03 Jul, 2022, 06:11 PM
Una de las principales atracciones del Betel de México (aparte de la foto de recuerdo con Esther Lozano y en el piano) era ver la famosa imprenta, la Lithoman que era capaz de imprimir no sé cuántas revistas por minuto...y prácticamente en cada sucursal de la WT era impresionante ver una rotativa del largo de tu cuadra y lo alto de tu casa.
Esas rotativas trabajaban todo el día y a veces toda la noche para producir todo el alimento espiritual: Atalayas, Despertades, el texto diario, los ministerios del Reino... Y los libros que se presentaban en cada asamblea. Todo esto además de los artículos básicos de papelería testiguil: hojas de informe de servicio, de revisitas, calendarios, tarjetas de solapa, programas, directrices etc. Y que decir de la librería secreta: libros pastoreen, pautas para superintendentes, libros de precursor etc etc, tampoco olvidemos la artillería pesada: biblias de todos tamaños, volúmenes de la Talaya y Despertad! El proclamadores, índices y concordancias.
Toda una producción ya asegurada su venta a los millones de testigos por todo el mundo, pero hemos visto con los años que la producción de alimento espiritual ha ido disminuyendo, en parte por la migración digital, y otra parte por la baja en las donaciones. Han pasado a solicitar a cada congregación que imprima sus propios formularios, se descontinuó el anuario y el calendario, se redujeron las tiradas de las revistas, y dejaron de presentar libros en las asambleas regionales (prefieren ahora compensarlo con audio dramas y una película al año). También han anunciado que los números de las revistas dejarán tener fecha en la portada para poder seguir ofreciendo el mismo número durante más tiempo, y lo más reciente que han anunciado es que se retrasarán los pedidos corrientes de atalaya y Despertad por escasez de materia prima en el mundo (¿Qué no decían en el libro proclamadores que una prueba de la bendición de Dios fue que durante la guerra mundial no se dejó de imprimir un solo número de la Talaya? ¿Que incluso una vez el Borracho Rutherford puso a prueba a Jehová mandando a dos lacayos a conseguir carbón cuando este estaba racionado por la guerra y el gobierno les concedió obtener una cantidad suficiente para varios años?).
Como les decía, en parte por la migración a lo digital, y en parte por la baja de donaciones, las imprentas no están trabajando como hace 10,20 años, así que la pregunta es ¿Qué pasará con ellas? Jehová posiblemente mandó un telegrama al cuerpo Gobernante pero esa paloma distraída llamada espíritu santo no llegó a tiempo para avisar hace un par de décadas que la revolución digital haría del gasto de millones de dólares en imprentas de amplia capacidad un gasto obsoleto, y la producción cada vez irá bajando más, no es negocio prender la impresora por unos cuantos papeles, lo que se consume en los carritos de predicación es mínimo, nada como en los tiempos de las rutas de revistas y las campañas especiales.
Lo ideal sería deshacerse de las rotativas pero ¿Quién las compraría? La Atalaya fue reconocida alguna vez por medios de comunicación como la revista de mayor tirada en el mundo y si ahora así están las cosas ¿Qué otra empresa necesitaría una rotativa de dicha capacidad? Nadie la necesita, y si acaso alguien la comprara sería por un precio muy inferior al que fue adquirida originalmente, tan complicado es deshacerse de ellas como AMLO intentando vender el avión presidencial.
Así que ahí estará ese elefante blanco en lo que deciden qué hacer con las rotativas de las principales sucursales del mundo, pensándolo bien, será mejor que se queden como un monumento a las falsas predicciones del cuerpo Gobernante.
Esas rotativas trabajaban todo el día y a veces toda la noche para producir todo el alimento espiritual: Atalayas, Despertades, el texto diario, los ministerios del Reino... Y los libros que se presentaban en cada asamblea. Todo esto además de los artículos básicos de papelería testiguil: hojas de informe de servicio, de revisitas, calendarios, tarjetas de solapa, programas, directrices etc. Y que decir de la librería secreta: libros pastoreen, pautas para superintendentes, libros de precursor etc etc, tampoco olvidemos la artillería pesada: biblias de todos tamaños, volúmenes de la Talaya y Despertad! El proclamadores, índices y concordancias.
Toda una producción ya asegurada su venta a los millones de testigos por todo el mundo, pero hemos visto con los años que la producción de alimento espiritual ha ido disminuyendo, en parte por la migración digital, y otra parte por la baja en las donaciones. Han pasado a solicitar a cada congregación que imprima sus propios formularios, se descontinuó el anuario y el calendario, se redujeron las tiradas de las revistas, y dejaron de presentar libros en las asambleas regionales (prefieren ahora compensarlo con audio dramas y una película al año). También han anunciado que los números de las revistas dejarán tener fecha en la portada para poder seguir ofreciendo el mismo número durante más tiempo, y lo más reciente que han anunciado es que se retrasarán los pedidos corrientes de atalaya y Despertad por escasez de materia prima en el mundo (¿Qué no decían en el libro proclamadores que una prueba de la bendición de Dios fue que durante la guerra mundial no se dejó de imprimir un solo número de la Talaya? ¿Que incluso una vez el Borracho Rutherford puso a prueba a Jehová mandando a dos lacayos a conseguir carbón cuando este estaba racionado por la guerra y el gobierno les concedió obtener una cantidad suficiente para varios años?).
Como les decía, en parte por la migración a lo digital, y en parte por la baja de donaciones, las imprentas no están trabajando como hace 10,20 años, así que la pregunta es ¿Qué pasará con ellas? Jehová posiblemente mandó un telegrama al cuerpo Gobernante pero esa paloma distraída llamada espíritu santo no llegó a tiempo para avisar hace un par de décadas que la revolución digital haría del gasto de millones de dólares en imprentas de amplia capacidad un gasto obsoleto, y la producción cada vez irá bajando más, no es negocio prender la impresora por unos cuantos papeles, lo que se consume en los carritos de predicación es mínimo, nada como en los tiempos de las rutas de revistas y las campañas especiales.
Lo ideal sería deshacerse de las rotativas pero ¿Quién las compraría? La Atalaya fue reconocida alguna vez por medios de comunicación como la revista de mayor tirada en el mundo y si ahora así están las cosas ¿Qué otra empresa necesitaría una rotativa de dicha capacidad? Nadie la necesita, y si acaso alguien la comprara sería por un precio muy inferior al que fue adquirida originalmente, tan complicado es deshacerse de ellas como AMLO intentando vender el avión presidencial.
Así que ahí estará ese elefante blanco en lo que deciden qué hacer con las rotativas de las principales sucursales del mundo, pensándolo bien, será mejor que se queden como un monumento a las falsas predicciones del cuerpo Gobernante.
charlesfiascorussell@gmail.com