10 Nov, 2022, 02:24 PM
Mi nombre y origen es lo de menos, solo les diré que tras más de 15 años de pertenecer a esta comunidad religiosa, hoy por hoy ya estoy completamente desligado (desasociado) de esta. ¿La razón? Me cansé de tapar el sol con un dedo y defender lo indefendible.
Durante el tiempo que estuve en la organización tuve varios "privilegios" de servicio, tras mi bautismo me hice precursor, fui nombrado ministerial, me "invitaron" a Betel (no es que te inviten, es que tú haces una solicitud) tras salir de allí fui nombrado anciano, (pasé por todas las funciones desde coordinador hasta supte. de vida y ministerio), orador de asamblea regional, instructor de escuela del servicio de precursor y así se me iba la vida en eso hasta 2021.
Me considero sincero, siempre me ha movido mi inclinación espiritual y de servicio a los demás, por ello lejos de ver los "privilegios" como la acumulación de poder y prestigio (que no sirve de nada) lo veía como la oportunidad de ayudar y hacer feliz a Dios. Este pensamiento poco común dentro de los siervos nombrados me trajo muchos problemas y choques contra el mismo sistema en sí mismo. Dentro de la organización todo está dado para competir, rivalizar, ejercer autoridad desmedida y hacer lo que sea con tal de surgir. Siendo anciano era muy apegado a las instrucciones (al menos las que no hicieran tanto daño), lo que podría ser malo según como se le vea pero luchaba por no seguir esas reglas adicionales tan típicas de los ancianos afanosos de poder y que cada congregación tiene, unas en una medida y otra, es más, procuraba buscar los baches en las reglas escritas para que la gente no sufriera tanto, pero como lo dije al principio, el sol no se tapa con un dedo. Me explico con un caso de la vida real de los muchos que atendí:
Un miembro de la congregación confesaba un mal grave a un co- anciano, como sabrán este co-anciano en una reunión de ancianos extraordinaria exponía el hecho para que entre todos se determinara la base para hacer el comité judicial y elegir los 3 que atenderían este, quien sería el presidente, quien el secretario y el 3 para que no haya lugar a un empate en la deliberación. Siempre que podía trataba de formar parte del comité pero no porque disfrutara hacerlo sino para evitar tantos atropellos, muchas veces lograba que la persona fuera tratada con dignidad, no permitía que morbosamente se preguntaran detalles íntimos, siempre procuraba el beneficio de la duda y evitaba la expulsión, la negociaba pues el ostracismo me parece denigrante, no siempre era posible, cuando alguien salía expulsado sentía como un doctor que pierde un paciente y ese desgaste me hacía cuestionar en qué lugar andaba, hacía mucho énfasis en la apelación y esperaba hasta el último momento para que no se diera el anuncio, pero ya agotaba todos los recursos.
Los cambios constantes de procedimientos, el no pensar en el bienestar físico material de los miembros de la org en pandemia, el no hacer nada en favor de quienes sufren abuso (los dos terribles casos que atendí los denuncié cómo ciudadano ante las autoridades para que hicieran investigación, uno de estos casos trascendió, no me importó las instrucciones de no tomar partido legal), el seguir pidiendo dinero, la irresponsabilidad e ineptitud de los ancianos, la competencia feroz por surgir y tantas otras cosas de orden doctrinal, me llevaron a dejarlo todo. Me desasocié a finales de 2021 para sorpresa de todos perdiendo mi familia y logrando el repudio de mi esposa. Pero ya no más, no se puede defender lo indefendible. Conozco muchas cosas de la org. desde las entrañas, lo suficiente para saber que tomé la mejor decisión de salirme y seguir adelante. Dudé mucho de escribir esto pero lo hago por soltar y cerrar un ciclo. Saludos desde la tierra del mejor café de mundo.
Durante el tiempo que estuve en la organización tuve varios "privilegios" de servicio, tras mi bautismo me hice precursor, fui nombrado ministerial, me "invitaron" a Betel (no es que te inviten, es que tú haces una solicitud) tras salir de allí fui nombrado anciano, (pasé por todas las funciones desde coordinador hasta supte. de vida y ministerio), orador de asamblea regional, instructor de escuela del servicio de precursor y así se me iba la vida en eso hasta 2021.
Me considero sincero, siempre me ha movido mi inclinación espiritual y de servicio a los demás, por ello lejos de ver los "privilegios" como la acumulación de poder y prestigio (que no sirve de nada) lo veía como la oportunidad de ayudar y hacer feliz a Dios. Este pensamiento poco común dentro de los siervos nombrados me trajo muchos problemas y choques contra el mismo sistema en sí mismo. Dentro de la organización todo está dado para competir, rivalizar, ejercer autoridad desmedida y hacer lo que sea con tal de surgir. Siendo anciano era muy apegado a las instrucciones (al menos las que no hicieran tanto daño), lo que podría ser malo según como se le vea pero luchaba por no seguir esas reglas adicionales tan típicas de los ancianos afanosos de poder y que cada congregación tiene, unas en una medida y otra, es más, procuraba buscar los baches en las reglas escritas para que la gente no sufriera tanto, pero como lo dije al principio, el sol no se tapa con un dedo. Me explico con un caso de la vida real de los muchos que atendí:
Un miembro de la congregación confesaba un mal grave a un co- anciano, como sabrán este co-anciano en una reunión de ancianos extraordinaria exponía el hecho para que entre todos se determinara la base para hacer el comité judicial y elegir los 3 que atenderían este, quien sería el presidente, quien el secretario y el 3 para que no haya lugar a un empate en la deliberación. Siempre que podía trataba de formar parte del comité pero no porque disfrutara hacerlo sino para evitar tantos atropellos, muchas veces lograba que la persona fuera tratada con dignidad, no permitía que morbosamente se preguntaran detalles íntimos, siempre procuraba el beneficio de la duda y evitaba la expulsión, la negociaba pues el ostracismo me parece denigrante, no siempre era posible, cuando alguien salía expulsado sentía como un doctor que pierde un paciente y ese desgaste me hacía cuestionar en qué lugar andaba, hacía mucho énfasis en la apelación y esperaba hasta el último momento para que no se diera el anuncio, pero ya agotaba todos los recursos.
Los cambios constantes de procedimientos, el no pensar en el bienestar físico material de los miembros de la org en pandemia, el no hacer nada en favor de quienes sufren abuso (los dos terribles casos que atendí los denuncié cómo ciudadano ante las autoridades para que hicieran investigación, uno de estos casos trascendió, no me importó las instrucciones de no tomar partido legal), el seguir pidiendo dinero, la irresponsabilidad e ineptitud de los ancianos, la competencia feroz por surgir y tantas otras cosas de orden doctrinal, me llevaron a dejarlo todo. Me desasocié a finales de 2021 para sorpresa de todos perdiendo mi familia y logrando el repudio de mi esposa. Pero ya no más, no se puede defender lo indefendible. Conozco muchas cosas de la org. desde las entrañas, lo suficiente para saber que tomé la mejor decisión de salirme y seguir adelante. Dudé mucho de escribir esto pero lo hago por soltar y cerrar un ciclo. Saludos desde la tierra del mejor café de mundo.