[Diana Prince]

Me viene a la mente la historia de Ulises y Calipso.

Brevemente:

Ulises naufraga en una isla donde Calipso reina. Calipso es una ninfa muy bella, inteligente e inmortal. Por supuesto Calipso se enamora de Ulises. Con tretas y engaños hace que Ulises se quede por tiempo con ella olvidando a su mujer Penélope que le espera en Ítaca.
La isla es como un paraiso, a Ulises no le falta de nada para ser feliz ( ¿si?)...
Pero echa de menos a su esposa, su familia, su ciudad...echa de menos lo que es.
Su ser...y lo que tiene (el paraiso) le cansa.
Calipso para retenerlo le ofrece la vida eterna junto con la juventud.
¿quien podría rechazarlo?.
El amor de Calipso una mujer hermosa, un entorno idilico, vida y juventud eternas...(¿a qué me recuerda eso...?).

¿Qué eligió Ulises?...

Eligió ser mortal. Eligió penalidades, eligió la posibilidad real de pasar hambre, sed, problemas, guerras, celos, rabia, odio...eligió la muerte.
Pero con sus seres queridos.
Penalidades con sus seres queridos.
Hambre y sed, pero con sus seres queridos.
problemas, guerras, celos pero con sus seres queridos al lado.
Una lección para todos los testigos.

Particularmente me agrada mucho esta leyenda, porque nos muestra lo que realmente queremos el ser humano. El ser humano está hecho para la muerte. Todos vamos a morir...dentro de 40 años la mayoria de los que estamos aquí leyendo, quizas (quizas) ya no estemos leyendo...

Pero no quiero ser aguafiestas...

Me gusta pensar que Leon Tolstoi tiene razon cuando dice:

"La muerte es sólo un cambio de misión".

Muy interesante historia... Siempre había pensado en la similitud entre la historia de Ulises y Calipso y la de Adán y Eva.

Estoy de acuerdo contigo, y no es ser aguafiestas, probablemente 40 años más de vida para quienes hoy estamos aquí sea un número acertado, quizás sea menos o un poquito más. La única certeza absoluta que tenemos es que el día de nuestra muerte llegará.

Las palabras de Tolstoi me parecen muy acertadas, sin embargo, yo lo veo más que como un cambio de misión, como un cambio de posición en el ciclo de la vida en la tierra. Algo así como la canción del Rey León, "Ciclo sin fin".

El punto para mí es que es precisamente la inminencia de la muerte lo que lleva el placer de vivir a su máxima expresión.