16 Mar, 2018, 05:51 PM
Contexto 1
La gente que vive en el norte de la ciudad de México, sabe de la existencia de un salón de asambleas llamado “Heraldo”, el cual se ubica en la calle del mismo nombre, en la colonia "Del Recreo".
Este salón de asambleas es muy discreto por fuera, es un salón mediano, ya dedicado y puede albergar hasta 300 personas (creo). Tenía estacionamiento, una piscina pequeña para bautizar, 4 baños (2 para hombres, 2 para mujeres) y una casa donde se hospedaba el superintendente de distrito en turno (creo).
A continuación les haré un croquis para que nos pongamos más en contexto. Cada zona tiene su descripción, así como su número de referencia.
Hago resaltar algunas notas con respecto al salón
Contexto 2:
En algún momento de la historia se metieron a robar a “salón de asamblea” , afortunadamente, no pasó nada ya que no estaba el superintendente a esa hora. Así que, como medida precautoria, todas las congregaciones que tenían asamblea en el salón de “Heraldo” tenían que velar (pasar la noche vigilando) el salón.
Yo tenía en ese momento 15 años, tenía el privilegio de estar modulando el sonido en la congregación, era publicador.
Cuando hicieron la primera convocatoria para vigilar por la noche “Heraldo” mi congregación fué la primera en ser asignada. Mi entusiasmo se elevó al máximo, así que me apunté; Le pedí permiso a mis padres y ellos accedieron dando su consentimiento a los ancianos.
En total fuí 3 veces como velador, siendo la segunda y la tercera donde tuve las mejores anécdotas (y las más horripilantes). Después me enteré de otras anécdotas y la cancelación del arreglo.
Cabe resaltar que no fui solo, en mi primera salida fuimos como 10 hermanos, en la segunda fuimos 7 y en la tercera fuimos 5. Un requisito indispensable era que un anciano fuera siempre con nosotros.
Los “veladores” acababan su “asignación” cuando llegaba algún encargado, generalmente el anciano lo conocía, los demás no sabíamos quién era.
La gente que vive en el norte de la ciudad de México, sabe de la existencia de un salón de asambleas llamado “Heraldo”, el cual se ubica en la calle del mismo nombre, en la colonia "Del Recreo".
Este salón de asambleas es muy discreto por fuera, es un salón mediano, ya dedicado y puede albergar hasta 300 personas (creo). Tenía estacionamiento, una piscina pequeña para bautizar, 4 baños (2 para hombres, 2 para mujeres) y una casa donde se hospedaba el superintendente de distrito en turno (creo).
A continuación les haré un croquis para que nos pongamos más en contexto. Cada zona tiene su descripción, así como su número de referencia.
Hago resaltar algunas notas con respecto al salón
- La zonas donde podían entrar los hermanos “comunes” eran la zona 2, 7, 8, 9 y 10
- La zonas 6,5,4 y 3 estaban interconectadas entre si
- La zona 4 tenía salida a la zona 2
- La zona 3 sólo podía accederse por la zona 5
- La zona 2 también era usada para comer en los intermedios, generalmente era reservada para los ancianos invitados y discursantes.
- La zona 4 y 5 tienen muebles (sillones, sofás)
- La zona 4 tiene televisión
Contexto 2:
En algún momento de la historia se metieron a robar a “salón de asamblea” , afortunadamente, no pasó nada ya que no estaba el superintendente a esa hora. Así que, como medida precautoria, todas las congregaciones que tenían asamblea en el salón de “Heraldo” tenían que velar (pasar la noche vigilando) el salón.
Yo tenía en ese momento 15 años, tenía el privilegio de estar modulando el sonido en la congregación, era publicador.
Cuando hicieron la primera convocatoria para vigilar por la noche “Heraldo” mi congregación fué la primera en ser asignada. Mi entusiasmo se elevó al máximo, así que me apunté; Le pedí permiso a mis padres y ellos accedieron dando su consentimiento a los ancianos.
En total fuí 3 veces como velador, siendo la segunda y la tercera donde tuve las mejores anécdotas (y las más horripilantes). Después me enteré de otras anécdotas y la cancelación del arreglo.
Cabe resaltar que no fui solo, en mi primera salida fuimos como 10 hermanos, en la segunda fuimos 7 y en la tercera fuimos 5. Un requisito indispensable era que un anciano fuera siempre con nosotros.
Los “veladores” acababan su “asignación” cuando llegaba algún encargado, generalmente el anciano lo conocía, los demás no sabíamos quién era.