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No somos vendedores ambulantes de la Palabra de Dios...¿O SÍ?
#1

w92 1/12 págs. 26-29 No somos vendedores ambulantes de la Palabra de Dios

Léase este artículo de 1992 y compárese con la actual postura de la organización reclamando derechos de autor sobre la Traducción del Nuevo Mundo.

Nótese también esta frase: "Por esa razón, en ningún pasaje bíblico leemos que los fieles seguidores de Jesús pidieran a la gente dinero o bienes. Vivieron según este principio: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. (2 Tesalonicenses 3:10.)"

O esta otra: "No obstante, ni él ni sus compañeros insinuaron jamás que se les debiera hacer regalos o dar apoyo económico. Los testigos de Jehová pueden decir que todavía se ve esta buena actitud entre sus superintendentes viajantes." Peeeeero al final del artículo te dicen lo que les puedes dar. ¿se puede ser más cínico?  Dodgy





"No somos vendedores ambulantes de la Palabra de Dios"

VENDÍAMOS nuestro ministerio por dinero.” Así se expresó a fines de 1991 un anterior ministro encargado de orar con sus clientes por teléfono, al ser entrevistado en un programa de televisión que investigaba las actividades de los televangelistas norteamericanos.

El reportaje se concentró en tres ministerios televangelistas de Estados Unidos. Reveló que tan solo entre los tres están robando a la gente decenas de millones de dólares cada año. Uno de estos “ministerios” recibió el calificativo de “sofisticada fábrica de donaciones”. Todos estaban implicados en numerosos fraudes. ¿Le sorprende?

Se somete a examen a la religión

Los gobiernos, ciertas agencias privadas y la gente en general están sometiendo a examen no solo al televangelismo, sino incluso a las religiones convencionales, ortodoxas. En ciertos casos se han planteado cuestiones éticas al ver la cartera de valores de algunas iglesias, los intereses políticos financiados por la religión y el modo de vida ostentoso de clérigos que cobran elevados salarios.

¿Qué nivel dan algunos guías religiosos cuando se les compara con la noble descripción del ministerio cristiano que presentó el apóstol Pablo hace casi 2.000 años? Escribió: “No somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios como muchos hombres, sino que, como movidos por sinceridad, sí, como enviados de parte de Dios, bajo la mirada de Dios, en compañía con Cristo, hablamos”. (2 Corintios 2:17.) ¿Quiénes actúan de este modo en nuestro día?

Para responder a esta pregunta, fijémonos en cómo se sufragó el ministerio de Pablo y de sus compañeros. ¿En qué sentido difería del de otras personas de aquel tiempo?

Predicadores que viajaban en el primer siglo

Pablo no fue el único predicador itinerante. En aquel tiempo muchas personas viajaban para promover sus ideas religiosas o filosóficas. El escritor bíblico Lucas habla de “ciertos individuos de los judíos ambulantes que practicaban la expulsión de demonios”. (Hechos 19:13.) Cuando Jesucristo condenó a los fariseos, les dijo: “Atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito”. (Mateo 23:15.) Jesús mismo era un ministro que viajaba. Preparó a sus apóstoles y discípulos para que lo imitaran predicando no solo en Judea y Samaria, sino “hasta la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8.)

Los seguidores de Jesús se encontraron en sus viajes con predicadores que no eran judíos. Por ejemplo, Pablo se enfrentó en Atenas con filósofos epicúreos y estoicos. (Hechos 17:18.) Los cínicos iban por todo el Imperio Romano persuadiendo con arengas a sus oyentes. Los devotos de Isis y Serapis ejercían influencia en las mujeres y los esclavos prometiéndoles los mismos derechos religiosos y sociales que tenían los hombres libres. Los cultos orientales de la fertilidad dieron origen a muchas religiones mistéricas del mundo grecorromano. La promesa de expiación del pecado y el deseo de conocer secretos divinos llevaron a muchos a hacerse seguidores de las deidades falsas Demetrio, Dionisio y Cibeles.

¿Cómo se sufragaban los gastos?

