12 Mar, 2018, 09:58 AM
*** ip-1 cap. 13 págs. 163-165 párrs. 13-15
El reinado del Mesías, tiempo de salvación y regocijo ***
13 Isaías pasa a pintar un cuadro alentador de las condiciones que Dios establecerá en la tierra: “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isaías 11:6-9). ¿No resultan conmovedoras estas palabras? Observe que la paz descrita en este pasaje proviene de conocer a Jehová. Por tanto, entraña más que estar a salvo de los animales salvajes. El conocimiento de Jehová no cambiará a los animales, sino a la gente. De modo que, durante el viaje de regreso y una vez en la tierra restaurada, los israelitas no tendrán que temer ni a bestias ni a hombres con características salvajes (Esdras 8:21, 22; Isaías 35:8-10; 65:25).
14 Pero esta profecía tiene un cumplimiento mayor. En 1914 se entronizó a Jesús, el Mesías, en el monte Sión celestial. En 1919, tras ser liberados del cautiverio babilónico, los restantes del “Israel de Dios” emprendieron la restauración de la adoración verdadera (Gálatas 6:16), lo que abrió el camino para el cumplimiento moderno de la profecía de Isaías respecto al Paraíso. El “conocimiento exacto”, el conocimiento de Jehová, ha cambiado la personalidad de mucha gente (Colosenses 3:9, 10). Individuos violentos se han vuelto pacíficos (Romanos 12:2; Efesios 4:17-24). En nuestro tiempo se han observado tales cambios en millones de personas, pues la profecía de Isaías abarca a cristianos con esperanza terrestre, cuyo número crece a pasos agigantados (Salmo 37:29; Isaías 60:22). Por lo que han aprendido, estas personas anhelan el día en que toda la Tierra, una vez restaurada, sea el paraíso pacífico y seguro que Dios se propuso en un principio (Mateo 6:9, 10; 2 Pedro 3:13).
15 ¿Tendrá la profecía de Isaías otro cumplimiento, quizá más literal, en ese Paraíso restaurado? Es razonable creer que sí. La profecía da a cuantos vivan bajo el reinado del Mesías la misma seguridad que dio a los israelitas que regresaron; ni ellos ni sus hijos se verán amenazados, ni por seres humanos ni por animales. Bajo el reinado del Mesías, todos los habitantes de la Tierra disfrutarán de una paz como la que Adán y Eva disfrutaron en Edén. Claro está, las Escrituras no revelan todos los detalles de cómo era la vida en Edén ni de cómo será en el Paraíso. No obstante, podemos confiar en que, bajo el mandato sabio y amoroso del Rey Jesucristo, todo será como es debido.
El reinado del Mesías, tiempo de salvación y regocijo ***
13 Isaías pasa a pintar un cuadro alentador de las condiciones que Dios establecerá en la tierra: “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isaías 11:6-9). ¿No resultan conmovedoras estas palabras? Observe que la paz descrita en este pasaje proviene de conocer a Jehová. Por tanto, entraña más que estar a salvo de los animales salvajes. El conocimiento de Jehová no cambiará a los animales, sino a la gente. De modo que, durante el viaje de regreso y una vez en la tierra restaurada, los israelitas no tendrán que temer ni a bestias ni a hombres con características salvajes (Esdras 8:21, 22; Isaías 35:8-10; 65:25).
14 Pero esta profecía tiene un cumplimiento mayor. En 1914 se entronizó a Jesús, el Mesías, en el monte Sión celestial. En 1919, tras ser liberados del cautiverio babilónico, los restantes del “Israel de Dios” emprendieron la restauración de la adoración verdadera (Gálatas 6:16), lo que abrió el camino para el cumplimiento moderno de la profecía de Isaías respecto al Paraíso. El “conocimiento exacto”, el conocimiento de Jehová, ha cambiado la personalidad de mucha gente (Colosenses 3:9, 10). Individuos violentos se han vuelto pacíficos (Romanos 12:2; Efesios 4:17-24). En nuestro tiempo se han observado tales cambios en millones de personas, pues la profecía de Isaías abarca a cristianos con esperanza terrestre, cuyo número crece a pasos agigantados (Salmo 37:29; Isaías 60:22). Por lo que han aprendido, estas personas anhelan el día en que toda la Tierra, una vez restaurada, sea el paraíso pacífico y seguro que Dios se propuso en un principio (Mateo 6:9, 10; 2 Pedro 3:13).
15 ¿Tendrá la profecía de Isaías otro cumplimiento, quizá más literal, en ese Paraíso restaurado? Es razonable creer que sí. La profecía da a cuantos vivan bajo el reinado del Mesías la misma seguridad que dio a los israelitas que regresaron; ni ellos ni sus hijos se verán amenazados, ni por seres humanos ni por animales. Bajo el reinado del Mesías, todos los habitantes de la Tierra disfrutarán de una paz como la que Adán y Eva disfrutaron en Edén. Claro está, las Escrituras no revelan todos los detalles de cómo era la vida en Edén ni de cómo será en el Paraíso. No obstante, podemos confiar en que, bajo el mandato sabio y amoroso del Rey Jesucristo, todo será como es debido.