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LA SOCIEDAD DE LA MENTIRA CONSPIRACIONES RELIGIOSAS
#1

   CONSPIRACIONES  RELIGIOSAS
 
 
Las teorías de la conspiración religiosa contienen entre ellas todos los ingredientes necesarios para una excelente historia: poder, política, fe, avaricia, dinero, control, pasión, secretos, misterio y algunos oscuros personajes que quieren ocultar información.
 
No debe extrañamos, por lo tanto, que El Código da Víncí, la obra de Dan Brown, fuese un notable éxito de ventas incluyendo, como lo hace, todos los elementos citados tramados en una historia que implica a la Orden del Priorato de Sión, la secta católica del Opus Dei, la Iglesia católica, la suposición de que el Santo Grial es el linaje de Jesús, y a una heroína que busca la verdad y que desciende del propio Jesús. Un misterio tras otro es revelado en una obra de ficción que se ocupa de la religión y de las teorías de la conspiración, basadas, según afirma audazmente Brown, en hechos.
 
  Elementos comunes
Las conspiraciones citadas a continuación poseen otros elementos en común. La historia de Roberto Calvi, quien tenía tratos con el Banco del Vaticano y fue encontrado colgado del cuello debajo del puente Blackfriars en Londres, en 1982, y tal vez el escándalo del oro nazi y el Vaticano, son dos historias que ocuparon las primeras planas de los periódicos. Se trata de dos historias que ocurrieron realmente y que, además, con el transcurso del tiempo, se han vuelto más complejas y confusas. Aparte de éstas, existen aquí tres tipos de teoría, a menudo superpuestas y todas ellas relacionadas con el control. La primera es la teoría de que «fuerzas demasiado místicas y poderosas que escapan a nuestra comprensión lo tienen todo bajo control». La segunda es la teoría de que «una organización oscura y siniestra está manipulando el mundo». Finalmente tenemos la teoría revisionista:
«la historia que nos enseñaron es errónea y esto es lo que "ellos" tienen que ganar con eso».
A ojos de los escépticos, la primera de ellas -Cienciología, Nostradamus, el código de la Biblia- tiene como presas a los vulnerables. En su obra El ser y la nada, Jean Paul Sartre dice: «El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, es responsable de todo lo que hace». Cuando el mundo es percibido como algo enorme, amenazador e inexplicable, algunos sienten la necesidad de recurrir a una fuerza igualmente enorme e inexplicable, o al menos a una fuerza que parezca que controla las cosas. De ahí entonces las enormes ventas de libros que contienen los escritos de Nostradamus después del 11-S. Aquellas personas que están de acuerdo con la Cienciología, las predicciones de Nostradamus o el código de la Biblia, se están entregando a otra fuerza más poderosa. Podría decirse que cualquiera que se adhiere a una religión está haciendo exacta­ mente lo mismo. Un freudiano diría que esa gente necesita un padre. La propia fe religiosa también puede volver vulnerables a los individuos, y de ahí también la cantidad de mentes lúcidas que suscribe el código de la Biblia.
La «organización oscura» en el contexto de las teorías de la conspiración religiosa es habitualmente la Iglesia católica. Las teorías de la conspiración vinculadas a la Iglesia católica incluyen a Avro Manhattan, el Opus Dei, los Caballeros de Malta, los Caballeros templarios, el Priorato de Sión, discutiblemente a Roberto Calvi, mientras que los jesuitas no quedan excluidos; ver la entrada referida al papa
«negro». Debe decirse que tienden a exhibir un aire posracionalista, en el sentido de que los teóricos de la conspiración han decidido que la Iglesia católica está metida en asuntos turbios y por eso ellos procuran conseguir apoyo para su punto de vista en todo lo que ven. Las
«pruebas» no son siempre infalibles. «Parece un individuo muy malo», dice el autor Eric Jon Phelps del Superior General de los Jesuitas, quien estaría controlando también al actual papa «blanco». A me­ nudo ocurre que el mismo grupo, cualquiera que sea, es el acusado, de modo que, depende a quién se le pregunte, los responsables de la segunda guerra mundial fueron los católicos o los jesuitas.
Cuando uno piensa en las teorías de la conspiración, sin embargo, piensa en la teoría revisionista, que a menudo presenta a esta organización oscura acechando entre bambalinas. Los temas de esta teoría incluyen desde aquellos que son debatidos acaloradamente por estudiosos serios de todo el mundo (los manuscritos del mar Muerto, el sudario de Turín, el oro nazi del Vaticano), hasta los vagamente verosímiles (los Caballeros templarios, el Priorato de Sión, Moisés era egipcio) y la absurda teoría sostenida por una única fuen­ te (Ron Wyatt, «el arqueólogo de Dios»; Erich von Daniken y su teoría de que una antigua tecnología fue aplicada con ayuda de fuerzas extraterrestres).
 
