06 Feb, 2018, 12:22 PM
¡Bienvenido @'anonimo51'!
Es un difícil proceso el que has puesto en marcha, pero te garantizo que una vez que sorteas todos los escollos que habrá en el camino, te sentirás feliz por haberte liberado de esa doble moral que acompaña a los testigos de Jehová.
Yo dejé de ser anciano invocando los "motivos personales" y redacté una carta donde al igual que tú, me mostraba respetuoso pero sin darles pie a que cuestionaran mi decisión. Respondí en dicha carta a mi modo, cada una de las preguntas que hace el ks cuando alguien decide "dimitir".
Entregué la misiva a mis coancianos quienes para mi fortuna no tenían mucho de nombrados y admito que aproveché tal circunstancia para manejar las cosas a mi antojo. Me rehusé a reunirme con el SC y no acepté la "invitación" para conversar con algunos ancianos de congregaciones vecinas que estaban "sorprendidos" por la decisión tomada y querían "animarme" (esos sí eran viejos lobos de mar).
Después de la renuncia, vino la respuesta de Betel con la baja y uno de los ancianos se me acercó para decirme que ese día darían el anuncio, cosa que hicieron y aún recuerdo a varios dándole el "pésame" a mi esposa y varios publicadores con lágrimas diciéndome "no sé qué haya pasado hermano, pero acabamos de perder a un pilar en esta congregación".
No narro lo anterior a modo de ínfulas o soberbia. La verdad es que lo que más me dolió cuando decidí que ya no podía con mi conciencia y que tenía que ser congruente conmigo mismo, fueron esas pobres gentes que alguna vez me llamaron "hermano" y cuyo cariño sentía sincero pues sabían que de mi parte, la década que serví en dicha capacidad, me esforcé por hacerlo del mejor modo posible, cometiendo muchos errores, pero siempre teniendo en mente la mucha ayuda que necesitaban las "ovejitas de Jehová".
Ahora bien, el anuncio es muy indignante pues jamás dirán que has dejado el privilegio por decisión propia. Simplemente dicen que has dejado de servir como anciano, abriendo la puerta a mil conjeturas por parte de la congregación. En lo personal no me afectó ese punto pues siempre supe que la mayoría me conoció por la persona que fuí y no por chismes y demás comentarios que pudieran surgir a partir de ese evento.
No pasó mucho tiempo antes de dejar de predicar con la literatura de esta organización y únicamente limitarme a dedicar ese tiempo a invitar a los vecinos a leer la Biblia para después sustituir dicha actividad que engañosamente proclaman identifica a los cristianos verdaderos por dar atención a mi familia. Y después, evolucioné al percatarme que mis comentarios más apegados a Cristo y menos a las enseñanzas del "esclavo" no eran bien recibidos por mis ex-coancianos. Dejé de asistir casi 2 meses hasta que me presenté a instancias de la familia a la que sería mi última reunión. Ni yo sabía que esa sería la última, pero esa noche decidí dejar de ser un pensador reprimido y me retiré del Salón del Reino para nunca volver.
Y así podríamos seguir contando nuestras anécdotas, pero mi punto, confiando en no haberme alargado demasiado querido @'anonimo51', es decirte que aunque cada experiencia es diferente, aquí tienes muchos hombros que hemos pasado por situaciones parecidas o al menos con cierto grado de desafio y que en esta comunidad, nos brindamos la mano para seguir apoyándonos (como ya lo han hecho evidente mis demás compañeros con sus atinados comentarios de bienvenida).
Saludos cordiales,
PhaRisaios
PD. Como anecdota debo agregarte que entregué mi carta de renuncia un domingo, después de haber ido a discursar por última vez a una congregación a unos 30 minutos de mi localidad. El anciano en dicha congregación había sido asignado por Betel a la misma y dos semanas atrás, nos visitó y modificó su discurso para decir que él personalmente había preguntado al hermano Anthony Morris III en su visita a México, si debíamos esperar que las instrucciones de ellos fueran equivalentes a escuchar a Jesucristo mismo y que el hermano Morris con "mucha humildad" le contestó "como individuos nunca, pero como cuerpo, es muy probable que sí".
Obviamente, yo ya no podía con semejantes "delirios" y por eso postergué mi renuncia a un día después en que yo pude visitar la congregación de este anciano y diciendo que llevaba el bosquejo equivocado, presenté el 144 "Una congregación leal bajo la dirección de Cristo" y, al igual que hizo este exbetelita entusiasmado por haber conocido a Morris como si fuera Su Santidad el Papa, procedí a "ajustar" un poco el bosquejo en su conclusión diciendo algo así como "algunos se ufanan de haber conocido en persona a miembros del cuerpo gobernante y hasta de haber intercambiado puntos de vista con ellos sobre qué tanta autoridad tienen cuando hablan como grupo o en conjunto, pero aquí claramente la Biblia nos deja ver que no debemos depositar nuestra fe en ningún hombre, por mucho que se proclame el único conducto mediante el que Jesucristo nos da el alimento al tiempo apropiado. La Biblia, NO enseña eso..." y citando Juan 14:1 o Juan 14:6 o textos similares, procedí a invitar al auditorio a seguir teniendo fe en nuestro señor Jesucristo y tener cuidado con dichas enseñanzas que posiblemente estaban inspiradas por el mismo Diablo.
No sé por qué me sentí movido a contar esto. Después me arrepentí de hacerlo porque, honestamente, ese pobre anciano exbetelita no era más que un reflejo de la triste realidad en la que acaban estos hombres, viviendo de sus glorias pasadas y sintiendo que han tocado la mismísima mano de Dios.
