18 Aug, 2021, 09:58 AM
Hola compañeros de trinchera.
Hoy me he puesto a pensar en el poder que la organización les da a los ancianos para meterse en la vida privada de los demás.
Cuando eres publicador no bautizado o bautizado raso, ni se te ocurra abordar a un hermano para tratar de aconsejarlo, pese a que las publicaciones supuestamente animan a escuchar de buena gana los consejos de otros, aunque el que te aconseje no sea anciano… en realidad quien te aconseja probablemente se lleve tremenda regañiza por parte de los ancianos, por entrometerse en asuntos ajenos.
Cuando llegas a ser siervo ministerial, se te da un poco más de confianza, pero aun así no te permiten aconsejar y está prohibido meterte en asuntos ajenos. Te pueden llevar a visitas de pastoreo de trámite, participar en las preguntas para el bautismo que implique solamente asuntos doctrinales, y dar asignaciones en la plataforma (pero cuidadito con tirar indirectas en los discursos a situaciones específicas, o aplicar la información a los ancianos).
Pero todo cambia cuando se llega a ser anciano, habiendo demostrado tu lealtad a la secta, te ganas el derecho y la obligación de indagar cualquier asunto que se te venga en gana, los publicadores están obligados a cooperar y obedecerte, ¿qué asuntos pueden indagar los ancianos?
Si un joven o una joven de la congregación comienza a noviar con un “mundano”, será abordada para darle el ultimátum: que escoja entre el novio o la organización; obviamente se sienten libres de preguntar a la persona en cuestión si ha habido caricias, si han ido al hotelillo, si ya se dieron la prueba de amor, etc.
Los ancianetes también se sienten con la libertad de indagar en qué trabajas, de hecho, para ellos es una obligación saberlo, si creen que tu empleo tiene una mínima conexión con la religión falsa (por ejemplo, tener una papelería y vender cajas de regalo con temática de cumpleaños y navidad; ser panadero y vender pan de muerto en temporada de Halloween, ser tamalero y hacer un pedido de tamales para el día de la candelaria, o ser electricista y dar servicio a una iglesia) o si consideran que promueve alguna actividad en contra de su entendimiento de la biblia (como ser profesor en un colegio militar, jardinero en una tabacalera, o recepcionista en la oficina del representante de un rapero) te cuestionarán y si no logras convencerlos, tendrás un plazo de 6 meses para renunciar a tu empleo, si después de ese tiempo no lo has hecho, serás expulsado.
También hay licencia para cuestionar cómo educas a tus hijos; vez tras vez he visto que los ancianetes no tienen reparo en abordar a los padres y regañarlos por el modo de vestir de los hijos, sus elecciones de entretenimiento o gustos personales; decisiones sobre la crianza de tus hijos como el apoyarlos para que estudien la universidad y su vida no sea tan miserable como quienes solo estudiamos la primaria, también puede ser criticado por los ancianos, el cabeza de familia pone en riesgo su puesto de siervo nombrado por tratar de dar una mejor educación a sus hijos.
Además, como comentaba anteriormente, los ancianetes sienten la libertad para aludir directa o indirectamente a ciertas situaciones o hermanos, durante los discursos, y en las necesidades de la congregación parece casi siempre un regaño colectivo.
Los comités judiciales, oh por Dios, nunca he entendido qué tiene que ver alguien haya usado preservativo, cuántas veces llevó a cabo el acto, o qué posiciones se practicaron, para determinar el arrepentimiento del pecador…
¿Puedes decirle a los ancianetes que lo que están preguntando es un asunto personal? No sin sufrir consecuencias, serás catalogado de rebelde, y probablemente el protagonista del siguiente discurso de necesidades de la congregación.
Hoy me he puesto a pensar en el poder que la organización les da a los ancianos para meterse en la vida privada de los demás.
Cuando eres publicador no bautizado o bautizado raso, ni se te ocurra abordar a un hermano para tratar de aconsejarlo, pese a que las publicaciones supuestamente animan a escuchar de buena gana los consejos de otros, aunque el que te aconseje no sea anciano… en realidad quien te aconseja probablemente se lleve tremenda regañiza por parte de los ancianos, por entrometerse en asuntos ajenos.
Cuando llegas a ser siervo ministerial, se te da un poco más de confianza, pero aun así no te permiten aconsejar y está prohibido meterte en asuntos ajenos. Te pueden llevar a visitas de pastoreo de trámite, participar en las preguntas para el bautismo que implique solamente asuntos doctrinales, y dar asignaciones en la plataforma (pero cuidadito con tirar indirectas en los discursos a situaciones específicas, o aplicar la información a los ancianos).
Pero todo cambia cuando se llega a ser anciano, habiendo demostrado tu lealtad a la secta, te ganas el derecho y la obligación de indagar cualquier asunto que se te venga en gana, los publicadores están obligados a cooperar y obedecerte, ¿qué asuntos pueden indagar los ancianos?
Si un joven o una joven de la congregación comienza a noviar con un “mundano”, será abordada para darle el ultimátum: que escoja entre el novio o la organización; obviamente se sienten libres de preguntar a la persona en cuestión si ha habido caricias, si han ido al hotelillo, si ya se dieron la prueba de amor, etc.
Los ancianetes también se sienten con la libertad de indagar en qué trabajas, de hecho, para ellos es una obligación saberlo, si creen que tu empleo tiene una mínima conexión con la religión falsa (por ejemplo, tener una papelería y vender cajas de regalo con temática de cumpleaños y navidad; ser panadero y vender pan de muerto en temporada de Halloween, ser tamalero y hacer un pedido de tamales para el día de la candelaria, o ser electricista y dar servicio a una iglesia) o si consideran que promueve alguna actividad en contra de su entendimiento de la biblia (como ser profesor en un colegio militar, jardinero en una tabacalera, o recepcionista en la oficina del representante de un rapero) te cuestionarán y si no logras convencerlos, tendrás un plazo de 6 meses para renunciar a tu empleo, si después de ese tiempo no lo has hecho, serás expulsado.
También hay licencia para cuestionar cómo educas a tus hijos; vez tras vez he visto que los ancianetes no tienen reparo en abordar a los padres y regañarlos por el modo de vestir de los hijos, sus elecciones de entretenimiento o gustos personales; decisiones sobre la crianza de tus hijos como el apoyarlos para que estudien la universidad y su vida no sea tan miserable como quienes solo estudiamos la primaria, también puede ser criticado por los ancianos, el cabeza de familia pone en riesgo su puesto de siervo nombrado por tratar de dar una mejor educación a sus hijos.
Además, como comentaba anteriormente, los ancianetes sienten la libertad para aludir directa o indirectamente a ciertas situaciones o hermanos, durante los discursos, y en las necesidades de la congregación parece casi siempre un regaño colectivo.
Los comités judiciales, oh por Dios, nunca he entendido qué tiene que ver alguien haya usado preservativo, cuántas veces llevó a cabo el acto, o qué posiciones se practicaron, para determinar el arrepentimiento del pecador…
¿Puedes decirle a los ancianetes que lo que están preguntando es un asunto personal? No sin sufrir consecuencias, serás catalogado de rebelde, y probablemente el protagonista del siguiente discurso de necesidades de la congregación.