Pero los viajes costaban dinero. Aparte de los gastos de transporte y peajes, los viajeros necesitaban comida, alojamiento, leña, ropa y atención sanitaria. Los predicadores, maestros, filósofos y místicos satisfacían estas necesidades de cinco maneras principales: 1) cobraban honorarios al enseñar; 2) trabajaban en tareas y oficios serviles; 3) aceptaban la hospitalidad que se les brindaba y donaciones voluntarias; 4) se relacionaban con personas acaudaladas, normalmente como pedagogos, y 5) mendigaban. Diógenes, el famoso cínico que mendigaba, pedía limosna a estatuas inertes a fin de prepararse para recibir desaires.

Pablo sabía que existían ciertos predicadores que afirmaban ser ministros cristianos pero que, al igual que algunos filósofos griegos, cultivaban la amistad de los ricos y esquilmaban a los pobres. Reprendió a la congregación de Corinto al decir: “Soportan a [...] cualquiera que devora lo que tienen, a cualquiera que arrebata lo que tienen”. (2 Corintios 11:20.) Jesucristo jamás arrebató nada de nadie, como tampoco lo hicieron Pablo ni sus compañeros. Pero los evangelistas codiciosos de Corinto eran “apóstoles falsos, obreros engañosos” y ministros de Satanás. (2 Corintios 11:13-15.)

Las instrucciones de Jesús a sus discípulos excluyeron la enseñanza por dinero. “Recibieron gratis, den gratis”, fue su consejo. (Mateo 10:8.) Aunque en aquellos días la mendicidad era común, se veía con cierto desprecio. En una de sus ilustraciones, Jesús representa a cierto mayordomo diciendo: “Me da vergüenza mendigar”. (Lucas 16:3.) Por esa razón, en ningún pasaje bíblico leemos que los fieles seguidores de Jesús pidieran a la gente dinero o bienes. Vivieron según este principio: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. (2 Tesalonicenses 3:10.)

Jesús animó a sus discípulos a encargarse de sus propias necesidades de dos maneras diferentes. En primer lugar, podían ‘vivir de las buenas nuevas’, como dijo Pablo. ¿De qué forma? Aceptando la hospitalidad que de buena gana se les brindaba. (1 Corintios 9:14; Lucas 10:7.) Y en segundo lugar, trabajando para mantenerse en sentido material. (Lucas 22:36.)

Principios que aplicó Pablo

¿Cómo aplicó Pablo estos principios? Pues bien, Lucas escribió lo siguiente respecto a la segunda gira misional del apóstol: “Nos hicimos a la mar desde Troas y fuimos con rumbo directo a Samotracia, mas al día siguiente a Neápolis, y de allí a Filipos, una colonia, que es la ciudad principal del distrito de Macedonia. Continuamos en esta ciudad, pasando algunos días”. Costearon sus propios gastos de transporte, alimento y hospedaje. (Hechos 16:11, 12.)

Después de cierto tiempo, una mujer llamada Lidia aceptó “las cosas que Pablo estaba hablando. Ahora bien, cuando fueron bautizadas ella y su casa, ella dijo con súplica: ‘Si ustedes me han juzgado fiel a Jehová, entren en mi casa y quédense’. Y sencillamente nos obligó a aceptar”. (Hechos 16:13-15.) Quizás debido en parte a la hospitalidad de Lidia, el apóstol Pablo escribió lo siguiente a sus compañeros de creencia de Filipos: “Siempre doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes en todo ruego mío por todos ustedes, mientras ofrezco mi ruego con gozo, por causa de la contribución que ustedes han hecho a las buenas nuevas desde el primer día hasta este momento”. (Filipenses 1:3-5.)

Lucas cita muchas ocasiones en las que se acogió a estos cristianos que viajaban. (Hechos 16:33, 34; 17:7; 21:7, 8, 16; 28:2, 7, 10, 14.) En sus cartas inspiradas, Pablo agradeció la hospitalidad y los regalos que había recibido. (Romanos 16:23; 2 Corintios 11:9; Gálatas 4:13, 14; Filipenses 4:15-18.) No obstante, ni él ni sus compañeros insinuaron jamás que se les debiera hacer regalos o dar apoyo económico. Los testigos de Jehová pueden decir que todavía se ve esta buena actitud entre sus superintendentes viajantes.

