10 Apr, 2025, 12:19 PM
Hola, buenos días, mi nombre es Estrella. Tengo 18 años y no soy de escribir en foros o cosas así, pero necesito desahogarme de todo esto. Me bauticé a los 13 años y fui precursora regular desde los 15. Hasta hace poco, todo parecía estar bien, pero todo fue un error que no fue mi culpa. Fue una injusticia. Me sacaron de la congregación y aún no lo puedo creer. Sigo muerta de coraje por todo lo que pasó; de verdad, es una maldita injusticia que no se debe quedar así.
Hace unos meses estaba en mi cuarto y, no sé, por mensa o no sé, me tomé una foto en poca ropa. No era para nadie más, simplemente me sentía bonita y quise tomármela. La guardé y la verdad es que la olvidé por completo. No le di importancia, solo la había gustado y ya. Solo era eso hasta que un día, en la predicación, se me cayó el teléfono y había una piedra abajo. La pantalla se rompió completamente y no se podía usar. Pensé que me iba a cortar los dedos, no sé. Mi mamá lo llevó con un hermano que reparaba teléfonos. No sé cómo sigue siendo Testigo de Jehová después de todo el daño que causó. Sinceramente, quisiera denunciarlo, pero no sé cómo.
Pero cuando reparó el teléfono, el idiota revisó mi galería y encontró esa foto. Él lo niega, pero nadie más que él pudo haber sido. Sacó esa foto porque, mágicamente, después empecé a sentir miradas raras de otros hermanos, casi como desprecio. Unas hermanas me dejaron de hablar sin razón, cosas muy raras.
Hasta que me enteré por mi mamá, que casi me golpea, de que si le había mandado a alguien fotos íntimas. Yo, super sacada de onda, le negué todo y me la mostró. Un hermano de otra congregación se la había mandado. Estaba super triste, todavía que lo recuerdo me hace llorar. Fue super horrible toda esa semana. Solo era una foto en ropa interior, pero ya la tenían muchas personas. Según este hermano, ahora me habían puesto apodos nada buenos. Solo los menciono para que se hagan una idea: "Put*, Zorr*". Ya se imaginan.
Y después, como siempre, los chismes: que tenía un novio en internet, que se la mandé a unos chicos de otra congregación para que me hicieran no sé qué, que se la mandé a un hermano casado, etc. Todos fuera de lugar. Mi reputación totalmente rota, siendo que yo era precursora regular, pero ni siquiera tenía ánimos de eso. Los comentarios que me decían las hermanas eran los peores y no pienso mencionarlos.
Y hace poco, en mi última reunión, me llamaron a la Sala B. Ya me imaginaba lo que venía. Fue horrible. Tuve que sentarme frente al comité de ancianos mientras revisaban mi caso. Sacaron la foto impresa y la pusieron sobre la mesa, como si fuera una prueba irrefutable de mi pecado. La foto mostraba mis pechos y mi ropa interior, y todos la miraban con una mezcla de repulsión y morbosidad. Algunos incluso se rieron disimuladamente, cubriendo sus bocas con las manos. “¿Qué tienes que decir en tu defensa, Estrella?” preguntó uno de ellos. No podía hablar, solo lloraba mientras ellos me juzgaban y condenaban. Después de semanas de humillación y sufrimiento, fui sacada de la congregación.
Ahora todos me miran como si fuera una cualquiera, una perdida que había traído vergüenza a la congregación. Me decían que yo sola me lo había buscado, que era mi culpa por haberme tomado esa foto y por no haberla borrado, y que ahora tenía que pagar las consecuencias. Decían que era una mala influencia para los demás jóvenes y que era mejor que me fuera de la congregación para no contaminar a los demás.
Me bauticé a los 13 años con miedo, pero también con ilusión, creyendo que estaba haciendo lo correcto. Me esforzaba todos los días por hacer lo que enseñaban, por ser una buena testigo, aunque por dentro muchas veces me sentía mal, presionada, juzgada. Pero seguía, por miedo a decepcionar a Jehová, a mis papás, a mis hermanos, a la congregación.
Y ahora, por un error, por una situación que ni siquiera fue completamente mi culpa, me expulsan como si no importara nada de lo que fui o hice antes. Me da mucha rabia porque yo pensaba que en la congregación había amor, comprensión, apoyo, pero cuando más los necesité, me dejaron sola. Incluso mi familia me trata diferente ahora. Es como si ya no existiera para ellos.
Siento mucha culpa, pero también mucho resentimiento. No sé si hice mal en alejarme o si esto es parte de liberarme de algo que ya me estaba haciendo daño desde hace tiempo. Me siento muy confundida, perdida, y a la vez un poco aliviada de poder escribir todo esto aquí sin miedo.
