23 Nov, 2023, 12:44 AM
Fue duro para nosotros habernos dado cuenta que fuimos engañados, fue triste haberse dado cuenta todo el tiempos dinero y energías que invertimos en la secta de los Testigos de Jehová. A veces creo que ser sincero es una característica necesaria para despertar de la programación. No diré que los que despertamos éramos personas "ejemplares" pero esa sinceridad en cierto momento nos hizo luchar contra la disonancia cognitiva y enfrentar la realidad.
Y aquí estamos, fuimos abusados verbalmente, despojados de nuestra identidad, humillados, y hay momentos en que tal vez pensemos para nuestros adentros "si tan solo nunca hubiera sido testigo de Jehová", pero hay un dolor que también es importante sanar, ¿A qué me refiero?
Hace meses, tenía una emoción atrapada en mi interior, me inquietaba, me preocupaba, me despertaba a media madrugada, recordando, el trato que le di a uno de mis hermanos carnales, o mejor dicho el trato que no le dí, cuando fue expulsado. Tuve en mis manos la posibilidad de brindarle apoyo cuando se fue de la casa por no estar de acuerdo con las "normas de Jehová", pero al ser un Testigo fiel a la organización, creía que para mí él ya no existiría, no al menos que regresara a Jehová. Durante ese tiempo, se metió en problemas y cuando enteraba en mis adentros llegué a pensar que ojalá eso le hiciera recapacitar del "error" que cometió al desasociarse. En los momentos en que pude brindarle ayuda simplemente lo ignoré. Él salió adelante con el tiempo, no es millonario obviamente, tampoco tiene una vida perfecta, pero trabaja y no necesita pedirle nada a nadie. Fue un periodo de unos cinco años durante los cuales no cruzamos palabra, salvó una ocasión en los primeros años en qué llegué temprano del trabajo y lo encontré en casa con mi madre (quien siempre se negó a cortar relación con él) y le increpé que en esta casa no debía entrar.
Después de todo el crecimiento personal que he tenido gracias al foro, entendí que no solamente fuí víctima de la WT, también fui un victimario, entendí que mi programación no me excusaba del daño que causé a otros, que debía intentar solucionar las cosas. Así que arreglé una llamada con mi hermano, estaba muy nervioso de lo que iba a decir, hablamos algunas trivialidades personales, y luego... Le expliqué lo que había pasado, que en su momento no había podido ver de manera correcta las cosas, que lamentaba que una estúpida religión nos hubiera separado y que le ofrecía mis más sinceras disculpas. Él se desahogó, me reprochó cosas del pasado, de mi actitud, de mi ego y orgullo, de mi obsesión por querer ser el testigo perfecto... Pero también me dijo que por medio del resto de mi familia se enteró de cómo fui cambiando, que fui venciendo el fanatismo y que ahora hacia y aceptaba cosas que hace algunos años hubiera sido imposible. Aceptó mi disculpa, lloramos por teléfono, y quedamos de seguir en contacto.
No voy a negar que es difícil restablecer una relación con semejantes antecedentes, después de tanta desconexión tal vez uno creería que sería fácil por haber tantas cosas que contar, pero al principio costó trabajo encontrar cosas de qué hablar. Pero poco a poco hemos ido retomando esa relación, él vino a visitarme, y también mis papás, mi papá en particular tenía sus reservas porque yo estaría alojando a un expulsado en casa, pero fui firme y le dije que eso no me importaba, así que mis padres y la mayoría de mis hermanos pasamos unos días juntos. El día que tocó ir a la reunión, estaba decidido a seguir siendo yo mismo, y me sentí muy orgulloso de mi al ser ancianete y haberme sentado al lado de mi hermano, y platicar con él sabiendo que mi congregación sabe que está expulsado. Nadie me dijo nada, si alguien me hubiera dicho algo yo con gusto le habría mostrado la respuesta a las preguntas del sitio JW sobre si los TJ dejan de hablar a quienes dejan de ser de su religión.
Así que, retomando el punto principal, recordemos que posiblemente también hemos hecho daño, el haber sido víctimas de una secta tal vez sea una atenuante en nuestro juicio, pero no debemos huir de la responsabilidad de enfrentar nuestras acciones siempre que se pueda; en otras ocasiones será imposible porque la víctima ha fallecido, ya no tenemos contacto con ella, o sencillamente sigue siendo testigo de Jehová fiel y hasta se tomaría a mal nuestras disculpas, pero si es posible podemos hacerlo.
Por otro lado, cuando no haya forma de disculparse, seguramente nos envuelvan sentimientos de culpa, en ese caso nosotros mismos debemos perdonarnos, ser consientes de qué hicimos y porqué lo hicimos, y asegurarnos que de tener una segunda oportunidad haríamos las cosas de manera diferente, es solo que a veces no se puede cambiar el pasado.
