11 Feb, 2019, 04:57 AM
Para no abrir un nuevo post, y si le parece bien al staff, contaré en este mismo hilo una anécdota que tuve ayer por la noche.
Resulta que a principios de la semana pasada, un matrimonio de otra congregación nos invitaron a mi familia, a mi, y a otro matrimonio más de mi salón. Dicho matrimonio está compuesto por el marido que es anciano y su mujer precursora. El matrimonio que también venía con nosotros se compone del marido siervo ministerial, esposa precursora e hijo adolescente. Teniendo todo esto presente, y previendo lo que sería la noche, puse a cargar mi móvil hasta tener la batería totalmente cargada.
Cuando llegamos a la casa, todos estuvimos charlando un rato, todo normal. Hasta que llegó el momento de sentarnos a la mesa para cenar. Cuando ya estuvimos todos sentados, tuve una extraña sensación y de repente me percaté de que no era de extrañar que el anfitrión me dijera de hacer la oración. Y efectivamente así fue. Después de años y años sin hacer oraciones en mi congregación, después de estar 1 año sin hacer oraciones en mi casa delante de mi familia, ayer tuve que hacerla. En decimas de segundo se me ocurrió negarme, excusándome en que me estaban llamando al móvil, incluso pensé en fingir un mareo. Pero la vergüenza que iba a pasar me retuvo, y al final acabé haciendo la oración. Mientras la hacía, me decía a mismo: no pronuncies el nombre del ente hebreo, no lo pronuncies.
No lo hice, aunque no tuve más remedio que pronunciar el nombre del Cristo a la hora de acabar la oración, muy a mi pesar. Fue una oración breve y escueta, lo mejor fue cuando terminé, qué alivio.
En fin, transcurrió la cena de forma agradable y hablando de temas tan cotidianos como el trabajo, el frío que está haciendo, el instituto, las vacaciones pasadas...etc... hasta que en un momento de la cena, la mujer del siervo ministerial preguntó que qué nos había parecido el último artículo de la Atalaya. A partir de ahí, hablaron ininterrumpidamente durante 2 horas sobre JW. Cuando vi que aquello iba in crescendo, saqué mi móvil y durante todo ese tiempo estuve mirando las redes sociales: Facebook, Insta, Whats, menos mal que acertadamente cargué el móvil al máximo....no dije absolutamente nada, me mantuve en silencio durante 2 horas, mientras ellos hablaban sin cesar de sus temas de JW, y de experiencias tan manidas como aquellas que empiezan con un "me encontré con un amo de casa, que decía que estaba orando a dios para que un Testigo tocara a su puerta". Hablaban de una manera tan apasionada, para ellos no hay nada mejor. Para ellos no es suficiente tener 2 reuniones a la semana, ni tener la noche de adoración en familia, ni tener un estudio personal, ni estudiarse lo que se va a dar en las reuniones, ni leer la Biblia todos los días, ni ver el Broadcasting, ni predicar o hacer el precursorado.....a parte de eso, en sus ratos de ocio no pueden evitar continuar hablando de lo mismo, como un mantra. Entre otras cosas, porque eso es lo que se les graba a fuego, que nunca dejen de hablar de JW. Están obsesionados, es una obsesión enfermiza, fanática.
La verdad es que muy bien no lo pasé, y durante todo ese rato estaba deseando de marcharme a casa. Nunca me he sentido tan fuera de lugar. Llevo años sin sentirme Testigo, más bien soy ateo, hereje y apóstata, porque no dejaré de hablar de la mentira que nos ha vendido JW.
Después de esa noche, no creo que ese matrimonio nos vuelva a invitar, me miraban con una cara como diciendo "es cierto lo que decían, fulanito está fatal en la verdad". Y yo agradeceré que no nos inviten más. Aunque más aún agradeceré el día que me libere totalmente de esta infame secta.
Resulta que a principios de la semana pasada, un matrimonio de otra congregación nos invitaron a mi familia, a mi, y a otro matrimonio más de mi salón. Dicho matrimonio está compuesto por el marido que es anciano y su mujer precursora. El matrimonio que también venía con nosotros se compone del marido siervo ministerial, esposa precursora e hijo adolescente. Teniendo todo esto presente, y previendo lo que sería la noche, puse a cargar mi móvil hasta tener la batería totalmente cargada.
Cuando llegamos a la casa, todos estuvimos charlando un rato, todo normal. Hasta que llegó el momento de sentarnos a la mesa para cenar. Cuando ya estuvimos todos sentados, tuve una extraña sensación y de repente me percaté de que no era de extrañar que el anfitrión me dijera de hacer la oración. Y efectivamente así fue. Después de años y años sin hacer oraciones en mi congregación, después de estar 1 año sin hacer oraciones en mi casa delante de mi familia, ayer tuve que hacerla. En decimas de segundo se me ocurrió negarme, excusándome en que me estaban llamando al móvil, incluso pensé en fingir un mareo. Pero la vergüenza que iba a pasar me retuvo, y al final acabé haciendo la oración. Mientras la hacía, me decía a mismo: no pronuncies el nombre del ente hebreo, no lo pronuncies.
No lo hice, aunque no tuve más remedio que pronunciar el nombre del Cristo a la hora de acabar la oración, muy a mi pesar. Fue una oración breve y escueta, lo mejor fue cuando terminé, qué alivio.
En fin, transcurrió la cena de forma agradable y hablando de temas tan cotidianos como el trabajo, el frío que está haciendo, el instituto, las vacaciones pasadas...etc... hasta que en un momento de la cena, la mujer del siervo ministerial preguntó que qué nos había parecido el último artículo de la Atalaya. A partir de ahí, hablaron ininterrumpidamente durante 2 horas sobre JW. Cuando vi que aquello iba in crescendo, saqué mi móvil y durante todo ese tiempo estuve mirando las redes sociales: Facebook, Insta, Whats, menos mal que acertadamente cargué el móvil al máximo....no dije absolutamente nada, me mantuve en silencio durante 2 horas, mientras ellos hablaban sin cesar de sus temas de JW, y de experiencias tan manidas como aquellas que empiezan con un "me encontré con un amo de casa, que decía que estaba orando a dios para que un Testigo tocara a su puerta". Hablaban de una manera tan apasionada, para ellos no hay nada mejor. Para ellos no es suficiente tener 2 reuniones a la semana, ni tener la noche de adoración en familia, ni tener un estudio personal, ni estudiarse lo que se va a dar en las reuniones, ni leer la Biblia todos los días, ni ver el Broadcasting, ni predicar o hacer el precursorado.....a parte de eso, en sus ratos de ocio no pueden evitar continuar hablando de lo mismo, como un mantra. Entre otras cosas, porque eso es lo que se les graba a fuego, que nunca dejen de hablar de JW. Están obsesionados, es una obsesión enfermiza, fanática.
La verdad es que muy bien no lo pasé, y durante todo ese rato estaba deseando de marcharme a casa. Nunca me he sentido tan fuera de lugar. Llevo años sin sentirme Testigo, más bien soy ateo, hereje y apóstata, porque no dejaré de hablar de la mentira que nos ha vendido JW.
Después de esa noche, no creo que ese matrimonio nos vuelva a invitar, me miraban con una cara como diciendo "es cierto lo que decían, fulanito está fatal en la verdad". Y yo agradeceré que no nos inviten más. Aunque más aún agradeceré el día que me libere totalmente de esta infame secta.
Hilan mentiras acordes con el tamaño de su fe
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial