10 Dec, 2019, 12:16 PM
(08 Dec, 2019, 06:10 PM)CATALAN escribió: Lo que voy a poner a continuación es una explicación de una denominación pagana de Babilonia la Grande (como llama la WT a las religiones en general) del tema que se estará analizando está semana la de los 2 testigos.
Pregunta: "¿Quiénes son los dos testigos en el libro de Apocalipsis?"
Respuesta: Hay tres puntos de vista principales sobre la identidad de los dos testigos en Apocalipsis 11:3–12. 1) Moisés y Elías; 2) Enoc y Elías, y 3) dos creyentes desconocidos a quienes Dios llama para que sean Sus testigos en los últimos tiempos.
Moisés y Elías son considerados como las posibilidades, debido al poder de los testigos de convertir el agua en sangre (Apocalipsis 11:6), por lo cual Moisés es conocido (Éxodo 7); y por su poder para destruir a personas con fuego del cielo (Apocalipsis 11:5), como se conoció a Elías (2 reyes 1). Otro hecho que también le da fuerza a este punto de vista, es que Moisés y Elías aparecieron con Jesús en la Transfiguración (Mateo 17:3-4). Además, la tradición judía espera que Moisés y Elías vuelvan en el futuro. Malaquías 4:5 predice la venida de Elías, y algunos judíos creen que la promesa de Dios para levantar un profeta como Moisés (Deuteronomio 18:15, 18), también requiere el regreso de Moisés.
Enoc y Elías son vistos como las posibles identidades de los dos testigos, porque son las dos personas en la historia que nunca han experimentado la muerte (Génesis 5:24; 2 Reyes 2:11). El hecho de que ni Enoc ni Elías murieron, pareciera hacerlos aptos para la muerte y la resurrección de los dos testigos (Apocalipsis 11:7-12). Los defensores de este punto de vista, sostienen que Hebreos 9:27 (todos los hombres mueran una sola vez), descalifica a Moisés de ser uno de los dos testigos, ya que Moisés murió una vez (Deuteronomio 34:5). Sin embargo, hay muchos otros en la Biblia que murieron dos veces, por ejemplo, Lázaro, Dorcas, y la hija de Jairo; así que realmente no hay razón por la cual debemos eliminar a Moisés sobre dicha base.
El tercer punto de vista, básicamente argumenta que Apocalipsis capítulo 11 no atribuye ningún nombre famoso para los dos testigos. Si los testigos eran Moisés y Elías, o Enoc y Elías, ¿por qué las Escrituras no dicen nada acerca de sus identidades? Dios es perfectamente capaz de tomar dos creyentes "comunes" y permitirles que realicen las mismas señales y maravillas que Moisés y Elías hicieron. No hay nada en Apocalipsis 11 que nos exija que asumamos una identidad "famosa" de los dos testigos.
¿Cuál punto de vista es correcto? No sabemos con certeza. Los posibles puntos débiles de la primera opinión, es que Moisés ya ha muerto una vez y por lo tanto no puede ser uno de los dos testigos (ya que su muerte sería una contradicción de Hebreos 9:27); sin embargo, los defensores de esta opinión sostienen que todas las personas que resucitaron milagrosamente en la Biblia (por ejemplo, Lázaro), volvieron a morir posteriormente. Así, Hebreos 9:27 puede ser visto como una "regla general" y no como un principio universal. En cuanto a las predicciones de la Biblia respecto a la venida de Elías y el profeta como Moisés, el Nuevo Testamento pone en claro que esas profecías fueron cumplidas por Juan el Bautista y por Jesús, respectivamente.
No hay inconsistencias evidentes sobre el segundo punto de vista acerca de Enoc y Elías, ya que resuelve el problema de "morir una vez". Tiene sentido que Dios pudo haberse llevado a Enoc y Elías al cielo sin morir, para posteriormente "guardarlos" para un propósito especial. Tampoco hay inconsistencias claras para el tercer punto de vista.
Las tres opiniones son posibles interpretaciones, pero no podemos estar seguros de cualquiera de ellas, ya que la Biblia no revela las identidades de los testigos. Por lo tanto, los cristianos no deben ser dogmáticos sobre este tema.
En mi opinión, los dos testigos podría representar a ungidos. Sin embargo, podría representar a personas que dan testimonio de Jesús en un período comprendido entre el primer siglo y antes del Armagedón. Pero que bonita es la humildad y reconocer que es mejor no ser dogmáticos, cuando no se sabe con certeza la explicación de un pasaje bíblico.