12 Mar, 2020, 09:21 PM
(12 Mar, 2020, 06:42 PM)DumsterDiver escribió: Con tales palabras este perspicacísimo personaje pone claramente de manifiesto que él no descubre todo lo que no sólo le merecía desprecio, sino que también parecería despreciable al propio vulgo si no lo callara. Podría pensarse que estas conclusiones eran conjeturas mías, si este mismo en otro pasaje no afirmara de forma manifiesta al hablar sobre religión que existen muchas cosas verdaderas que no sólo no resulta útil al vulgo conocerlas, sino que también las hay que, aun siendo falsas, conviene que el pueblo crea lo contrario, y que, por ese motivo, los griegos ocultaron sus ritos iniciáticos y sus misterios bajo el silencio y los muros[177]
De civitate Dei contra paganos. Libro 4 cap. 31
San Agustín De Hipona, 426
(Pensé que ya había contestado tarde pero seguro)
CAPITULO XXXI. De las opiniones de Varrón, que, aunque reprueba la persuasión que tenía el pueblo, y no llega a alcanzar la noticia del verdadero Dios, con todo, es de parecer que se debía adorar un solo Dios
Pues qué, el mismo Varrón (de quien nos pesa que haya colocado entre los asuntos de la religión los juegos escénicos, aunque esto no fuese de su dictamen, pues en muchos lugares, como religioso, exhorta al culto de los dioses), ¿acaso no confiesa que no sigue por parecer propio las cosas que refiere instituyó la ciudad de Roma acerca de este punto, de modo que no duda decir que, si él fundara de nuevo aquella ciudad, dedicara los dioses y los nombres de éstos según la fábula de su naturaleza? Pero dice que le precisa seguir como estaba recibida por los antiguos en el pueblo viejo, la historia de sus nombres y sobrenombres, así como elles nos la dejaron, y escribir y examinarlos atentamente, llevando la mira y procurando que el vulgo se incline antes a reverenciarlos que a menospreciarlos; con las cuales palabras este hombre indiscreto, bastantemente nos da a entender que no declara todo lo que él solo despreciaba, sino lo que parecía que había de vilipendiar el mismo vulgo, si no lo pasase en silencio. Pareciera esto, hablando de las religiones, no dijera claramente que muchas cosas hay verdaderas que no sólo no es útil que las sepa el vulgo, sino también, dado que sean falsas, es conveniente que el pueblo lo entienda de otra manera; y por esto los griegos ocultaron con silencio y entre paredes sus mayores secretos y misterios. Aquí realmente nos descubrió toda la traza de los presumidos de sabios, por quienes se gobiernan las ciudades y los pueblos, aunque de estas seducciones y estos maravillosos gustan los malignos demonios pues igualmente están en posesión de los seductores y de los seducidos, y de su posesión y dominio no hay quien los pueda librar, sino, es la gracia de Dios por Jesucristo Señor nuestro. Dice también el mismo sabio y discreto autor que es Dios los que creyeron era un espíritu, que con movimiento y discurso gobierna: el mundo; con cuyo sentir, aunque no alcanzó un conocimiento exacto y genuino de la verdad (porque el Dios verdadero no es precisamente el alma del mundo, sino más bien el Criador y Hacedor de este espíritu), con todo, si pudiera eximirse de las opiniones que estaban ya tan recibidas por la costumbre, confesara y persuadiera eficazmente que se debía adorar a un solo Dios, que con movimiento y razón el Universo; de modo que sobre este punto sólo quedara con la indecisa la cuestión y duda en cuanto que es espíritu, y no como debiera decir, Criador del alma. Dice asimismo que los antiguos romanos, por más de ciento setenta años, adoraron y veneraron a los dioses sin estatuas; y «si esto, añade, perseverara todavía, con más castidad y santidad se reverenciaran los dioses», Y en apoyo de su parecer cita, entre otros, por testigo la nación de los judíos, no dudando de concluir su discurso diciendo: «Que los primeros que introdujeron en el pueblo las estatuas de los dioses quitaron el miedo a los ciudadanos y los indujeron a nuevos errores»; advirtiendo, como prudente, que fácilmente podía despreciar a los dioses por la imperfección de sus imágenes; al decir no sólo que enseñaron errores, sino que les indujeron, quiere dar a entender ciertamente que también sin las estatuas, había ya errores. Por eso, cuando dice que sólo acertaron a indicar lo que era Dios los que se persuadieron era el alma que gobernaba el mundo, y es de parecer que más casta y santamente se guarda la religión sin estatuas, ¿quién no advierte cuánto se aproximó al conocimiento de la verdad? Porque si se atreviera a oponerse a un error tan antiguo, sin duda que diría: lo uno que había un solo Dios, por cuya providencia creía que se gobernaba el mundo! y lo otro que éste debía adorarse sin representación sensible Y así, hallándose tan cercano a las primeras nociones de la verdadera religión, acaso cayera fácilmente en la cuenta, opinando que el alma era mudable, para de este modo poder entender que Dios verdadero era una naturaleza inmutable que había criado asimismo a la misma alma. Y siendo esto cierto, todas las vanidades ilusorias de muchos dioses, de que semejantes autores han hecho mención en sus libros, más han sido obligados por ocultos juicios de Dios a confesarías como son que procurando persuadirlas. Cuando citamos algunos testimonios de éstos, los alegamos para convencer a esos que no quieren advertir de cuán terrible y maligna potestad de los espíritus infernales nos libra el incruento sacrificio de la sangre santísima que por nosotros se derramó y el don y gracia del espíritu que por él se nos comunica.
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? "el vulgo crea... lo contrario"
Si Lucifer fue capaz de incitar una rebelión en el cielo, eso significa celos, envidia y violencia en el cielo pese a prometerte un paraíso perfecto