Es un difícil proceso el que has puesto en marcha, pero te garantizo que una vez que sorteas todos los escollos que habrá en el camino, te sentirás feliz por haberte liberado de esa doble moral que acompaña a los testigos de Jehová.
Yo dejé de ser anciano invocando los "motivos personales" y redacté una carta donde al igual que tú, me mostraba respetuoso pero sin darles pie a que cuestionaran mi decisión. Respondí en dicha carta a mi modo, cada una de las preguntas que hace el ks cuando alguien decide "dimitir".
Entregué la misiva a mis coancianos quienes para mi fortuna no tenían mucho de nombrados y admito que aproveché tal circunstancia para manejar las cosas a mi antojo. Me rehusé a reunirme con el SC y no acepté la "invitación" para conversar con algunos ancianos de congregaciones vecinas que estaban "sorprendidos" por la decisión tomada y querían "animarme" (esos sí eran viejos lobos de mar).
Después de la renuncia, vino la respuesta de Betel con la baja y uno de los ancianos se me acercó para decirme que ese día darían el anuncio, cosa que hicieron y aún recuerdo a varios dándole el "pésame" a mi esposa y varios publicadores con lágrimas diciéndome "no sé qué haya pasado hermano, pero acabamos de perder a un pilar en esta congregación".
No narro lo anterior a modo de ínfulas o soberbia. La verdad es que lo que más me dolió cuando decidí que ya no podía con mi conciencia y que tenía que ser congruente conmigo mismo, fueron esas pobres gentes que alguna vez me llamaron "hermano" y cuyo cariño sentía sincero pues sabían que de mi parte, la década que serví en dicha capacidad, me esforcé por hacerlo del mejor modo posible, cometiendo muchos errores, pero siempre teniendo en mente la mucha ayuda que necesitaban las "ovejitas de Jehová".
Ahora bien, el anuncio es muy indignante pues jamás dirán que has dejado el privilegio por decisión propia. Simplemente dicen que has dejado de servir como anciano, abriendo la puerta a mil conjeturas por parte de la congregación. En lo personal no me afectó ese punto pues siempre supe que la mayoría me conoció por la persona que fuí y no por chismes y demás comentarios que pudieran surgir a partir de ese evento.
No pasó mucho tiempo antes de dejar de predicar con la literatura de esta organización y únicamente limitarme a dedicar ese tiempo a invitar a los vecinos a leer la Biblia para después sustituir dicha actividad que engañosamente proclaman identifica a los cristianos verdaderos por dar atención a mi familia. Y después, evolucioné al percatarme que mis comentarios más apegados a Cristo y menos a las enseñanzas del "esclavo" no eran bien recibidos por mis ex-coancianos. Dejé de asistir casi 2 meses hasta que me presenté a instancias de la familia a la que sería mi última reunión. Ni yo sabía que esa sería la última, pero esa noche decidí dejar de ser un pensador reprimido y me retiré del Salón del Reino para nunca volver.
Y así podríamos seguir contando nuestras anécdotas, pero mi punto, confiando en no haberme alargado demasiado querido @'anonimo51', es decirte que aunque cada experiencia es diferente, aquí tienes muchos hombros que hemos pasado por situaciones parecidas o al menos con cierto grado de desafio y que en esta comunidad, nos brindamos la mano para seguir apoyándonos (como ya lo han hecho evidente mis demás compañeros con sus atinados comentarios de bienvenida).
Saludos cordiales,
PhaRisaios
PD. Como anecdota debo agregarte que entregué mi carta de renuncia un domingo, después de haber ido a discursar por última vez a una congregación a unos 30 minutos de mi localidad. El anciano en dicha congregación había sido asignado por Betel a la misma y dos semanas atrás, nos visitó y modificó su discurso para decir que él personalmente había preguntado al hermano Anthony Morris III en su visita a México, si debíamos esperar que las instrucciones de ellos fueran equivalentes a escuchar a Jesucristo mismo y que el hermano Morris con "mucha humildad" le contestó "como individuos nunca, pero como cuerpo, es muy probable que sí".
Obviamente, yo ya no podía con semejantes "delirios" y por eso postergué mi renuncia a un día después en que yo pude visitar la congregación de este anciano y diciendo que llevaba el bosquejo equivocado, presenté el 144 "Una congregación leal bajo la dirección de Cristo" y, al igual que hizo este exbetelita entusiasmado por haber conocido a Morris como si fuera Su Santidad el Papa, procedí a "ajustar" un poco el bosquejo en su conclusión diciendo algo así como "algunos se ufanan de haber conocido en persona a miembros del cuerpo gobernante y hasta de haber intercambiado puntos de vista con ellos sobre qué tanta autoridad tienen cuando hablan como grupo o en conjunto, pero aquí claramente la Biblia nos deja ver que no debemos depositar nuestra fe en ningún hombre, por mucho que se proclame el único conducto mediante el que Jesucristo nos da el alimento al tiempo apropiado. La Biblia, NO enseña eso..." y citando Juan 14:1 o Juan 14:6 o textos similares, procedí a invitar al auditorio a seguir teniendo fe en nuestro señor Jesucristo y tener cuidado con dichas enseñanzas que posiblemente estaban inspiradas por el mismo Diablo.
No sé por qué me sentí movido a contar esto. Después me arrepentí de hacerlo porque, honestamente, ese pobre anciano exbetelita no era más que un reflejo de la triste realidad en la que acaban estos hombres, viviendo de sus glorias pasadas y sintiendo que han tocado la mismísima mano de Dios.
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