20 Mar, 2018, 04:02 PM
Pues voy a compartirles dos historias, también apegadas a la verdad y la realidad de los hechos… Ambas relacionadas con mis abuel@s Paternos, que como narré en mi testimonio, son o fueron TdJ, según tengo constancia y referencia, desde la década de los 50 del Siglo pasado…
He aquí las mas "positiva", la de mi abuelo;
Recuerdo que al inicio de conocerse públicamente mi expulsión falleció el segundo esposo de mi Abuela paterna… Un acontecimiento que en mi País, justifica que TODA la familia a lo largo de la Isla, se reuniera para los funerales… Y así fue…
Yo, a pesar de conocer ya la posición de mucha de mi familia respecto a mi expulsión, decidí asistir, sobre todo, por que a quien había fallecido, aunque no fuese mi abuelo sanguíneo, me unía el cariño y el respeto hacia su persona…
Entré a una sala concurrida… para cada rincón que miraba podía ver a alguien de mi sangre; unos miraban con inquietud, (¿irá a decir algo?) otros con lastima, (¿Qué será de él?) y los demás con desprecio… (¡Llegó el apestado!) Pero había DOS personas que daban la espalda en ese momento a la entrada de aquel salón por la cual “David” entraba, una era mi tía mayor (TdJ fanatizada), y la otra persona era mi abuelo paterno…
Me acerqué con cierto temor (creo) esperando dentro de mí, que por lo menos mi abuelo no me dedicara unas palabras hirientes o de desprecio… falle en mis pronósticos; el rechazo, tanto verbal como físico no se hizo esperar… Se me hizo saber cuál era mi “situación” y cuál sería la postura que ellos adoptarían…
La de mi tía no me importó, pero recuerdo que la de mi abuelo caló HONDO… NO me dirigirían ni el saludo… era un “apostata” de “Jehová”. (A pesar de no haber sido expulsado por “apostasía”)
Ese acontecimiento fue al muy poco tiempo de nuestra expulsión… Y si no fuera por lo que sucedió unos 15 años después, la seguiría recordando con un profundo e hiriente dolor…
Pero esta historia tiene una segunda parte, que si bien es cierto que no termina en un final totalmente feliz, por lo menos, la actitud de este ya anciano y longevo abuelo, cambió…
Hace algo más de dos años, en una de mis visitas a mi país natal, decidí antes de viajar que debía visitar a mi abuelo, ya muy ancianito, y expresarle mi dolor y mi sufrimiento por aquella actitud de desprecio a uno de su sangre, que su único pecado fue no estar de acuerdo interpretativamente con algunos aspectos doctrinales de la WT… No había caído como cayó él (escandalosamente) siendo Siervo de Congregación… Su nieto no había sido un adultero, ni un ladrón, ni un asesino, ni un violador… Y Tenía ese dolor lacerando mi corazón como una espina enconada….
Cuando llegue a Cuba me aparecí en la casa donde residía mi abuelito… Fui directo y firme; “Vengo a hablar con usted…? ¿Me conoces…?”
Me miro con aquellos ojos vidriosos… se quedó unos segundos escrutando la visión que tenía delante, y al cabo de ese tiempo, sus ojos se iluminaron… “Si, eres W******”, me respondió… Su sonrisa y su alegría lo interpreté como una invitación silenciosa a acercarme… Lo hice, acerque una silla y me senté frente a él…
“Vine por esto…” le expresé, tomándole de la mano arrugada y manchada por los años… Estaban “frias”, pero firmes…
Expresé mi sentir, le recordé los sucesos de aquel funeral… derrame mi dolor, y me saque la “espina”… y recibí a cambio sus avejentadas lagrimas y un susurro casi inaudible por la voz quebrada de las lagrimas; “perdóname….” (Siempre derramo lagrimas con estos recuerdos…)
Le apreté fuertemente su mano, olvidándome de lo fuerte y vigoroso que era yo, y lo débil y frágil que eran sus manos… Fue, junto con mi asentimiento (por que las lágrimas no permitían voz) mi manera de decirle; “Las acepto…” Y lo abrace… esta vez delicadamente…
Convoque una comida familiar, a la que mi abuelo hizo acto de presencia… (Ver imagen).