No dependían de la hospitalidad

Pablo no dependía de la hospitalidad que le brindaban. Había aprendido un oficio que exigía muchas horas y trabajo arduo, aunque poco remunerado. Cuando el apóstol llegó a Corinto de misionero, “halló a cierto judío de nombre Áquila [...] y a Priscila su esposa [...] De modo que fue a ellos y, por ser del mismo oficio, se quedó en su casa, y trabajaban, porque el oficio de ellos era hacer tiendas de campaña”. (Hechos 18:1-3.)

Más tarde, en Éfeso, Pablo siguió trabajando arduamente. (Compárese con Hechos 20:34; 1 Corintios 4:11, 12.) Puede que se especializara en la labor con cilicio, una tela muy dura hecha de pelo de cabra procedente de su ciudad natal. Podemos imaginarnos a Pablo sentado en un taburete e inclinado sobre su mesa de trabajo cortando y cosiendo hasta entrada la noche. Puesto que probablemente este trabajo no era ruidoso y facilitaba la conversación, Pablo debió tener oportunidad de testificar al dueño del taller, así como a sus empleados, esclavos, clientes y amigos. (Compárese con 1 Tesalonicenses 2:9.)

En su obra misional Pablo evitó comerciar con su ministerio o de algún modo dar la impresión de que vivía de la Palabra de Dios. Dijo a los tesalonicenses: “Ustedes mismos saben la manera como deben imitarnos, porque nosotros no nos portamos desordenadamente entre ustedes, ni comimos alimento de nadie gratis. Al contrario, con esfuerzo laborioso y afán, noche y día estuvimos trabajando para no imponer una carga costosa a ninguno de ustedes. No que no tengamos autoridad, sino a fin de ofrecernos como ejemplo a ustedes, para que nos imiten”. (2 Tesalonicenses 3:7-9.)

Imitadores del siglo XX

Los testigos de Jehová siguen el buen ejemplo de Pablo hasta este día. Los ancianos y siervos ministeriales no reciben salario ni estipendio de las congregaciones a las que sirven. Mantienen a sus familias como todo el mundo, la mayoría trabajando de empleados. Los ministros precursores de tiempo completo también se mantienen a sí mismos, muchos de ellos trabajando solo lo que se requiere para satisfacer sus necesidades básicas. Todos los años hay Testigos que viajan a sus expensas para predicar en lugares distantes a los que rara vez se llega con las buenas nuevas. Si hay familias en la localidad que les invitan a comer o les ofrecen hospedaje, lo agradecen, pero no abusan de su hospitalidad.

(¿De los vividores sin fronteras de las sucursales y el Goberning Body Bank no dicen nada?)

Toda la predicación y enseñanza que efectúan los testigos de Jehová es voluntaria y jamás cobran por su ministerio. No obstante, aceptan donaciones modestas para su obra mundial de predicar y las envían a la Sociedad Watch Tower para que las utilice con ese fin. (Mateo 24:14.) El ministerio de los Testigos no es comercial en ningún sentido. Todos ellos pueden decir, y con razón, lo mismo que Pablo: “Sin costo, gustosamente les declaré las buenas nuevas de Dios”. (2 Corintios 11:7.) Los testigos de Jehová no son “vendedores ambulantes de la palabra de Dios”.

[Ilustración en la página 26]

En ocasiones, Pablo se ganó la vida haciendo tiendas de campaña

[Recuadro en la página 27]

CÓMO CONTRIBUYEN ALGUNOS A LA OBRA DE PREDICAR EL REINO

□ CONTRIBUCIONES PARA LA OBRA MUNDIAL: Muchas personas apartan cierta suma o se hacen un presupuesto que les permite depositar una cantidad de dinero en las cajas de contribuciones marcadas “Contribuciones para la obra mundial de la Sociedad (Mateo 24:14)”. Las congregaciones envían ese dinero todos los meses a la sede mundial ubicada en Brooklyn (Nueva York) o a la sucursal más próxima.

