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La ausencia de huevos de dinosaurios fosilizados, un misterio (...)
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La ausencia de huevos de dinosaurios fosilizados, un misterio que la ciencia va camino a resolver

Nuevos hallazgos en Mongolia y la Argentina echan luz sobre cómo era la reproducción de estos reptiles antiguos.

Hay un problema con los huevos de dinosaurio: muchos de ellos desaparecieron.

Los dinosaurios dominaban la tierra hace unos 245 millones de años, y su reinado duró hasta que un asteroide los extinguió unos 66 millones de años antes de nuestra era. Pero sus huevos, muy parecidos a los de otros reptiles que vivieron en el planeta durante ese tiempo, están mayormente ausentes en la primera mitad de su registro fósil.

Un nuevo estudio publicado en Nature, que muestra restos de dinosaurios bebés de Mongolia y Argentina, ofrece una razón: los primeros dinosaurios ponían huevos blandos, como las tortugas de hoy, y sus huevos se descomponían mucho antes de que pudieran convertirse en fósiles.

En un segundo estudio, también publicado en Nature, los paleontólogos anunciaron el primer huevo fósil conocido encontrado en la Antártida. El huevo, también de cáscara blanda, parece una pelota de fútbol americano desinflada. Es más grande que cualquier huevo de dinosaurio jamás encontrado, y el equipo que lo desenterró piensa que podría ser el huevo de un mosasaurio.

Estos reptiles marinos del tamaño de un cohete patrullaban los antiguos océanos durante la era de los dinosaurios y, hasta ahora, se pensaba que daban a luz a crías vivas, no que ponían huevos.

Ambos estudios revuelven la comprensión científica de la reproducción de los reptiles antiguos. El hallazgo de los dinosaurios explica una brecha en el registro fósil. Pero también revela cómo las fuerzas naturales probablemente guiaron la evolución de la reproducción de los dinosaurios a lo largo del tiempo, llevando finalmente a los dinosaurios a desarrollar un tipo completamente diferente de capacidad de poner huevos.

Al mismo tiempo, el hallazgo del huevo antártico expande los límites de tamaño conocidos que la vida puede alcanzar al nacer, invitando a preguntarse cómo pueden crecer realmente los seres vivos.

La idea detrás de la investigación de los huevos de dinosaurio se incubó durante mucho tiempo.

"Esta es en realidad una idea que tuve hace unos 15 años", dijo Mark Norell, un paleontólogo vertebrado del Museo Americano de Historia Natural en la ciudad de Nueva York, quien dirigió el equipo detrás del estudio de los dinosaurios.

Norell estaba en Mongolia excavando fósiles de dinosaurios en el desierto de Gobi. Desenterró fósiles bebés de un dinosaurio llamado Protoceratops --un dinosaurio herbívoro con pico del mismo grupo que el Triceratops.

Los bebés de Protoceratops murieron en un período que se remonta entre los 75 y 71 millones de años atrás, y están enroscados en posiciones fetales. Parece como si aún debieran estar refugiándose en sus huevos. Pero cuando Norell los encontró, no había fragmentos de cáscara de huevo fosilizados. En su lugar, una fina película rodeó a los animales.

Fue entonces cuando Norell se dio cuenta: las películas podrían ser residuos de cáscaras blandas descompuestas. Hoy en día, reptiles como tortugas, serpientes y lagartos ponen huevos de cáscara blanda, que son más fáciles de incubar pero ofrecen poca protección contra los elementos o algunos depredadores.

"Pero nunca pude probarlo realmente", dijo Norell.

Norell dijo que la idea le molestaba, porque los paleontólogos regularmente desenterraban grandes cantidades de huevos de dinosaurio en los sitios de excavación. Pero estos huevos siempre fueron más jóvenes que los de mediados del período jurásico, que va de unos 200 a 145 millones de años atrás.

Norell pensó que algo importante había sucedido en esa época. Pero hasta que hubiera más pruebas, la cuestión de los huevos perdidos sería "atribuida a los caprichos y prejuicios normales e insuficiencias del registro fósil", dijo Stephen Brusatte, un paleontólogo vertebrado de la Universidad de Edimburgo.

Así que la idea se gestó. No fue hasta que Jasmina Wiemann, una paleontóloga molecular de la Universidad de Yale, se unió al equipo de Norell que la idea finalmente salió a la luz.

Wiemann analizó la química de los huevos duros y blandos de animales como pollos y tortugas, y descubrió que cada tipo de caparazón produce una huella química única. Luego miró la química de las películas de Protoceratops, así como las películas del huevo de otro dinosaurio de Argentina llamado Mussaurus, y encontró que los huevos de dinosaurio coincidían con la huella digital de la cáscara blanda. "Eso fue increíblemente emocionante", dijo Wiemann.

El equipo ahora sabía que algunos dinosaurios ponían huevos blandos. Después de averiguar dónde encajaba el rasgo de cáscara blanda en el árbol genealógico de los dinosaurios, se dieron cuenta de que el antepasado común de todos los dinosaurios debía haber puesto huevos blandos. La capacidad de poner los huevos de cáscara dura que aparecieron más tarde en el registro fósil evolucionó decenas de millones de años más tarde, más cerca de su extinción que cuando surgieron los dinosaurios no nativos.

"La idea de que el dinosaurio ancestral puso huevos de cáscara blanda como una tortuga es una hipótesis audaz, pero me gusta", dijo Brusatte, que no participó en el estudio. "Es una revelación asombrosa, y es notable pensar en estos dinosaurios gigantes, más grandes que los colectivos, y en algunos casos que los aviones, comenzando como pequeños chillidos que salen de un huevo blando".

Aunque no es un dinosaurio, el mosasaurio que arrancó el huevo de cáscara blanda de la Antártida fue uno de esos seres minúsculos. Los mosasaurios adultos podrían haber alcanzado una longitud cercana a los 20 metros.

El huevo, que fue descubierto en 2011, y es el primer huevo de mosasaurio en ser encontrado, tiene alrededor de 30 centímetros de largo. El único huevo más grande que se ha encontrado proviene del ave elefante, que se extinguió en el siglo XVII.

"Eso es lo que realmente nos sorprendió, porque no pensábamos que los huevos de cáscara blanda pudieran crecer tanto sin colapsar", dijo Lucas Legendre, un paleontólogo de la Universidad de Texas en Austin que es el autor principal del nuevo estudio. "No creíamos que hubiera animales tan grandes que pudieran poner huevos de cáscara blanda".

Para Norell, tal evolución en la comprensión es sorprendente, pero que eso es justamente la forma en que estas cosas avanzan. "Creo que cuanto más miramos la evolución de cualquier cosa, más te sorprende", dijo. "Así es como funciona".

© 2020 The New York Times

Fuente:
[Imagen: el-fosil-de-un-huevo___8VCOSBj32_1256x62...022609914%3E]
https://www.clarin.com/new-york-times-in...gRVmNncL0w

[Imagen: cropped-arbol.jpg]
https://aimeepadilla.com.mx/
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