17 Nov, 2018, 12:32 AM
Buenos días o tardes o noches.
Nací en "la verdad" hace ya casi cuatro décadas y me bauticé hace casi dos. La forma en que descubrí la mentira de la WT no tiene nada de espectacular.
Yo era un testigo modélico, predicando más de treinta horas todos los mes, siete u ocho veces al año hacía el precursorado auxiliar, no faltaba a las reuniones así me estuviera muriendo, comentaba cinco o seis veces en cada reunión, etc, etc.
Un día los ancianos se dirigieron a mí para decirme que efectivamente querían recomendarme como ministerial pero el de circuito les había dicho, vete tú a saber si era verdad, que no podía ser por culpa de cierto asunto menor (perdonad que no lo mencione pero se me descubriría en seguida). Les dije que no lo entendía, pero que era sumiso y lo acataba (¿puede haber algo más modélico?). Pasaron dos visitas más y no hubo nombramiento. Me sorprendí pues la actitud siguió siendo la misma, había sido sumiso y había obedecido. Abordé a otro anciano y le pregunté con unos modales exquisitos si necesitaba mejorar en algo más. Entonces me comentó que el de circuito les había dicho otra cosa. Entonces fue el momento de inflexión en mi vida.
Cuando escuché aquello le pregunté por qué no me lo habían dicho hacía un año, porque solo me habían dicho una cosa y además que aquello que me pedían ahora no lo iba a llevar a la práctica, que era violar mi intimidad, que no tenía sentido ninguno aquel consejo, que no tenía apoyo bíblico, ni del esclavo fiel y que no solo me afectaba a mí, sino a mi familia. Pregunté si alguno de los dos temas que me habían comentado habían suscitado algún tipo de problema, si algún hermano se había quejado alguna vez, si alguien había dicho algo. Me dijeron que no, pero que tenía que pensar no solo en los hermanos de mi congregación sino en todos. "Si tengo que pensar en los ocho millones de testigos entonces no haré nada de nada y me mantendré oculto, porque no hay acción por muy noble que sea que no ofenda a alguien. Cristo ofendió a muchos judíos con sus acciones. Acciones nobles que fueron rechazadas por una parte importante de la religión verdadera de la época, la judía".
No comenté aquella conversación con nadie, no cambié mi actitud, y aun así la persecución feroz a la que se me sometió sorprendió a propios y extraños. Los comentarios de los ancianos en las reuniones iban con doble sentido, me llegaron a llamar desobediente y rebelde directamente en una reunión de acomodadores, y en unas necesidades locales invitaron desde la plataforma a no juntarse socialmente y evitar el saludo (no estoy exagerando) a aquellos que no obedecían a los ancianos en... y aquí mencionaban el asunto mío, que era notorio y conocido, aunque no por mí que no se lo conté a nadie, sino por ellos que sí iban divulgando lo que había ocurrido.
Después de aquello todo se precipitó. Le dije al anciano que había hecho el discurso que era muy ofensivo, que no estaba expulsado, ni señalado ni era inactivo ni nada y habían invitado a la gente a no saludarme. Se defendió: "No, no era esa mi intención. Simplemente abordamos algo que se está convirtiendo en un problema a nivel de la congregación". Le respondí: "¿Por qué? ¿Hay hermanos hablando del asunto? ¿Alguno me está defendiendo? ¿Se está formando una revolución?". Obtuve la callada por respuesta.
Le indiqué que si en asuntos menores estaban tan errados y alejados de las escrituras cómo sabía yo que en el resto de las enseñanzas, doctrinas y normas no estaban igual de errados. Nuevamente la callada por respuesta. Le dije que empezaría a ir a otra congregación pero sin cambiarme oficialmente porque necesitaba descansar de aquella presión.
Empecé a "enfriarme" cada vez más hasta el punto de que hoy no predico (sí que informo todos los meses para que no me consideren inactivo y me den la murga) y voy dos o tres veces a la reunión al mes, solo para que mi familia no me deje de hablar.
