12 Apr, 2024, 11:24 AM
A mis detractores:
Cuando la saeta surca el espacio hacia la diana y resulta certera al penetrar al punto focal de la misma, el resultado o efecto que causa no perder de vista las "virtudes" de los que simplemente acuden a participar al campo de tiro para competir, no se hace esperar. Es una verdadera lástima el que las mezquindades pasen a ser parte en las idiosincrasias individuales que los que no soportan ser expuestos al desnudo. ¿Será por vergüenza... dignidad...o circunspección? ¿Mediará el rencor como fruto del espíritu en ello? Soy escritor de un libro titulado: " Máximas, reflexiones y pensamientos conceptualizados". Uno de estos en su rango lee y conceptualiza de esta manera: "¡Oh, desavenencia!... ¿Por qué te interpones? ¿Por qué le impides confraternizar?"
2- "La inteligencia es ingenio para resolver asuntos. La sabiduría es ingenio para dirigir a la inteligencia por caminos y destinos fraternos".
Entre ser inteligente y ser sabio existe diferencia muy marcada por evidencias a tenor con ello. La inteligencia sirve al método y sus mecanismos. La sabiduría sirve al ser humano para encauzar su inteligencia por caminos aceptables, beneficiosos y promisorios. La inteligencia es genética y puede ser congénita o no, por lo propio de su formación. La sabiduría es un carisma, un don que hay que cultivar, después de pedirla en ruegos a quien es esencia en ella. No es genética y por lo tanto no es congénita. El principio de la sabiduría es el temor a Dios (proverbio). La inteligencia viaja sola y sin alforja, pero sola no es capaz de guiarse sin sufrir percances incidentales en el camino. Muchos inteligentes han caído ingenuos en lazos de entrampamientos. A veces no pueden seguir las huellas de sus destinos y ni poder dirigir a otros por caminos que ellos mismos no transitan por ser caminos trillados por la sabiduría.
Algunas veces un inteligente no sigue por las huellas de la sabiduría porque crece en ellos el delirio de grandeza. Se dejan atrapar por la megalomanía y esta los convierte en seres ególatras y mezquinos que creen llevarlas todas consigo. ¡Nada más lejos de la verdad!
En la dedicatoria de este libro de marras, hago la siguiente consignación:
" A quien pueda interesar. A todo aquél que tenga el valor de sacar provecho en cada concepto e intención aquí plasmada en una máxima, una reflexión o un pensamiento. Cada enunciado ha sido conceptualizado para ti, tomando de entre los buenos haberes culturales para tu espíritu, aquellos que parecen ser los que sirven para exponer sin cortapisas, las verdades que te benefician. Dedicado también a todo el que desee imbuir su mente en el pensamiento crítico y que esté dispuesto incluso a discrepar con los referentes de siempre, considerando que no todo está dicho y todo lo que se ha dicho no tiene que ser necesariamente como se ha dispuesto que se interprete, se discurra o se asimile. Crear es tan importante como dar a conocer lo creado. Es como se lleva el conocimiento a los que tienen dudas o interpretan los asuntos como aprendieron por medio de acondicionamientos, a interpretarlos.
Aunque se ha vedado la reproducción con fines comerciales, no existe una veda a tu espíritu para tomar conciencia a través de las interpretaciones conceptuales a cada enunciado expuesto. He creado este libro y lo he puesto a tu disposición sin el ánimo de obtener reconocimientos. La empatía no acepta lisonjas, porque se da a sí misma sin esperar, salvo tus aprecios, reciprocidades y más confraternidad que la que se practica en nuestros tiempos. Ojalá te sirvan mis esfuerzos en pro del beneficio a tu espíritu. No te sorprendas a veces por lo crudo de mis interpretaciones.
Es, que ser y pensar como casi todo mundo, no es mi fortaleza y mucho menos mi estandarte. Si ello no te agrada, puedes seguir tu camino con desenfado, que seguro no me daré por enterado, a menos que tus mezquindades sean tan des-confraternizadoras, que pidas una censura para mí por causa de animadversión, celos o rencores enfermizos en tu espíritu. En tal caso, me acojo a la sentencia y su justicia sin incomodarme; si alguno decide condenarme al ostracismo tan parecido al rechazado en otras instancias por todos los presentes...¡Sea! Que con ello se confirman mis palabras y fingiré no inmutarme.