□ REGALOS: Se pueden enviar donaciones voluntarias de dinero directamente a Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 25 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201, o a la sucursal de la Sociedad de su país. También pueden donarse joyas u otros objetos de valor. Estas contribuciones deben ir acompañadas de una carta breve que indique que es un regalo incondicional.

□ DONACIONES CONDICIONALES: Cualquier persona puede dar dinero a la Sociedad Watch Tower para que se guarde en depósito hasta su muerte disponiendo que, en caso de necesitarlo, le sea devuelto.

□ SEGUROS: Se puede nombrar beneficiaria a la Sociedad Watch Tower de una póliza de seguro de vida o de un plan de pensión o jubilación. En caso de hacerlo, debe informarse a la Sociedad.

□ CUENTAS BANCARIAS: Pueden dejarse en fideicomiso o pagaderos a la Sociedad Watch Tower en caso de muerte cuentas bancarias, certificados de depósito o cuentas personales de jubilación, según los requisitos bancarios del país. En caso de hacerlo, debe informarse a la Sociedad.

□ ACCIONES Y BONOS: Se pueden donar acciones y bonos a la Sociedad Watch Tower, ya sea regalándolos o con la condición de que el donante siga recibiendo los ingresos.

□ BIENES INMUEBLES: Pueden donarse a la Sociedad Watch Tower bienes inmuebles vendibles, ya sea como donación incondicional o manteniéndolos el donante como propiedad vitalicia con el derecho de habitarla mientras viva. Hay que ponerse en comunicación con la Sociedad antes de incluirla en cualquier escritura de bienes inmuebles.

□ TESTAMENTOS Y FIDEICOMISOS: Pueden legarse propiedades o dinero a la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania mediante un testamento legal. También puede nombrarse beneficiaria a la Sociedad de un acuerdo fideicomisario. Los fideicomisos que tienen de beneficiaria a una entidad religiosa pueden proporcionar ciertas ventajas con relación a los impuestos. Debe enviarse a la Sociedad una copia del testamento o del fideicomiso.

Para más información, escriba a Treasurer’s Office, Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 25 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201, o a la sucursal de la Sociedad más próxima.

[Recuadro en la página 29]

QUISO AYUDAR

TIFFANY, de 11 años de edad, es estudiante de Baton Rouge (Louisiana, E.U.A.). Hace poco, esta jovencita testigo de Jehová escribió una redacción sobre el tema “La educación en América”. Al poco tiempo, sus padres recibieron la siguiente carta del director de la escuela:

“Durante la semana de la Educación Americana se lee por el sistema de intercomunicación una redacción sobresaliente de cada grado escolar. Esta mañana tuve el placer de leer la redacción de Tiffany. Es una jovencita extraordinaria. Es equilibrada, tiene confianza en sí misma, talento y es simpática. Pocas veces he visto una alumna de sexto grado con tantas cualidades. Tiffany es un haber para nuestra escuela”.

Tiffany quedó en primer lugar en el concurso de redacciones. Posteriormente escribió a la Sociedad Watch Tower diciendo: “Quizás gané por haber usado el libro Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas. [...] Me basé en los capítulos sobre la educación. [...] Muchas gracias por haber publicado un libro tan útil y alentador como ese. Me dieron 7 dólares como premio. Les mando esos 7 dólares y 13 más, 20 en total, como donación para la obra mundial de predicación. [...] Cuando sea mayor espero ofrecerme de voluntaria para el servicio de Betel”."
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#2

Esos articulos anuales de noviembre siempre me daban pena, la verdad reuia a dar el discurso que se programaba para recordar las donaciones, es una verguenza el decir una cosa y hacer otra, pero asi se comporta la secta.

"Nada te ata excepto tus pensamientos; nada te limita excepto tu miedo; nada te controla excepto tus creencias." ( Marianne Williamson.)

