Una reflexión e interrogantes sobre las profundas implicaciones de abordar abiertamente asuntos que se han evitado constantemente en el discurso religioso:
“Surge una pregunta que ha sido cuidadosamente evitada por muchos teólogos tradicionales ... Es el problema de cómo entender el significado del símbolo 'Cristo' a la luz de la inmensidad del universo, el sistema heliocéntrico de planetas, la infinita pequeña parte del universo que el hombre y su historia constituyen, y la posibilidad de otros 'mundos' en los que las auto-manifestaciones divinas pueden aparecer y ser recibidas”.
- Paul Tillich, ministro luterano
La Sociedad de Científicos Católicos celebrará una conferencia a principios de junio sobre "Extraterrestres, IA y mentes más allá de lo humano". Entre los temas de discusión se encuentran las posibles implicaciones de la inteligencia no humana para la teología católica. Con el informe federal sobre UAP que se entregará a fines de junio, el tema es muy oportuno y merecen crédito por abordarlo. Si el informe confirma o al menos plantea seriamente la posibilidad de la existencia de otras civilizaciones, las religiones antropocéntricas como el cristianismo, el judaísmo y el islam, en particular, podrían tener algunas preguntas difíciles de responder. ¿Estas preguntas ayudan a explicar la renuencia y el silencio del gobierno sobre el tema de los ET?
A primera vista, parece que el descubrimiento de la inteligencia extraterrestre (IET) no sería un gran problema para la mayoría de las religiones. IET simplemente se suma al esplendor de Dios. Como dice el erudito judío moderno, el rabino Norman Lamm, "Dios no se ve disminuido de ninguna manera por nuestro conocimiento de que su creación supera con creces lo que se había imaginado anteriormente". Puede que nos sintamos un poco más pequeños, pero el concepto de Dios se agranda. No solo Dios nos creó, sino que potencialmente miles de millones de otros mundos, y en la suprema multitarea, se las arregla para vigilarnos a todos. Eso es bastante impresionante. Y es en parte la razón por la que muchos líderes religiosos han declarado (aunque en voz baja) que la fe religiosa y la existencia de ET pueden coexistir.
Sin embargo, hay algunas ideas religiosas que podrían comenzar a flaquear bajo el peso de la lógica y la sabiduría que pueden aportar los extraterrestres. Las religiones cristianas son quizás las más vulnerables a estas revelaciones. El desafío no proviene tanto de descubrir que no estamos solos, sino de una comprensión evolutiva de la naturaleza de Dios y la condición humana.
El problema y la solución de la religión
Existe una creencia casi universal en una fuente o poder creativo que trajo todo a la existencia. Se habla de la bondad de Dios, de lo amoroso que es “él” y de cómo honramos ese amor cuando amamos a los demás. Para el seguidor casual, la religión a menudo se asocia con ser una persona decente. Sin embargo, las doctrinas religiosas van mucho más allá y se vuelven mucho más prescriptivas. Usando el cristianismo como ejemplo, no es suficiente amar al prójimo o perdonar a sus enemigos. Si bien las denominaciones difieren en los detalles, no puede ser un cristiano portador de tarjetas a menos que acepte a Jesucristo como su señor y salvador personal. “Salvador” es la palabra clave aquí. Las religiones cristianas enseñan que la humanidad ha pecado y requiere redención y salvación para reconciliarse con Dios.
Afortunadamente para los abandonados, las religiones también brindan la solución al problema del pecado y la reacción de miedo. La iglesia (o sinagoga o mezquita) se convierte en un refugio y un ungüento para los corazones humanos doloridos. Todo lo que se requiere es hacer lo que dicen los libros antiguos y creer lo que predican los predicadores. Llenar ese cuenco con dinero en efectivo tampoco duele. Pero el efecto neto de ofrecer esa percepción de seguridad, protección y pertenencia es una predisposición a seguir a los líderes, confiar en la autoridad, renunciar al poder personal y abdicar de la responsabilidad de nuestras vidas. Basándose en gran medida en el miedo y la presión de los compañeros, la religión ha sido una herramienta increíblemente eficaz para dar forma a la cultura y propagar el control social. Y se adopta voluntariamente porque seguir reglas y rituales y creer lo que nos dicen es más fácil que pensar y hacer por nosotros mismos. Si la religión sobrevive en su forma actual, será en gran parte debido a nuestra propia falta de voluntad para ser verdaderamente libres.
