15 Dec, 2019, 03:12 AM
por partes...
copio sintesis del mito:
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La primera parte del mito (614b-615d) ilustra un plano inicial del periplo de las almas que han abandonado el cuerpo. En él se observa cómo la multitud es discriminada por unos jueces y sentenciada a transitar dos caminos: uno hacia el cielo, ordenado a los justos, otro que se introduce en la tierra que recibe a los culpables de injusticia. Se dice que el primero es un lugar de dicha y belleza, en tanto que en el segundo abundan los padecimientos. Se comenta aquí también que existe una proporción entre cada obra buena y cada obra mala, en tanto que las unas son recompensadas diez veces y las otras diez veces expurgadas. Se insiste en la maldad de la tiranía y se pormenoriza además que más gravemente sancionados son los delitos de impiedad con los padres o con los dioses y el homicidio a mano armada.
El texto continúa detallando un poco más la situación de las almas que, encontradas culpables de injusticia, eran conducidas por el lugar subterráneo o Tártaro (615e-616a). Aquí refiere Sócrates que las almas son custodiadas en su expiación por seres terroríficos; aparece la propia abertura del antro infernal que, consciente de perversidad y de las penas por cumplir, rechaza aquellos que osan el intento de abandonar ese plano con un mugido horrible. Junto con ella se habla de unos hombres salvajes de aspecto ígneo que desuellan y desgarran con cardos a sus custodiados.
Una vez que se ha concluido con la pena (o con la recompensa), las almas, según procede el mito, llegan (transcurridos unos doce días) a una corte fabulosa reunida entorno al huso de la Necesidad. El mito figura que por medio de este huso quedan concatenados en su movimiento los astros y el mundo sublunar en una armonía cósmica. Junto con la Necesidad aparecen otros personajes míticos: ocho sirenas acompañan con su canto la escena, mientras que las Moiras (Láquesis, Cloto y Átropos), presentadas aquí como hijas de la Necesidad (Ἀνάγκη), mantienen en movimiento el huso (616b-617c).
Lo siguiente en el texto es el relato del sorteo y elección de los hados (617d-620e). Se introduce por un breve discurso de Láquesis (único en todo el relato) advirtiendo la independencia de las condiciones sorteadas respecto de la participación en la virtud y la responsabilidad absoluta del hombre en sus elecciones. Aparece también otro personaje: un emisario o adivino cuyo rol es el de guiar a las almas durante el proceso. Se sigue una extensa ejemplificación de la variedad que cabe a las fortunas particulares: venturas y desventuras, mendicidad y riqueza, vigor y debilidad física, salud, enfermedad, mando, obediencia, etc. Sócrates expresa un patetismo notable presente en esa escena. Se dan varios casos: el de quien en su vida pasada obró sin injusticia por porvenir de una ciudad justa y optó por una terrible tiranía (dice el texto por carecer de filosofía), por otro lado están los que pagaron en el Tártaro y optaban con mayor seriedad a causa de sus padecimientos. También se ilustra con el ejemplo de algunos héroes griegos como Agamenón y Orfeo que por odio a la humanidad y a las mujeres optan por la vida del águila y del cisne, o Ulises que por las fatigas de su viaje decide asumir la condición de hombre común y sin fama o ambición.
Dice el mito que para efectuar su elección contaban con un cierto tiempo, concluido el cual se prosigue a a los dos hechos finales que experimentaban las almas antes de su nuevo ciclo. El narrador prosigue acerca de cómo el hado o démon elegido es establecido como guardián de la vida por iniciar. Esto queda dispuesto irremisiblemente por el hilar de las Moiras en el huso de la Necesidad. El siguiente paso es la marcha de las almas por el campo del Olvido bajo un calor abrasador. Esto las fuerza a beber del río que por allí discurre, llamado de la Despreocupación, aunque al hacerlo olvidaban todas las cosas. Finalmente se cuenta que acampando allí, llegada la medianoche, con un trueno y un temblor, las almas son llevadas a sitio para su nuevo nacimiento. Er, impedido de beber del río, simplemente contó que una vez acontecido esto de pronto se vio en su cuerpo sobre la pira (620e-621b).