[Imagen: giphy.gif]

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#3

Y además lo de las diferentes formas de contribuir eran las únicas páginas que se escribían con caracteres de mayor tamaño. ¿Para que la abueita Maripaz lo pudiese leer bien? Resto de artículos atalayescos eran de secundaria importancia.
Ver para creer
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#4

(29 Jan, 2019, 02:17 PM)James Bann escribió:  w92 1/12 págs. 26-29 No somos vendedores ambulantes de la Palabra de Dios

Léase este artículo de 1992 y compárese con la actual postura de la organización reclamando derechos de autor sobre la Traducción del Nuevo Mundo.

Nótese también esta frase: "Por esa razón, en ningún pasaje bíblico leemos que los fieles seguidores de Jesús pidieran a la gente dinero o bienes. Vivieron según este principio: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. (2 Tesalonicenses 3:10.)"

O esta otra: "No obstante, ni él ni sus compañeros insinuaron jamás que se les debiera hacer regalos o dar apoyo económico. Los testigos de Jehová pueden decir que todavía se ve esta buena actitud entre sus superintendentes viajantes." Peeeeero al final del artículo te dicen lo que les puedes dar. ¿se puede ser más cínico?  Dodgy





"No somos vendedores ambulantes de la Palabra de Dios"

VENDÍAMOS nuestro ministerio por dinero.” Así se expresó a fines de 1991 un anterior ministro encargado de orar con sus clientes por teléfono, al ser entrevistado en un programa de televisión que investigaba las actividades de los televangelistas norteamericanos.

El reportaje se concentró en tres ministerios televangelistas de Estados Unidos. Reveló que tan solo entre los tres están robando a la gente decenas de millones de dólares cada año. Uno de estos “ministerios” recibió el calificativo de “sofisticada fábrica de donaciones”. Todos estaban implicados en numerosos fraudes. ¿Le sorprende?

Se somete a examen a la religión

Los gobiernos, ciertas agencias privadas y la gente en general están sometiendo a examen no solo al televangelismo, sino incluso a las religiones convencionales, ortodoxas. En ciertos casos se han planteado cuestiones éticas al ver la cartera de valores de algunas iglesias, los intereses políticos financiados por la religión y el modo de vida ostentoso de clérigos que cobran elevados salarios.

¿Qué nivel dan algunos guías religiosos cuando se les compara con la noble descripción del ministerio cristiano que presentó el apóstol Pablo hace casi 2.000 años? Escribió: “No somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios como muchos hombres, sino que, como movidos por sinceridad, sí, como enviados de parte de Dios, bajo la mirada de Dios, en compañía con Cristo, hablamos”. (2 Corintios 2:17.) ¿Quiénes actúan de este modo en nuestro día?

Para responder a esta pregunta, fijémonos en cómo se sufragó el ministerio de Pablo y de sus compañeros. ¿En qué sentido difería del de otras personas de aquel tiempo?

Predicadores que viajaban en el primer siglo

Pablo no fue el único predicador itinerante. En aquel tiempo muchas personas viajaban para promover sus ideas religiosas o filosóficas. El escritor bíblico Lucas habla de “ciertos individuos de los judíos ambulantes que practicaban la expulsión de demonios”. (Hechos 19:13.) Cuando Jesucristo condenó a los fariseos, les dijo: “Atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito”. (Mateo 23:15.) Jesús mismo era un ministro que viajaba. Preparó a sus apóstoles y discípulos para que lo imitaran predicando no solo en Judea y Samaria, sino “hasta la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8.)

Los seguidores de Jesús se encontraron en sus viajes con predicadores que no eran judíos. Por ejemplo, Pablo se enfrentó en Atenas con filósofos epicúreos y estoicos. (Hechos 17:18.) Los cínicos iban por todo el Imperio Romano persuadiendo con arengas a sus oyentes. Los devotos de Isis y Serapis ejercían influencia en las mujeres y los esclavos prometiéndoles los mismos derechos religiosos y sociales que tenían los hombres libres. Los cultos orientales de la fertilidad dieron origen a muchas religiones mistéricas del mundo grecorromano. La promesa de expiación del pecado y el deseo de conocer secretos divinos llevaron a muchos a hacerse seguidores de las deidades falsas Demetrio, Dionisio y Cibeles.

