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«Es más, considero también que todas las cosas son pérdida debido al incalculable valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por él he aceptado la pérdida de todas las cosas y las veo como un montón de basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:8).

En los dramas y en los discursos en las asambleas cuando instruyen a los jóvenes suelen usar este texto. Lo aplican al trabajo remunerador, la universidad, el estudio de los libros seglares; de tal manera que como joven, lo vea como una pérdida de tiempo, como si tuviera que renunciar a todo eso para poder tener la aprobación de Cristo.

Basta con leer el texto anterior, o el siguiente, para poder entender que Pablo en ese texto no está hablando de buscar cosas materiales, como lo suele aplicar la organización. En los versículos del 5-7 Pablo habla del tiempo cuando él estuvo en la religión de los fariseos, el gran conocimiento que tenía sobre la Ley mosaica, lo devoto que él era, a tal punto de perseguir a la congregación, que para los fariseos no era la religión verdadera.

Es a estos «privilegios», a este «conocimiento de Ley» al puesto de autoridad que él tenía, que él consideraba como una pérdida de tiempo, como si fuera basura, luego de que él conociera al cristianismo. Como él mismo dice en el versículo siete: «Pero las cosas que para mí eran ganancia, ahora la considero pérdida a cusa del Cristo».

Es lo mismos lo que pasa con nosotros que hemos despertados, mientras estuvimos en la organización, hacíamos todo por ella, y éramos muy devoto, y hacíamos todo lo posible por conseguir privilegios y autoridad (ser precursor, siervo ministerial, anciano) porque para nosotros eso era «lo más importante», porque creíamos que era el conducto de Dios. Ahora que hemos despertamos y sabemos la verdad, para nosotros esas cosas no son más que una pérdida de tiempo (basura). Esas cosas son de suma importancia, paro en el mundo Testigo, pero no para nosotros que hemos despertado.