05 Nov, 2021, 05:15 PM
Hace ya casi dos años de mi despertar de la organización, a diferencia de mi etapa más legalista en la organización, me da gusto que al ser mentalmente libre aprendo todos los días y no pararé de aprender, no más atalayas repetitivas, no más doctrinas absurdas.
Aún hay una piedra atada en mi vida, ser anciano. Por un tiempo pensé que podía realizar más o menos la labor de manera que pudiera ayudar a otras personas, pero hoy con la mano en el corazón lo confieso: ser anciano PIMO no me hace mejor que los demás ancianos.
En todo grupo social surgen los líderes, aun cuando algún grupo reclame que no tiene líderes, de forma extraoficial siempre hay quien toma la delantera, y es visto como el ejemplo a seguir. ¿Son necesariamente malos los líderes? Claro que no; por ejemplo, un profesor escolar es un líder, el jefe de un hospital, el supervisor de una fábrica, son personas que pueden influir para bien en el trabajo, y, sobre todo, apoyar en la parte que durante muchos años ha venido pregonando la psicología organizacional: las personas motivadas rinden más en su desempeño que los desmotivados, la función del líder es mantener motivado a su personal a cargo.
Como comentaba anteriormente, hay líderes que surgen de manera natural, por su personalidad o por su iniciativa, son tácitamente aprobados por el grupo social en cuestión, son respetados tengan o no un nombramiento oficial. Pero también hay líderes impuestos, que han sido puestos a cargo por alguien más arriba, o que sencillamente se autoproclaman líderes. Evidentemente al no tener el respaldo del grupo, se producen conflictos en esa lucha interna por respetarlos pese a saber que no son la persona ideal para ocupar el puesto.
Me atrevo a decir que entre las congregaciones de testigos de Jehová hay líderes o ancianos naturales, que cuentan con la aprobación de la congregación, se han ganado el respeto y cariño por su buena personalidad, su carácter accesible, su sabiduría (sabiduría personal, no watchtoweriana), y por su ejemplo y entrega para con el prójimo, algunos de ellos incluso son respetados en su comunidad. Y por supuesto, también sobreabundan los líderes impuestos, que fueron nombrados ancianos por caerle bien a los jerarcas en turno, aunque no sean respetados ni en su casa, estos líderes impuestos generalmente causan conflicto, porque creen que se les debe respetar por el simple hecho de tener el nombramiento de ancianete.
Así que… ¿quién es Charles Fiasco Russell en su tribu? Creo que no encajo ni los impuestos, ni en los naturales, he ahí mi problema mientras continúe en esta farsa, y espero que exponerles mi sentir ayude a otros miembros del foro que están en situaciones similares.
No soy mejor que los ancianos aún adoctrinados, como persona también tengo mis defectos, solamente soy menos entrometido en la vida de los hermanos gracias a que sé que todo esto es una farsa, eso ayuda mucho a evitar conflictos, y a no ser tan despreciado por los demás, pero no me hace mejor persona.
¿Es Charles Fiasco Russell un líder natural? Definitivamente no. No soy la persona que esté dispuesta a escuchar durante una hora a una madre desconsolada por la pérdida de un hijo, a un padre de familia agobiado porque perdió el empleo y no sabe cómo mantener a su familia, a la esposa destrozada por enterarse de la infidelidad del hombre que prometió amarla de por vida…
Y esto es, no porque sea un desconsiderado o no me interese la vida de las personas. De verdad me conmueve lo mucho que han sufrido algunos hermanos en la vida, pero… ¿quién soy yo para ayudarles? A mis 28 años, con un par de años casado, ¿quién soy yo para decirle a alguien qué puede hacer? ¿qué consejo puedo darle a alguien para sobrellevar el dolor?
Todo lo que pudiera hacer está basado en una mentira, decirle a alguien que verá a su hijo en la resurrección porque el fin ya está bien cerquita, decirle a otro que haga oración a Jehová para conseguir empleo para después criticarlo porque su nuevo empleo no le permite asistir a las reuniones, todo lo válido que ellos pudieran aceptar de mí es lo que han escuchado de la organización.
No quiero ser esa persona a quien los demás acuden a contar sus problemas, tampoco soy a quien puedan confesarle sus “pecados” esperando a que yo junto con un par más de pastorcillos lo haga sentir mal y lo castiguemos para que se sienta mejor, cuando yo mismo no estoy convencido de que lo hayan hecho sea un pecado.