 
En el interior de la mente del teórico de la conspiración
¿Cuán fiable es el teórico de la conspiración medio, como fuente?
¿Existe siquiera algo a lo que podamos llamar el «teórico de la conspiración medio»? Por una serie de razones las respuestas son generalmente: «probablemente no mucho» y «no». Uno de los aspectos más interesantes de las conspiraciones en general es la vida interna de aquellos que las crean o las defienden. Cuando las teorías están relacionadas con algo que, por su propia naturaleza, es tan irracional y profundamente sentido como la religión, se vuelven aún más complejas, ya que la fe hace que los individuos crean de un modo más in­ cuestionable y vuelve más plausible que la gente afirme cosas más extraordinarias.
Cuando no existe ninguna prueba sólida que sustente una teoría, ya sea que uno crea o no en ella, no podemos evitar especular sobre si los individuos interesados son unos cínicos o actúan sinceramente.
¿Qué tipo de relación tienen con la verdad? A menudo también son escritores, de modo que hay un aspecto relacionado con la venta de libros. ¿Cuáles son los individuos plausibles y carismáticos que viven una fantasía, cuáles los pioneros solitarios y cuáles son los farsantes? Resulta difícil decir si Erich von Daniken realmente creía que las estatuas mayas representan astronautas, y más difícil aun cuando leemos los juegos de manos y los errores objetivos que hay en su libro y uno se entera de que fue condenado por fraude. Pero la afirmación de Ron Wyatt en su lecho de muerte sugiere que él creía real­ mente que era el arqueólogo de Dios. Martin Frankel, sin embargo, era sin duda un farsante.
¿Y qué hay de aquellas personas que se sienten atraídas por las teorías de la conspiración? ¿Existe acaso un tipo definido? ¿Deberían ser compadecidos y rechazados por su credulidad, o respetados por su espíritu pionero y su receptividad? Nuevamente, como sucede con las propias teorías de la conspiración, las respuestas son esquivas. Y donde no hay una prueba sólida resulta difícil llegar a la conclusión de que hay mentes superiores en juego. El test de personalidad de la Cienciología parece anticipar un grado de vulnerabilidad emocional, cuando no mental, en aquellas personas que lo que hacen excede al del individuo corriente. Pero algunos de los que creen que la Iglesia católica se encuentra detrás de una conspiración tendente a ocultar in­ formación descubierta en los manuscritos del mar Muerto son académicos que afirman que sólo exigen un mayor rigor intelectual.
En ocasiones, sin embargo, parece como si los partidarios de las teorías de la conspiración estuviesen comprometidos simplemente en una especie de juego que consiste en hacer que el mundo coincida con su forma de ver las cosas. A veces uno se pregunta si es casi una diversión, un medio entretenido de interpretar los hechos que va en sentido contrario a la verdad real y mundana de los mismos. Se trata de una conclusión realmente tentadora en la que los conspiradores intentan reunir todas las principales teorías en una sola.
 
 
La gran teoría unificadora
Las teorías de la conspiración relacionadas con la religión presentan otro aspecto desconcertante: la forma en que aquellos que las crean y las defienden a veces hacen que se enlacen entre ellas. No es extraño que muchas de las teorías atañan a la religión católica, ni que algunos elementos de las teorías sean similares, pero se vuelven más con­ fusas cuando cierta clase de teórico de la conspiración las une sin es­ fuerzo aparente en una especie de teoría de la meta conspiración. Por ejemplo: los Caballeros templarios -que estaban estrechamente aliados con los Caballeros de Malta y el Priorato de Sión buscaban información que sugería que Cristo no murió en la cruz o, al menos, que su linaje consiguió sobrevivir; Ron Wyatt encontró algunos lugares que contenían esta clase de información; los manuscritos del mar Muerto también contienen este tipo de documentos que sugieren que Jesús era un esenio; los esenios utilizaban telas como el sudario de Turín en sus entierros...;y así continúa la historia.
Bueno, posiblemente. Es como si existiese toda una historia secreta que sólo se refiere a sí misma, sin utilizar información de fuentes externas u ortodoxas. No hay duda de que se trata de un enfoque tan estrecho como recibir sin cuestionar en absoluto la versión que recibimos de la historia. Los estudiosos que han dedicado sus vidas a investigar períodos históricos son ignorados en favor de teóricos de la conspiración que presentan teorías que, en cierto sentido, resultan más atractivas: se habla mucho del linaje de Jesús, tesoros, protección por parte de antiguas órdenes místicas, María Magdalena. Pero estos teóricos de la conspiración ofrecen mucho menos en términos de pruebas sólidas que respalden su argumentación. Lo que sí existe es cierto tipo de mente que piensa que es posible meter todo aquello que es misterioso dentro de una caja y alejarla mentalmente. Tal vez estas mentes no sean tan subversivas como creen; tal vez su preocupación está relacionada con sentirse libres y «en la cima» del largo y ancho mundo. Las grandes teorías unificadas son sospechosas y contra intuitivas para muchos que han experimentado la vida normal en toda su caótica y azarosa gloria.
Pero antes de desechar las teorías de la conspiración y a aquellas personas que disfrutan de ellas, agitando la mano con un gesto escéptico, merece la pena tener en cuenta que esas teorías no existen en el vacío o solamente entre los dementes. Las teorías de la conspiración son a la vez una extensión de lo que los seres humanos hacen todos los días y una continuación de aquello que han hecho a lo largo de la historia. En cierta medida, incluso el más insigne de los escépticos reordena el mundo para que encaje en su sistema de creencias o forma de ver las cosas. Esta clase de reordenamiento es tan natural como difícil es localizarlo en uno mismo. Las personas que se adhieren a las teorías de la conspiración están comprometidas en todo lo que hacen los seres humanos, sólo que en mayor medida. Es posible que hayan perdido el rumbo; pueden estar locos; pueden ser incapaces de asumir la responsabilidad de sus propias vidas; pueden tener demasiado tiempo en sus manos; o, también, pueden incluso estar en lo cierto.
Las teorías de la conspiración constituyen asimismo una continuación de una tradición narrativa que están vieja como la propia civilización. En particular, están más próximas a la tradición oral a través de la cual el narrador se siente libre de colocar el énfasis en cualquier aspecto de la historia que él decida y, de este modo, la historia es moldeada nuevamente a lo largo de los siglos. Desde los tiempos anteriores a la antigua Grecia, con sus numerosos dioses exhibiendo diversos rasgos humanos y entregándose a conductas extravagantes pero estremecedoras, la gente se ha relatado historias que incorporan el bien y el mal. Fábulas de poderosas fuerzas malignas más allá del control de los seres humanos sirven para entretener a su audiencia y asegurarles que el universo se está revelando ante ellos.
 
