05 Sep, 2021, 09:29 PM
¡¡Saludos a todos!!
Soy Mile, de Colombia. Despertando de un sueño profundo de 14 años.
Desde la adolescencia me sentí atraída por las enseñanzas de la WT, pero solo me tomé el estudio en serio a la edad de 21 años. Me bauticé a los 24 años, completamente convencida de que era "la verdad" y con todas las dificultades que implica ser la única testigo de la familia (cosa que ahora me llena de una infinita alegría, ya que las personas que más amo no dejarán de hablarme ). No puedo negar que los primeros años tuve un sentimiento de paz interior y satisfacción muy agradable, y ni hablar de las hermosas amistades que hice allí. Era una predicadora entusiasta, aunque nunca llegué a ser precursora (cosa que atormentaba a muchos hermanos, ya que creían que tenía mucho potencial,, jajaja).
Con el paso de los años, fui perdiendo el entusiasmo, y comencé a tener dudas sobre las doctrinas y la organización. Siempre tuve una lucha con el tema de la expulsión, y no me parecía lógico el argumento de que si el pecador se sentía solo al cortar todo contacto con él, habría más posibilidades de que volviera a Jehová. Eso es chantaje, en mi opinión. También comencé a percibir con cierto recelo el hecho de que la organización invirtiera tantos recursos en la construcción de instalaciones sofisticadas, y no se centre en velar por el bienestar de las "ovejas" que viven en la pobreza extrema (Muchos dirán que la organización sí se preocupa, pero lo cierto es que la mayoría de ayudas que se reciben en casos de desastres o calamidad, provienen de la generosidad de los hermanos de las congregaciones). Así mismo no me sentía cómoda con la percepción del mundo que se adopta siendo testigo, ya que todo lo que está adentro es bueno, pero lo de afuera es malo, todooo... pero yo tenía conocidos no testigos que eran excelentes personas y con las que me sentía muy a gusto, cuando según la doctrina debería verlos como malas compañías...
A pesar de todo, trataba de encontrar explicación a mi "desánimo", y se lo atribuía a mi falta de estudio personal. Aún así mi "situación espiritual" no mejoraba, y mi estado de ánimo comenzó a empeorar, en una espiral de culpa, por no ser lo suficientemente espiritual, lo suficientemente activa, por no predicar, orar ni estudiar tanto como debería. Ni siquiera le daba estudio a mi hijo, cuántos sentimientos de culpa tenía todo el tiempo. Muchas veces no me animaba a orar pensando que no era digna de Jehová. Muchas veces miraba al cielo y le preguntaba a Dios qué pensaba de mi, convencida de que él no estaría satisfecho. Naturalmente caí en depresión. Para completar el complejo estado en el que me encontraba, llevaba casi seis años separada de mi esposo no creyente, y como no tenía base bíblica para divorciarme y volverme a enamorar, me sentía profundamente sola. Los ancianos de vez en cuando me visitaban para darme consejo, para permanecer casta y cuidarme de los hombres que pudiera llegar a conocer en el trabajo. Llegué a rechazar a personas con las que pude haber tenido una experiencia de vida muy positiva (en ese entonces no lo veía así obviamente; sentía que estaba siendo leal a Jehová y que eso era lo que realmente importaba).
Con la llegada de la pandemia dejé de predicar por completo. Eso de comenzar a escribirle a mis familiares y conocidos no se me daba, y menos si no estaba convencida de la organización al cien por ciento. Hace algunos meses me reencontré con un amigo de la adolescencia, y como mi "espiritualidad" ya estaba lo suficientemente deteriorada, esta vez no me negué la oportunidad y comencé una relación. Puedo decir que este fue el impulso que necesitaba para considerar salir de la WT, ya que igual iba a ser expulsada de seguir con mi pecaminoso proceder. Es en este punto en el que decido investigar a la organización mediante fuentes externas (apostasía, dirían ellos, jajajaja) y ahí viene la sorpresa, indignación y hasta rabia, por los engaños y la manipulación que utilizan los dirigentes a fin de tener a sus "ovejitas" bien adoctrinadas, además de los escándalos que recientemente se han destapado, sin que de ello se hable en absoluto al interior de las congregaciones.
Gracias a todo lo que he contado, decidí en mi corazón dejar de ser testigo de Jehová, dejé de asistir a las reuniones y ya no tengo contacto con los hermanos (aún no me he desasociado formalmente). Lo mejor de todo es que por primera vez en muchos años, dejé de sentir culpa. Culpa por no hacer suficiente en la obra, culpa por cuestionar o por pensar diferente, culpa por disfrutar en la compañía de personas no testigos, culpa por enamorarme...
Para mí esta decisión supone ser feliz. Decido vivir en libertad, armonía y amor. Hago yoga y medito, cosas que me encantan (y que no son permitidas por la WT, jeje). Estoy abierta a que me pasen cosas muy buenas y me he reconciliado con el dinero, ya que siendo testigos lo vemos más como enemigo que como amigo
Naturalmente siento nostalgia por las amistades que no me volverán a hablar cuando me desasocie y se de el anuncio en la congregación, pero es un precio que estoy más que dispuesta a pagar por mi libertad y mi felicidad (aunque ellos estarán convencidos de que por estar fuera de la organización voy a ser infeliz y deprimida hasta que me muera, jajaja).
Mi idea era hacer una presentación breve, pero me emocioné hablando de mi experiencia, simplemente no pude parar, jajaja es terapéutico compartir lo vivido.