El contacto ET pone en riesgo esa sumisión y jerarquía social al cuestionar la idea de que estamos siendo juzgados perpetuamente y a merced de una deidad temperamental que está tomando todas las decisiones. Puedo escuchar a los extraterrestres ahora. En un universo en expansión infinita, con miles de millones y miles de millones de formas de vida, ¿cree que el creador está sentado juzgando y condenando lo que los humanos hacen con el libre albedrío que les ha sido otorgado con amor? ¿Crees que hay un infierno, real o metafórico, donde puedes ser torturado por la eternidad por creer cosas equivocadas? ¿Crees que estás separado del dios que te creó y cuya energía te sustenta? Parece que no deberías haberte comido esa manzana.
Quizás lo más importante es que arroja dudas sobre la necesidad del miedo, que es la base del control. Cuando se ponen en una perspectiva más expansiva y atemporal, junto con una mayor comprensión científica, nuestras respuestas humanas a los misterios de lo divino pueden parecer bastante ridículas y egoístas para quienes están en el poder.
El enigma cristiano
Para una institución que intenta mantener el poder, la divulgación podría ser una pendiente resbaladiza. Aceptar que la IET existe en el espacio en algún lugar, o incluso ocasionalmente en nuestros cielos, es una cosa, pero la introducción del conocimiento extraterrestre es otra. Las religiones cristianas que dominan el mundo tienen todos los incentivos para tratar de asimilar la existencia de IET en sus sistemas de creencias de una manera que mantenga intacta su doctrina. Si tendrán éxito en eso es una cuestión abierta.
Por un lado, se han adaptado y rodado con los golpes antes. El cristianismo sobrevivió a la revolución copernicana y a la teoría evolutiva de Darwin. Incluso cuando los informes de pedofilia desenfrenada y abuso sexual sacudieron a la Iglesia Católica, hubo muchos dispuestos a pasar por alto el tormento de los niños por la difícil situación de su propia alma. Lo llamaron fe. Y puede ser esa fe la que le permite a la iglesia explicar cualquier inconveniente que resulte de las revelaciones extraterrestres.
Por otro lado, hay ciertos problemas difíciles que no se eliminan fácilmente. Podemos mirar hacia atrás hacia 1700 en la crítica de Thomas Paine a la Iglesia Católica vis à vis la existencia de los extraterrestres. Paine, y otros antes y después de él, lucharon con la reconciliación del pecado original y la redención con el cristianismo como religión universal aplicable a toda la creación, incluidas las posibles razas extraterrestres. Como lo resume el autor David Weintraub en su libro Religions and Extraterrestrial Life, el argumento es que uno debe creer que los extraterrestres no descienden de Adán y Eva y, por lo tanto, no están afligidos por el pecado original de la humanidad y necesitan redención, o creer que los extraterrestres también son inherentemente pecadores y necesitan un salvador.
Ambos tienen sus complicaciones. Si bien las religiones cristianas se basan en la creencia en la especialidad y centralidad de la humanidad para Dios, vincular nuestra singularidad a una pecaminosidad sin precedentes no nos convierte en el logro supremo de Dios. Nos convierte en un colosal fracaso. En este punto, Weintraub capta el razonamiento de C.S. Lewis de que "la humanidad ha sido redimida porque la humanidad es única y particularmente demente y depravada". Pero no es probable que esa idea sea muy popular. Las personas razonables pueden comenzar a cuestionar y abandonar una religión que enseña que la necesitamos porque somos, literalmente, los seres más horribles de toda la creación. Tampoco creer esto sobre nosotros mismos nos prepararía bien para las relaciones ET positivas. ¿Cómo podríamos defendernos a nosotros mismos si pensáramos que somos la basura del universo? Podríamos simplemente cambiar un conjunto de dioses por otro en forma extraterrestre. La iglesia no querría eso, ni la humanidad debería hacerlo.