 
Lecciones para el estudio de la historia
Aunque a uno le susciten escasa fiabilidad las fuentes de al menos algunas teorías de la conspiración, de ellas se pueden aprender lecciones importantes para el estudio de la historia. Es evidente que una adhesión demasiado servil a la unificación y simplificación de las teorías muestra una falta de rigor o capacidad intelectuales, pero también lo es una adhesión incondicional a las doctrinas tradicionales, ya sean cristianas, judías o jesuíticas. En cierto sentido, el esquema mental del teórico de la conspiración está cerrado, ya que a menudo no abrigará la enseñanza ortodoxa. Aun así, la investigación de las teorías de la conspiración muy pronto nos descubre la noción de no creer en todo aquello que leemos, ya sea que se trate de un autor estudiante universitario con su propio sitio web o de un eminente catedrático. Cualquier cosa que anime a la mente a hacer preguntas e investigar tiene que ser un ejercicio positivo.
Actualmente existe un notable interés por la forma en que se cuenta la historia. Las teorías de la conspiración religiosa nos recuerdan en cada recodo del camino que cualquier relato histórico no es más que una versión de los hechos. Alejado de cualquier agenda religiosa o real que un autor pudiera tener, los seres humanos cometen errores constantemente, tanto en los hechos como en sus juicios. En El Código da Vinci, Dan Brown se muestra proclive a declarar que la historia está escrita siempre por los ganadores, pero, por supuesto, la vida es realmente mucho más arbitraria que eso. Es verdad, ahora estamos descubriendo que la Edad Media no fue simplemente un vacío seguido del catolicismo, que los victorianos querían que el mundo creyera que todo se detiene cuando un imperio se derrumba; la naturaleza nos ha enseñado que cuando una especie se extingue, otra ocupa invariablemente su lugar. Y es verdad, los individuos y las organizaciones inventan o toman prestada su historia a fin de concederse credibilidad a sí mismos: es posible que los masones se encuentren entre ellos; sin duda, el sitio web de la historia norteamericana de los vaqueros del Oeste que omite mencionar a los inmigrantes españoles es una de ellas.
 
 Como atestigua el documental de la cadena británica Canal 4, ¿Quién escribió la Biblia?, presentado por el teólogo Robert Beckford el día de Navidad de 2004, son muy pocos los estudiosos de los textos sagrados que hoy creen que la Biblia incluyendo el Nuevo Testamento-- debe ser tomada de forma literal, o que los autores de sus libros se correspondan exactamente con los nombres que se les han atribuido. En general se acepta, por ejemplo, que el libro de Moisés tiene cuatro autores diferentes, todos ellos con estilos muy diferentes y objetivos distintos. Del mismo modo, los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan no sólo los relacionan con diferentes aspectos de la historia de Jesús, sino que también podrían elegir enfatizar su judaísmo (Mateo) o su divinidad (Juan).
 
Las sección dedicada a las conspiraciones de la Iglesia católica ilustra muy bien cómo nacen, se escriben y reescriben la historia y las conspiraciones según las agendas de sus respectivos autores. Pero resulta evidente que la investigación no debería ser simplemente el dominio de los escépticos o de aquellas personas que buscan acabar con las religiones poderosas. El enfoque de Robert Beckford fue mucho más enérgico porque él buscaba conocer la verdad acerca de su propia fe, y constituye un ejemplo tanto para teóricos de la conspiración, como para cristianos y eruditos.          
 
De modo que, ¿podría el detalle contenido en las teorías de la conspiración como que Jesús no murió en la cruz, el Priorato de Sión y los Caballeros templarios estar explicándonos una versión de la historia de Jesús nueva y más precisa? Es posible, por supuesto, pero qué conocimiento serio tiende a evitar y qué conspiradores incluir es una especie de intento malvado detrás de sus teorías que la convierte en algo más que simplemente otra versión de la historia. Es más fácil confiar en un comentarista cuya prioridad es la objetividad, en lugar de producir un cuento prodigioso o probar que «ellos» están ahi fuera y vienen por nosotros. La clase de gente que dedica su vida a la teología no llega a la conclusión de que los católicos, los judíos o los jesuitas se encuentran detrás de todos los acontecimientos importantes que se producen en el mundo.
Pero si el estudio de la historia se había vuelto demasiado polarizado, con libros de historia que incluyen la visión recibida y las teorías más extravagantes sólo son accesibles a través de internet o de la ficción popular, existen signos de cambio. Los documentales que ofrecen una visión alternativa de la historia ya no son tildados despectivamente de «revisionistas» por los historiadores o, si lo son, nadie presta atención.
Ya sea que se deba a los teóricos de la conspiración, a historiadores responsables o al paso del tiempo, es muy importante tener en cuenta que la historia se tergiversa. Estudiosos serios como Beckford
   
 
El sudario de Turín en la catedral de esa ciudad italiana ha sido venerado por muchos como la mortaja de Jesús.


nos muestran que, incluso en la Biblia, los autores son responsables a veces de desviar una narración. También se cometen errores. A lo largo de dos o tres mil años, se perdieron y fueron reescritos textos muy importantes. Las lenguas se extinguieron y todo lo que sobrevive son malas traducciones. Los vacíos en el conocimiento son rellenados y algunas conjeturas eruditas resultan ser erróneas, permitiendo que los estudiosos corrijan su propio trabajo y el de otros. Siempre debemos tomar precauciones contra la pereza intelectual. Debemos continuar mostrándonos en desacuerdo entre nosotros de un modo que los teóricos de la conspiración parecen detestar. Cuando observamos y buscamos entender el mundo debemos ser muy cuidadosos, ya que los hombres del saco pueden no ser los que piensan los teóricos de la conspiración.

   
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#2

Wow! Mi mero mole! Cómo decimos en mi localidad.

Me apasionan las teorías de la conspiración y tal como lo dice el post, uno debe de tener mucho cuidado porque hay una gran diversidad de opiniones y muchas veces sin un sostén científico, son solo "teorías". Cómo el proyecto Blue Beam o los chemtrails.

Algo hay de cierto en ello, a los que nos gusta la onda conspiranoica muchas veces se nos tilda de chalados y no se nos toma en serio y por ello disfrutamos de éste pasatiempo en silencio.

Muchos se dedican a su estudio, hay mucha información en internet sobre infinidad de temas de conspiración. Obviamente he leído todos los libros de Dan Brown y cuando los iba leyendo consultaba las referencias para corroborar lo que decía.

