[Aimée]

La canción Amiga, interpretada por Miguel Bosé, siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón. Esa melodía, con su carga de nostalgia y cariño, es un nudo que se aferra a mi garganta cada vez que la escucho. Fue un regalo para Miguel, quien en 1976 perdió a su amiga más cercana, la talentosa cantautora Cecilia. Una canción que, en su melancolía, guarda el eco de un amor fraternal inquebrantable.

Cuando era niña, aunque no podría decir exactamente cuántos años tenía, me enamoré de un jovencito en mi congregación, un testigo de Jehová llamado Jehú. Cada vez que subía a la plataforma para leer pasajes de la Biblia, mi corazón se aceleraba y me ruborizaba. En mi universo infantil, quiero creer que Jehú sentía lo mismo al verme; es un recuerdo que guardo con ternura.

Una tarde acudí a la reunión, pero Jehú y su familia no estaban allí. La noticia cayó como un balde de agua fría: había fallecido debido a un paro cardíaco, consecuencia de un defecto congénito con el que había nacido. Recuerdo sentir que desmayaba y tener que reprimir ese sentimiento, porque solo yo sabía lo que sentía por él.

Para ese amor que se fue demasiado pronto y que vive en mis recuerdos, dejo esta canción. Ojalá Jehú pudiera saber que de vez en cuando, me acuerdo de él.