[JoseFidencioR]

La noche del sábado 26 de octubre de 1935 una turba de cristeros, azuzados por el cura Cabral, arrancaron de su hogar a la maestra rural María Rodríguez Murillo. La violaron. La golpearon. La torturaron. Le cortaron los senos y los colgaron a la entrada del pueblo de Huiscoloco, como advertencia. La hirieron de bala. La dejaron tirada en el camino, a morir desangrada, bajo la luna casi nueva. Al día siguiente, el infame párroco en misa los absolvió a todos. El parte oficial del juez Ramón Martínez Preciado asentó que María R. Murillo fue SACRIFICADA sin asistencia médica, según Higinio Rodríguez (sobrino de la docente).
Eso ocurrió durante la segunda cristiada, cuando más de 200 maestros rurales fueron “sacrificados” o torturados entre 1934 y 1938. Hoy algunos de los instigadores y simpatizantes de estos crímenes son santos, según la Iglesia Católica, y se vuelven a escuchar y leer los viejos lemas cristeros, desde el “Dios, patria y libertad” hasta el “Viva Cristo Rey”, de la mano de grupos de corte religioso (aunque se pretendan promotores del estado laico) que recuperan diversos temas de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa (antecedente del movimiento cristero y de cuyas filas surgieron varios fundadores y miembros ilustres del PAN), como su visión tramposa de la “libertad religiosa”.
Ante esta resurrección de lo más oscuro de la violencia religiosa en nuestro país, nosotros conmemoramos estas Jornadas de Luto por las Víctimas de la Intolerancia Religiosa, que se abarcan el 26 de octubre (fecha del asesinato de María R. Murillo); el 27, aniversario del asesinato de Miquel Servet en las hogueras de la Inquisición en 1553, y el 28 del mismo, cuando se celebra la fiesta de Cristo Rey.


Les invitamos a sumarse a estas jornadas de luto y reflexión sobre lo que sigue pasando en nuestro país y en el mundo.
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Pueden leer más sobre María Rodríguez Murillo en esta nota de El Universal: http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion/56824.html