Tras una actitud fanática, tras haber participado en un señalamiento, en un comité judicial, en ignorar a un expulsado, en conducir un curso bíblico hacia el bautismo, cualquier situación del pasado, nos hace también victimarios, y entenderlo y aceptar la realidad es parte de nuestra reconstrucción.
Y aquí estamos, fuimos abusados verbalmente, despojados de nuestra identidad, humillados, y hay momentos en que tal vez pensemos para nuestros adentros "si tan solo nunca hubiera sido testigo de Jehová", pero hay un dolor que también es importante sanar, ¿A qué me refiero?
Hace meses, tenía una emoción atrapada en mi interior, me inquietaba, me preocupaba, me despertaba a media madrugada, recordando, el trato que le di a uno de mis hermanos carnales, o mejor dicho el trato que no le dí, cuando fue expulsado. Tuve en mis manos la posibilidad de brindarle apoyo cuando se fue de la casa por no estar de acuerdo con las "normas de Jehová", pero al ser un Testigo fiel a la organización, creía que para mí él ya no existiría, no al menos que regresara a Jehová. Durante ese tiempo, se metió en problemas y cuando enteraba en mis adentros llegué a pensar que ojalá eso le hiciera recapacitar del "error" que cometió al desasociarse. En los momentos en que pude brindarle ayuda simplemente lo ignoré. Él salió adelante con el tiempo, no es millonario obviamente, tampoco tiene una vida perfecta, pero trabaja y no necesita pedirle nada a nadie. Fue un periodo de unos cinco años durante los cuales no cruzamos palabra, salvó una ocasión en los primeros años en qué llegué temprano del trabajo y lo encontré en casa con mi madre (quien siempre se negó a cortar relación con él) y le increpé que en esta casa no debía entrar.
Después de todo el crecimiento personal que he tenido gracias al foro, entendí que no solamente fuí víctima de la WT, también fui un victimario, entendí que mi programación no me excusaba del daño que causé a otros, que debía intentar solucionar las cosas. Así que arreglé una llamada con mi hermano, estaba muy nervioso de lo que iba a decir, hablamos algunas trivialidades personales, y luego... Le expliqué lo que había pasado, que en su momento no había podido ver de manera correcta las cosas, que lamentaba que una estúpida religión nos hubiera separado y que le ofrecía mis más sinceras disculpas. Él se desahogó, me reprochó cosas del pasado, de mi actitud, de mi ego y orgullo, de mi obsesión por querer ser el testigo perfecto... Pero también me dijo que por medio del resto de mi familia se enteró de cómo fui cambiando, que fui venciendo el fanatismo y que ahora hacia y aceptaba cosas que hace algunos años hubiera sido imposible. Aceptó mi disculpa, lloramos por teléfono, y quedamos de seguir en contacto.
No voy a negar que es difícil restablecer una relación con semejantes antecedentes, después de tanta desconexión tal vez uno creería que sería fácil por haber tantas cosas que contar, pero al principio costó trabajo encontrar cosas de qué hablar. Pero poco a poco hemos ido retomando esa relación, él vino a visitarme, y también mis papás, mi papá en particular tenía sus reservas porque yo estaría alojando a un expulsado en casa, pero fui firme y le dije que eso no me importaba, así que mis padres y la mayoría de mis hermanos pasamos unos días juntos. El día que tocó ir a la reunión, estaba decidido a seguir siendo yo mismo, y me sentí muy orgulloso de mi al ser ancianete y haberme sentado al lado de mi hermano, y platicar con él sabiendo que mi congregación sabe que está expulsado. Nadie me dijo nada, si alguien me hubiera dicho algo yo con gusto le habría mostrado la respuesta a las preguntas del sitio JW sobre si los TJ dejan de hablar a quienes dejan de ser de su religión.
Así que, retomando el punto principal, recordemos que posiblemente también hemos hecho daño, el haber sido víctimas de una secta tal vez sea una atenuante en nuestro juicio, pero no debemos huir de la responsabilidad de enfrentar nuestras acciones siempre que se pueda; en otras ocasiones será imposible porque la víctima ha fallecido, ya no tenemos contacto con ella, o sencillamente sigue siendo testigo de Jehová fiel y hasta se tomaría a mal nuestras disculpas, pero si es posible podemos hacerlo.
Por otro lado, cuando no haya forma de disculparse, seguramente nos envuelvan sentimientos de culpa, en ese caso nosotros mismos debemos perdonarnos, ser consientes de qué hicimos y porqué lo hicimos, y asegurarnos que de tener una segunda oportunidad haríamos las cosas de manera diferente, es solo que a veces no se puede cambiar el pasado.
Tras una actitud fanática, tras haber participado en un señalamiento, en un comité judicial, en ignorar a un expulsado, en conducir un curso bíblico hacia el bautismo, cualquier situación del pasado, nos hace también victimarios, y entenderlo y aceptar la realidad es parte de nuestra reconstrucción.
charlesfiascorussell@gmail.com