En un epílogo final (621c-621d), Sócrates amonesta a Glaucón a tener presente la enseñanza del mito, en tanto que por no caer en el olvido «se salvó el relato y no se perdió, y también podrá salvarnos a nosotros si le hacemos caso», puesto que «si me creéis a mí, teniendo al alma por inmortal y capaz de mantenerse firme ante todos los males y todos los bienes, nos atendremos siempre al camino que va hacia arriba y practicaremos en todo sentido la justicia acompañada de sabiduría, para que seamos amigos entre nosotros y con los dioses, mientras permanezcamos aquí y cuando nos llevemos los premios de la justicia, tal como los recogen los vencedores. Y, tanto aquí como en el viaje de mil años que hemos descrito, seremos dichosos».
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Una vez leído el mito (en síntesis) notese dos cosas abrumadoras: es muy similar a la idea cristiana de cielo e infierno (y es en realidad un mito órfico de Zoroastro!!!).
en el mito, en ninguna parte se afirma volver a nacer en diferente cuerpo para reiniciar el ciclo. lo que si narra es que migra a ver el cielo, el tártaro(infierno) y como se realiza el juicio, con las penas incluidas en cada caso... NO HAY REENCARNACIÓN. no al modo hindú (rueda del samsara).
este pasaje, aunado a que es con toque eminentemente cristiano actual, es además un antecedente indirecto de "la Comedia" de Durante di Alighiero degli Alighieri ... Dante Alighieri tambien llega al infierno y va escalando hasta llegar al cielo. con ello, se nota más lo cercano al cristianismo que al hinduismo.
los judios y primeros cristianos creian mas en la reencarnacion que los griegos... muy sui generis, pero algo asi como reencarnacion, punto que tu mismo afirmaste en otro hilo, pero reitero: no al modo hindu, sino otro modo, pues ellos manejaban cinco escencias espirituales, todo un rollo... seria mas bien un Si pero NO.
copio sintesis del mito:
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La primera parte del mito (614b-615d) ilustra un plano inicial del periplo de las almas que han abandonado el cuerpo. En él se observa cómo la multitud es discriminada por unos jueces y sentenciada a transitar dos caminos: uno hacia el cielo, ordenado a los justos, otro que se introduce en la tierra que recibe a los culpables de injusticia. Se dice que el primero es un lugar de dicha y belleza, en tanto que en el segundo abundan los padecimientos. Se comenta aquí también que existe una proporción entre cada obra buena y cada obra mala, en tanto que las unas son recompensadas diez veces y las otras diez veces expurgadas. Se insiste en la maldad de la tiranía y se pormenoriza además que más gravemente sancionados son los delitos de impiedad con los padres o con los dioses y el homicidio a mano armada.
El texto continúa detallando un poco más la situación de las almas que, encontradas culpables de injusticia, eran conducidas por el lugar subterráneo o Tártaro (615e-616a). Aquí refiere Sócrates que las almas son custodiadas en su expiación por seres terroríficos; aparece la propia abertura del antro infernal que, consciente de perversidad y de las penas por cumplir, rechaza aquellos que osan el intento de abandonar ese plano con un mugido horrible. Junto con ella se habla de unos hombres salvajes de aspecto ígneo que desuellan y desgarran con cardos a sus custodiados.
Una vez que se ha concluido con la pena (o con la recompensa), las almas, según procede el mito, llegan (transcurridos unos doce días) a una corte fabulosa reunida entorno al huso de la Necesidad. El mito figura que por medio de este huso quedan concatenados en su movimiento los astros y el mundo sublunar en una armonía cósmica. Junto con la Necesidad aparecen otros personajes míticos: ocho sirenas acompañan con su canto la escena, mientras que las Moiras (Láquesis, Cloto y Átropos), presentadas aquí como hijas de la Necesidad (Ἀνάγκη), mantienen en movimiento el huso (616b-617c).
