29 Dec, 2018, 06:32 AM
En una ocasión, un joven publicador visitó la familia de una hermana que había sido precursora y tenía cuatro hijos. Su hija mayor de 13 años también era precursora. Pero el esposo no era TJ. Era un hombre que se dedicaba a beber los fines de semana y descuidaba materialmente a la familia. La hermana lavaba ropa ajena para cubrir los gastos de la familia. Cuando el joven publicador las visitó, lo hizo porque ya más de un mes que no iban a las reuniones y su hijita precursora también faltaba al servicio. Encontró que la pobre hermanita, debido al trabajo que hacía, había estado enferma de bronquitis, y su hija había tenido que ayudar en los quehaceres de la casa y haciendo limpieza en algunas casas ajenas para tener algún ingreso que ayude a la familia. Su situación era crítica y nadie de la congregación los había visitado, tan solo éste joven, que recién tenía un año de bautizado y unos ocho meses que se había mudado a ésa congregación. Al ver ésta lamentable situación, el publicador se comprometió en hablar con los hermanos para entre todos darle ayuda. Y que volvería con ésa ayuda que tanto la familia necesitaba. Aquella misma tarde, se fue a hablar con el superintendente presidente ( ahora "coordinador") y, preocupado y a la vez entusiasmado por la ayuda que la familia iba a recibir, le contó al anciano lo que vió y le dijo si él, como anciano, podía organizar a todos para ayudar. Lo que el anciano le dijo lo dejó muy sorprendido: " no se puede poner ésa carga a los hermanos. Tienes que aprender que la Biblia dice:'cada uno lleva su propia carga de responsabilidad' ( gálatas 5) Ésa familia tiene un cabeza. Él es quién debe preocuparse por sus hijos.Si la congregación le diera ayuda, él se va acostumbrar, y la congregación no va estar dándoles ayuda todas las semanas. No, ésa familia es responsabilidad del padre". Entonces, el joven publicador le replicó: " Pero, si tan sólo fuera por ésta vez. La hermana a estado muy mal. Y necesita para sus hijos. Jesús nos enseña a amar al prójimo..." Cuando dijo esto, el anciano se puso serio. No le gustó que este jovenzuelo le enseñara lo que Cristo mandó. Y, con el ceño fruncido, le contestó:"Mira, mientras los hermanos puedan hacer algo para cubrir sus necesidades, que lo hagan. Si su hija está ayudando, está bien. Ahora la hermana ya está mejor, volverá a trabajar... así es. Sólo en casos muy extremos la congregación puede ayudar. Además, ésa hermana está cosechando lo que sembró: ella se casó con un hombre que no servía a Jehová, fue desobediente." El joven publicador, desconcertado, dijo:"Pero...yo le prometí que la congregación la apoyaría..." "Bueno - habló el anciano con tono firme- si te apresuraste en hablar, tú tienes que ver cómo haces. Pero ya te expliqué cómo son las cosas. Si algún hermano de forma personal quiere darles apoyo, es asunto de él, pero no se puede pedir a toda la congregación. Así son los arreglos..." El joven publicador se despidió preocupado. Él sabía que ésa familia necesitaba ayuda. Así que, con su dinero, que no era mucho, ya que a sus 18 años, trabajaba de personal de limpieza, fue y compró víveres para esta familia. Nunca olvidó la cara de alegría que puso la hermana y sus niños. Y la hermana le dijo: "Dele las gracias a los hermanos. Que Jehová los bendiga por su apoyo." El joven publicador nunca le dijo que él fue el único que había comprado todo, aunque se había gastado casi todo su sueldo del mes. Sólo le dijo: "Es gracias a Jehová".
En el corazón del joven había dos sentimientos: decepción y a la vez, satisfacción. Sin embargo, si el anciano, que ha sido 'nombrado por espíritu santo' dice que 'así son las cosas', pues así tendrán que ser. Ése fin de semana, se alegró mucho de ver nuevamente a la familia en la reunión. Y, el anciano le dijo al joven publicador: " Ya ves que si pueden venir. Cada uno lleva su carga de responsabilidad. No te olvides",sentenció dogmático.
"Todos mueren algún día, pero no todos viven realmente"
En el corazón del joven había dos sentimientos: decepción y a la vez, satisfacción. Sin embargo, si el anciano, que ha sido 'nombrado por espíritu santo' dice que 'así son las cosas', pues así tendrán que ser. Ése fin de semana, se alegró mucho de ver nuevamente a la familia en la reunión. Y, el anciano le dijo al joven publicador: " Ya ves que si pueden venir. Cada uno lleva su carga de responsabilidad. No te olvides",sentenció dogmático.
"Todos mueren algún día, pero no todos viven realmente"