31 Oct, 2018, 04:16 PM
Hace días publiqué un tema solicitando ayuda con argumentos que darle a un anciano que últimamente se había dedicado a señalar fallas en cuanto a la vestimenta de varias hermanas. Pues les cuento que el domingo pasado se presento la oportunidad de confrontar a dicho individuo.
Resulta que un servidor está asignado como auxiliar de este anciano en el grupo de predicación. Las hermanitas a las que anteriormente había señalado no pertenecían a nuestro grupo de predicación, sin embargo, el pasado domingo (estando en curso la reunión) este hermano me llamó al vestíbulo del salón.
Me dijo “hermano, ¿ya notaste la ropa que trae puesta la hermana ‘X’?”. Yo le dije que no, que no era mi costumbre estar observando con detalle a nuestras hermanas y su vestimenta. Él me dijo “bueno hermano, por favor checa como está vestida la hermana (estábamos frente a las puertas que dan hacia el auditorio, así que podía verse de espaldas a la hermana en cuestión que estaba sentada en las últimas filas) y me dices si te parece apropiado”.
(Aquí hago un paréntesis. Al haber sido educado toda mi vida bajo las normas de los testigos de Jehová y además contar con unos padres estrictos, se me inculcó el siempre permanecer callado ante una figura de autoridad, cosa que me volvió una persona retraída y me ha traído muchos problemas para expresar mi opinión. Así que ya se imaginarán lo tenso y nervioso que me sentía al pensar en la respuesta que iba a darle.)
El anciano se refería a la blusa de la hermanita. Para el, estaba muy escotada por la parte de la espalda. Lo que le dije en ese momento fue que no me sentía nadie para estar juzgando si la apariencia de un hermano o hermana es impropia o no. El me dijo, “bueno hermano, es que es parte de nuestra labor. Como encargado y auxiliar de grupo debemos estar al tanto de los hermanos para ayudarlos si vemos en ellos una actitud o tendencia que no esté de acuerdo a lo que dice la biblia.”
Le dije (ya con un poquito más de confianza) “entiendo hermano. Pero lo que se dice en la biblia en cuanto a la vestimenta es muy general. No podemos encontrar una regla especifica en la biblia de cuan pronunciados deben ser los escotes o que tan larga debe ser la falda de una hermana.
Él me dijo (con una expresión de sorpresa en el rostro, quizá porque nunca esperó esa respuesta) “la biblia no especifica pero la organización sí nos ha dado instrucciones sobre cómo debemos vestirnos los cristianos” e hizo alusión al folleto (no se su nombre correcto) que contiene imágenes sobre la vestimenta apropiada para visitar betel.
Yo le dije, “estoy de acuerdo hermano, son cosas que la organización ha dicho, pero no la Biblia. Si la biblia no contiene regla especifica al respecto, al menos yo no me siento con el derecho de decirle a una hermana o hermano como debe vestirse”. Me miró de nuevo con cara de sorpresa.
Entonces me dijo “hermano, como bien sabes, la instrucción de la organización viene de Jehová”. Le contesté “ok hermano, entonces si la instrucción viene de Jehová, me parece apropiado que también hablemos con el hermanito Fulano (que es un joven de nuestro grupo), ya que su peinado no cuadra con lo que ‘la organización’ ha dicho que es apropiado (lo sé, quizá estuvo mal señalar a alguien que no tenia nada que ver)”.
Me dijo “es que no estamos hablando del hermanito Fulano”. Le respondí “esta usted hablando de la instrucción de la organización, que nos aplica a todos. No me parece bien que solo señalemos los errores de las hermanas pero pasemos por alto lo que hacemos nosotros los varones (evidentemente aquí ya había agarrado algo de valor al hablar jaja). Además mire, la instrucción también es que durante la reunión debemos estar siguiendo el programa; para tratar asuntos como este se debería buscar otro momento no cree?”.
Después de eso se quedo callado como unos 10 segundos. Después me dijo con una leve sonrisa y dándome unas palmaditas en el hombro “tienes razón, no es el momento. Luego platicamos, con más calma hijo”.
Supongo que esa platica a la que se refirió será para hacerme ver que la actitud que tomé es “incorrecta”. Desconozco si querrá hablar conmigo el solo o con otro anciano. La verdad no se ni como me fue posible decirle todo eso a este individuo. Cabe destacar que en ningún momento levanté la voz ni le hablé molesto, todo fue con “serenidad y paciencia” (como decía Kalimán).
Reconozco que al principio me sentí un poco culpable por haber dicho eso, a pesar de que lo que exprese no fue nada malo, solo fueron mis convicciones. Me imagino que tantos años de acatar toda orden sin chistar produjeron ese efecto de culpa. Pero al reflexionar me sentí bien conmigo mismo, fue un logro personal el haber podido expresarme ante un “anciano”. Y a la vez creo que es un paso mas en mi caída hacia el “lado oscuro” jaja.
