11 Jun, 2024, 04:52 PM
Mis últimos años de PIMO, allá por 2006-2007, prácticamente dejé de salir a predicar. Si mal no recuerdo era por la época de aquel tratado absurdo de "Noticias del reino" que hablaba sobre el fin de la religión falsa con su portada con rayos en el cielo, muy apropiada para que la gente se sienta atraída por el mensaje de la WT, claro que sí.
Un siervo ministerial, que quería ir para anciano, se percató de ello y un día me preguntó directamente, y sin venir a cuento, que "cuándo salía yo a predicar". Me pilló tan de sorpresa la pregunta, que directamente le dije que salía a predicar cuando podía y con mi familia. Ahí me di cuenta que salir a predicar no era algo voluntario u optativo, era algo obligatorio para todo testigo y me pregunté si realmente esto era representativo del cristianismo del siglo I.
No mucho tiempo después me volví "inactivo" (hoy diría que en realidad me volví POMO) y hasta el día de hoy. Puedo recordar una paz enorme dentro de mí al no tener que obligarme a ir a salidas de predicación, a predicar con hermanos con los que no tenía ningún tema de conversación o afinidad personal, a ir por las casas de desconocidos que no querían escuchar las tonterías que íbamos a decirles, los insultos y desprecios que a veces también recibí predicando, la presión por "colocar" revistas, hacer revisitas e iniciar estudios bíblicos... Todo eso, de pronto, se convirtió en NADA. No tenía que forzar NADA por hacer cosas que yo no quería hacer y que además Dios no me estaba obligando a hacer. Dejar de ir a reuniones donde lo que oía me sonaba a chino porque ya no compartía absolutamente nada de lo que ahí se decía (recuerdo de hecho una reunión de entre semana que se discutió sobre el tema de la sangre y yo ya por entonces no estaba de acuerdo en absoluto). Esa sensación de PAZ la sigo teniendo a día de hoy al no tener que hacer NADA de lo que 9 indocumentados americanos me obligaban a hacer para que más incautos entraran en la secta y así poder gobernar sobre sus vidas, sus tiempos y sus dineros.
Un siervo ministerial, que quería ir para anciano, se percató de ello y un día me preguntó directamente, y sin venir a cuento, que "cuándo salía yo a predicar". Me pilló tan de sorpresa la pregunta, que directamente le dije que salía a predicar cuando podía y con mi familia. Ahí me di cuenta que salir a predicar no era algo voluntario u optativo, era algo obligatorio para todo testigo y me pregunté si realmente esto era representativo del cristianismo del siglo I.
No mucho tiempo después me volví "inactivo" (hoy diría que en realidad me volví POMO) y hasta el día de hoy. Puedo recordar una paz enorme dentro de mí al no tener que obligarme a ir a salidas de predicación, a predicar con hermanos con los que no tenía ningún tema de conversación o afinidad personal, a ir por las casas de desconocidos que no querían escuchar las tonterías que íbamos a decirles, los insultos y desprecios que a veces también recibí predicando, la presión por "colocar" revistas, hacer revisitas e iniciar estudios bíblicos... Todo eso, de pronto, se convirtió en NADA. No tenía que forzar NADA por hacer cosas que yo no quería hacer y que además Dios no me estaba obligando a hacer. Dejar de ir a reuniones donde lo que oía me sonaba a chino porque ya no compartía absolutamente nada de lo que ahí se decía (recuerdo de hecho una reunión de entre semana que se discutió sobre el tema de la sangre y yo ya por entonces no estaba de acuerdo en absoluto). Esa sensación de PAZ la sigo teniendo a día de hoy al no tener que hacer NADA de lo que 9 indocumentados americanos me obligaban a hacer para que más incautos entraran en la secta y así poder gobernar sobre sus vidas, sus tiempos y sus dineros.
Marcos 7:7-8: De nada sirve que me estén adorando, porque enseñan doctrinas que son mandatos de hombres’. Ustedes dejan de lado los mandamientos de Dios y se aferran a las tradiciones de los hombres”.