Un abrazo de tres vueltas... Paz, amor y felicidad a todos!!!
Soy Mile, de Colombia. Despertando de un sueño profundo de 14 años.
Desde la adolescencia me sentí atraída por las enseñanzas de la WT, pero solo me tomé el estudio en serio a la edad de 21 años. Me bauticé a los 24 años, completamente convencida de que era "la verdad" y con todas las dificultades que implica ser la única testigo de la familia (cosa que ahora me llena de una infinita alegría, ya que las personas que más amo no dejarán de hablarme ). No puedo negar que los primeros años tuve un sentimiento de paz interior y satisfacción muy agradable, y ni hablar de las hermosas amistades que hice allí. Era una predicadora entusiasta, aunque nunca llegué a ser precursora (cosa que atormentaba a muchos hermanos, ya que creían que tenía mucho potencial,, jajaja).
Con el paso de los años, fui perdiendo el entusiasmo, y comencé a tener dudas sobre las doctrinas y la organización. Siempre tuve una lucha con el tema de la expulsión, y no me parecía lógico el argumento de que si el pecador se sentía solo al cortar todo contacto con él, habría más posibilidades de que volviera a Jehová. Eso es chantaje, en mi opinión. También comencé a percibir con cierto recelo el hecho de que la organización invirtiera tantos recursos en la construcción de instalaciones sofisticadas, y no se centre en velar por el bienestar de las "ovejas" que viven en la pobreza extrema (Muchos dirán que la organización sí se preocupa, pero lo cierto es que la mayoría de ayudas que se reciben en casos de desastres o calamidad, provienen de la generosidad de los hermanos de las congregaciones). Así mismo no me sentía cómoda con la percepción del mundo que se adopta siendo testigo, ya que todo lo que está adentro es bueno, pero lo de afuera es malo, todooo... pero yo tenía conocidos no testigos que eran excelentes personas y con las que me sentía muy a gusto, cuando según la doctrina debería verlos como malas compañías...
A pesar de todo, trataba de encontrar explicación a mi "desánimo", y se lo atribuía a mi falta de estudio personal. Aún así mi "situación espiritual" no mejoraba, y mi estado de ánimo comenzó a empeorar, en una espiral de culpa, por no ser lo suficientemente espiritual, lo suficientemente activa, por no predicar, orar ni estudiar tanto como debería. Ni siquiera le daba estudio a mi hijo, cuántos sentimientos de culpa tenía todo el tiempo. Muchas veces no me animaba a orar pensando que no era digna de Jehová. Muchas veces miraba al cielo y le preguntaba a Dios qué pensaba de mi, convencida de que él no estaría satisfecho. Naturalmente caí en depresión. Para completar el complejo estado en el que me encontraba, llevaba casi seis años separada de mi esposo no creyente, y como no tenía base bíblica para divorciarme y volverme a enamorar, me sentía profundamente sola. Los ancianos de vez en cuando me visitaban para darme consejo, para permanecer casta y cuidarme de los hombres que pudiera llegar a conocer en el trabajo. Llegué a rechazar a personas con las que pude haber tenido una experiencia de vida muy positiva (en ese entonces no lo veía así obviamente; sentía que estaba siendo leal a Jehová y que eso era lo que realmente importaba).
Con la llegada de la pandemia dejé de predicar por completo. Eso de comenzar a escribirle a mis familiares y conocidos no se me daba, y menos si no estaba convencida de la organización al cien por ciento. Hace algunos meses me reencontré con un amigo de la adolescencia, y como mi "espiritualidad" ya estaba lo suficientemente deteriorada, esta vez no me negué la oportunidad y comencé una relación. Puedo decir que este fue el impulso que necesitaba para considerar salir de la WT, ya que igual iba a ser expulsada de seguir con mi pecaminoso proceder. Es en este punto en el que decido investigar a la organización mediante fuentes externas (apostasía, dirían ellos, jajajaja) y ahí viene la sorpresa, indignación y hasta rabia, por los engaños y la manipulación que utilizan los dirigentes a fin de tener a sus "ovejitas" bien adoctrinadas, además de los escándalos que recientemente se han destapado, sin que de ello se hable en absoluto al interior de las congregaciones.
Gracias a todo lo que he contado, decidí en mi corazón dejar de ser testigo de Jehová, dejé de asistir a las reuniones y ya no tengo contacto con los hermanos (aún no me he desasociado formalmente). Lo mejor de todo es que por primera vez en muchos años, dejé de sentir culpa. Culpa por no hacer suficiente en la obra, culpa por cuestionar o por pensar diferente, culpa por disfrutar en la compañía de personas no testigos, culpa por enamorarme...
Para mí esta decisión supone ser feliz. Decido vivir en libertad, armonía y amor. Hago yoga y medito, cosas que me encantan (y que no son permitidas por la WT, jeje). Estoy abierta a que me pasen cosas muy buenas y me he reconciliado con el dinero, ya que siendo testigos lo vemos más como enemigo que como amigo
Naturalmente siento nostalgia por las amistades que no me volverán a hablar cuando me desasocie y se de el anuncio en la congregación, pero es un precio que estoy más que dispuesta a pagar por mi libertad y mi felicidad (aunque ellos estarán convencidos de que por estar fuera de la organización voy a ser infeliz y deprimida hasta que me muera, jajaja).
Mi idea era hacer una presentación breve, pero me emocioné hablando de mi experiencia, simplemente no pude parar, jajaja es terapéutico compartir lo vivido.
Un abrazo de tres vueltas... Paz, amor y felicidad a todos!!!