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Llaman a la puerta, Columna del diario Milenio
#1

" Antes tocaban a la puerta. Y eso me molestaba no porque vinieran con un tema religioso, sino porque casi siempre llegaban el domingo muy temprano, cuando todavía estaba dormido. Esa estrategia de llegar a una casa y tocar la puerta me parece obsoleta y propia de otros tiempos. Me recuerda a esos vendedores que iban de casa en casa ofreciendo enciclopedias, secadoras de pelo, lavadoras y aspiradoras. A mí me tocó vivirlo en la década de los setenta. Pienso que los Testigos de Jehová deberían actualizarse comprando computadoras y contratando a un community manager. Lo digo por lo siguiente: ahora con el tema del covid ya no llaman a la puerta. Casi. Ahora se pasan horas llenando cartitas muy monas, hechas a mano, donde invitan a leer la Biblia y conocer a Jehová y a su hijo, Jesucristo. En mi restaurante ya me han dejado tres. Me parecen fantásticas y las estoy coleccionando. Y mire que esto de escribir a mano es algo que se está perdiendo; todos mis cuentos y artículos los escribo primero sobre papel con pluma fuente y luego los edito en la computadora. La experiencia es otra. Haga la prueba. Las cartas que dejan los Testigos tienen una estructura conformada por una presentación:


“Estimado lector: la presente va para saludarlo, espero se encuentre bien. Me permito escribirle ya que por las sircunstancias (sic) actuales no puedo hablar directamente con ud”. Luego pasa a plantear el asunto principal haciendo una pregunta: “En algún momento de la vida nos hemos preguntado ¿quién es Dios? ¿se interesa de verdad por nosotros?”. Lástima que tal encuentro no haya podido ser presencial, porque yo le hubiera preguntado al Testigo no quién es Dios, sino si en verdad existe, de cómo podemos saber de la existencia de una entidad de la cual no tenemos absolutamente ninguna evidencia, ningún indicio y por qué le adjudicamos propiedades y potencias y, peor: por qué hay personas que afirman que pueden comunicarse con él y que, por encima de toda extravagancia y rareza, ¡se autonombran sus representantes! En fin. Prosigo. La carta afirma entonces que: “Las respuestas a estas preguntas las encontraremos en la Biblia, ese libro contiene las respuestas a todas las preguntas sobre Dios, la humanidad, la vida, la muerte y sobre nuestro futuro”. Vaya. No estaba al tanto de que la Biblia fuera capaz de contestar tanta cosa. Habrá que leerla. La carta pasa luego a citar fragmentos y pasajes del dicho libro, y de esa manera aparecen Apocalipsis 21:3 y 4 e Isaías 42:8. El libro de Isaías no me interesa, pero el Apocalipsis ejerce una fascinación en mí, pues se trata de un texto súper extraño cargado de simbolismos muy posiblemente escrito bajo el influjo de alguna droga. Sigamos con la carta. Termina diciendo que:

“En nuestro sitio web se imparten cursos de la Biblia gratis; participamos en esta obra mundial porque nos interesamos cinseramente (sic) por ud. Gracias por poner atención a este mensaje por parte de Dios”. Y fíjese que en este punto se entera uno de que la carta viene directamente de Dios. De haberlo sabido antes la hubiera leído de otra manera, ya sabe, como una voz grave y ancestral y con un profundo eco. El caso es que, como dije al principio, mucha gente se molesta con esta clase de mensajes y visitas porque, no perteneciendo a los Testigos, ven su propia fe amenazada, violentada. Y luego ve uno carteles fuera de las casas que dicen cosas como “este hogar es católico”. Se lo toman muy a pecho. Yo digo que hay que relajarse. A ver, ¿acaso no estoy yo posteando todos los días mis productos empacados, mis restaurantes, mis libros y opiniones? Sí: hay gente que se molesta y hay gente que no está de acuerdo, pero existe un nivel de tolerancia. Los Testigos venden sus creencias, su fe, ese es su producto. Y no es muy distinto a quienes anuncian su postura política, su afiliación deportiva, sus preferencias sexuales o sus credos, de lo que sea. Hay que aprender a vivir con esa maraña de voces y posturas. Si no le gusta o no está de acuerdo, no se enoje: busque argumentos lógicos para debatir de manera ordenada y efectiva o pida amablemente que no lo molesten. Y en cuanto al asunto de la carta, fíjese que hay algo de retro y melancolía en eso. Escribir una carta a mano es cosa que ya se perdió. Es, de hecho, un género literario, una costumbre que nos vuelve un poquito más civilizados. La carta es una cosa personal que contrasta con la fría despersonalización del email. Muchas cartas incluso se elevan a categoría de obra de arte, pues se selecciona un tipo de papel, se le presta atención especial a la caligrafía, al color de la tinta y al final tenemos un objeto muy bien ejecutado que comunica mucho más que el mensaje escrito. Lo bueno de todo esto es que, gracias a la pandemia, ya no andan estos ***** tocando a la puerta los domingos en la mañana. Bendito sea Dios. Por mí pueden seguir dejando todas las cartitas que quieran en el buzón."


https://www.milenio.com/opinion/adrian-h...-la-puerta
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Llaman a la puerta, Columna del diario Milenio - por Anciano Señalado - 16 Feb, 2021, 10:15 AM
RE: Llaman a la puerta, Columna del diario Milenio - por JoseFidencioR - 16 Feb, 2021, 08:59 PM

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