08 Apr, 2024, 11:07 PM
Hoy mientras veíamos el eclipse, alguien que lo ve como algo super trivial hizo un comentario como: "no sé porqué causa tanta admiración algo que en términos sencillos son solo dos objetos alineados, uno estorbando la visibilidad del otro".
Su comentario captó mi atención, después de todo yo estaba muy emocionado y me considero entusiasta de estos fenómenos, pero su visión, por muy simplificada que fuera, me parecía muy válida. De inmediato vi los astros celestes y me imaginé dos balones. Por un momento pensé que sí, que quizá no era para tanto. Pero de inmediato cambié la perspectiva. Para empezar, es un tema de magnitud, no son dos balones, son dos enormes cuerpos celestes. Luego pensé en los efectos que producen y es normal pensar en los primeros seres humanos, las primeras civilizaciones viviendo aterrados algo que les resultaba totalmente incomprensible. No extraña porqué se generaron tantas creencias y leyendas alrededor de esta situación.
Muchos animales, que rigen sus actividades por ciclos del día y la noche, se preparan para ir a dormir y se levantan un poco sobresaltados por una noche que las ha durado minutos. Otros se comportan extraños. Ni qué decir de las sombras de los cosas que lucen difuminadas, del efecto de "ondas" que producen las sombras de los árboles y sus hojas en el suelo. Fenómenos que revelan la naturaleza dual de la luz. La penumbra y oscuridad inspira cierto misterio y quizá, como producto de nuestro instinto nos invade una sensación de vulnerabilidad.
Al final, no son dos balones, son dos cuerpos celestes bailando una danza magistral solo para recordarnos lo minúsculos que somos en la inmensidad del Universo.
Su comentario captó mi atención, después de todo yo estaba muy emocionado y me considero entusiasta de estos fenómenos, pero su visión, por muy simplificada que fuera, me parecía muy válida. De inmediato vi los astros celestes y me imaginé dos balones. Por un momento pensé que sí, que quizá no era para tanto. Pero de inmediato cambié la perspectiva. Para empezar, es un tema de magnitud, no son dos balones, son dos enormes cuerpos celestes. Luego pensé en los efectos que producen y es normal pensar en los primeros seres humanos, las primeras civilizaciones viviendo aterrados algo que les resultaba totalmente incomprensible. No extraña porqué se generaron tantas creencias y leyendas alrededor de esta situación.
Muchos animales, que rigen sus actividades por ciclos del día y la noche, se preparan para ir a dormir y se levantan un poco sobresaltados por una noche que las ha durado minutos. Otros se comportan extraños. Ni qué decir de las sombras de los cosas que lucen difuminadas, del efecto de "ondas" que producen las sombras de los árboles y sus hojas en el suelo. Fenómenos que revelan la naturaleza dual de la luz. La penumbra y oscuridad inspira cierto misterio y quizá, como producto de nuestro instinto nos invade una sensación de vulnerabilidad.
Al final, no son dos balones, son dos cuerpos celestes bailando una danza magistral solo para recordarnos lo minúsculos que somos en la inmensidad del Universo.