Encontré este foro y me animé a compartir porque ya no quiero seguir fingiendo que estoy bien cuando por dentro me estoy rompiendo. Solo quiero encontrar personas que entiendan lo que se siente vivir esto, que no me juzguen, que hayan pasado por algo parecido. No sé qué va a pasar ahora conmigo, pero necesitaba soltar todo esto.
Hace unos meses estaba en mi cuarto y, no sé, por mensa o no sé, me tomé una foto en poca ropa. No era para nadie más, simplemente me sentía bonita y quise tomármela. La guardé y la verdad es que la olvidé por completo. No le di importancia, solo la había gustado y ya. Solo era eso hasta que un día, en la predicación, se me cayó el teléfono y había una piedra abajo. La pantalla se rompió completamente y no se podía usar. Pensé que me iba a cortar los dedos, no sé. Mi mamá lo llevó con un hermano que reparaba teléfonos. No sé cómo sigue siendo Testigo de Jehová después de todo el daño que causó. Sinceramente, quisiera denunciarlo, pero no sé cómo.
Pero cuando reparó el teléfono, el idiota revisó mi galería y encontró esa foto. Él lo niega, pero nadie más que él pudo haber sido. Sacó esa foto porque, mágicamente, después empecé a sentir miradas raras de otros hermanos, casi como desprecio. Unas hermanas me dejaron de hablar sin razón, cosas muy raras.
Hasta que me enteré por mi mamá, que casi me golpea, de que si le había mandado a alguien fotos íntimas. Yo, super sacada de onda, le negué todo y me la mostró. Un hermano de otra congregación se la había mandado. Estaba super triste, todavía que lo recuerdo me hace llorar. Fue super horrible toda esa semana. Solo era una foto en ropa interior, pero ya la tenían muchas personas. Según este hermano, ahora me habían puesto apodos nada buenos. Solo los menciono para que se hagan una idea: "Put*, Zorr*". Ya se imaginan.
Y después, como siempre, los chismes: que tenía un novio en internet, que se la mandé a unos chicos de otra congregación para que me hicieran no sé qué, que se la mandé a un hermano casado, etc. Todos fuera de lugar. Mi reputación totalmente rota, siendo que yo era precursora regular, pero ni siquiera tenía ánimos de eso. Los comentarios que me decían las hermanas eran los peores y no pienso mencionarlos.
Y hace poco, en mi última reunión, me llamaron a la Sala B. Ya me imaginaba lo que venía. Fue horrible. Tuve que sentarme frente al comité de ancianos mientras revisaban mi caso. Sacaron la foto impresa y la pusieron sobre la mesa, como si fuera una prueba irrefutable de mi pecado. La foto mostraba mis pechos y mi ropa interior, y todos la miraban con una mezcla de repulsión y morbosidad. Algunos incluso se rieron disimuladamente, cubriendo sus bocas con las manos. “¿Qué tienes que decir en tu defensa, Estrella?” preguntó uno de ellos. No podía hablar, solo lloraba mientras ellos me juzgaban y condenaban. Después de semanas de humillación y sufrimiento, fui sacada de la congregación.
Ahora todos me miran como si fuera una cualquiera, una perdida que había traído vergüenza a la congregación. Me decían que yo sola me lo había buscado, que era mi culpa por haberme tomado esa foto y por no haberla borrado, y que ahora tenía que pagar las consecuencias. Decían que era una mala influencia para los demás jóvenes y que era mejor que me fuera de la congregación para no contaminar a los demás.
Me bauticé a los 13 años con miedo, pero también con ilusión, creyendo que estaba haciendo lo correcto. Me esforzaba todos los días por hacer lo que enseñaban, por ser una buena testigo, aunque por dentro muchas veces me sentía mal, presionada, juzgada. Pero seguía, por miedo a decepcionar a Jehová, a mis papás, a mis hermanos, a la congregación.
Y ahora, por un error, por una situación que ni siquiera fue completamente mi culpa, me expulsan como si no importara nada de lo que fui o hice antes. Me da mucha rabia porque yo pensaba que en la congregación había amor, comprensión, apoyo, pero cuando más los necesité, me dejaron sola. Incluso mi familia me trata diferente ahora. Es como si ya no existiera para ellos.
Siento mucha culpa, pero también mucho resentimiento. No sé si hice mal en alejarme o si esto es parte de liberarme de algo que ya me estaba haciendo daño desde hace tiempo. Me siento muy confundida, perdida, y a la vez un poco aliviada de poder escribir todo esto aquí sin miedo.
Encontré este foro y me animé a compartir porque ya no quiero seguir fingiendo que estoy bien cuando por dentro me estoy rompiendo. Solo quiero encontrar personas que entiendan lo que se siente vivir esto, que no me juzguen, que hayan pasado por algo parecido. No sé qué va a pasar ahora conmigo, pero necesitaba soltar todo esto.