19 Dec, 2018, 11:04 AM
Citaré a otro poeta mexicano:
Amado Nervo, lo conocí porque era el favorito de mi mami, hablando de ella, desafortunadamente no tuvo oportunidad de estudiar más allá de la educación básica, trabajaba limpiando casas y una mujer que era su jefa la introdujo al mundo de la lectura avanzada, mi madre adquirió un gusto por la literatura que después me transmitió recuerdo que me regaló una compilación de Rubén Darío, "Rimas, leyendas y narraciones" de Gustavo Adolfo Bécquer, un libro muy grueso llamado "Literatura Hispanoamericana", entre otros. Quisiera tener de nuevo esos libros en mis manos...
Dejo mi poema preferido
"En paz"
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo.
Amado Nervo, lo conocí porque era el favorito de mi mami, hablando de ella, desafortunadamente no tuvo oportunidad de estudiar más allá de la educación básica, trabajaba limpiando casas y una mujer que era su jefa la introdujo al mundo de la lectura avanzada, mi madre adquirió un gusto por la literatura que después me transmitió recuerdo que me regaló una compilación de Rubén Darío, "Rimas, leyendas y narraciones" de Gustavo Adolfo Bécquer, un libro muy grueso llamado "Literatura Hispanoamericana", entre otros. Quisiera tener de nuevo esos libros en mis manos...
Dejo mi poema preferido
"En paz"
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo.