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!Soy un sobreviviente del armagedón!
#23

Mientras la reunión para el estudio de la Atalaya iniciaba sin mayores contratiempos, a cientos de kilómetros de aquella pequeña congregación, el avispero se encontraba jadeante de desesperación, con centenas de insectos alados zumbando desorientados a su alrededor. Jack, quien lideraba protocolariamente aquel panal, que iba de la mano con la casi autóctona experiencia de un sommelier,  tenía ya formulada la nueva luz que iluminaría los requerimientos del culto. La había masticado, degustado y digerido con asombrosa diligencia, propio de lo que se esperaba del presidente de los accionistas Watchtower, pero no la regurgitaría con facilidad. El caos le daba la chispa de inspiración para hilar los argumentos necesarios. Además, lo disfrutaba. Y la tenía a ella, que resplandecía en su mente como su más preciada inspiración, siempre lo fue, aunque lo tratara como un zángano al que usar y desechar en las sombras. En su momento oportuno, daría la instrucción a sus subordinados y el plan “Valle de Megido” sería ejecutado.
 
Más cerca de nuestra locación, unas horas antes del encuentro entre Aurora y Ermack, un joven precursor aplanaba las aceras de la ciudad con su habitual paso de trote. Llevaba un maletín oscuro que se veía lo suficientemente pesado como para considerarse un elemento poco adecuado para una caminata. Surcaba la bulliciosa avenida Sta. María 15, repartiendo tratados religiosos a los transeúntes que se negaban a entablar una conversación con él. En su cabeza, una gran cantidad de promesas y expectativas brincaban como canguil tierno en medio de la cocción, dejando poco lugar para pensamientos racionales o sistemas de alarma contra peligros inminentes.

El sudor empapaba su espalda y axilas, creando sombras que contrastaban con la camisa blanca a cuadros que llevaba. A Mathew lo habían plantado en su cita para predicación en territorio personal (con esto aludimos a manzanas puntuales que una persona tenía que predicar por su cuenta, sin la necesidad de asistir a un grupo en la congregación). Sin embargo, él no había perdido la emoción conocida como “celo”, que se traducía en una obsesión por realizar actividades teocráticas. La prohibición de su religión en Europa fue considerada como parte de una profecía cumplida, que rezaba que antes de que Jesucristo viniera con su legión de ángeles a destruir a las personas no testigos de Jehová, los gobiernos del mundo tenían que volcar su ira contra la organización Watchtower, alias JW.

Mientras recorría la atestada avenida mencionada, Mathew imaginaba para sus adentros una escena apocalíptica futura, en la cual, todas las personas que hoy estaban rechazando su prédica con un marcado desdén o falsa amabilidad, estarían tendidas en el suelo, con su carne siendo consumida por un sinfín de carroñeros como cuervos, gusanos o bestias salvajes. Se vio a él mismo con pala en mano, dispuesto a cavar las fosas necesarias para limpiar la tierra de los restos que dejaría la futura matanza a manos de Dios. La idea de tener los locales comerciales vacíos para sí solo, le infundía una especie de explosión de endorfinas, como si se tratara de alguna droga. Los tendría para él sólo, sin pensar en posibles incendios, fallas eléctricas, o desaventuras que podrían llegar a existir en un mundo donde los técnicos de la empresa eléctrica o los honorables miembros del cuerpo de bomberos, servían solo de abono para cultivar maíz que sería parte de la nueva dieta de los felinos más grandes. ¡Al fin estar gordo serviría de mucho provecho! ¡Abono premium que ni Monsanto fabricaría en sus más locos sueños! Son cosas que sólo podrían pasar en ese extraño y sanguinario nuevo mundo.

Fue así como se tejieron los caminos del destino, gracias a una vieja rueca que funcionaba con el pedal de la fatalidad, cuando Mathew fue conducido en medio de sus más locas imaginaciones postapocalípticas hacia un escaparate donde se veían refugiados dos centinelas etéreos guardando un estante con libros y revistas con información traída desde el monte Olimpo. Su mirada estaba fija en ellos. Los imaginó también sonrientes, cargados de herramientas de sepulteros, inhibiendo sus sentidos para palpar aquel escenario con increíble realismo, así, el sonido del pitido del automotor que se abalanzó contra él llegó a su alma demasiado tarde; no digo a su cuerpo, porque su sistema auditivo sí lo había captado con claridad, pero su mente lo puso en segundo plano, como si se tratara de un formulario para casos de emergencia olvidado sobre el escritorio de una secretaria perezosa.