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Todo un milagro teniendo en cuenta la cantidad de familiares expulsados y desasociados que a esa reunión asistieron… (en la imagen solo aparecen tres de sus nietos; dos expulsados, y un desasociado (mi hermano)), pero es el momento en que bendijo la mesa y por eso la comparto...
Fue todo un logro que se “dignara” a pisar el suelo del Hogar de sus dos nietos mayores, yo, el “apostata” y “renegado”, y mi hermano mayor, un “ex-precursor especial” (120 horas) desasociado para esa fecha… (Presente en la imagen del bautismo de “David”)
Más asombroso fue (y no niego que de mucho regocijo), escuchar a mi abuelo pedirnos perdón públicamente, y compartir aquella tertulia familiar, y aquella humilde pero importante comida sin el mas mínimo asomo de aborrecimiento por sus dos nietos “desahuciados”, ni por otro grupo de familiares (mas nietos, y su propio hijo expulsado (mi Padre)).
No pudimos mas que darle el merito a él, y honrarle pidiendo que bendijera los alimentos que en aquel momento íbamos a disfrutar… Fue un momento solemne, donde por un momento, la familia fue el centro, lo MÁS importante, y la organización quedó a un lado para disfrutarnos unos de otros después de largos años de desprecio y aborrecimiento…
Nostalgia y lagrimas sin dudas ante estos recuerdos, pero creo, que en mi interior, fue la primera vez que sentí que la WT había sido derrotada por la Familia… la “poderosa” familia García…
Después de esa experiencia, y en otro viaje a mi país natal, en el siguiente año visité a mi abuelo, y en su mirada vivaz e inteligente, y con su mente lúcida y trasparente a pesar de sus 93 años, solo percibí cariño y vergüenza; cariño hacia su nieto, y vergüenza por aquella actitud inhumana que destrozo por muchos años el corazón de un nieto…
Espero, deseo y ruego, que su mente envejecida jamás le haga olvidar ese momento de reconciliación familiar que trajo, en alguna medida, alegría y paz a quien nunca olvidó aquel acto de repudio y desprecio… Ruego por ello…
Este testimonio tiene la intención de mostrarle a aquellos que esperan, y sufren por sus familiares, que todavía hay esperanza… Que no importa cuántos años hayan pasado; mientras haya vida, la esperanza late…
Bendiciones
He aquí las mas "positiva", la de mi abuelo;
Recuerdo que al inicio de conocerse públicamente mi expulsión falleció el segundo esposo de mi Abuela paterna… Un acontecimiento que en mi País, justifica que TODA la familia a lo largo de la Isla, se reuniera para los funerales… Y así fue…
Yo, a pesar de conocer ya la posición de mucha de mi familia respecto a mi expulsión, decidí asistir, sobre todo, por que a quien había fallecido, aunque no fuese mi abuelo sanguíneo, me unía el cariño y el respeto hacia su persona…
Entré a una sala concurrida… para cada rincón que miraba podía ver a alguien de mi sangre; unos miraban con inquietud, (¿irá a decir algo?) otros con lastima, (¿Qué será de él?) y los demás con desprecio… (¡Llegó el apestado!) Pero había DOS personas que daban la espalda en ese momento a la entrada de aquel salón por la cual “David” entraba, una era mi tía mayor (TdJ fanatizada), y la otra persona era mi abuelo paterno…
Me acerqué con cierto temor (creo) esperando dentro de mí, que por lo menos mi abuelo no me dedicara unas palabras hirientes o de desprecio… falle en mis pronósticos; el rechazo, tanto verbal como físico no se hizo esperar… Se me hizo saber cuál era mi “situación” y cuál sería la postura que ellos adoptarían…
La de mi tía no me importó, pero recuerdo que la de mi abuelo caló HONDO… NO me dirigirían ni el saludo… era un “apostata” de “Jehová”. (A pesar de no haber sido expulsado por “apostasía”)
Ese acontecimiento fue al muy poco tiempo de nuestra expulsión… Y si no fuera por lo que sucedió unos 15 años después, la seguiría recordando con un profundo e hiriente dolor…
Pero esta historia tiene una segunda parte, que si bien es cierto que no termina en un final totalmente feliz, por lo menos, la actitud de este ya anciano y longevo abuelo, cambió…
Hace algo más de dos años, en una de mis visitas a mi país natal, decidí antes de viajar que debía visitar a mi abuelo, ya muy ancianito, y expresarle mi dolor y mi sufrimiento por aquella actitud de desprecio a uno de su sangre, que su único pecado fue no estar de acuerdo interpretativamente con algunos aspectos doctrinales de la WT… No había caído como cayó él (escandalosamente) siendo Siervo de Congregación… Su nieto no había sido un adultero, ni un ladrón, ni un asesino, ni un violador… Y Tenía ese dolor lacerando mi corazón como una espina enconada….
