01 Mar, 2022, 12:39 PM
Como están?
Estoy cursando un profesorado de Lenguaje y Literatura en la Universidad de el Salvador y para una asignatura nos han dejado de tarea que describamos un lugar geográfico con enfoque impresionista, así que aquí les dejo mi composición, espero que disfruten leyéndola y estoy abierto a cualquier comentario, opinión, conclusión del texto o sugerencia, lo que sea
¡Cómo ha cambiado la colonia donde crecí!
Aunque, cuando por fin llego al nido, recapacito, y me pongo a pensar si esas situaciones anteriores siempre han existido, y si solo soy yo el que les está dando más importancia que antes. Sea como fuere, todo ha cambiado. Para peor o mejor, siento que el lugar donde vivo ya no es el mismo de antes, porque ya no me siento tan seguro en él, como lo era hace treinta años, cuando iba en chancletas a traer las tortillas y el pasaje donde vivo no tenía portón, ni puerta con llave. En fin…, ¿qué se le puede hacer?
Estoy cursando un profesorado de Lenguaje y Literatura en la Universidad de el Salvador y para una asignatura nos han dejado de tarea que describamos un lugar geográfico con enfoque impresionista, así que aquí les dejo mi composición, espero que disfruten leyéndola y estoy abierto a cualquier comentario, opinión, conclusión del texto o sugerencia, lo que sea
¡Cómo ha cambiado la colonia donde crecí!
Mi recordada colonia Ticsa. En cuarenta y dos años que tengo de vida, ¡cómo ha cambiado! Desde mi punto de vista, algunas cosas para bien y otras no para tanto.
Por ejemplo, cuando entro a la colonia caminando, a través del puente que esta sobre la Autopista de Oro, en los pasamanos del puente puedo apreciar manchas y consignas que escriben los muchachos que también han pasado por ahí. Desde declaraciones de amor, hasta ofensas e insultos personales. Me parece muy gracioso leer toda esa sarta de ocurrencias. Es el sentir de toda una generación que al menos aún puede escribir a mano.
Bajando por el Boulevard San Bartolo, contemplo una larga serie de negocios que están situados a lo largo de la calle. Me admira verlos. Donde antes existían puras casas, ahora la gente se desvive por tener alguna que otra fuente de ingresos. Y las razones siempre son las mismas: “la economía está mala”, “el dinero no alcanza”, “todo se encuentra caro”, bla, bla, bla.
Pero bueno, llego a una esquina donde hay un negocio de taxis. No de los típicos, de los amarillos. Ustedes saben a cuáles me refiero. A los que utilizan algún que otro carro bonito, y de modelo algo reciente. Sin embargo, es la vida de cada quien. Cada quien sabe de qué manera va a ganarse la vida y lo mejor en estos casos es no entrometerse mucho. No quiero tampoco parecer indiferente; pero creo que eso es lo mejor. Cero problemas, y todos tranquilos y contentos con los asuntos de cada uno.
Así que lo mismo voy pensando, cuando doblo la esquina y desciendo la calle que conduce a mi hogar. Lo pienso cuando veo cosas y factores nuevos que antes en mi niñez a lo mejor no existían: el viejo pedante de una tienda cercana gritándole a sus clientes; las mujeres que se pasean por ahí, vistiendo seductoramente o acompañadas de sus “bendiciones”; la esquina de un molino, donde se sientan borrachos a departir, a fumar, o a jugar cartas; el montón de vagos que salen por las tardes a jugar pelota, arriesgándose a pegarle a un carro, o trabar el balón en una casa; los perritos callejeros buscando comida entre la basura, mientras los saludo como si fueran cuates de hace tiempo; automóviles, motos y camiones entrando y saliendo del vecindario; música de reguetón sonando a todo volumen desde una casa de dos plantas; entre otras situaciones más…
Huye del negativismo. Al tomar decisiones, verás que muchos toman otro rumbo. No te dejes aconsejar por el enfado, y la venganza. La calma y el autoconocimiento te llevarán por mejores caminos.