Hace 6 horas
Fui testigo de Jehová hace ya muchos años. Desde entonces, jamás recibí una visita ni una llamada. Tampoco es que me importara demasiado. Aun así, siempre he sido cordial: cuando me topo con ellos en la calle los saludo con una sonrisa, quizá con un punto de descaro.
Hace un par de meses vinieron a predicar a mi casa. No los conocía, no eran de “mi tiempo”. Eran dos: un hombre mayor, rondando los 55, acompañado de un joven de unos 27. Apenas comenzaron con el discurso, los interrumpí en tono gracioso y les solté: “No pueden hablar conmigo, sería un pecado”. El adulto, muy fresco, me respondió: “Oh, no hay problema, yo soy anciano. No hay pecado. Queremos saber cuándo podemos visitarte”.
Yo, con mi estilo, les di la vuelta diciendo que tenía muchas responsabilidades, poco tiempo, y que era curioso cómo ahora podían hablar con expulsados. Les comenté que, al parecer, las “nuevas luces” cambiaban todo… incluso lo de poder llevar barba. Ellos no parecieron incómodos con mi ironía, lo cual me sorprendió.
Al poco tiempo, regresé de trabajar y me encontré con una nota en la puerta que decía: “Te estamos buscando”, acompañada de un número de teléfono. Obviamente no iba a llamar, pero la insistencia me resultó peculiar. Y no acabó ahí: otro día, mientras hacía compras, me abordaron de nuevo. (¡Me salieron medio acosadores!) Me preguntaron si había visto la nota y cuál había sido mi impresión. Les respondí que sí, pero que quería saber la verdadera intención detrás de todo. El hombre me explicó que se trataba de “ver si quiero volver a la congregación y organizar una visita para hablar de eso”.
Yo fui claro: “La verdad no estoy interesado en volver”. A lo que él, con una sonrisa inquebrantable, contestó: “De todas formas podríamos visitarte”. Yo le dije: “Si piensas que resultará en algo fructífero, eres bienvenido a conversar conmigo”. Y ahí vino lo surrealista: me pidió que anotara su número, insistió en que le diera el mío… y poco después me envió una invitación para una asamblea, añadiendo: “Luego de la asamblea cuadramos una visita”.
¿Estoy loco, me cambié de realidad o por qué tanta insistencia? ¡Dios! Ya parece una campaña de reclutamiento obsesiva.
Hace un par de meses vinieron a predicar a mi casa. No los conocía, no eran de “mi tiempo”. Eran dos: un hombre mayor, rondando los 55, acompañado de un joven de unos 27. Apenas comenzaron con el discurso, los interrumpí en tono gracioso y les solté: “No pueden hablar conmigo, sería un pecado”. El adulto, muy fresco, me respondió: “Oh, no hay problema, yo soy anciano. No hay pecado. Queremos saber cuándo podemos visitarte”.
Yo, con mi estilo, les di la vuelta diciendo que tenía muchas responsabilidades, poco tiempo, y que era curioso cómo ahora podían hablar con expulsados. Les comenté que, al parecer, las “nuevas luces” cambiaban todo… incluso lo de poder llevar barba. Ellos no parecieron incómodos con mi ironía, lo cual me sorprendió.
Al poco tiempo, regresé de trabajar y me encontré con una nota en la puerta que decía: “Te estamos buscando”, acompañada de un número de teléfono. Obviamente no iba a llamar, pero la insistencia me resultó peculiar. Y no acabó ahí: otro día, mientras hacía compras, me abordaron de nuevo. (¡Me salieron medio acosadores!) Me preguntaron si había visto la nota y cuál había sido mi impresión. Les respondí que sí, pero que quería saber la verdadera intención detrás de todo. El hombre me explicó que se trataba de “ver si quiero volver a la congregación y organizar una visita para hablar de eso”.
Yo fui claro: “La verdad no estoy interesado en volver”. A lo que él, con una sonrisa inquebrantable, contestó: “De todas formas podríamos visitarte”. Yo le dije: “Si piensas que resultará en algo fructífero, eres bienvenido a conversar conmigo”. Y ahí vino lo surrealista: me pidió que anotara su número, insistió en que le diera el mío… y poco después me envió una invitación para una asamblea, añadiendo: “Luego de la asamblea cuadramos una visita”.
¿Estoy loco, me cambié de realidad o por qué tanta insistencia? ¡Dios! Ya parece una campaña de reclutamiento obsesiva.
"Es al caer en el abismo cuando recuperamos los tesoros de la vida" -JOSEPH CAMPBELL
The bible is glitchtastic! Sorry for the spoiler.
Lee la traducción que realicé al libro "Nueva Luz" documenta decenas de cambios en las doctrinas de los testigos.