04 Nov, 2018, 05:27 AM
Que alguien me corrija si me equivoco, pero, ¿Sofia falló adrede una pregunta en el examen para no ser la número 1, como le dijo su profesora? Si es así, esto ya me parece el colmo de la manipulación.
¿En serio les están diciendo a los niños que, aunque tengan potencial, mejor ser segundones y no explotar toda su capacidad intelectual? Deleznable, simplemente deleznable.
En cuanto a Caleb, parece ser que el resto de niños que jugaban a la PSP no estaban haciendo feliz al ente hebreo, ni a su horda de ángeles psicópatas. En el cielo se montó una fiesta porque Caleb no quiso jugar a un juego "violento". Esto me hace gracia. O sea, un dios carnicero y homicida, que mató en una noche a 185000 soldados asirios (2 Reyes 19:35); un dios que manda matar a hombres, mujeres y bebés (1 Samuel 15:2,3), (Deuteronomio 2:34), (Deuteronomio 3:1-7); un dios que manda a 2 osas para que devoren y descuarticen vivos a nada más y nada menos que a 42 niños (2 Reyes 2:23,24); un dios que sin ningún tipo de remordimiento, ni piedad, destruye en un diluvio a millones y millones de personas, incluidos mujeres, niños y bebés, convirtiéndose en el mayor de los genocidas...
....¿y resulta que se pone triste porque un niño juegue a un juego de acción en la PSP? Pero, ¿ese dios es capaz de sentir tristeza o misericordia? Un tanto contradictorio diría yo.
Todas estas circunstancias, solo se pueden dar en una secta. Ya que en una secta no hay término medio, o estás con ellos o contra ellos. Debes obedecer todo lo que te dicten, aunque no lo entiendas. No puedes tener tu propia opinión, no puedes pensar diferente de lo que piensa el Cuerpo Repugnante, tampoco puedes hablar de ellos ni aún haciendo alguna crítica constructiva, porque si no, eres apóstata. Al igual que en una dictadura totalitaria, el que no está de acuerdo con el régimen, puede acabar muerto o en prisión, en esta secta, si no estás de acuerdo o ya no quieres seguir formando parte de ella, se encargan de expulsarte y enterrarte en vida.
Larga vida a la apostasía, larga vida a la disidencia.
¿En serio les están diciendo a los niños que, aunque tengan potencial, mejor ser segundones y no explotar toda su capacidad intelectual? Deleznable, simplemente deleznable.
En cuanto a Caleb, parece ser que el resto de niños que jugaban a la PSP no estaban haciendo feliz al ente hebreo, ni a su horda de ángeles psicópatas. En el cielo se montó una fiesta porque Caleb no quiso jugar a un juego "violento". Esto me hace gracia. O sea, un dios carnicero y homicida, que mató en una noche a 185000 soldados asirios (2 Reyes 19:35); un dios que manda matar a hombres, mujeres y bebés (1 Samuel 15:2,3), (Deuteronomio 2:34), (Deuteronomio 3:1-7); un dios que manda a 2 osas para que devoren y descuarticen vivos a nada más y nada menos que a 42 niños (2 Reyes 2:23,24); un dios que sin ningún tipo de remordimiento, ni piedad, destruye en un diluvio a millones y millones de personas, incluidos mujeres, niños y bebés, convirtiéndose en el mayor de los genocidas...
....¿y resulta que se pone triste porque un niño juegue a un juego de acción en la PSP? Pero, ¿ese dios es capaz de sentir tristeza o misericordia? Un tanto contradictorio diría yo.
Todas estas circunstancias, solo se pueden dar en una secta. Ya que en una secta no hay término medio, o estás con ellos o contra ellos. Debes obedecer todo lo que te dicten, aunque no lo entiendas. No puedes tener tu propia opinión, no puedes pensar diferente de lo que piensa el Cuerpo Repugnante, tampoco puedes hablar de ellos ni aún haciendo alguna crítica constructiva, porque si no, eres apóstata. Al igual que en una dictadura totalitaria, el que no está de acuerdo con el régimen, puede acabar muerto o en prisión, en esta secta, si no estás de acuerdo o ya no quieres seguir formando parte de ella, se encargan de expulsarte y enterrarte en vida.
Larga vida a la apostasía, larga vida a la disidencia.
Hilan mentiras acordes con el tamaño de su fe
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial
No predicáis un mensaje de amor, hacéis apología de un genocidio mundial