Para ello, hablemos un poquito sobre el Libro de Daniel. Intentaré exponer la versión reducida.
La profecía del rey del norte y del rey del sur se encuentra exclusivamente en el capítulo 11 de Daniel. ¿Tiene lo allí contenido, junto con el resto de profecías de Daniel, un cumplimiento moderno, en el siglo XXI? Hablemos un poquito y saca después tus propias conclusiones.
¿Cuándo fue escrito el libro de Daniel? Al día de hoy, NO hay consenso entre los estudiosos. Actualmente hay dos teorías: 1. Que fue escrito durante el exilio en Babilonia, entre los siglos VI y V a.C. ¿Objetivo? Brindar esperanza a los judíos exiliados. 2. Que fue escrito en el siglo II a.C., durante la época de los Macabeos ¿Objetivo? Predicar la profecía del Mesías y brindar esperanza en medio de la persecución de ese momento.
Aunque la discusión sobre la fecha de escritura del Libro de Daniel continúa abierta en el ámbito académico la mayoría de académicos se inclinan por la segunda opción precitada.
¿Que valor le dan los judíos al libro de Daniel? Si alguien sabe algo el libro de Daniel, uno de los libros que componen “su” Biblia, son los judíos. De hecho, bajo mi punto de vista, sobre el AT son ellos la máxima autoridad.
El libro de Daniel está incluido en la Tanaj hebrea (la Biblia judía). La Tanaj está dividida en tres secciones, de mayor a menor importancia: la Torá o Pentateuco, que es la parte más importante, nuclear; después los Neviim, o Profetas y en tercer lugar los Ketuvim o los Escritos, la parte de menor valor.
Vista la anterior división si preguntáramos a un TJ promedio en qué grupo estaría incluido el libro de Daniel, con rapidez respondería que en el segundo grupo, los Profetas o Neviim. Se llevaría una sorpresa mayúscula al enterarse que los judíos lo tienen clasificado dentro del último grupo, el de menor importancia, los Ketuvim, el grupo que contiene los escritos de carácter histórico, sapienciales y proféticos (Salmos, Proverbios, Cantar de los cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Esdras Nehemias… y Daniel) que, por cierto, hubo un tiempo en el que estuvo en el alero de si lo incluían o no en su Tanaj. Esa es la opinión, rebajada, que tienen los judíos del libro de Daniel, opinión completamente opuesta a la que tienen las religiones adventistas, entre las que tenemos que incluir, evidentemente, a los Testigos de Jehová, que lo elevan, por su contenido “apocalíptico” al más alto nivel de importancia.
Sobre lo anterior, una pequeña nota del rabino Yehuda Shurpin, dice que “el Talmud establece explícitamente que Daniel no era un profeta . Aunque Daniel tuvo visiones, éstas estaban en el nivel de Ruaj Hakodesh, inspiración Divina y no al nivel de profecías, motivo por. El que el libro de Daniel es parte de los Ketubim, los Escritos, y no los Neviim, Profetas” .
Aquí el rabino trae a colación al Talmud, algo que los TJ denostan como de nulo valor. Opuesto a la opinión de los TJ el Talmud es una obra de un valor inigualable para entender el AT dado que allí se encuentran, principalmente, las tradiciones orales puestas por escrito (contiene las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones, dichos, parábolas, historias y leyendas, obra, sin la cual sería extremadamente difícil poner significado a lo contenido en el Tanaj).
Sobre las profecías bíblicas en general: aquí sí que encontramos consenso entre los eruditos y académicos en el sentido de que las profecías bíblicas iban dirigidas al auditorio que las escuchaba de forma que al ver su cumplimiento entendieran su significado y dieran valor al profeta que las emitió. NINGUNA profecía se lanzaba para un ámbito personal y temporal distante de su contexto temporal y local. Ninguna se emitía para su cumplimiento en un lugar diferente al lugar donde fue profetizada o en un ámbito temporal alejado a un futuro de 200 años, 500, 1000 o 2000 años más adelante. Las profecías bíblicas eran para el tiempo y el lugar del auditorio que las escuchaba.
El enfoque sobre las profecías bíblica que dan los TJ. Aquellos que llevamos unas cuantas décadas dentro de los TJ nos llamó la atención, en mayor o menor grado, el “nuevo entendimiento” que sobre cómo entender las profecías bíblicas… su primer cumplimiento, su segundo cumplimiento o hasta algunas, su tercer cumplimiento, o lo que hasta ese momento, de manera “sesuda” llegaron a llamar los “tipos y los antitipos” de las profecías bíblicas, cuando La Atalaya del 15.03.2015, página 18, después de poner a parir Agustín de Hipona por hacer lo mismo que el CG-EFP había hecho hasta ese momento, dijo lo siguiente: “El método más sabio es el siguiente: si la Biblia dice que una persona, un acontecimiento o un objeto tiene cumplimiento profético, lo aceptamos. Pero si no lo dice, no tenemos razones para buscar tipos y antitipos en las historias bíblicas”.