Sta. María 15 se tiñó de sangre. Irónicamente, el cuerpo agonizante en aquel lugar, resultó ser el de Mathew y no el de los mundanos. El automóvil, en una mejor maniobra que la que intentó hacer para evadir al chico despistado, huyó sin dejar rastro. El conductor sabía que las posibilidades de probar la culpa del transeúnte imprudente que cruza la calle sin mirar antes, eran prácticamente nulas. El fiscal se pondría de lado de la víctima y no escatimaría alegatos para hundir al "pomposo" dueño de un vehículo de hace más de una década, en las marañas de la culpabilidad legal.

La cabeza de Mathew impactó el parabrisas del vehículo corsa azulado, trisándolo en centenares líneas sesgas nacidas del epicentro del golpe, antes de quedar inconsciente. Sus oblicuos abdominales internos, intentaron resistir la fuerza del impacto para salvaguardar los preciados órganos que resguardaban, pero no consiguieron evitar daños. Las personas se arremolinaban alrededor del precursor derribado, pisoteando las imágenes paradisiacas de los panfletos del nuevo mundo que salieron disparatadas en derredor. Alguien ya marcaba con presta prontitud al servicio de emergencias para pedir una ambulancia, y un interno que regresaba de su almuerzo, se abría paso bruscamente entre la multitud para realizar la evaluación al herido y las posibles maniobras de reanimación de ser necesario. Los centinelas del escaparate con panfletos religiosos, alzaban la cabeza con curiosidad, sin inmiscuirse. No eran parte del mundo.

A la hora en que José Flores iniciaba su acalorada disertación, Mathew se debatía entre la vida y la muerte en una camilla de la sala de operaciones del hospital Valle del Everest. Encontraron entre sus documentos de identificación, una resolución notariada que destacaba en letras rojas un “No acepto sangre” y describía la postura anti-trasfusiones sanguíneas a la que Mathew había firmado tras recibirla por el departamento de literatura del salón del reino de los testigos de Jehová. Firmaban como testigos, otros miembros del culto, y al menos tenía registrado el número de contacto de un familiar de primera línea de consanguinidad.

El médico residente tuvo que echar por tierra su petición del preciado líquido rojo cuando fue informado al respecto. La madre de Mathew ya se encontraba en la fría cámara del pasillo que conducía a la sala operatoria, debatiendo arduamente y exigiéndole al médico que trasfundiera la sangre que fuese necesaria a su hijo ya que ella mismo se encargaría de aceptar cualquier responsabilidad legal, cárcel de ser necesaria. El Dr. Robles le explicaba amablemente que su hijo era una persona mayor de edad y que tenía notariado un papel con el que podía demandar al hospital y al personal médico que fuese responsable de intentar salvarle la vida, por lo que no se podía proceder, salvo que los que sirvieron de testigos que habían firmado aquel papel de voluntad anticipada dieran garantía de que Mathew ya no tenía las mismas convicciones que cuando firmó aquello. Tampoco podían contar con la aprobación de Mathew, pues estaba inconsciente. Su última posibilidad se reducía a esperar una orden judicial que tardaría tiempo en emitirse, y la necesidad de sangre era imperativa para ese momento.

La señora Messina tomó nota mental de los nombres de aquellos  testigos y salió del pasillo echando chispas, directamente en dirección al salón del reino, dispuesta a armar un cataclismo para que su joven hijo tuviera la oportunidad de seguir respirando las fantasías que le habían conducido a su lamentable estado. Se arrepintió muchísimo de haberle elogiado cuando empezó a estudiar con esa, antaño, buena religión. Se arrepintió de los vítores que armaba al compararlo con sus primos, amigos de la bebida, al lado de su buen Mathew que se trajeaba e iba a adorar a Dios. Se arrepintió de haber abierto las puertas de su casa para que esos dos hombres le lavaran el cerebro durante un par de meses. Se arrepintió mucho más que cuando su hijo le informó que dejaría la escuela y se dedicaría a trabajos de fuerza para sostenerse. Se arrepintió más que cuando su hijo salió de casa, independizándose gracias a habilidades de vendedor ambulante que enterraron las buenas calificaciones de todo su trayecto escolar.

