YOGA SEXUAL
En la India, existen tres clases de tantrismos. Primero: Tantrismo blanco; segundo: Tantrismo negro; tercero: Tantrismo gris. En el Tantrismo blanco se practica Magia Sexual sin derramar el semen. En el Tantrismo negro existe el derrame del semen. En el Tantrismo gris se derrama y no se derrama el semen. A veces lo derraman, a veces no lo derraman. Este género de Tantrismo conduce al devoto hasta el Tantrismo negro.
Dentro del Tantrismo negro hallamos bonzos y Dugpas de capacete rojo, Magos Negros terribles y perversos. Estos malvados tienen procedimientos asqueantes para reabsorber el semen por la uretra después de haberlo derramado miserablemente. El resultado es fatal porque el semen, después de haber sido derramado, se carga de átomos satánicos que, al penetrar nuevamente en el organismo, adquieren el poder de despertar el Kundalini en forma negativa. Entonces éste desciende hacia los infiernos atómicos del hombre y se convierte en la cola de Satán. Así es como el ser humano se separa para siempre de su Ser Divino y se hunde para siempre en el Abismo. Todo aquél que derrame el Vaso de Hermes es Mago Negro debidamente reconocido.
En el Indostán es conocida la Magia Sexual con el término de Maithuna. También se le conoce como el Urdhvaratus Yoga y quienes la practican se denominan ordvaretas Yoguis.
En todas las escuelas de yoga verdaderamente serias y responsables, se practica en forma demasiado secreta, la Magia Sexual. Cuando una pareja de yoguines, hombre y mujer se hallan bien preparados, son llevados a un lugar secreto donde se les instruye sobre el Maithuna (Magia Sexual).
Las parejas se unen sexualmente para trabajar en la Gran Obra bajo la vigilancia de un Gurú (Maestro). El hombre sentado en el suelo sobre una alfombra en actitud búdhica, con las piernas cruzadas al estilo oriental, entra en contacto sexual con la mujer. Ella se sienta sobre las piernas del varón en tal forma que con sus piernas envuelven el tronco del varón. Es claro que al sentarse sobre él se absorbe luego el Phalo. Así el hombre y la mujer se conectan sexualmente. Las parejas de yoguines permanecen en este estado horas enteras sin derramar el semen. Es obligación del yogui no pensar, cuando se halla en la práctica de Magia Sexual. Ambos, hombre y mujer, se hallan en estado de éxtasis en esos momentos. La pareja se encuentra así profundamente enamorada. Las energías creadoras suben victoriosas por entre sus respectivos canales hasta el cáliz del cerebro. El deseo animal es rechazado. Luego se retiran del acto las parejas sin haber derramado el semen.
Esta forma de practicar Magia Sexual al estilo oriental resultaría muy incómoda para la gente occidental. Empero es recomendable para aquellas personas que no logran frenar el acto para evitar el derrame del Vaso de Hermes. Con esta práctica pueden entrenarse sexualmente los gnósticos, para aprender a frenar y evitar el derrame del semen. Las parejas gnósticas no necesitarían de la vigilancia física de ningún Maestro, pero sí podrían invocar a los maestros del Astral para que las ayudaran. (La pareja debe estar sola).
Es necesario que durante la práctica de Magia Sexual no exista el deseo animal. Recordad que el deseo es diabólico. El yo es deseo. El yo es diabólico. Donde existe el deseo no puede existir el amor porque el amor y el deseo son incompatibles. Es necesario saber que el deseo produce un engaño. Quien desea, cree estar enamorado, se siente enamorado, podría jurar que está enamorado. Ese es el engaño del deseo. Cuántas veces vemos parejas que dizque que se adoran. Después de casados el castillo de naipes se derrumba y queda la triste realidad. Aquellos que se creían enamorados, en el fondo se odian y el fracaso, después de satisfecho el deseo, es inevitable. Entonces sólo escuchamos quejas y lamentos, reproches y lágrimas. ¿Dónde estaba el amor? ¿Qué se hizo el amor? Amar cuando hay deseo es imposible. Sólo aquellos que ya encarnaron su Alma saben amar verdaderamente. El yo no sabe amar. Sólo el Alma sabe amar. El amor tiene su clima propio, su sabor, su felicidad. Eso sólo lo conoce quien ya mató el deseo animal. Eso sólo lo sabe y experimenta quien ya encarnó a su Alma. El Amor no se parece a nada de aquello que la gente llama Amor. Lo que la gente cree ser Amor, es tan solo deseo engañador. El deseo es una sustancia engañosa que se combina maravillosamente en la mente y en el corazón para hacernos sentir algo que no siendo Amor, nos hace creer firmemente que es Amor. Sólo la horrible realidad que se presenta después de consumado el acto y satisfecho el deseo, viene a demostrarnos claramente de que fuimos víctimas de un engaño. Creíamos estar enamorados y realmente no lo estábamos.