¿Cómo se sufragaban los gastos?

Pero los viajes costaban dinero. Aparte de los gastos de transporte y peajes, los viajeros necesitaban comida, alojamiento, leña, ropa y atención sanitaria. Los predicadores, maestros, filósofos y místicos satisfacían estas necesidades de cinco maneras principales: 1) cobraban honorarios al enseñar; 2) trabajaban en tareas y oficios serviles; 3) aceptaban la hospitalidad que se les brindaba y donaciones voluntarias; 4) se relacionaban con personas acaudaladas, normalmente como pedagogos, y 5) mendigaban. Diógenes, el famoso cínico que mendigaba, pedía limosna a estatuas inertes a fin de prepararse para recibir desaires.

Pablo sabía que existían ciertos predicadores que afirmaban ser ministros cristianos pero que, al igual que algunos filósofos griegos, cultivaban la amistad de los ricos y esquilmaban a los pobres. Reprendió a la congregación de Corinto al decir: “Soportan a [...] cualquiera que devora lo que tienen, a cualquiera que arrebata lo que tienen”. (2 Corintios 11:20.) Jesucristo jamás arrebató nada de nadie, como tampoco lo hicieron Pablo ni sus compañeros. Pero los evangelistas codiciosos de Corinto eran “apóstoles falsos, obreros engañosos” y ministros de Satanás. (2 Corintios 11:13-15.)

Las instrucciones de Jesús a sus discípulos excluyeron la enseñanza por dinero. “Recibieron gratis, den gratis”, fue su consejo. (Mateo 10:8.) Aunque en aquellos días la mendicidad era común, se veía con cierto desprecio. En una de sus ilustraciones, Jesús representa a cierto mayordomo diciendo: “Me da vergüenza mendigar”. (Lucas 16:3.) Por esa razón, en ningún pasaje bíblico leemos que los fieles seguidores de Jesús pidieran a la gente dinero o bienes. Vivieron según este principio: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. (2 Tesalonicenses 3:10.)

Jesús animó a sus discípulos a encargarse de sus propias necesidades de dos maneras diferentes. En primer lugar, podían ‘vivir de las buenas nuevas’, como dijo Pablo. ¿De qué forma? Aceptando la hospitalidad que de buena gana se les brindaba. (1 Corintios 9:14; Lucas 10:7.) Y en segundo lugar, trabajando para mantenerse en sentido material. (Lucas 22:36.)

Principios que aplicó Pablo

¿Cómo aplicó Pablo estos principios? Pues bien, Lucas escribió lo siguiente respecto a la segunda gira misional del apóstol: “Nos hicimos a la mar desde Troas y fuimos con rumbo directo a Samotracia, mas al día siguiente a Neápolis, y de allí a Filipos, una colonia, que es la ciudad principal del distrito de Macedonia. Continuamos en esta ciudad, pasando algunos días”. Costearon sus propios gastos de transporte, alimento y hospedaje. (Hechos 16:11, 12.)

Después de cierto tiempo, una mujer llamada Lidia aceptó “las cosas que Pablo estaba hablando. Ahora bien, cuando fueron bautizadas ella y su casa, ella dijo con súplica: ‘Si ustedes me han juzgado fiel a Jehová, entren en mi casa y quédense’. Y sencillamente nos obligó a aceptar”. (Hechos 16:13-15.) Quizás debido en parte a la hospitalidad de Lidia, el apóstol Pablo escribió lo siguiente a sus compañeros de creencia de Filipos: “Siempre doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes en todo ruego mío por todos ustedes, mientras ofrezco mi ruego con gozo, por causa de la contribución que ustedes han hecho a las buenas nuevas desde el primer día hasta este momento”. (Filipenses 1:3-5.)