Me agrada que hayas abierto este hilo de conspiración enfocado a lo religioso. Ya con éste tercer libro que recomiendas me has dado más lectura para entretenerme Tongue

Saludos.

[Imagen: cropped-arbol.jpg]
https://aimeepadilla.com.mx/
And one day the girl with the books, became the woman writing them [Kristen Costello]
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#3

En cuanto ví tu hilo publicado lo leí con interés  Big Grin
Estás tocando un tema bastante curioso, pues en el Foro no todos creen en estas teorías conspirativas, pero te sorprenderías si supieras la cantidad de compañeros que comparten la idea de este hilo: hay muchas cosas que no son como lo pensamos y alguien quiere ocultar la verdad.
Personalmente soy deísta y no dejaré mi fe  Big Grin  soy sumamente respetuosa con todos los foristas me intereso por sus hilos y este tema tuyo no es la excepción.
Para exponer temas como este se requiere mucho valor, me recordaste a jones que siempre nos está compartiendo sus investigaciones personales, si puedes échale un ojo a sus participaciones, ahh y mira! a Aimée le ha encantado tu hilo!
Te confieso que lo que posteaste me tiene con la mente trabajando y ya busqué información sobre el Priorato de Sión.

   

Priorato de Sión

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DE TODAS LAS ORGANIZACIONES QUE REIVINDICAN UN PASADO “TEMPLARIO”, UNA DE LAS MÁS INTRIGANTES ES LA QUE SE DENOMINA PRIORATO DE SIÓN. A DECIR VERDAD, HABRÍA QUE CONSIDERARLA MÁS BIEN UNA ORDEN LIGADA AL TEMPLE Y AUTÓNOMA AL MISMO TIEMPO.

Fue a partir de 1960 cuando la opinión pública francesa se hizo eco de la existencia de una sociedad semi-secreta autodenominada Priorato de Sión. Desde esa fecha se han publicado sus estatutos y material procedente de las más diversas fuentes, no siempre contrastables, lo que implica andar con pies de plomo alrededor de todo lo que rodea a dicha organización. Entre sus presuntos afiliados nos encontramos con nombres como Leonardo da Vinci, Victor Hugo o Isaac Newton, entre otros más o menos conocidos. Es decir, que de ser ciertas las pretensiones del priorato, habría albergado en sus filas como grandes maestres a algunas de las mayores luminarias de la historia occidental, así como a miembros de las principales familias reales y aristocráticas de Europa. Aunque parece indudable la existencia actual de la organización, así como la de una antigua Orden de Sión en la época de las Cruzadas, el caso de una continuidad entre ambas a través de los siglos no está tan claro.

Cuentan las crónicas que en el año 1099, tras la conquista de Jerusalén, el gobernante de la ciudad Godofredo de Bouillon fundó una misteriosa Orden sobre la abadía de Notre Dame du Mont Sión, de la que poco se sabe. Sería más tarde dicha sociedad la que impulsaría la creación de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, más conocidos como Templarios.

Si hacemos caso a los textos procedentes del Priorato, la Orden de Sión tendría en la época de su fundación un poder considerable, eso sí, siempre entre bastidores, llegando incluso a afirmar que los reyes de la ciudad santa debían su trono a esta enigmática sociedad. Así pues, ellos serían los verdaderos artífices de la extraordinaria progresión que experimentaron los Templarios en los años siguientes, obedeciendo todo ello a un plan previamente establecido.

De acuerdo con estas fuentes, al menos cinco de los nueve fundadores del Temple pertenecían a su vez a la Orden de Sión, y se podría decir que en principio el Temple era el brazo armado de la anterior o incluso que ambas órdenes eran una sola, puesto que según parece compartían el mismo Maestre. Sería el caso de André de Montbard, uno de los caballeros originarios de la orden templaria y que llegaría a ser el máximo dirigente de la misma. Pero el tío de San Bernardo consta asimismo como miembro de Sión, con lo que podemos hacernos una idea del hermanamiento entre ambas.

Esta situación de confraternidad se prolongaría durante aproximadamente unos sesenta años, hasta que en 1188, un año después de la caída de Jerusalén en manos musulmanas, se produjo un cisma entre las dos órdenes que produjo su separación definitiva. Según el Priorato de Sión, de la pérdida de Tierra Santa sería en gran parte culpable la Orden del Temple, y más concretamente su Maestre Gérard de Ridefort, a los que los documentos “prioré” acusan de traición. Éste arrastró a los Templarios a combatir en la batalla de los Cuernos de Hattin, que significó un autentico desastre para los cruzados y propició la caída de Jerusalén. La situación derivaría en que la Orden de Sión se trasladaría a Francia, abandonando a los Templarios a su suerte, sus pupilos y protegidos hasta la fecha. La ruptura de relaciones se simbolizó mediante la tala de un olmo de ochocientos años, en la ciudad de Gisors. A partir de ese momento, la Orden de Sión cambió su nombre por el de Priorato y se dedicó a sus propios objetivos. Pero… ¿de que objetivos se trataba?

Supuestamente, la misión del Priorato consistiría en proteger un gran secreto relacionado con los descendientes de la dinastía de los reyes merovingios y restaurar en la monarquía de Francia a uno de sus miembros. Su legítima descendencia, que se cree extinguida, habría sido demostrada por unos pergaminos descubiertos en el pueblecito francés de Rennes-le-Château. Este descubrimiento, que constituye en si mismo un complejo enigma, lo trataremos ampliamente en una leyenda posterior. Para seguir conociendo al Temple, debemos profundizar ahora en la intrigante misión que se ha impuesto el Priorato de Sión.

2.- La sangre real: la custodia de un gran secreto

El comportamiento del Priorato de Sión, por lo deja entrever en sus publicaciones, parece obedecer a un calendario cuidadosamente preciso y planificado desde hace largo tiempo. Dan a entender de que son los custodios de un secreto de importancia capital, del que tendrían pruebas irrefutables. Se trataría de algo que los hace sumamente especiales y que reviste su misión de un halo de atrayente misticismo.