Cuando la saeta surca el espacio hacia la diana y resulta certera al penetrar al punto focal de la misma, el resultado o efecto que causa no perder de vista las "virtudes" de los que simplemente acuden a participar al campo de tiro para competir, no se hace esperar. Es una verdadera lástima el que las mezquindades pasen a ser parte en las idiosincrasias individuales que los que no soportan ser expuestos al desnudo. ¿Será por vergüenza... dignidad...o circunspección? ¿Mediará el rencor como fruto del espíritu en ello? Soy escritor de un libro titulado: " Máximas, reflexiones y pensamientos conceptualizados". Uno de estos en su rango lee y conceptualiza de esta manera: "¡Oh, desavenencia!... ¿Por qué te interpones? ¿Por qué le impides confraternizar?"
2- "La inteligencia es ingenio para resolver asuntos. La sabiduría es ingenio para dirigir a la inteligencia por caminos y destinos fraternos".
Entre ser inteligente y ser sabio existe diferencia muy marcada por evidencias a tenor con ello. La inteligencia sirve al método y sus mecanismos. La sabiduría sirve al ser humano para encauzar su inteligencia por caminos aceptables, beneficiosos y promisorios. La inteligencia es genética y puede ser congénita o no, por lo propio de su formación. La sabiduría es un carisma, un don que hay que cultivar, después de pedirla en ruegos a quien es esencia en ella. No es genética y por lo tanto no es congénita. El principio de la sabiduría es el temor a Dios (proverbio). La inteligencia viaja sola y sin alforja, pero sola no es capaz de guiarse sin sufrir percances incidentales en el camino. Muchos inteligentes han caído ingenuos en lazos de entrampamientos. A veces no pueden seguir las huellas de sus destinos y ni poder dirigir a otros por caminos que ellos mismos no transitan por ser caminos trillados por la sabiduría.
Algunas veces un inteligente no sigue por las huellas de la sabiduría porque crece en ellos el delirio de grandeza. Se dejan atrapar por la megalomanía y esta los convierte en seres ególatras y mezquinos que creen llevarlas todas consigo. ¡Nada más lejos de la verdad!
En la dedicatoria de este libro de marras, hago la siguiente consignación:
" A quien pueda interesar. A todo aquél que tenga el valor de sacar provecho en cada concepto e intención aquí plasmada en una máxima, una reflexión o un pensamiento. Cada enunciado ha sido conceptualizado para ti, tomando de entre los buenos haberes culturales para tu espíritu, aquellos que parecen ser los que sirven para exponer sin cortapisas, las verdades que te benefician. Dedicado también a todo el que desee imbuir su mente en el pensamiento crítico y que esté dispuesto incluso a discrepar con los referentes de siempre, considerando que no todo está dicho y todo lo que se ha dicho no tiene que ser necesariamente como se ha dispuesto que se interprete, se discurra o se asimile. Crear es tan importante como dar a conocer lo creado. Es como se lleva el conocimiento a los que tienen dudas o interpretan los asuntos como aprendieron por medio de acondicionamientos, a interpretarlos.
Aunque se ha vedado la reproducción con fines comerciales, no existe una veda a tu espíritu para tomar conciencia a través de las interpretaciones conceptuales a cada enunciado expuesto. He creado este libro y lo he puesto a tu disposición sin el ánimo de obtener reconocimientos. La empatía no acepta lisonjas, porque se da a sí misma sin esperar, salvo tus aprecios, reciprocidades y más confraternidad que la que se practica en nuestros tiempos. Ojalá te sirvan mis esfuerzos en pro del beneficio a tu espíritu. No te sorprendas a veces por lo crudo de mis interpretaciones.
Es, que ser y pensar como casi todo mundo, no es mi fortaleza y mucho menos mi estandarte. Si ello no te agrada, puedes seguir tu camino con desenfado, que seguro no me daré por enterado, a menos que tus mezquindades sean tan des-confraternizadoras, que pidas una censura para mí por causa de animadversión, celos o rencores enfermizos en tu espíritu. En tal caso, me acojo a la sentencia y su justicia sin incomodarme; si alguno decide condenarme al ostracismo tan parecido al rechazado en otras instancias por todos los presentes...¡Sea! Que con ello se confirman mis palabras y fingiré no inmutarme.