso funcionamiento. Asi que debe haber quien lo haya diseñado, y su creación es asombrosa. Pero... no puede haber -a mi limitado juicio- religión alguna que lo represente dignamente.
Una cosa si me queda clara... La Organización Watchtower Bibli & Trac y sus filiales, son una gran mentira. Y las demás religiones... sus frutos también evidencían su falsedad.
No obstante y aunque algunos no lo crean...por lo menos yo...asi soy feliz. Me siento libre. En tranquiludad y on satisfacción de ya no tener que enseñar una mentira.