El ser humano todavía no sabe qué es eso que se llama Amor. Realmente sólo el Alma puede y sabe amar. El hombre todavía no ha encarnado su Alma. El hombre todavía no sabe qué es amar. Satán no sabe qué es Amor. El ser humano lo único que tiene encarnado actualmente es a Satán. (El yo). El ser humano no sabe amar.
El Amor sólo puede existir de corazón a corazón, de Alma a Alma. Quien no ha encarnado su Alma, no sabe amar. Satán no puede amar y eso es lo que el ser humano tiene encarnado. El Matrimonio Perfecto es la unión de dos seres, uno que ama más y otro que ama mejor. Amor es la mejor religión que el ser humano puede llegar a profesar.
El deseo es una sustancia que se descompone en muchas sustancias. Estas sustancias del deseo logran engañar la mente y el corazón. Aquél que se desespere porque la mujer se fue con otro hombre, realmente no estaba enamorado. El amor verdadero no exige nada; no pide nada; no desea nada; no piensa en nada; sólo quiere una cosa: la felicidad del Ser que ama. Eso es todo. El hombre que pierde a aquella que ama, sólo dice: “me siento dichoso que hayas logrado tu felicidad. Si con otro hombre la hallaste, me siento feliz de que la hubieses hallado”.
Deseo es otra cosa. El apasionado que perdió a la mujer que amaba porque ella se fue con otro, puede llegar a matar y a matarse también, cae en la más horrible desesperación. Ha perdido el instrumento del placer. Eso es todo.
Realmente el verdadero Amor sólo lo conocen aquellos que ya encarnaron su Alma. La humanidad todavía no conoce eso que se llama Amor. Realmente el Amor es como un niño inocente, es como el cisne de lívido plumaje. El Amor se parece a los primeros juegos de la infancia. El Amor no sabe nada porque es inocente.
Cuando disolvemos ese horrible espectro que continúa después de la muerte, (el yo), entonces nace en nosotros eso que se llama Amor. Al llegar a ese estado, recobramos la inocencia perdida.
Actualmente el ser humano sólo tiene encarnado un embrión de Alma. Este lanza a veces algunos destellos de Amor. La madre que adora a su hijo es un buen ejemplo de eso que se llama Amor. El embrión de Alma puede robustecerse con la llama bendita del Amor.
El hombre y la mujer a veces llegan a sentir las radiaciones del Amor que brotan del embrión del Alma, pero las ahogan inmediatamente con las pasiones violentas y terribles que Satán le da al hombre y también a la mujer.
Si cultivamos esas divinas vibraciones del Amor, podemos entonces fortificar y robustecer al embrión del Alma para vivir con intensidad más tarde eso que se llama Amor.
El Amor robustece al embrión del Alma. Cuando el embrión se robustece logramos la encarnación del Alma.
Son muy raros aquellos seres humanos que logran sentir las divinas vibraciones amorosas que irradian del embrión del Alma. Lo que normalmente siente la humanidad son las fuerzas del deseo. El deseo también canta, y se vuelve romances y ternuras infinitas. El deseo es el veneno más engañador que existe en todo el cosmos. Todo aquel que es víctima del gran engañador, podría jurar que está enamorado.
Hombres y mujeres: os invito al Amor. Seguir las huellas de aquellos pocos que en el mundo han sabido amar.
Dioses y diosas: amaos entre el encanto nupcial del paraíso. Dichosos los seres que se aman verdaderamente. Sólo el Amor puede convertirnos en dioses.
(el matrimonio perfecto: VM Samael Awn Weor)...
Si Lucifer fue capaz de incitar una rebelión en el cielo, eso significa celos, envidia y violencia en el cielo pese a prometerte un paraíso perfecto