Lo siguiente en el texto es el relato del sorteo y elección de los hados (617d-620e). Se introduce por un breve discurso de Láquesis (único en todo el relato) advirtiendo la independencia de las condiciones sorteadas respecto de la participación en la virtud y la responsabilidad absoluta del hombre en sus elecciones. Aparece también otro personaje: un emisario o adivino cuyo rol es el de guiar a las almas durante el proceso. Se sigue una extensa ejemplificación de la variedad que cabe a las fortunas particulares: venturas y desventuras, mendicidad y riqueza, vigor y debilidad física, salud, enfermedad, mando, obediencia, etc. Sócrates expresa un patetismo notable presente en esa escena. Se dan varios casos: el de quien en su vida pasada obró sin injusticia por porvenir de una ciudad justa y optó por una terrible tiranía (dice el texto por carecer de filosofía), por otro lado están los que pagaron en el Tártaro y optaban con mayor seriedad a causa de sus padecimientos. También se ilustra con el ejemplo de algunos héroes griegos como Agamenón y Orfeo que por odio a la humanidad y a las mujeres optan por la vida del águila y del cisne, o Ulises que por las fatigas de su viaje decide asumir la condición de hombre común y sin fama o ambición.
Dice el mito que para efectuar su elección contaban con un cierto tiempo, concluido el cual se prosigue a a los dos hechos finales que experimentaban las almas antes de su nuevo ciclo. El narrador prosigue acerca de cómo el hado o démon elegido es establecido como guardián de la vida por iniciar. Esto queda dispuesto irremisiblemente por el hilar de las Moiras en el huso de la Necesidad. El siguiente paso es la marcha de las almas por el campo del Olvido bajo un calor abrasador. Esto las fuerza a beber del río que por allí discurre, llamado de la Despreocupación, aunque al hacerlo olvidaban todas las cosas. Finalmente se cuenta que acampando allí, llegada la medianoche, con un trueno y un temblor, las almas son llevadas a sitio para su nuevo nacimiento. Er, impedido de beber del río, simplemente contó que una vez acontecido esto de pronto se vio en su cuerpo sobre la pira (620e-621b).
En un epílogo final (621c-621d), Sócrates amonesta a Glaucón a tener presente la enseñanza del mito, en tanto que por no caer en el olvido «se salvó el relato y no se perdió, y también podrá salvarnos a nosotros si le hacemos caso», puesto que «si me creéis a mí, teniendo al alma por inmortal y capaz de mantenerse firme ante todos los males y todos los bienes, nos atendremos siempre al camino que va hacia arriba y practicaremos en todo sentido la justicia acompañada de sabiduría, para que seamos amigos entre nosotros y con los dioses, mientras permanezcamos aquí y cuando nos llevemos los premios de la justicia, tal como los recogen los vencedores. Y, tanto aquí como en el viaje de mil años que hemos descrito, seremos dichosos».
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Una vez leído el mito (en síntesis) notese dos cosas abrumadoras: es muy similar a la idea cristiana de cielo e infierno (y es en realidad un mito órfico de Zoroastro!!!).
en el mito, en ninguna parte se afirma volver a nacer en diferente cuerpo para reiniciar el ciclo. lo que si narra es que migra a ver el cielo, el tártaro(infierno) y como se realiza el juicio, con las penas incluidas en cada caso... NO HAY REENCARNACIÓN. no al modo hindú (rueda del samsara).
este pasaje, aunado a que es con toque eminentemente cristiano actual, es además un antecedente indirecto de "la Comedia" de Durante di Alighiero degli Alighieri ... Dante Alighieri tambien llega al infierno y va escalando hasta llegar al cielo. con ello, se nota más lo cercano al cristianismo que al hinduismo.
los judios y primeros cristianos creian mas en la reencarnacion que los griegos... muy sui generis, pero algo asi como reencarnacion, punto que tu mismo afirmaste en otro hilo, pero reitero: no al modo hindu, sino otro modo, pues ellos manejaban cinco escencias espirituales, todo un rollo... seria mas bien un Si pero NO.
Si Lucifer fue capaz de incitar una rebelión en el cielo, eso significa celos, envidia y violencia en el cielo pese a prometerte un paraíso perfecto