14 Mar, 2019, 06:49 PM
Cuando tú eres el invitado:
-Si te invitan a algún lado, no contestes con la pregunta: "¿Quién más asistirá?", es de mal gusto.
-Nunca llegues con las manos vacías. Siempre lleva el postre, una botella de vino o un ramo de flores.
-Si necesitas marcharte, bastará con llamar a los anfitriones y disculparte porque tienes que irte. No te despidas del resto de los invitados: interrumpirás el ambiente alegre y los demás podrán pensar que ya es hora de irse.
-Si estás sentado con ocho o menos compañeros, espera hasta que todos estén servidos y a que tu anfitrión empiece a comer. Si estás en una larga mesa de banquetes, puedes empezar cuando varias personas a tu alrededor ya estén sentadas y tengan su propia comida.
-Decir que estás a dieta resuena de malas maneras. Seguro que no se debe rechazar los platillos ofrecidos por los anfitriones bajo este argumento. Alaba sus talentos culinarios aunque no comas nada. Lo mismo con el alcohol, no le cuentes a todo el mundo por qué no puedes beber. Pide vino blanco y mójate los labios.
-No es prudente hablar en público acerca de: la edad, la riqueza, los problemas domésticos, la religión, las relaciones amorosas, los regalos, el honor, el deshonor y los procedimientos médicos.
-Hablar de los que no están presentes, es decir, chismorrear, es inadmisible. No debes hablar mal de tus familiares o amigos, tampoco debes hablar con desprecio sobre tu país de nacimiento. "Este país está lleno de miserables". En ese caso, tú también eres uno de ellos.
-Si te invitan a algún lado, no contestes con la pregunta: "¿Quién más asistirá?", es de mal gusto.
-Nunca llegues con las manos vacías. Siempre lleva el postre, una botella de vino o un ramo de flores.
-Si necesitas marcharte, bastará con llamar a los anfitriones y disculparte porque tienes que irte. No te despidas del resto de los invitados: interrumpirás el ambiente alegre y los demás podrán pensar que ya es hora de irse.
-Si estás sentado con ocho o menos compañeros, espera hasta que todos estén servidos y a que tu anfitrión empiece a comer. Si estás en una larga mesa de banquetes, puedes empezar cuando varias personas a tu alrededor ya estén sentadas y tengan su propia comida.
-Decir que estás a dieta resuena de malas maneras. Seguro que no se debe rechazar los platillos ofrecidos por los anfitriones bajo este argumento. Alaba sus talentos culinarios aunque no comas nada. Lo mismo con el alcohol, no le cuentes a todo el mundo por qué no puedes beber. Pide vino blanco y mójate los labios.
-No es prudente hablar en público acerca de: la edad, la riqueza, los problemas domésticos, la religión, las relaciones amorosas, los regalos, el honor, el deshonor y los procedimientos médicos.
-Hablar de los que no están presentes, es decir, chismorrear, es inadmisible. No debes hablar mal de tus familiares o amigos, tampoco debes hablar con desprecio sobre tu país de nacimiento. "Este país está lleno de miserables". En ese caso, tú también eres uno de ellos.