[Centroamericana]

Empecé a decepcionarme al ver la hipocresía al rojo vivo en los cuerpos de anciano ( mi primo es anciano coordinador ), dicen que todos los ancianos son iguales pero aún se respira los aires de superioridad de cuando se les llamaban superintendente presidente.. 

Esto me ha hecho recordar lo que me enteré hace dos semanas apenas. Mi tío político es de esos ancianos con grandes aires de superioridad que anda siempre buscando sacar la "paja" del ojo del otro pero cuando se trata de su propia familia, cuidado! ahí hay que cubrirlo todo! y ay de quien se atreva a decir algo!. Se habla mucho recientemente del abuso de menores, y eso es excelente, y creo que también tiene que empezar a hablarse de la violencia en contra de la mujer dentro de los Testigos de Jehová y de como se les intenta silenciar para que no vayan a manchar la "digna reputación" del esposito.
Esto le sucedió a la nuera de este tío super anciano. Su hijo no anda bien en la congregación pero sigue siendo testigo y se casó con esta muchacha, también testigo, y hasta tuvieron su "discurso" en su boda. Pues resulta que la muchacha lo cachó, con pruebas en su teléfono, de que él ha estado contratando servicios de prostitutas durante un tiempo que él se fue de viaje y además la maltrata (de eso hay testigos en la familia), la insulta y le ha puesto la mano encima además. 
Ella coge valor y va con sus suegros para decirles lo que está pasando, con teléfono en mano para mostrar las pruebas (si se preguntan como logró hacerse del teléfono... pues fue fácil porque el esposito estaba pasando la resaca del día anterior), y ¿cual fue la respuesta del iluminado anciano - terror de los transgresores de la ley (que no sean su familia, claro!) -: No, no, no. No me venga a enseñar eso, ni a decir todas esas cosas. Él es su esposo (suertuda ella, no!?) y usted no tiene que hablar mal de él. Tampoco tiene que andar hablando de sus cosas privadas. Los trapos sucios se lavan en casa. 
¿La reacción de su suegra? que uno pensaría que como mujer mayor, entendería mejor a la más joven. Retirarse sin decir una palabra, porque claro, que va a saber ella! si el que sabe es el iluminado esposo.
Ese mismo anciano es el que me ha contado a mí personalmente como a "tratado de enderezar" a aquel joven de la congregación que se pone pantalones muy ajustados y que a su parecer, se había depilado un poco la ceja. El mismo que me contó que "aconsejó" a otro hombre sobre su matrimonio y que para medir como estaba la situación entre los esposos, preguntó cuántas veces tenían relaciones sexuales en la semana. 
Si tu piensas que has sufrido las arbitrariedades de algunos ancianos, deberías imaginarte cómo es ser mujer ahí dentro. Yo que nací y crecí ahí te puedo decir que es aún peor que te traten como si fueras un ser con menor inteligencia. Como si no fueras capaz de pensar por ti misma y "comprender" como son las cosas. Pero las mujeres también estamos despertando. 
Aclaro que no estoy generalizando al estilo de "todos los ancianos eran iguales". Conocí algunos hombres cuya humildad y sinceridad se notaba, y que por eso se ganaron mi respeto, pero al menos en mi experiencia, estos eran los que menos voz y voto tenían. La mayoría encajaba en el perfil del propotente listo para iluminar a las masas y lanzar la primera piedra, y la segunda y la tercera. Y eso que nunca estuve en un comité judicial.
Me identifico contigo porque más o menos a la misma edad desperté (ahora tengo 34) y por las mismas razones. No fue que me empezara a cuestionar doctrinas, eso vino después. Fue porque ya no pude seguir haciéndome la boba con toda la hipocresía que veía dentro de todas las congregaciones en las que estuve (esto incluyó dos casos de violencia doméstica en contra de mujeres de mi generación esposas de ancianos). Porque ya no pude seguir dándome terapia yo misma que vivía en el "paraíso espiritual", cuando mis ojos y mi sentido común me decían todo lo contrario. 
Ahora te puedo decir que me siento libre, en paz, con un gozo que nunca antes tuve, aunque no es un proceso sencillo. Te puedo decir que he conocido gente maravillosa fuera de la organización, incluido mi esposo. Gente que es genuina, no es doble cara, que no vive con la piedra en la mano esperando lanzarla a aquel que en su opinión se lo merece. Gente que no se alegra por ver al otro caído sino que se solidariza y ayuda a levantarse en vez de repartir una revista o un libro.
Te deseo de todo corazón que un día puedas llegar a probar esa tranquilidad contigo mismo, lejos de aquello que tu corazón y tus ojos te están diciendo que no te hace bien, por más que luchemos por creer y tratar de convencernos que sí es así.