[Diana Prince]

En efecto Tomas Moro, esa clase de tipos abundan en "el pueblo de Jehová".  Alvarado fue la gota que derramó el vaso porque antes que él ya habíamos tenido todo un desfile de patanes. Lemus, Amador, y otros de los que ya me olvidé.  Recuerdo que cuando Lemus se fue de la ciudad (lo cambiaron para Nogales, Sonora) anduvieron pidiendo dinero en las congregaciones. Mi papá les dijo que eso no era correcto, que no era un arreglo de la sociedad. Lo tacharon de egoísta, avaro, codicioso, etc., etc., y finalmente otro anciano presentó el anuncio solicitando el dinero a la congregación.  Como siempre hubo los que se van de boca por quedar bien.  El caso es que el Sr. Lemus salió rumbo a su destino con tres camionetas cargadas de televisores, lavadoras, electrodomésticos y cuanto pudo juntar, además del dinerito!

Pues no tenía ni un mes cuando le robaron todo!! Incluído el dinero!! Bueno, eso fue lo que dijo cuando regresó aquí para que "sus queridos hermanos" le volvieran a dar lo que pudieran.

¡Qué escoria de la humanidad son los que se aprovechan de la generosidad de los demás! Así que casualmente le robaron todo, sí ajá... ¡Pobres hermanos engañados volviendo a donar! 

Y lo peor de todo es que quién se opone a esa clase de injusticias, resulta el malo de la historia, queda como avaro y egoísta, y entonces además del gran sermón que te avientan te salen con que: ”Sin importar lo que dones, ¡no se compara a lo que Jehová te ha dado!"