Hay tradiciones que dan gran importancia a María Magdalena, de quien se nos dice que tras la crucifixión de Jesús llega a las Galias escoltada por José de Arimatea y portando el Santo Grial. Según lo que podemos extraer de la concepción del Priorato, María Magdalena sería la esposa de Jesús, y cuando viajó lo hizo embarazada o acompañada de su progenie. Naturalmente aquí el término “Santo Grial” debe comprenderse en el sentido de Santa Sangre, es decir, como la descendencia física de Jesús, que se trasladó a las Galias y se continuó allí. La Iglesia omite toda mención en su propia tradición del Santo Grial pues, lógicamente, no le conviene. Es la lucha que hasta hoy subsistiría entre los herederos de Pedro y los de María Magdalena, los herederos de la fe y los herederos de la Sangre.

una vez en la actual Francia, este linaje judío se unió matrimonialmente con el de los reyes francos, dando lugar a los merovingios. Alrededor del año 500 d.c., con el bautismo y conversión del rey Clodoveo, la Iglesia Romana se instauró como suprema autoridad espiritual de Occidente. Se podría decir que fue un pacto entre Roma y los merovingios, originando una alianza que debería engendrar un nuevo sacro imperio romano. Pero parece que la lealtad de los francos a la Iglesia no era muy intensa, ya que los merovingios seguían manteniendo simpatías por la religión arriana que practicaban antes de su conversión al cristianismo. Doscientos años después, el rey merovingio Dagoberto II fue asesinado junto con su familia por encargo de su propio mayordomo de palacio, Pipino de Heristal. La Iglesia, viendo peligrar su hegemonía, habría apoyado la conspiración. Con la muerte de Dagoberto y sus descendientes la dinastía merovingia llegó a su fin, y comenzó la de los mayordomos de palacio: los carolingios, que contaban con el apoyo eclesiástico. Éstos, que eran a fin de cuentas unos usurpadores, trataron de legitimarse casándose con princesas merovingias y continuaron con su reinado. Con Carlomagno llegaron a abarcar un imperio que se extendía por la totalidad de la Europa occidental y lo gobernaban al servicio de Roma.

pero podría ser que la dinastía merovingia no se extinguiese con Dagoberto II. Según afirma el Priorato de Sión, los merovingios, la estirpe de Jesús, sobrevivieron a través de un hijo de Dagoberto que se habría salvado del asesinato de su familia. Se llamaba Sigisberto IV, y entre sus descendientes estaría más tarde Godofredo de Bouillon. Sabemos por los Evangelios que Jesús era de sangre real y de la estirpe de David. Es decir, Jesús era el heredero legítimo del trono de Jerusalén. Sus más incondicionales seguidores eran los nacionalistas zelotes, unos fanáticos integristas que aspiraban a expulsar al gobierno títere prorromano e reinstaurar el verdadero linaje real. En las Cruzadas, con la conquista de Jerusalén y la coronación de Godofredo de Bouillon, un heredero de Jesús recuperó su patrimonio legítimo volviendo a ser rey de la Santa Ciudad.

Es posible que dada la hegemonía de la Iglesia en la época, Godofredo nunca pudiera reivindicar como quisiera su linaje y su derecho. A fin de cuentas, Roma estaría detrás de la traición a su familia y aunque no sabemos si la Iglesia estaba al tanto o no del linaje del nuevo rey, una revelación pública podría haber sido muy peligrosa. Godofredo habría entonces, para proteger el secreto de ese linaje sagrado, creado la Orden de Sión y su brazo armado, la Orden del Temple. Curiosamente, las leyendas griálicas que surgieron en la Edad Media, presentan a los Templarios como los custodios del Santo Grial.

Así pues, el Santo Grial sí sería el portador de la sangre de Cristo, pero no en el sentido simbólico de un recipiente, sino de su descendencia: los portadores de su sangre. Y este sería el gran secreto del Priorato de Sión. Secreto compartido también por los Caballeros del Temple. Ahora se entiende porque los Templarios asociaron el culto de la Diosa Madre a la Magdalena (ver leyenda “El culto a las vírgenes negras”), pues ésta representaba la base de su existencia al identificarse con la madre del linaje perdido, la portadora del Grial.

El propio Priorato, los Templarios, o puede que ambos, desarrollando una estrategia a largo plazo, habrían protegido a los herederos del Rey de Israel con el objetivo de conseguir la dominación mundial bajo la égida de la dinastía davídica. No hace falta decir que las circunstancias históricas no permitieron que el objetivo se cumpliera. Tras la caída de Jerusalén y la pérdida de Tierra Santa el proyecto se fue a pique. Los herederos de David se vieron una vez más sin corona y la existencia de la Orden del Temple se hizo innecesaria. Algunos tratan de ver en esto una explicación de porque los Templarios no se resistieron cuando fueron apresados por las tropas de Felipe IV. Sin posesiones en Ultramar, separados de la Orden de Sión y con los descendientes de los merovingios nuevamente en la sombra, ya no tenían razón de ser.

El Priorato de Sión, que tras la desaparición del Temple se dedicó a manejar los hilos que rigen Europa desde la clandestinidad en pos de sus objetivos, asegura que pronto se producirá un vuelco en la situación política francesa que preparará el camino para la restauración de una monarquía. ¿Se cumplirán los objetivos de Sión y del Temple ocho siglos después? ¿Seremos testigos de cómo un descendiente merovingio recupera el trono de Francia? El tiempo lo dirá.


http://www.masones.info/el-priorato-de-sion/


Será un enorme gusto leerte por aquí en "Cine, series y libros" tienes mucho que aportar.
Recibe un cordial saludo!
Responder
#4

(27 May, 2019, 11:27 PM)Azul ultramar escribió:  En cuanto ví tu hilo publicado lo leí con interés  Big Grin
Estás tocando un tema bastante curioso, pues en el Foro no todos creen en estas teorías conspirativas, pero te sorprenderías si supieras la cantidad de compañeros que comparten la idea de este hilo: hay muchas cosas que no son como lo pensamos y alguien quiere ocultar la verdad.
Personalmente soy deísta y no dejaré mi fe  Big Grin  soy sumamente respetuosa con todos los foristas me intereso por sus hilos y este tema tuyo no es la excepción.
Para exponer temas como este se requiere mucho valor, me recordaste a jones que siempre nos está compartiendo sus investigaciones personales, si puedes échale un ojo a sus participaciones, ahh y mira! a Aimée le ha encantado tu hilo!
Te confieso que lo que posteaste me tiene con la mente trabajando y ya busqué información sobre el Priorato de Sión.



