24 Aug, 2017, 05:56 PM
Recuerdo esa noche después de reunión se me acerco el anciano presidente, era un gran amigo, y me dijo: debes invitar al super a comer y ojala cuadres al día siguiente salida con el a predicar y a hacer revisitas.
Pues me apunte para una cena el dia sábado y a predicar el domingo. Mi novia de aquel momento invito a la esposa del circui unas horas antes de cenar a un salón de belleza y le pago por todos los caprichos estéticos posibles. Seguido fuimos a comer a Sorrento en Maracaibo un sitio donde la pizza y comida italiana es de lo mejor, tomamos vinito y mucha risa y felicidad. Me pregunto que donde trabajaba, me dijo que mis números iban bien y que no sabia por que aun no me habían nombrado siervo ministerial. Terminado el banquete, me sugirió llevar a mi novia a su casa, no se porque tanto interés en conocer el barrio de ella, y luego me pidieron que los transportara hasta su casa.
Al dia siguiente simplemente tome mi bolso, el cual siempre estaba listo para predicar y al mismo tiempo para la reunión, cien revistas acumuladas adentro y en el sitio de salida, la oración fue para mi. A cada hermano le preguntaba el circui sobre mi, todos dándoles buenas noticias. Terminada la sesión de predicación se despidió de mi y yo saque de mi bolsillo una donación para apoyarlo en sus gastos.
Dos meses después mi nombramiento llego.
El Kato
Pues me apunte para una cena el dia sábado y a predicar el domingo. Mi novia de aquel momento invito a la esposa del circui unas horas antes de cenar a un salón de belleza y le pago por todos los caprichos estéticos posibles. Seguido fuimos a comer a Sorrento en Maracaibo un sitio donde la pizza y comida italiana es de lo mejor, tomamos vinito y mucha risa y felicidad. Me pregunto que donde trabajaba, me dijo que mis números iban bien y que no sabia por que aun no me habían nombrado siervo ministerial. Terminado el banquete, me sugirió llevar a mi novia a su casa, no se porque tanto interés en conocer el barrio de ella, y luego me pidieron que los transportara hasta su casa.
Al dia siguiente simplemente tome mi bolso, el cual siempre estaba listo para predicar y al mismo tiempo para la reunión, cien revistas acumuladas adentro y en el sitio de salida, la oración fue para mi. A cada hermano le preguntaba el circui sobre mi, todos dándoles buenas noticias. Terminada la sesión de predicación se despidió de mi y yo saque de mi bolsillo una donación para apoyarlo en sus gastos.
Dos meses después mi nombramiento llego.
El Kato