Entre medias, surgieron las dudas. Cayeron en mis manos Crisis de Conciencia y En busca de la libertad cristiana, de R. Franz. Los leí con avidez. Decidí estudiar las Escrituras por mi cuenta, mediante simplemente una concordancia bíblica. Lo que descubrí fue aterrador. Descubrí que prácticamente todas las doctrinas de la Watchtower estaban equivocadas, y las que no lo estaban, no lo estaban solo a medias. No había apoyo bíblico para las doctrinas de los 144.000, la esperanza terrenal, los últimos días, los cumpleaños, la sangre, la celebración solo una vez al año de la Cena del Señor, 1914, la explicación de la estatua de Daniel, la predicación puerta por puerta, las explicaciones escatológicas, etc. Descubrí cuál era el significado de la libertad cristiana, el sentido de nuestra adoración, las obras que todo cristiano tendría que hacer, etc.
Se me vino el mundo encima. Casi cuatro décadas estudiando la Biblia y no sabía nada de nada. Todos mis descubrimientos los comparé con lo que decían otras religiones cristianas y prácticamente todas coincidían en aquello que yo había descubierto.
Entonces me di cuenta. No solo no estaba en la religión verdadera (no hay ninguna que lo sea en el sentido pleno de la palabra) sino que estaba en la que más se alejaba de lo que enseñaban las Escrituras.
La conmoción fue muy fuerte, lo pasé realmente mal, pero sigo mi investigación. La Biblia la puede entender cualquiera, sin necesidad de que alguien con un espíritu superior, que dice haber sido nombrado por Dios directamente, aunque nadie sabe muy bien cómo ni lo que significa, te lo explique. Simplemente con oración y dejando que sea el Padre quien te guíe no un ser humano autoinvestido de una aura especial, y ciñéndote a la Biblia, no a interpretaciones creativas,
Así descubrí la verdad de la mentira de la WT.
Nací en "la verdad" hace ya casi cuatro décadas y me bauticé hace casi dos. La forma en que descubrí la mentira de la WT no tiene nada de espectacular.
Yo era un testigo modélico, predicando más de treinta horas todos los mes, siete u ocho veces al año hacía el precursorado auxiliar, no faltaba a las reuniones así me estuviera muriendo, comentaba cinco o seis veces en cada reunión, etc, etc.
Un día los ancianos se dirigieron a mí para decirme que efectivamente querían recomendarme como ministerial pero el de circuito les había dicho, vete tú a saber si era verdad, que no podía ser por culpa de cierto asunto menor (perdonad que no lo mencione pero se me descubriría en seguida). Les dije que no lo entendía, pero que era sumiso y lo acataba (¿puede haber algo más modélico?). Pasaron dos visitas más y no hubo nombramiento. Me sorprendí pues la actitud siguió siendo la misma, había sido sumiso y había obedecido. Abordé a otro anciano y le pregunté con unos modales exquisitos si necesitaba mejorar en algo más. Entonces me comentó que el de circuito les había dicho otra cosa. Entonces fue el momento de inflexión en mi vida.
Cuando escuché aquello le pregunté por qué no me lo habían dicho hacía un año, porque solo me habían dicho una cosa y además que aquello que me pedían ahora no lo iba a llevar a la práctica, que era violar mi intimidad, que no tenía sentido ninguno aquel consejo, que no tenía apoyo bíblico, ni del esclavo fiel y que no solo me afectaba a mí, sino a mi familia. Pregunté si alguno de los dos temas que me habían comentado habían suscitado algún tipo de problema, si algún hermano se había quejado alguna vez, si alguien había dicho algo. Me dijeron que no, pero que tenía que pensar no solo en los hermanos de mi congregación sino en todos. "Si tengo que pensar en los ocho millones de testigos entonces no haré nada de nada y me mantendré oculto, porque no hay acción por muy noble que sea que no ofenda a alguien. Cristo ofendió a muchos judíos con sus acciones. Acciones nobles que fueron rechazadas por una parte importante de la religión verdadera de la época, la judía".