En contraste, creer que el pecado es universal y que los extraterrestres también requieren redención plantea problemas. En primer lugar, es muy posible que los extraterrestres no estén de acuerdo. La religión podría ser un sello distintivo de una civilización inmadura que no ha tomado conciencia de su propia divinidad inherente y está en conflicto con la comprensión de una civilización más avanzada. En segundo lugar, la teoría pone a Jesús en una situación difícil. Paine lo razona de esta manera:
… ¿Debemos suponer que cada mundo en la creación ilimitada tuvo una Eva, una manzana, una serpiente y un Redentor? En este caso, la persona a la que irreverentemente se le llama Hijo de Dios, y a veces Dios mismo, no tendría otra cosa que hacer que viajar de un mundo a otro en una sucesión interminable de muertes, con apenas un intervalo momentáneo de vida. Pero tal es la extraña construcción del sistema cristiano de fe, que toda evidencia que los cielos le brindan al hombre, o la contradice directamente o la vuelve absurda.
Si Jesús no es el camino hacia la salvación, debe haber otra forma para que los extraterrestres se rediman, pero eso contradiría la enseñanza del cristianismo de que Jesús es el único camino verdadero. Se podría afirmar que la muerte de Jesús en la Tierra despejó el camino para que todas las formas de vida en las galaxias se arrepintieran, pero el tiempo no funciona realmente en eso, ni la lógica lo respalda. También se podría decir que el cristianismo es una respuesta humana a una situación humana en la Tierra y, por lo tanto, no es aplicable a otras civilizaciones, pero ese punto de vista depende de que la humanidad continúe viéndose a sí misma como separada del resto de la existencia, que la presencia de extraterrestres socava. Esto es particularmente cierto si los primeros extraterrestres que conocemos se parecen más o menos a nosotros o comparten vínculos genéticos. En este escenario, la humanidad no sería solo un caso separado, sino también uno que aparentemente salió mal, como si fuéramos un error de Dios. Es todo un encurtido. Podemos empezar a ver por qué las religiones estaban felices de mantener a raya la discusión sobre ET.
Fundamentalmente malvado
También ha habido rumores de que hay personas de la variedad fundamentalista y cristiana evangélica profunda y alta en el gobierno que creen que los extraterrestres son ángeles caídos o demonios bajo el mando de Satanás. Algunos creen que estos demonios ya están aquí, siendo los que secuestran y dañan a las personas y son los autores intelectuales de nuestro mundo. Parte de la supuesta agenda de los demonios es sembrar dudas en Dios y traer el fin de los tiempos. Según lo escrito por el padre Thomas Pulp en Flying Saucer Review, "No hay un solo incidente OVNI registrado que no pueda explicarse como un engaño o una aparición demoníaca ... el propósito final del fenómeno OVNI es ayudar a preparar la conciencia colectiva de la raza humana para la venida del Anticristo como se predijo en la Biblia".
Relacionada con esta línea de pensamiento está la idea de que los extraterrestres malvados generaron enseñanzas de la Nueva Era para pacificar a las personas ante la amenaza alienígena y engañar a las personas hambrientas de realización espiritual para que confíen en que los extraterrestres están aquí para ayudarnos y salvarnos de nuestros propios errores. Kulp dice: "Los abducidos se alejan de las enseñanzas universales del cristianismo ortodoxo y se acercan al engaño demoníaco que subyace a las filosofías modernas de la Nueva Era". Por lo tanto, dedicarse a la ufología es bailar con lo oculto. La ironía es que es la creencia de la humanidad en nuestra propia pecaminosidad e indignidad, propagada por la religión occidental, lo que nos hace vulnerables a quienes prometen elevarnos y redimirnos. Es nuestra propia preferencia perezosa por reglas, procesos y normas para aliviarnos de pensar por nosotros mismos lo que abre la puerta a la manipulación. Para aquellos que temen que la humanidad pueda convertirse en presa de una estratagema masiva para engañarnos y esclavizarnos, en parte tenemos nuestras propias religiones a quienes culpar. Esos demonios no podrían haber pedido una mejor configuración.
Si bien la idea del demonio puede parecer descabellada para algunos, décadas de informes dan crédito a la idea de que hay un inframundo (o supramundo) extraterrestre sórdido donde las personas son secuestradas contra su voluntad. Estos informes suelen ir acompañados de descripciones de alienígenas grises y reptiles, cuya apariencia se alinea vagamente con representaciones demoníacas. ¿Podría ser que algunos de esos miembros del gobierno hayan entrado en contacto con tales extraterrestres, hayan sido testigos de sus malas acciones y los hayan interpretado como demonios? Es posible. El problema es que parece que los que tienen estas creencias y quizás en posesión del conocimiento directo de extraterrestres tan malévolos no quieren compartir lo que saben. De hecho, según los rumores, no quieren tener nada que ver con estos demonios extraterrestres y, como tales, no están ayudando con la divulgación.