Priorato de Sión

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DE TODAS LAS ORGANIZACIONES QUE REIVINDICAN UN PASADO “TEMPLARIO”, UNA DE LAS MÁS INTRIGANTES ES LA QUE SE DENOMINA PRIORATO DE SIÓN. A DECIR VERDAD, HABRÍA QUE CONSIDERARLA MÁS BIEN UNA ORDEN LIGADA AL TEMPLE Y AUTÓNOMA AL MISMO TIEMPO.

Fue a partir de 1960 cuando la opinión pública francesa se hizo eco de la existencia de una sociedad semi-secreta autodenominada Priorato de Sión. Desde esa fecha se han publicado sus estatutos y material procedente de las más diversas fuentes, no siempre contrastables, lo que implica andar con pies de plomo alrededor de todo lo que rodea a dicha organización. Entre sus presuntos afiliados nos encontramos con nombres como Leonardo da Vinci, Victor Hugo o Isaac Newton, entre otros más o menos conocidos. Es decir, que de ser ciertas las pretensiones del priorato, habría albergado en sus filas como grandes maestres a algunas de las mayores luminarias de la historia occidental, así como a miembros de las principales familias reales y aristocráticas de Europa. Aunque parece indudable la existencia actual de la organización, así como la de una antigua Orden de Sión en la época de las Cruzadas, el caso de una continuidad entre ambas a través de los siglos no está tan claro.

Cuentan las crónicas que en el año 1099, tras la conquista de Jerusalén, el gobernante de la ciudad Godofredo de Bouillon fundó una misteriosa Orden sobre la abadía de Notre Dame du Mont Sión, de la que poco se sabe. Sería más tarde dicha sociedad la que impulsaría la creación de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, más conocidos como Templarios.

Si hacemos caso a los textos procedentes del Priorato, la Orden de Sión tendría en la época de su fundación un poder considerable, eso sí, siempre entre bastidores, llegando incluso a afirmar que los reyes de la ciudad santa debían su trono a esta enigmática sociedad. Así pues, ellos serían los verdaderos artífices de la extraordinaria progresión que experimentaron los Templarios en los años siguientes, obedeciendo todo ello a un plan previamente establecido.

De acuerdo con estas fuentes, al menos cinco de los nueve fundadores del Temple pertenecían a su vez a la Orden de Sión, y se podría decir que en principio el Temple era el brazo armado de la anterior o incluso que ambas órdenes eran una sola, puesto que según parece compartían el mismo Maestre. Sería el caso de André de Montbard, uno de los caballeros originarios de la orden templaria y que llegaría a ser el máximo dirigente de la misma. Pero el tío de San Bernardo consta asimismo como miembro de Sión, con lo que podemos hacernos una idea del hermanamiento entre ambas.

Esta situación de confraternidad se prolongaría durante aproximadamente unos sesenta años, hasta que en 1188, un año después de la caída de Jerusalén en manos musulmanas, se produjo un cisma entre las dos órdenes que produjo su separación definitiva. Según el Priorato de Sión, de la pérdida de Tierra Santa sería en gran parte culpable la Orden del Temple, y más concretamente su Maestre Gérard de Ridefort, a los que los documentos “prioré” acusan de traición. Éste arrastró a los Templarios a combatir en la batalla de los Cuernos de Hattin, que significó un autentico desastre para los cruzados y propició la caída de Jerusalén. La situación derivaría en que la Orden de Sión se trasladaría a Francia, abandonando a los Templarios a su suerte, sus pupilos y protegidos hasta la fecha. La ruptura de relaciones se simbolizó mediante la tala de un olmo de ochocientos años, en la ciudad de Gisors. A partir de ese momento, la Orden de Sión cambió su nombre por el de Priorato y se dedicó a sus propios objetivos. Pero… ¿de que objetivos se trataba?

Supuestamente, la misión del Priorato consistiría en proteger un gran secreto relacionado con los descendientes de la dinastía de los reyes merovingios y restaurar en la monarquía de Francia a uno de sus miembros. Su legítima descendencia, que se cree extinguida, habría sido demostrada por unos pergaminos descubiertos en el pueblecito francés de Rennes-le-Château. Este descubrimiento, que constituye en si mismo un complejo enigma, lo trataremos ampliamente en una leyenda posterior. Para seguir conociendo al Temple, debemos profundizar ahora en la intrigante misión que se ha impuesto el Priorato de Sión.

2.- La sangre real: la custodia de un gran secreto

El comportamiento del Priorato de Sión, por lo deja entrever en sus publicaciones, parece obedecer a un calendario cuidadosamente preciso y planificado desde hace largo tiempo. Dan a entender de que son los custodios de un secreto de importancia capital, del que tendrían pruebas irrefutables. Se trataría de algo que los hace sumamente especiales y que reviste su misión de un halo de atrayente misticismo.

