[Marcelo Daniel]

En mi caso he llegado a la conclusión que sí soy culpable, un 50% y el otro 50% lo tiene la secta... pero eso no tiene porqué ser la verdad absoluta...

Es verdad que entré de lleno siendo un niño de sólo ocho años, pero jamás escuché lo que mi abuelo materno sabía de los testigos y porqué no le agradaban.
Seguí como oveja que va al matadero escuchando a los ancianos y no a mi viejito. Mala mía...

Siento, en retrospectiva, que me faltó rebeldía para hacer lo que quería en muchos casos... Como no dejar a la chica no testigo que me traía enamorado, finalizando mi adolescencia. Pero, ¿y si lo hacía y me iba a vivir con ella? ¿Y si resultaba rebelde pero con mala suerte y terminaba teniendo seis hijos a la fecha e impidiendo que ella sea veterinaria como lo es actualmente? ¿Y si ambos ya tuviéramos un masterado porque nos apoyamos juntos en el estudio? Uno nunca sabe, sólo puede imaginar las posibilidades ahora...
Lo mismo con los estudios superiores, por miedo y por "espiritual" decidí a los 16 no ir a la universidad pero otros sí lo hicieron. Me faltó coraje y amor propio para escucharme y obligarme a seguir mis sueños...
Y es por eso que sí considero que tenía algo de culpa.

Con esto no quiero decir que la sectas deberían seguir operando, para nada, al contrario, si pudiera eliminaría de un plumazo a la corporación Atalaya... pues las organizaciones coercitivas no son un bien para la humanidad.
Pero con el tiempo aprendí a vivir reconociendo que en su momento tuve parte de la culpa y que eso es muy diferente a seguir echándome la culpa... por eso ahora el tema testigos de Jehová ya dejó de quitarme el sueño.


Tu escrito, Pedrito, ha sido magnífico y me alegra leer cómo te sientes.
Aquí en el foro, en mi caso, he llorado muchísimo redactando desde que me uní en el 2019.
Por eso al leerte hoy tuve el pensamiento que quizás para los ex testigos nuestro evento canónico era ser testigos de Jehová, puede ser.
Y ahora gracias a que fui testigo los tengo a muchos de ustedes, foristas los cuales aprecio bastante a pesar de no saber ni sus nombres reales en algunos casos, pero sus vivencias, escritos y reflexiones, créanme que me han ayudado a sobreponerme de algún mal día o de una noche gris.

Y aquí estamos y por aquí seguiremos, de mi parte al menos, leyendo y deseando siempre que puedan llegar a ser el tipo de personas que siempre quisieron ser.
Los quiero.
Tengan felices fiestas los que celebran y, para los que no celebran como yo, muy buenas noches.