12 Nov, 2017, 07:31 PM
Por regla general creemos que toda obediencia es virtud, y toda oposición o rebeldía a la autoridad es pecado. Se han aprovechado los términos bíblicos de “sujeción”, “obediencia”, y la expresión “el ungido de Jehová” etc. para imponer dogmas, caprichos, doctrinas y manipulaciones y conductas indeseables que vienen de los hombres y no de Dios.
Con el cuento de que <Dios bendice la obediencia>, y tenemos que ser humildes, se ha fabricado principios falsos en cuanto a la sumisión y sujeción a las autoridades o ancianos de la congregación y creándose las condiciones para convertirnos en borregos y víctimas de los abusos de autoridad.
Algunos Ancianos aprovechan su posición de iluminados para someter y manipular a los que están bajo su cobertura a sus caprichos. Cuando alguien no se les somete a sus caprichos, los expulsan y condenan, no pudiendo nadie criticarlos, censurarlos o juzgarlos por sus malas acciones
No creo en la sumisión arbitraria, sin razonamiento. Apoyarse en una imposición de obediencia para abusar de las personas es un acto infamante, y contrario a la voluntad de Dios. No toda obediencia es virtud, y no siempre toda desobediencia se convierte en pecado. En las congregaciones se trata de manipular a las personas tomando ciertos textos bíblicos fuera de contexto, imponen una férrea dictadura, En estos regímenes la gente pierde sus derechos, sólo pueden acatar las órdenes, teniendo miedo en contradecirle, y si alguien se atreve a contradecirlos, cae en censura de condenación y el juicio eterno.
Pudiéramos poner muchos ejemplos: El caso de una mujer que por mandato bíblico “debe sujetarse a su marido” pero éste la maltrata físicamente y abusa de ella arbitrariamente. ¿Es aceptable en este caso la sujeción de la mujer a su marido? Una vez una publicadora cuyo esposo era cristiano, tenía privilegios en la congregación, y a veces le pegaba, celándola. Ella fue a hablar con sus ancianos para pedirle consejo. Uno de los ancianos le dijo “ y que quieres? Que lo expulsemos por unos cuantos golpes? Usted debe someterse a él, y soportarle en sus debilidades, él es la cabeza del hogar“. La hermana en toda su aflicción alcanzo a responderlo, le dijo al anciano: que se casara con su marido, a ver si después le iba a dar el mismo consejo. Es fácil aconsejar en pellejo ajeno, pero en el propio pellejo, las cosas cambian.
Con el cuento de que <Dios bendice la obediencia>, y tenemos que ser humildes, se ha fabricado principios falsos en cuanto a la sumisión y sujeción a las autoridades o ancianos de la congregación y creándose las condiciones para convertirnos en borregos y víctimas de los abusos de autoridad.
Algunos Ancianos aprovechan su posición de iluminados para someter y manipular a los que están bajo su cobertura a sus caprichos. Cuando alguien no se les somete a sus caprichos, los expulsan y condenan, no pudiendo nadie criticarlos, censurarlos o juzgarlos por sus malas acciones
No creo en la sumisión arbitraria, sin razonamiento. Apoyarse en una imposición de obediencia para abusar de las personas es un acto infamante, y contrario a la voluntad de Dios. No toda obediencia es virtud, y no siempre toda desobediencia se convierte en pecado. En las congregaciones se trata de manipular a las personas tomando ciertos textos bíblicos fuera de contexto, imponen una férrea dictadura, En estos regímenes la gente pierde sus derechos, sólo pueden acatar las órdenes, teniendo miedo en contradecirle, y si alguien se atreve a contradecirlos, cae en censura de condenación y el juicio eterno.
Pudiéramos poner muchos ejemplos: El caso de una mujer que por mandato bíblico “debe sujetarse a su marido” pero éste la maltrata físicamente y abusa de ella arbitrariamente. ¿Es aceptable en este caso la sujeción de la mujer a su marido? Una vez una publicadora cuyo esposo era cristiano, tenía privilegios en la congregación, y a veces le pegaba, celándola. Ella fue a hablar con sus ancianos para pedirle consejo. Uno de los ancianos le dijo “ y que quieres? Que lo expulsemos por unos cuantos golpes? Usted debe someterse a él, y soportarle en sus debilidades, él es la cabeza del hogar“. La hermana en toda su aflicción alcanzo a responderlo, le dijo al anciano: que se casara con su marido, a ver si después le iba a dar el mismo consejo. Es fácil aconsejar en pellejo ajeno, pero en el propio pellejo, las cosas cambian.