Hay tradiciones que dan gran importancia a María Magdalena, de quien se nos dice que tras la crucifixión de Jesús llega a las Galias escoltada por José de Arimatea y portando el Santo Grial. Según lo que podemos extraer de la concepción del Priorato, María Magdalena sería la esposa de Jesús, y cuando viajó lo hizo embarazada o acompañada de su progenie. Naturalmente aquí el término “Santo Grial” debe comprenderse en el sentido de Santa Sangre, es decir, como la descendencia física de Jesús, que se trasladó a las Galias y se continuó allí. La Iglesia omite toda mención en su propia tradición del Santo Grial pues, lógicamente, no le conviene. Es la lucha que hasta hoy subsistiría entre los herederos de Pedro y los de María Magdalena, los herederos de la fe y los herederos de la Sangre.

una vez en la actual Francia, este linaje judío se unió matrimonialmente con el de los reyes francos, dando lugar a los merovingios. Alrededor del año 500 d.c., con el bautismo y conversión del rey Clodoveo, la Iglesia Romana se instauró como suprema autoridad espiritual de Occidente. Se podría decir que fue un pacto entre Roma y los merovingios, originando una alianza que debería engendrar un nuevo sacro imperio romano. Pero parece que la lealtad de los francos a la Iglesia no era muy intensa, ya que los merovingios seguían manteniendo simpatías por la religión arriana que practicaban antes de su conversión al cristianismo. Doscientos años después, el rey merovingio Dagoberto II fue asesinado junto con su familia por encargo de su propio mayordomo de palacio, Pipino de Heristal. La Iglesia, viendo peligrar su hegemonía, habría apoyado la conspiración. Con la muerte de Dagoberto y sus descendientes la dinastía merovingia llegó a su fin, y comenzó la de los mayordomos de palacio: los carolingios, que contaban con el apoyo eclesiástico. Éstos, que eran a fin de cuentas unos usurpadores, trataron de legitimarse casándose con princesas merovingias y continuaron con su reinado. Con Carlomagno llegaron a abarcar un imperio que se extendía por la totalidad de la Europa occidental y lo gobernaban al servicio de Roma.

pero podría ser que la dinastía merovingia no se extinguiese con Dagoberto II. Según afirma el Priorato de Sión, los merovingios, la estirpe de Jesús, sobrevivieron a través de un hijo de Dagoberto que se habría salvado del asesinato de su familia. Se llamaba Sigisberto IV, y entre sus descendientes estaría más tarde Godofredo de Bouillon. Sabemos por los Evangelios que Jesús era de sangre real y de la estirpe de David. Es decir, Jesús era el heredero legítimo del trono de Jerusalén. Sus más incondicionales seguidores eran los nacionalistas zelotes, unos fanáticos integristas que aspiraban a expulsar al gobierno títere prorromano e reinstaurar el verdadero linaje real. En las Cruzadas, con la conquista de Jerusalén y la coronación de Godofredo de Bouillon, un heredero de Jesús recuperó su patrimonio legítimo volviendo a ser rey de la Santa Ciudad.

Es posible que dada la hegemonía de la Iglesia en la época, Godofredo nunca pudiera reivindicar como quisiera su linaje y su derecho. A fin de cuentas, Roma estaría detrás de la traición a su familia y aunque no sabemos si la Iglesia estaba al tanto o no del linaje del nuevo rey, una revelación pública podría haber sido muy peligrosa. Godofredo habría entonces, para proteger el secreto de ese linaje sagrado, creado la Orden de Sión y su brazo armado, la Orden del Temple. Curiosamente, las leyendas griálicas que surgieron en la Edad Media, presentan a los Templarios como los custodios del Santo Grial.

Así pues, el Santo Grial sí sería el portador de la sangre de Cristo, pero no en el sentido simbólico de un recipiente, sino de su descendencia: los portadores de su sangre. Y este sería el gran secreto del Priorato de Sión. Secreto compartido también por los Caballeros del Temple. Ahora se entiende porque los Templarios asociaron el culto de la Diosa Madre a la Magdalena (ver leyenda “El culto a las vírgenes negras”), pues ésta representaba la base de su existencia al identificarse con la madre del linaje perdido, la portadora del Grial.

El propio Priorato, los Templarios, o puede que ambos, desarrollando una estrategia a largo plazo, habrían protegido a los herederos del Rey de Israel con el objetivo de conseguir la dominación mundial bajo la égida de la dinastía davídica. No hace falta decir que las circunstancias históricas no permitieron que el objetivo se cumpliera. Tras la caída de Jerusalén y la pérdida de Tierra Santa el proyecto se fue a pique. Los herederos de David se vieron una vez más sin corona y la existencia de la Orden del Temple se hizo innecesaria. Algunos tratan de ver en esto una explicación de porque los Templarios no se resistieron cuando fueron apresados por las tropas de Felipe IV. Sin posesiones en Ultramar, separados de la Orden de Sión y con los descendientes de los merovingios nuevamente en la sombra, ya no tenían razón de ser.

El Priorato de Sión, que tras la desaparición del Temple se dedicó a manejar los hilos que rigen Europa desde la clandestinidad en pos de sus objetivos, asegura que pronto se producirá un vuelco en la situación política francesa que preparará el camino para la restauración de una monarquía. ¿Se cumplirán los objetivos de Sión y del Temple ocho siglos después? ¿Seremos testigos de cómo un descendiente merovingio recupera el trono de Francia? El tiempo lo dirá.


http://www.masones.info/el-priorato-de-sion/


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la conspiracion mas extraordinaria es esta:


Un recuento de los errores hereditarios que se han ido acumulando a medida que la raza humana se abría paso por el mundo revela que el árbol genealógico masculino tiene sus raíces en África central, hace unos cien mil años.

El cumpleaños de Eva puede calcularse de la misma manera: ella vivió, según nos dicen esos cálculos, hace poco menos de doscientos mil años, mucho antes que Adán.

Las mitocondrias solo son transmitidas por las mujeres, y la capacidad de hacerlo es casi una definición de lo que significa la feminidad. La relación de los dos actores empezó casi como la de parásito y huésped, y sigue estando muy afinada.

si las  mujeres gobernaran el mundo me sentiria satisfecho y feliz.

por que no dejar que las mujeres se encarguen, y los hombres a trabajar y tomar cerveza.

es mas si tuviera que elegir eligiria una diosa, por que un dios masculino?

saludos.

no digo mas por que ahora si me cuelgan los misóginos.
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#5

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¿Quiénes fueron los Caballeros Templarios?