Fue arrojado en ese momento al inodoro su método interpretativo de tipos y antitipos, mantenido por muchas décadas. A partir del 2015, “si no lo dice, no había que buscar un cumplimiento posterior”.
Así que, con ese nuevo enfoque (año 2015) llegamos al asunto planteado por “Luz Oscura”: El Rey del Norte y el Rey del Sur.
¿Qué opinan los académicos sobre a quién se refería como Rey del Norte y del Sur en la profecía de Daniel 11?
Dos ejemplos: algunos opinan que el Rey del Norte se refería a Babilonia y el Rey del Sur a Egipto, potencias al norte y sus del pueblo judío. Otros lo interpretan como las dinastías seléucida y ptolemaica, respectivamente, surgidas de la división del imperio de Alejando Magno. ¿Situáis históricamente esos reinados? ¿Véis por dónde voy?
¿Y los TJ? La WT siempre ha hecho una proyección a 2.200 años al futuro desde cuando se dio la profecía, entendiendo (interpretado) que el Rey del Sur era lo que ellos llaman la potencia angloamericana (EEUU+Reino Unido) y el Rey del Norte… ha estado sujeto a una cierta “evolución” interpretativa.
La WT entendió que, desde 1870 a 1991, el Rey de Norte fue la Unión Soviética, pero al caer la Unión Soviética en 1991 quedaba en el limbo su identidad. Fue en 2020 cuando Jehová los iluminó (ironía) publicando quién era, en ese momento, el rey del Norte, apuntando a Rusia y a sus aliados (no sabemos a quién se refería con la expresión “sus aliados”).
Conclusión:
¿Tiene sentido, después de eliminar los conceptos “tipo y antitipo” que los TJ continúen buscando, 2.200 años después de dictarse la profecía del rey del Norte y del Sur, su identidad? ¿Cuántas más identidades le asignarán, en un futuro, los miembros del CG-EFP a ambos reyes?
Considero que, esa forma de actuar por parte del CG-EP, está tras el objetivo de fijar en la mente de los TJ de base que ellos SI que saben interpretar adecuadamente las profecías bíblicas y de paso remachar, en la mente de los incautos, el concepto de que ellos SI que son el canal de comunicación de Dios con la humanidad, porque sino ¿cómo podrían ellos conocer la identidad de esos dos reyes? Sólo puede existir una posibilidad: porque ellos están siendo iluminados y guiados por Dios.
Por ello, respondiendo a la pregunta del título de la entrada, la interpretación que dan los TJ a las figuras del Rey del Norte y del Sur, las interpretaciones que le dan los TJ son fruto de una fumada de marihuana que llenaba la habitación del ideólogo que la pergeñó y también de la habitación de quien la modificó posteriormente en 2020. NO hay que buscar hoy en día la identidad de esos reyes por la sencilla razón de que, en el mejor de los casos, se refería a reinos que existieron entre el siglo V al II aC. Hoy, 31.05.2025, el Rey del Norte y el Rey del Sur del capítulo 11 de Daniel sencillamente NO EXISTEN.
Y los que todavía estamos dentro de los TJ, cuando analizamos cualquier cosa relacionada con el AT, como la aquí tratada, nunca dejemos de preguntarnos: los testigos de Jehová ¿qué somos? ¿somos judíos, cristianos o judeocristianos? No sé cómo se sentirán otros, pero sí sé cómo me siento y cómo me considero: no me considero ni judío ni judeocristiano sino cristiano. Corrijo, tampoco me considero cristiano -pues Jesús de Nazaret jamás se identificó como el Cristo-, me considero, por lo menos hoy por hoy, seguidor de Jesús de Nazaret y sus enseñanzas, de todas las enseñanzas, las que encontramos en los evangelios canónicos como en los no canónicos. Por ello, cuando surgen cuestiones relacionadas con el AT, como la aquí tratada, como seguidor de Jesús de Nazaret y no seguidor del AT, todo lo que se plantee sobre el AT, ni me aplica ni me afecta, sino que, simplemente, me la trae floja. Paso de TODO lo allí contenido (en el AT).
Quinto Mucio Escévola
"Explicaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias y lo que puede ser afirmado sin pruebas, puede ser rechazado sin pruebas" (Christopher Eric Hitchens)