03 Feb, 2021, 12:01 PM
Hace unas cuantas semanas tuvimos la visita del “querido” superintendente de circuito. Una “visita de medico “mejor dicho, expresión muy usada por estos lares para dejar en claro la poca duración de la visita.
Algo que nos dejo mas que claro esta visita para mucho de la congregación, finalmente se dieron cuenta, que las famosas “dietas especiales” que han adoptado algunos superintendentes de circuito en la ciudad son un dolor de cabeza y un dolor al bolsillo.
Una comida a base de dichas dietas tranquilamente puede llegar a costas mas de cuarenta y cinco dólares, con la economía actual en nuestro país, pocos pueden darse el gusto de invertir ese dinero. Aun así, y sin importar la realidad socioeconómica de los hermanos, exigieron que se prepare la comida acorde a su dichosa dieta milagrosa.
Pocos se hicieron anotar para el almuerzo, si antes de esta pandemia era un fastidio gastar tanto por un almuerzo, ahora con la pandemia y la crisis económica que vivimos es aún más. El resultado final fue simple, la congregación debe trabajar en hospitalidad. Según las palabras de la propia esposa del viajante en forma de queja y queriendo empatizar con el resto de hermanos: “Actualmente nos toma mucho tiempo cocinar y dejar limpia la casa, tiempo que podríamos invertirlo en la predicación”.
Se les ha dado mayor flexibilidad a muchos de ellos, los depósitos mensuales a las cuentas de los circuitos no han cesado, tienen todo lo que necesitan. Y aun así nos exigen más de lo que una persona puede dar en medio de estos tiempos. Mientras mas pasa el tiempo, mayor es mi desagrado al ver como ven a cada publicador como una fuente de recursos, nada mas.
Algo que nos dejo mas que claro esta visita para mucho de la congregación, finalmente se dieron cuenta, que las famosas “dietas especiales” que han adoptado algunos superintendentes de circuito en la ciudad son un dolor de cabeza y un dolor al bolsillo.
Una comida a base de dichas dietas tranquilamente puede llegar a costas mas de cuarenta y cinco dólares, con la economía actual en nuestro país, pocos pueden darse el gusto de invertir ese dinero. Aun así, y sin importar la realidad socioeconómica de los hermanos, exigieron que se prepare la comida acorde a su dichosa dieta milagrosa.
Pocos se hicieron anotar para el almuerzo, si antes de esta pandemia era un fastidio gastar tanto por un almuerzo, ahora con la pandemia y la crisis económica que vivimos es aún más. El resultado final fue simple, la congregación debe trabajar en hospitalidad. Según las palabras de la propia esposa del viajante en forma de queja y queriendo empatizar con el resto de hermanos: “Actualmente nos toma mucho tiempo cocinar y dejar limpia la casa, tiempo que podríamos invertirlo en la predicación”.
Se les ha dado mayor flexibilidad a muchos de ellos, los depósitos mensuales a las cuentas de los circuitos no han cesado, tienen todo lo que necesitan. Y aun así nos exigen más de lo que una persona puede dar en medio de estos tiempos. Mientras mas pasa el tiempo, mayor es mi desagrado al ver como ven a cada publicador como una fuente de recursos, nada mas.