No era lo mismo tener un hijo no profesional que se gana la vida con el sudor de su rostro para adorar a Dios, que tener un hijo muerto por fanatismo a una creencia. No estaba dispuesta a permitir que eso pasara, no con su Mathew. Y tenía la esperanza de que todo saliera bien, y volvería a recibir a su hijo en su casa, lo obligaría a terminar el colegio y a tomar una carrera universitaria, y le vería ser un buen elemento de la sociedad. No escatimaría esfuerzos.

Quien conducía el aburrido estudio de la revista la Atalaya, era el anciano coordinador, Franklin Andrade, caracterizado por ser huidizo de la nueva fachada en su religión, guardaba en un relicario todas las normas posibles que recordaba de su era dorada como testigo: salida a predicar con corbata, no usar el salón del reino para presentar bailes o coros, desdeñar el material electrónico en una especie de adoración del impreso, no gustaba de las nuevas canciones con ritmos equiparables a las de las religiones evangélicas,  Extrañaba las revistas gruesas con temas, en su opinión, más profundos que lo que se servía hoy en día en el llamado “lenguaje sencillo”, comentar apoyándose en la investigación de la New World Kingdom Interlinear of the Greek Scriptures o libros similares, y un sinfín de protocolos y costumbres más que ahora eran de la vieja escuela.

Ermack se encontraba cubierto con una gruesa cobija de aburrimiento, sudando desdén por el material sectario al que estaba siendo expuesto. Aurora, por su parte, tenía colocado en su oreja derecha, un audífono conectado a su tablet de marca desconocida, y al parecer, se divertía prestando atención a mensajes de audio. Él la envidió por eso. Su celular no tenía datos como para abrir ni la página principal de YouTube, por lo que no podía intentar escabullirse del tema de estudio: “Jehová honra a quienes le son leales”.

Franklin aguardaba pacientemente que un joven siervo ministerial terminara de dar lectura al décimo párrafo del estudio para proceder con las preguntas al auditorio. Lo que él no sabía, era que nunca podría formular la pregunta al pie de página: ¿Cómo podemos demostrar lealtad con nuestras cosas materiales? Antes de que la lectura pudiera tener su punto culminante, la señora Messina entró en el edificio de culto haciendo sonar sus tacones con cada paso que daba y se detuvo en la parte posterior, viendo fijamente al hombre postrado en el atril, y sin conceder tiempo a que el acomodador se acercara para guiarla a algún asiento disponible, empezó a gritar a voz en cuello.


"Es al caer en el abismo cuando recuperamos los tesoros de la vida" -JOSEPH CAMPBELL 
The bible is glitchtastic! Sorry for the spoiler.

Lee la traducción que realicé al libro "Nueva Luz" documenta decenas de cambios en las doctrinas de los testigos.


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!Soy un sobreviviente del armagedón! - por forista652 - 07 Apr, 2019, 03:35 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por forista652 - 07 Apr, 2019, 04:39 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por gabby85wfwf - 09 Apr, 2019, 07:29 PM
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RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Stargate - 07 Apr, 2019, 09:12 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por forista652 - 07 Apr, 2019, 10:08 PM
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RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Demofonte - 08 Apr, 2019, 05:36 AM
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RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Stargate - 08 Apr, 2019, 09:11 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Demofonte - 09 Apr, 2019, 03:37 AM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por JoseFidencioR - 09 Apr, 2019, 06:10 AM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por forista209 - 09 Apr, 2019, 11:47 AM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por forista652 - 09 Apr, 2019, 12:11 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 03 Oct, 2019, 05:21 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 03 Oct, 2019, 07:48 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 04 Oct, 2019, 02:21 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Mr. Smiley - 04 Oct, 2019, 06:07 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Netineotraslapado - 04 Oct, 2019, 07:33 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Temistocles1 - 05 Oct, 2019, 03:20 AM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 05 Oct, 2019, 06:22 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 06 Oct, 2019, 02:08 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 09 Oct, 2019, 12:19 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Mr. Smiley - 09 Oct, 2019, 01:13 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por CATALAN - 10 Oct, 2019, 06:26 PM
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RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Arkano - 11 Oct, 2019, 03:51 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 13 Oct, 2019, 05:37 AM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por boxer69 - 13 Oct, 2019, 06:03 AM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 23 Oct, 2019, 03:27 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por CATALAN - 26 Nov, 2019, 11:33 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por CATALAN - 26 Nov, 2019, 11:34 PM
RE: !Soy un sobreviviente del armagedón! - por Réquiem - 27 Nov, 2019, 10:42 AM
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