Ahora, ¿los Grises y Reptilianos representan la totalidad del contacto ET en la Tierra? Es muy dudoso. Dicho esto, lo que está en juego en la divulgación aumenta mucho cuando cree que puede enojar a estos demonios al revelar su presencia o allanar el camino para el Anticristo de alguna manera. Entonces, si alguien más comparte sus creencias, el hecho de que crean que ayuda a explicar la renuencia a hablar más abiertamente sobre OVNIs y extraterrestres. Si bien se podría argumentar que sería mejor saber, por horrible que sea la verdad, podemos entender que alguien no quiera desatar las legiones de la perdición.
¿Qué significa esto para la divulgación?
Para bien o para mal, la revelación de la presencia extraterrestre, en última instancia, no depende del gobierno o de las instituciones religiosas que los sustentan. Pero eso no significa que las religiones no puedan ralentizar el proceso o enturbiar las aguas una vez que suceda. Quizás el hecho de que aún no tengamos una divulgación completa es un indicio de presión religiosa. La religión ha explotado durante mucho tiempo lo desconocido para sus propios fines. Podemos anticipar que enfrentar la realidad de mundos sobre mundos más allá de nuestras fronteras terrenales expandirá y cambiará enormemente nuestras percepciones de quiénes somos, de dónde venimos y cómo encajamos en la creación infinita. Tales contemplaciones pueden trascender las doctrinas religiosas creadas e interpretadas en la mente de los hombres hace milenios, volviéndolas irrelevantes a largo plazo. Eso probablemente ponga un poco nerviosas a las religiones.
Pero es posible que no tengan otra opción. Muchas instituciones cristianas ya aceptan que no estamos solos, incluso si no lo publicitan. Para otros, la evidencia puede ser algún día imposible de negar. El debate general y la investigación sobre este tema son saludables. Lo que no queremos es que los extraterrestres se conviertan en otro tema que nos divida. No servirá de nada si una iglesia aviva el miedo, pintando a todos los extraterrestres como demonios o falsos profetas aquí para sentar a Satanás en el trono de Dios. Tampoco es probable que nos beneficie intentar meter nuevas realidades en viejas historias religiosas que claramente no las contemplaban. Está muy bien celebrar la existencia de los ET como una prueba más de la gloria de Dios y parte de la voluntad y el plan divinos. Otra es utilizar de alguna manera este conocimiento para reforzar la división, el miedo y el control.
Con suerte, también podemos acordar no convertir a nuestros extraterrestres recién descubiertos en dioses ni adorarlos como superiores a nosotros. Tampoco hagamos que sea asunto nuestro tratar de convertir a los extraterrestres a ninguna religión terrenal o vilipendiarlos por creer en algo diferente. Eso nunca ha salido muy bien. A medida que la religión se transforma, tal vez se convierta más en lo que algunos siempre han querido que sea: una relación personal con lo divino. Quizás el énfasis se aleja de la doctrina y la disciplina y más hacia la exploración de la unidad, el infinito y una forma alternativa de concebir a Dios. Tal enfoque podría elevar la libertad, no reprimirla.
Si pudiera plantear una pregunta a la Sociedad de Eruditos Católicos mientras se reúnen en la capital de nuestra nación, sería esta: ¿Está dispuesto a poner su fe en la verdad? Detrás de esa pregunta hay un llamado a dejar que las cosas salgan a la luz y tratarlas de manera justa y objetiva incluso si se complican o entran en conflicto con lo que ha estado a la orden del día. Sí, puede ser desorientador y perturbador para sus congregaciones, quienes pueden acudir en masa a ellos en busca de respuestas, pero si realmente existen para servir a la humanidad, tratarán este tema de manera abierta, honesta e íntegra, libre de agendas. Apoyarán la divulgación completa.
https://medium.com/on-the-trail-of-the-s...c00b9397a9
Muy buen análisis de este artículo. Da una vista clara sobre cómo manejar diferentes alternativas al erróneo pensamiento único que se nos impuso durante tanto tiempo con el fin de mantenernos bajo control.