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, o también conocida como los Caballeros Templarios o la Orden del Temple fue una de las más famosas órdenes militares cristianas. La orden del Temple fue aprobada oficialmente por la Iglesia Católica Romana en torno a 1129, y se convirtió en una obra de caridad a favor de toda la cristiandad y creció rápidamente en la composición y el poder.

Los caballeros templarios se encontraban entre las unidades más cualificados de lucha de las Cruzadas. Los miembros no combatientes de la Orden lograron una gran infraestructura económica en toda la cristiandad, innovando técnicas financieras que fueron una forma temprana de la banca, y la construcción de muchas fortificaciones en toda Europa y Tierra Santa.

   
Casco templario con cruz frontal y lateral

La Orden se creó debido a los muchos ataques de los bandidos que  abundaban y asesinaban a los  peregrinos de manera rutinaria, a veces por centenares, que trataban de hacer el viaje desde la costa en Jaffa en la Tierra Santa.

Alrededor de 1119, dos veteranos de la Primera Cruzada, los franceses Hugues de Payens y Godofredo de Saint-Omer, propusieron la creación de una orden monástica para la protección de estos peregrinos. El rey Balduino II de Jerusalén estaba de acuerdo, y les dio espacio para una sede en el Monte del Templo.

La Orden, con cerca de nueve caballeros, tenía pocos recursos financieros y se basó en donaciones para sobrevivir. Su emblema era de dos caballeros montados en un solo caballo, haciendo hincapié en la pobreza de la Orden. Esta situación de pobreza no duro mucho ya que tenían un poderoso defensor en San Bernardo de Claraval, uno de los principales figuras la Iglesia y un sobrino de André de Montbard. Él habló y escribió convincente en su nombre, y en 1129 en el Concilio de Troyes, la Orden fue aprobado oficialmente por la Iglesia.

   
huella-historica-sello-templario

Otro beneficio importante se produjo en 1139, cuando el Papa Inocencio II decidió que la Orden quedara exenta de la obediencia a las leyes locales. Esta decisión significa que los templarios podían pasar libremente a través de todas las fronteras, no estaban obligados a pagar impuestos, y estaban exentos de toda autoridad excepto la del Papa.

Con su misión clara y con amplios recursos, la Orden creció rápidamente. Los Templarios eran a menudo la fuerza de avance en las batallas clave de las Cruzadas, y una de las victorias más famosa fue en 1177 durante la Batalla de Montgisard, donde unos 500 caballeros templarios ayudaron a derrotar al ejército de Saladino de más de 26.000 soldados.

Sobre la base de esta mezcla de donaciones y tratar de negocios, los templarios establecieron redes financieras en el conjunto de la cristiandad. Ellos adquirieron grandes extensiones de tierra, tanto en Europa y Oriente Medio, y construyeron iglesias y castillos, que fueron dedicados a la fabricación, importación y exportación, tenían su propia flota de barcos. Podría decirse que la Orden de los Caballeros Templarios fue primera empresa multinacional del mundo.

   
Escudo templario con la característica cruz de malta impresa

La Orden permaneció durante casi 2 siglos. En la mitad del siglo 12, la marea comenzó a cambiar en las Cruzadas. El mundo musulmán se ha vuelto más unido con líderes eficaces como Saladino, y la discordia surgió entre facciones cristianas y sobre la Tierra Santa. Los Caballeros Templarios estuvieron ocasionalmente en desacuerdo con las otras dos órdenes militares cristianas, los Caballeros Hospitalarios y los Caballeros Teutónicos, y las disputas internas debilitaron las posiciones cristianas, política y militarmente. Jerusalén fue capturada por las fuerzas de Saladino en 1187. Los cruzados volvieron a tomar la ciudad en 1229, sin la ayuda del Temple, pero sostuvo que sólo brevemente. En 1244, los turcos Khwarezmi volvieron a Jerusalén, y la ciudad no volvió al control occidental hasta 1917.

El final de la Orden se produjo cuando el último Gran Maestre, Fray Jacques de Molay se negó a aceptar el proyecto de fusión de las órdenes militares bajo un único rey soltero o viudo, a pesar de las presiones del Papa. El 6 de junio de 1306 fue llamado a Poitiers por el Papa Clemente V para un último intento, tras cuyo fracaso, el destino de la Orden quedó sellado. Después del acoso de Felipe, el Papa Clemente V luego emitió la bula papal Pastoralis Praeeminentiae el 22 de noviembre de 1307, que encomienda a todos los reyes cristianos en Europa para detener a todos los templarios y apoderarse de sus bienes.

Con Felipe amenazando con acciones militares al menos que el Papa cumpla con sus deseos, el Papa ClementeV finalmente accedió a disolver la Orden, citando el escándalo público que se había generado por las confesiones. En el Concilio de Vienne en 1312, publicó una serie de bulas papales, incluyendo Vox in excelso, que oficialmente disolvió la Orden. En cuanto a los líderes de la Orden, las personas mayores Gran Maestro Jacques de Molay, que había confesado bajo tortura, se retractó de su declaración. Su compañero Godofredo de Charney, preceptor de Normandía, siguió el ejemplo de Molay e insistió en su inocencia. Ambos hombres fueron declarados culpables de ser herejes, y fueron condenados a ser quemados en la hoguera en París el 18 de marzo 1314. Con el último de los líderes de la Orden muerto, los Templarios restantes en toda Europa fueron arrestados y juzgados en virtud de la investigación del Papa.

   
Espada templaria damasquinada

Para acabar nos vamos a quedar con una frase famosa de Bernardo de Claraval, que afirmaba “Un caballero templario es realmente un caballero valiente y seguro en todas partes, porque su alma está protegida por la armadura de la fe, al igual que su cuerpo está protegido por la armadura de acero. Por lo tanto es doblemente armado, y no hay que temer ni a los demonios ni a los hombres.”

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Te envío un saludo y me alegra que estés activo en el Foro, te leo siempre eh?
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