Lucas cita muchas ocasiones en las que se acogió a estos cristianos que viajaban. (Hechos 16:33, 34; 17:7; 21:7, 8, 16; 28:2, 7, 10, 14.) En sus cartas inspiradas, Pablo agradeció la hospitalidad y los regalos que había recibido. (Romanos 16:23; 2 Corintios 11:9; Gálatas 4:13, 14; Filipenses 4:15-18.) No obstante, ni él ni sus compañeros insinuaron jamás que se les debiera hacer regalos o dar apoyo económico. Los testigos de Jehová pueden decir que todavía se ve esta buena actitud entre sus superintendentes viajantes.

No dependían de la hospitalidad

Pablo no dependía de la hospitalidad que le brindaban. Había aprendido un oficio que exigía muchas horas y trabajo arduo, aunque poco remunerado. Cuando el apóstol llegó a Corinto de misionero, “halló a cierto judío de nombre Áquila [...] y a Priscila su esposa [...] De modo que fue a ellos y, por ser del mismo oficio, se quedó en su casa, y trabajaban, porque el oficio de ellos era hacer tiendas de campaña”. (Hechos 18:1-3.)

Más tarde, en Éfeso, Pablo siguió trabajando arduamente. (Compárese con Hechos 20:34; 1 Corintios 4:11, 12.) Puede que se especializara en la labor con cilicio, una tela muy dura hecha de pelo de cabra procedente de su ciudad natal. Podemos imaginarnos a Pablo sentado en un taburete e inclinado sobre su mesa de trabajo cortando y cosiendo hasta entrada la noche. Puesto que probablemente este trabajo no era ruidoso y facilitaba la conversación, Pablo debió tener oportunidad de testificar al dueño del taller, así como a sus empleados, esclavos, clientes y amigos. (Compárese con 1 Tesalonicenses 2:9.)

En su obra misional Pablo evitó comerciar con su ministerio o de algún modo dar la impresión de que vivía de la Palabra de Dios. Dijo a los tesalonicenses: “Ustedes mismos saben la manera como deben imitarnos, porque nosotros no nos portamos desordenadamente entre ustedes, ni comimos alimento de nadie gratis. Al contrario, con esfuerzo laborioso y afán, noche y día estuvimos trabajando para no imponer una carga costosa a ninguno de ustedes. No que no tengamos autoridad, sino a fin de ofrecernos como ejemplo a ustedes, para que nos imiten”. (2 Tesalonicenses 3:7-9.)

Imitadores del siglo XX

Los testigos de Jehová siguen el buen ejemplo de Pablo hasta este día. Los ancianos y siervos ministeriales no reciben salario ni estipendio de las congregaciones a las que sirven. Mantienen a sus familias como todo el mundo, la mayoría trabajando de empleados. Los ministros precursores de tiempo completo también se mantienen a sí mismos, muchos de ellos trabajando solo lo que se requiere para satisfacer sus necesidades básicas. Todos los años hay Testigos que viajan a sus expensas para predicar en lugares distantes a los que rara vez se llega con las buenas nuevas. Si hay familias en la localidad que les invitan a comer o les ofrecen hospedaje, lo agradecen, pero no abusan de su hospitalidad.

(¿De los vividores sin fronteras de las sucursales y el Goberning Body Bank no dicen nada?)

Toda la predicación y enseñanza que efectúan los testigos de Jehová es voluntaria y jamás cobran por su ministerio. No obstante, aceptan donaciones modestas para su obra mundial de predicar y las envían a la Sociedad Watch Tower para que las utilice con ese fin. (Mateo 24:14.) El ministerio de los Testigos no es comercial en ningún sentido. Todos ellos pueden decir, y con razón, lo mismo que Pablo: “Sin costo, gustosamente les declaré las buenas nuevas de Dios”. (2 Corintios 11:7.) Los testigos de Jehová no son “vendedores ambulantes de la palabra de Dios”.

[Ilustración en la página 26]

En ocasiones, Pablo se ganó la vida haciendo tiendas de campaña

[Recuadro en la página 27]

CÓMO CONTRIBUYEN ALGUNOS A LA OBRA DE PREDICAR EL REINO

□ CONTRIBUCIONES PARA LA OBRA MUNDIAL: Muchas personas apartan cierta suma o se hacen un presupuesto que les permite depositar una cantidad de dinero en las cajas de contribuciones marcadas “Contribuciones para la obra mundial de la Sociedad (Mateo 24:14)”. Las congregaciones envían ese dinero todos los meses a la sede mundial ubicada en Brooklyn (Nueva York) o a la sucursal más próxima.

