17 Nov, 2021, 07:57 PM
La conferencia del fin de semana en la congregación de mi madre la pronunció un anciano desde México. El tema era sobre cómo el amor distingue a los "verdaderos" cristianos del resto del mundo, todo dentro del guion.
La anécdota surge cuando, hacia el final, habla de la importancia de las reuniones de congregación "para animarnos unos a otros" e introduce Romanos 1:11, 12:
Estoy deseando verlos para transmitirles algún don espiritual a fin de fortalecerlos, o, más bien, para que nos animemos unos a otros mediante nuestra fe, tanto la de ustedes como la mía.
El énfasis fue en la palabra "verlos". Y prosiguió más o menos así:
"Hermanos, yo también deseo verlos... AHORA MISMO... POR FAVOR, ENCIENDAN SUS CÁMARAS... DESEO VERLOS"
Pasó un rato incómodo, y volvió a decirlo. Luego comenzó a decir que SE ESPERA que al menos todos los nombrados y sus familias mantengan sus cámaras encendidas durante toda la reunión, y volvió a pedir encender las cámaras. Tímidamente se encendieron unas tres.
"Y qué pasó con los demás hermanos? Acaso no son parte de la congregación? Acaso no aman a sus hermanos? Acaso no aman a Jehová?" Y se quedaba en silencio, muy incómodo; me recordó a un superintendente que había en los años 80, que cuando un niño lloraba en el auditorio dejaba de hablar hasta que la madre lo calmaba o se lo llevaba, siempre mirándola de mala manera.
Lentamente comenzaron a encenderse una cámara tras otra, los hermanos muy incómodos, se veía que algunos se habían arreglado muy rápidamente.
Al final, quedaron unas pocas cámaras apagadas. El conferenciante, con tono muy serio (inclusive enojado) dijo: "Y qué podemos esperar de quienes no quisieron encender sus cámaras? Serán capaces de obedecer a un anciano cuando en la gran tribulación dé alguna orden que aparentemente no tenga mucho sentido? Porque yo soy un anciano, y se espera que cualquier testigo sobre la tierra obedezca a cualquier anciano sobre la tierra. Estos hermanos deben pensar muy seriamente en cómo está su relación con Jehová, si han abandonado la oración, la lectura de la biblia, y a dónde los puede llevar su mala actitud, se me ocurre que pueden llegar a hacerse apóstatas, o, los que son casados, hasta adúlteros".
Vaya que fue incómodo para muchos, yo difícilmente pude aguantarme la risa y el coraje a la vez. Imagino esta situación repitiéndose en algunas congregaciones. Además, es gracioso cómo casi cualquier tema puede terminar llevándose a la obediencia ciega.
La anécdota surge cuando, hacia el final, habla de la importancia de las reuniones de congregación "para animarnos unos a otros" e introduce Romanos 1:11, 12:
Estoy deseando verlos para transmitirles algún don espiritual a fin de fortalecerlos, o, más bien, para que nos animemos unos a otros mediante nuestra fe, tanto la de ustedes como la mía.
El énfasis fue en la palabra "verlos". Y prosiguió más o menos así:
"Hermanos, yo también deseo verlos... AHORA MISMO... POR FAVOR, ENCIENDAN SUS CÁMARAS... DESEO VERLOS"
Pasó un rato incómodo, y volvió a decirlo. Luego comenzó a decir que SE ESPERA que al menos todos los nombrados y sus familias mantengan sus cámaras encendidas durante toda la reunión, y volvió a pedir encender las cámaras. Tímidamente se encendieron unas tres.
"Y qué pasó con los demás hermanos? Acaso no son parte de la congregación? Acaso no aman a sus hermanos? Acaso no aman a Jehová?" Y se quedaba en silencio, muy incómodo; me recordó a un superintendente que había en los años 80, que cuando un niño lloraba en el auditorio dejaba de hablar hasta que la madre lo calmaba o se lo llevaba, siempre mirándola de mala manera.
Lentamente comenzaron a encenderse una cámara tras otra, los hermanos muy incómodos, se veía que algunos se habían arreglado muy rápidamente.
Al final, quedaron unas pocas cámaras apagadas. El conferenciante, con tono muy serio (inclusive enojado) dijo: "Y qué podemos esperar de quienes no quisieron encender sus cámaras? Serán capaces de obedecer a un anciano cuando en la gran tribulación dé alguna orden que aparentemente no tenga mucho sentido? Porque yo soy un anciano, y se espera que cualquier testigo sobre la tierra obedezca a cualquier anciano sobre la tierra. Estos hermanos deben pensar muy seriamente en cómo está su relación con Jehová, si han abandonado la oración, la lectura de la biblia, y a dónde los puede llevar su mala actitud, se me ocurre que pueden llegar a hacerse apóstatas, o, los que son casados, hasta adúlteros".
Vaya que fue incómodo para muchos, yo difícilmente pude aguantarme la risa y el coraje a la vez. Imagino esta situación repitiéndose en algunas congregaciones. Además, es gracioso cómo casi cualquier tema puede terminar llevándose a la obediencia ciega.
Ubi dubium ibi libertas (Donde hay dudas hay libertad)
"La verdad nunca teme ser examinada, la mentira sí."