Creo que pensar en esto cambia aún más mi modo de ver las cosas, y sobre todo de ver la vida, pensar que aún el día en que salga de la organización, tratar de jugar a ser un líder, es sencillamente un papel para el que muy pocos están preparados, y yo menos.
Aún hay una piedra atada en mi vida, ser anciano. Por un tiempo pensé que podía realizar más o menos la labor de manera que pudiera ayudar a otras personas, pero hoy con la mano en el corazón lo confieso: ser anciano PIMO no me hace mejor que los demás ancianos.
En todo grupo social surgen los líderes, aun cuando algún grupo reclame que no tiene líderes, de forma extraoficial siempre hay quien toma la delantera, y es visto como el ejemplo a seguir. ¿Son necesariamente malos los líderes? Claro que no; por ejemplo, un profesor escolar es un líder, el jefe de un hospital, el supervisor de una fábrica, son personas que pueden influir para bien en el trabajo, y, sobre todo, apoyar en la parte que durante muchos años ha venido pregonando la psicología organizacional: las personas motivadas rinden más en su desempeño que los desmotivados, la función del líder es mantener motivado a su personal a cargo.
Como comentaba anteriormente, hay líderes que surgen de manera natural, por su personalidad o por su iniciativa, son tácitamente aprobados por el grupo social en cuestión, son respetados tengan o no un nombramiento oficial. Pero también hay líderes impuestos, que han sido puestos a cargo por alguien más arriba, o que sencillamente se autoproclaman líderes. Evidentemente al no tener el respaldo del grupo, se producen conflictos en esa lucha interna por respetarlos pese a saber que no son la persona ideal para ocupar el puesto.
Me atrevo a decir que entre las congregaciones de testigos de Jehová hay líderes o ancianos naturales, que cuentan con la aprobación de la congregación, se han ganado el respeto y cariño por su buena personalidad, su carácter accesible, su sabiduría (sabiduría personal, no watchtoweriana), y por su ejemplo y entrega para con el prójimo, algunos de ellos incluso son respetados en su comunidad. Y por supuesto, también sobreabundan los líderes impuestos, que fueron nombrados ancianos por caerle bien a los jerarcas en turno, aunque no sean respetados ni en su casa, estos líderes impuestos generalmente causan conflicto, porque creen que se les debe respetar por el simple hecho de tener el nombramiento de ancianete.
Así que… ¿quién es Charles Fiasco Russell en su tribu? Creo que no encajo ni los impuestos, ni en los naturales, he ahí mi problema mientras continúe en esta farsa, y espero que exponerles mi sentir ayude a otros miembros del foro que están en situaciones similares.
No soy mejor que los ancianos aún adoctrinados, como persona también tengo mis defectos, solamente soy menos entrometido en la vida de los hermanos gracias a que sé que todo esto es una farsa, eso ayuda mucho a evitar conflictos, y a no ser tan despreciado por los demás, pero no me hace mejor persona.
¿Es Charles Fiasco Russell un líder natural? Definitivamente no. No soy la persona que esté dispuesta a escuchar durante una hora a una madre desconsolada por la pérdida de un hijo, a un padre de familia agobiado porque perdió el empleo y no sabe cómo mantener a su familia, a la esposa destrozada por enterarse de la infidelidad del hombre que prometió amarla de por vida…
Y esto es, no porque sea un desconsiderado o no me interese la vida de las personas. De verdad me conmueve lo mucho que han sufrido algunos hermanos en la vida, pero… ¿quién soy yo para ayudarles? A mis 28 años, con un par de años casado, ¿quién soy yo para decirle a alguien qué puede hacer? ¿qué consejo puedo darle a alguien para sobrellevar el dolor?
Todo lo que pudiera hacer está basado en una mentira, decirle a alguien que verá a su hijo en la resurrección porque el fin ya está bien cerquita, decirle a otro que haga oración a Jehová para conseguir empleo para después criticarlo porque su nuevo empleo no le permite asistir a las reuniones, todo lo válido que ellos pudieran aceptar de mí es lo que han escuchado de la organización.
No quiero ser esa persona a quien los demás acuden a contar sus problemas, tampoco soy a quien puedan confesarle sus “pecados” esperando a que yo junto con un par más de pastorcillos lo haga sentir mal y lo castiguemos para que se sienta mejor, cuando yo mismo no estoy convencido de que lo hayan hecho sea un pecado.
Creo que pensar en esto cambia aún más mi modo de ver las cosas, y sobre todo de ver la vida, pensar que aún el día en que salga de la organización, tratar de jugar a ser un líder, es sencillamente un papel para el que muy pocos están preparados, y yo menos.