□ REGALOS: Se pueden enviar donaciones voluntarias de dinero directamente a Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 25 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201, o a la sucursal de la Sociedad de su país. También pueden donarse joyas u otros objetos de valor. Estas contribuciones deben ir acompañadas de una carta breve que indique que es un regalo incondicional.

□ DONACIONES CONDICIONALES: Cualquier persona puede dar dinero a la Sociedad Watch Tower para que se guarde en depósito hasta su muerte disponiendo que, en caso de necesitarlo, le sea devuelto.

□ SEGUROS: Se puede nombrar beneficiaria a la Sociedad Watch Tower de una póliza de seguro de vida o de un plan de pensión o jubilación. En caso de hacerlo, debe informarse a la Sociedad.

□ CUENTAS BANCARIAS: Pueden dejarse en fideicomiso o pagaderos a la Sociedad Watch Tower en caso de muerte cuentas bancarias, certificados de depósito o cuentas personales de jubilación, según los requisitos bancarios del país. En caso de hacerlo, debe informarse a la Sociedad.

□ ACCIONES Y BONOS: Se pueden donar acciones y bonos a la Sociedad Watch Tower, ya sea regalándolos o con la condición de que el donante siga recibiendo los ingresos.

□ BIENES INMUEBLES: Pueden donarse a la Sociedad Watch Tower bienes inmuebles vendibles, ya sea como donación incondicional o manteniéndolos el donante como propiedad vitalicia con el derecho de habitarla mientras viva. Hay que ponerse en comunicación con la Sociedad antes de incluirla en cualquier escritura de bienes inmuebles.

□ TESTAMENTOS Y FIDEICOMISOS: Pueden legarse propiedades o dinero a la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania mediante un testamento legal. También puede nombrarse beneficiaria a la Sociedad de un acuerdo fideicomisario. Los fideicomisos que tienen de beneficiaria a una entidad religiosa pueden proporcionar ciertas ventajas con relación a los impuestos. Debe enviarse a la Sociedad una copia del testamento o del fideicomiso.

Para más información, escriba a Treasurer’s Office, Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 25 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201, o a la sucursal de la Sociedad más próxima.

[Recuadro en la página 29]

QUISO AYUDAR

TIFFANY, de 11 años de edad, es estudiante de Baton Rouge (Louisiana, E.U.A.). Hace poco, esta jovencita testigo de Jehová escribió una redacción sobre el tema “La educación en América”. Al poco tiempo, sus padres recibieron la siguiente carta del director de la escuela:

“Durante la semana de la Educación Americana se lee por el sistema de intercomunicación una redacción sobresaliente de cada grado escolar. Esta mañana tuve el placer de leer la redacción de Tiffany. Es una jovencita extraordinaria. Es equilibrada, tiene confianza en sí misma, talento y es simpática. Pocas veces he visto una alumna de sexto grado con tantas cualidades. Tiffany es un haber para nuestra escuela”.

Tiffany quedó en primer lugar en el concurso de redacciones. Posteriormente escribió a la Sociedad Watch Tower diciendo: “Quizás gané por haber usado el libro Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas. [...] Me basé en los capítulos sobre la educación. [...] Muchas gracias por haber publicado un libro tan útil y alentador como ese. Me dieron 7 dólares como premio. Les mando esos 7 dólares y 13 más, 20 en total, como donación para la obra mundial de predicación. [...] Cuando sea mayor espero ofrecerme de voluntaria para el servicio de Betel”."
James Bann que acertado análisis has realizado, ellos de Goberment Body como sacan dinero de los pobres que van caminando buscando para las donaciones que luego, ellos manejan a placer. No tienen vergüenza, como menciono en sus propias palabras STEPHEN LETT   " NO LE DA VERGUENZA PEDIR",

¡ CARA DURA!   Dodgy
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