No comenté aquella conversación con nadie, no cambié mi actitud, y aun así la persecución feroz a la que se me sometió sorprendió a propios y extraños. Los comentarios de los ancianos en las reuniones iban con doble sentido, me llegaron a llamar desobediente y rebelde directamente en una reunión de acomodadores, y en unas necesidades locales invitaron desde la plataforma a no juntarse socialmente y evitar el saludo (no estoy exagerando) a aquellos que no obedecían a los ancianos en... y aquí mencionaban el asunto mío, que era notorio y conocido, aunque no por mí que no se lo conté a nadie, sino por ellos que sí iban divulgando lo que había ocurrido.
Después de aquello todo se precipitó. Le dije al anciano que había hecho el discurso que era muy ofensivo, que no estaba expulsado, ni señalado ni era inactivo ni nada y habían invitado a la gente a no saludarme. Se defendió: "No, no era esa mi intención. Simplemente abordamos algo que se está convirtiendo en un problema a nivel de la congregación". Le respondí: "¿Por qué? ¿Hay hermanos hablando del asunto? ¿Alguno me está defendiendo? ¿Se está formando una revolución?". Obtuve la callada por respuesta.
Le indiqué que si en asuntos menores estaban tan errados y alejados de las escrituras cómo sabía yo que en el resto de las enseñanzas, doctrinas y normas no estaban igual de errados. Nuevamente la callada por respuesta. Le dije que empezaría a ir a otra congregación pero sin cambiarme oficialmente porque necesitaba descansar de aquella presión.
Empecé a "enfriarme" cada vez más hasta el punto de que hoy no predico (sí que informo todos los meses para que no me consideren inactivo y me den la murga) y voy dos o tres veces a la reunión al mes, solo para que mi familia no me deje de hablar.
Entre medias, surgieron las dudas. Cayeron en mis manos Crisis de Conciencia y En busca de la libertad cristiana, de R. Franz. Los leí con avidez. Decidí estudiar las Escrituras por mi cuenta, mediante simplemente una concordancia bíblica. Lo que descubrí fue aterrador. Descubrí que prácticamente todas las doctrinas de la Watchtower estaban equivocadas, y las que no lo estaban, no lo estaban solo a medias. No había apoyo bíblico para las doctrinas de los 144.000, la esperanza terrenal, los últimos días, los cumpleaños, la sangre, la celebración solo una vez al año de la Cena del Señor, 1914, la explicación de la estatua de Daniel, la predicación puerta por puerta, las explicaciones escatológicas, etc. Descubrí cuál era el significado de la libertad cristiana, el sentido de nuestra adoración, las obras que todo cristiano tendría que hacer, etc.
Se me vino el mundo encima. Casi cuatro décadas estudiando la Biblia y no sabía nada de nada. Todos mis descubrimientos los comparé con lo que decían otras religiones cristianas y prácticamente todas coincidían en aquello que yo había descubierto.
Entonces me di cuenta. No solo no estaba en la religión verdadera (no hay ninguna que lo sea en el sentido pleno de la palabra) sino que estaba en la que más se alejaba de lo que enseñaban las Escrituras.
La conmoción fue muy fuerte, lo pasé realmente mal, pero sigo mi investigación. La Biblia la puede entender cualquiera, sin necesidad de que alguien con un espíritu superior, que dice haber sido nombrado por Dios directamente, aunque nadie sabe muy bien cómo ni lo que significa, te lo explique. Simplemente con oración y dejando que sea el Padre quien te guíe no un ser humano autoinvestido de una aura especial, y ciñéndote a la Biblia, no a interpretaciones creativas,
Así descubrí la verdad de la mentira de la WT.