Siento si me extendí demasiado en esta historia, pero necesitaba platicarlo. Un saludo a todos ustedes.
Resulta que un servidor está asignado como auxiliar de este anciano en el grupo de predicación. Las hermanitas a las que anteriormente había señalado no pertenecían a nuestro grupo de predicación, sin embargo, el pasado domingo (estando en curso la reunión) este hermano me llamó al vestíbulo del salón.
Me dijo “hermano, ¿ya notaste la ropa que trae puesta la hermana ‘X’?”. Yo le dije que no, que no era mi costumbre estar observando con detalle a nuestras hermanas y su vestimenta. Él me dijo “bueno hermano, por favor checa como está vestida la hermana (estábamos frente a las puertas que dan hacia el auditorio, así que podía verse de espaldas a la hermana en cuestión que estaba sentada en las últimas filas) y me dices si te parece apropiado”.
(Aquí hago un paréntesis. Al haber sido educado toda mi vida bajo las normas de los testigos de Jehová y además contar con unos padres estrictos, se me inculcó el siempre permanecer callado ante una figura de autoridad, cosa que me volvió una persona retraída y me ha traído muchos problemas para expresar mi opinión. Así que ya se imaginarán lo tenso y nervioso que me sentía al pensar en la respuesta que iba a darle.)
El anciano se refería a la blusa de la hermanita. Para el, estaba muy escotada por la parte de la espalda. Lo que le dije en ese momento fue que no me sentía nadie para estar juzgando si la apariencia de un hermano o hermana es impropia o no. El me dijo, “bueno hermano, es que es parte de nuestra labor. Como encargado y auxiliar de grupo debemos estar al tanto de los hermanos para ayudarlos si vemos en ellos una actitud o tendencia que no esté de acuerdo a lo que dice la biblia.”
Le dije (ya con un poquito más de confianza) “entiendo hermano. Pero lo que se dice en la biblia en cuanto a la vestimenta es muy general. No podemos encontrar una regla especifica en la biblia de cuan pronunciados deben ser los escotes o que tan larga debe ser la falda de una hermana.
Él me dijo (con una expresión de sorpresa en el rostro, quizá porque nunca esperó esa respuesta) “la biblia no especifica pero la organización sí nos ha dado instrucciones sobre cómo debemos vestirnos los cristianos” e hizo alusión al folleto (no se su nombre correcto) que contiene imágenes sobre la vestimenta apropiada para visitar betel.
Yo le dije, “estoy de acuerdo hermano, son cosas que la organización ha dicho, pero no la Biblia. Si la biblia no contiene regla especifica al respecto, al menos yo no me siento con el derecho de decirle a una hermana o hermano como debe vestirse”. Me miró de nuevo con cara de sorpresa.
Entonces me dijo “hermano, como bien sabes, la instrucción de la organización viene de Jehová”. Le contesté “ok hermano, entonces si la instrucción viene de Jehová, me parece apropiado que también hablemos con el hermanito Fulano (que es un joven de nuestro grupo), ya que su peinado no cuadra con lo que ‘la organización’ ha dicho que es apropiado (lo sé, quizá estuvo mal señalar a alguien que no tenia nada que ver)”.
Me dijo “es que no estamos hablando del hermanito Fulano”. Le respondí “esta usted hablando de la instrucción de la organización, que nos aplica a todos. No me parece bien que solo señalemos los errores de las hermanas pero pasemos por alto lo que hacemos nosotros los varones (evidentemente aquí ya había agarrado algo de valor al hablar jaja). Además mire, la instrucción también es que durante la reunión debemos estar siguiendo el programa; para tratar asuntos como este se debería buscar otro momento no cree?”.
Después de eso se quedo callado como unos 10 segundos. Después me dijo con una leve sonrisa y dándome unas palmaditas en el hombro “tienes razón, no es el momento. Luego platicamos, con más calma hijo”.
Supongo que esa platica a la que se refirió será para hacerme ver que la actitud que tomé es “incorrecta”. Desconozco si querrá hablar conmigo el solo o con otro anciano. La verdad no se ni como me fue posible decirle todo eso a este individuo. Cabe destacar que en ningún momento levanté la voz ni le hablé molesto, todo fue con “serenidad y paciencia” (como decía Kalimán).
Reconozco que al principio me sentí un poco culpable por haber dicho eso, a pesar de que lo que exprese no fue nada malo, solo fueron mis convicciones. Me imagino que tantos años de acatar toda orden sin chistar produjeron ese efecto de culpa. Pero al reflexionar me sentí bien conmigo mismo, fue un logro personal el haber podido expresarme ante un “anciano”. Y a la vez creo que es un paso mas en mi caída hacia el “lado oscuro” jaja.
Siento si me extendí demasiado en esta historia, pero necesitaba platicarlo. Un saludo a todos ustedes.