Cuando llegue a Cuba me aparecí en la casa donde residía mi abuelito… Fui directo y firme; “Vengo a hablar con usted…? ¿Me conoces…?”
Me miro con aquellos ojos vidriosos… se quedó unos segundos escrutando la visión que tenía delante, y al cabo de ese tiempo, sus ojos se iluminaron… “Si, eres W******”, me respondió… Su sonrisa y su alegría lo interpreté como una invitación silenciosa a acercarme… Lo hice, acerque una silla y me senté frente a él…
“Vine por esto…” le expresé, tomándole de la mano arrugada y manchada por los años… Estaban “frias”, pero firmes…
Expresé mi sentir, le recordé los sucesos de aquel funeral… derrame mi dolor, y me saque la “espina”… y recibí a cambio sus avejentadas lagrimas y un susurro casi inaudible por la voz quebrada de las lagrimas; “perdóname….” (Siempre derramo lagrimas con estos recuerdos…)
Le apreté fuertemente su mano, olvidándome de lo fuerte y vigoroso que era yo, y lo débil y frágil que eran sus manos… Fue, junto con mi asentimiento (por que las lágrimas no permitían voz) mi manera de decirle; “Las acepto…” Y lo abrace… esta vez delicadamente…
Convoque una comida familiar, a la que mi abuelo hizo acto de presencia… (Ver imagen).
[attachment=985]
Todo un milagro teniendo en cuenta la cantidad de familiares expulsados y desasociados que a esa reunión asistieron… (en la imagen solo aparecen tres de sus nietos; dos expulsados, y un desasociado (mi hermano)), pero es el momento en que bendijo la mesa y por eso la comparto...
Fue todo un logro que se “dignara” a pisar el suelo del Hogar de sus dos nietos mayores, yo, el “apostata” y “renegado”, y mi hermano mayor, un “ex-precursor especial” (120 horas) desasociado para esa fecha… (Presente en la imagen del bautismo de “David”)
Más asombroso fue (y no niego que de mucho regocijo), escuchar a mi abuelo pedirnos perdón públicamente, y compartir aquella tertulia familiar, y aquella humilde pero importante comida sin el mas mínimo asomo de aborrecimiento por sus dos nietos “desahuciados”, ni por otro grupo de familiares (mas nietos, y su propio hijo expulsado (mi Padre)).
No pudimos mas que darle el merito a él, y honrarle pidiendo que bendijera los alimentos que en aquel momento íbamos a disfrutar… Fue un momento solemne, donde por un momento, la familia fue el centro, lo MÁS importante, y la organización quedó a un lado para disfrutarnos unos de otros después de largos años de desprecio y aborrecimiento…
Nostalgia y lagrimas sin dudas ante estos recuerdos, pero creo, que en mi interior, fue la primera vez que sentí que la WT había sido derrotada por la Familia… la “poderosa” familia García…
Después de esa experiencia, y en otro viaje a mi país natal, en el siguiente año visité a mi abuelo, y en su mirada vivaz e inteligente, y con su mente lúcida y trasparente a pesar de sus 93 años, solo percibí cariño y vergüenza; cariño hacia su nieto, y vergüenza por aquella actitud inhumana que destrozo por muchos años el corazón de un nieto…
Espero, deseo y ruego, que su mente envejecida jamás le haga olvidar ese momento de reconciliación familiar que trajo, en alguna medida, alegría y paz a quien nunca olvidó aquel acto de repudio y desprecio… Ruego por ello…
Este testimonio tiene la intención de mostrarle a aquellos que esperan, y sufren por sus familiares, que todavía hay esperanza… Que no importa cuántos años hayan pasado; mientras haya vida, la esperanza late…
Bendiciones