03 Dec, 2017, 04:06 PM
Me pasan la siguiente nota:
En cierta congregación tomó su puesto un nuevo secretario, pues el anterior se mudaba a otra ciudad, por circunstancias del trabajo. Durante la visita del superintendente, éste notó que las horas de predicación de la congregación habían bajado casi a la mitad desde que estaba el nuevo secretario. El superintendente preguntó si las horas de predicación del resumen general del informe se habían contado correctamente y se le aseguró que sí, poniendo a su disposición todos los informes de los hermanos.
El superintendente no se explicaba este bajón tan drástico en la predicación. Entonces se le ocurrió comprobar los informes del anterior secretario y constató que el hermano había inflado las horas de predicación de la congregación por temor a ser regañado por el superintendente en su visita. El hermano en cuestión, anciano, fue amonestado severamente, con la pérdida de todos los privilegios.
Nos preguntamos si todas las congregaciones no estarán inflando las horas de predicación en los resúmenes que mandan a Betel, para evitar los regaños de los superintendentes.
En cierta congregación tomó su puesto un nuevo secretario, pues el anterior se mudaba a otra ciudad, por circunstancias del trabajo. Durante la visita del superintendente, éste notó que las horas de predicación de la congregación habían bajado casi a la mitad desde que estaba el nuevo secretario. El superintendente preguntó si las horas de predicación del resumen general del informe se habían contado correctamente y se le aseguró que sí, poniendo a su disposición todos los informes de los hermanos.
El superintendente no se explicaba este bajón tan drástico en la predicación. Entonces se le ocurrió comprobar los informes del anterior secretario y constató que el hermano había inflado las horas de predicación de la congregación por temor a ser regañado por el superintendente en su visita. El hermano en cuestión, anciano, fue amonestado severamente, con la pérdida de todos los privilegios.
Nos preguntamos si todas las congregaciones no estarán inflando las horas de predicación en los resúmenes que mandan a Betel, para evitar los regaños de los superintendentes.
La duda es el principio de la sabiduría.