15 Jan, 2019, 04:46 AM
Desde siempre, cuando un Testigo es expulsado, desde la secta se le condena al total ostracismo. Da igual que sea tu padre, tu hijo, tu hermano....da igual, la idea es la de cortar toda relación con el expulsado, reduciendo así el trato al máximo.
Según la publicación "Manténganse en el amor de dios":
¿Cuál debe ser la relación con un expulsado? “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre.” (1 Corintios 5:11.) Además, la Biblia nos exhorta: “[Si alguien] no permanece en la enseñanza del Cristo [...], nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 9-11). La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, página 19, señala: “Decir un sencillo ‘¡Hola!’ a alguien puede ser el primer paso que lleve a una conversación y tal vez hasta a una amistad. ¿Quisiéramos dar ese primer paso respecto a una persona expulsada?”. Así, cuando un miembro de la congregación es expulsado, cortamos toda relación social y espiritual con él.
¿Es realmente necesario ser tan estrictos en el trato? Sí, y por varias razones. La primera es la lealtad a Dios y a su Palabra. Amamos tanto a Jehová que queremos obedecerle siempre, incluso cuando nos resulta muy difícil. Además, estamos seguros de que él es justo y amoroso, y de que todas sus leyes son para nuestro bien (Isaías 48:17; 1 Juan 5:3). La segunda razón es que el pecador que no se ha arrepentido es una mala influencia. Por eso, al excluirlo de nuestra compañía nos protegemos moral y espiritualmente, y preservamos la pureza y el buen nombre de la congregación (1 Corintios 5:6, 7). La tercera razón es que la expulsión puede beneficiar al propio pecador. ¿De qué manera? Si nos mantenemos fieles a los principios bíblicos y apoyamos la decisión del comité judicial tal vez logremos motivar al pecador, quien hasta el momento no ha aprovechado la ayuda de los ancianos. En efecto, es posible que nuestra postura le ablande el corazón y lo lleve a cambiar de actitud. Cuando vea que ha perdido la apreciada relación que tenía con sus seres queridos, quizás “[recobre] el juicio”, comprenda la gravedad de su pecado y dé los pasos necesarios para volver a Jehová (Lucas 15:17).
Y con respecto a un expulsado familiar nuestro, la misma publicación infame continua:
Ahora bien, ¿y si el expulsado no vive con su familia inmediata? En ese caso, los cristianos fieles reducen al máximo el trato, limitándolo a cuando es indispensable atender asuntos de familia. No buscan excusas para juntarse. Por lealtad a Jehová y a su organización, respetan la disciplina bíblica. Quieren lo mejor para su pariente, y con su postura firme quizás lo ayuden a beneficiarse de la corrección recibida (Hebreos 12:11).
Enlace de la publicación: https://www.jw.org/es/publicaciones/libr...expulsado/
JW se enorgullece de mandar a padres y madres a enterrar a sus hijos en vida cuando éstos son expulsados, porque dicen que eso es una muestra de amor. No es así, todo lo contrario, es una medida coercitiva, propia de sectas destructivas. Les manda cortar toda relación. Y eso es canallesco, de una crueldad sin límites, propio de mentes retrógradas insensibles.
Cualquier Testigo que diga lo contrario miente como un miserable.
Según la publicación "Manténganse en el amor de dios":
¿Cuál debe ser la relación con un expulsado? “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre.” (1 Corintios 5:11.) Además, la Biblia nos exhorta: “[Si alguien] no permanece en la enseñanza del Cristo [...], nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 9-11). La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, página 19, señala: “Decir un sencillo ‘¡Hola!’ a alguien puede ser el primer paso que lleve a una conversación y tal vez hasta a una amistad. ¿Quisiéramos dar ese primer paso respecto a una persona expulsada?”. Así, cuando un miembro de la congregación es expulsado, cortamos toda relación social y espiritual con él.
¿Es realmente necesario ser tan estrictos en el trato? Sí, y por varias razones. La primera es la lealtad a Dios y a su Palabra. Amamos tanto a Jehová que queremos obedecerle siempre, incluso cuando nos resulta muy difícil. Además, estamos seguros de que él es justo y amoroso, y de que todas sus leyes son para nuestro bien (Isaías 48:17; 1 Juan 5:3). La segunda razón es que el pecador que no se ha arrepentido es una mala influencia. Por eso, al excluirlo de nuestra compañía nos protegemos moral y espiritualmente, y preservamos la pureza y el buen nombre de la congregación (1 Corintios 5:6, 7). La tercera razón es que la expulsión puede beneficiar al propio pecador. ¿De qué manera? Si nos mantenemos fieles a los principios bíblicos y apoyamos la decisión del comité judicial tal vez logremos motivar al pecador, quien hasta el momento no ha aprovechado la ayuda de los ancianos. En efecto, es posible que nuestra postura le ablande el corazón y lo lleve a cambiar de actitud. Cuando vea que ha perdido la apreciada relación que tenía con sus seres queridos, quizás “[recobre] el juicio”, comprenda la gravedad de su pecado y dé los pasos necesarios para volver a Jehová (Lucas 15:17).
Y con respecto a un expulsado familiar nuestro, la misma publicación infame continua:
Ahora bien, ¿y si el expulsado no vive con su familia inmediata? En ese caso, los cristianos fieles reducen al máximo el trato, limitándolo a cuando es indispensable atender asuntos de familia. No buscan excusas para juntarse. Por lealtad a Jehová y a su organización, respetan la disciplina bíblica. Quieren lo mejor para su pariente, y con su postura firme quizás lo ayuden a beneficiarse de la corrección recibida (Hebreos 12:11).
Enlace de la publicación: https://www.jw.org/es/publicaciones/libr...expulsado/
JW se enorgullece de mandar a padres y madres a enterrar a sus hijos en vida cuando éstos son expulsados, porque dicen que eso es una muestra de amor. No es así, todo lo contrario, es una medida coercitiva, propia de sectas destructivas. Les manda cortar toda relación. Y eso es canallesco, de una crueldad sin límites, propio de mentes retrógradas insensibles.
Cualquier Testigo que diga lo contrario miente como un miserable.
Hilan mentiras acordes con el tamaño de su fe
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial
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